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Esta semana pasada estuve en un teatro de mi ciudad viendo una Antología de la Zarzuela, género musical que, junto a la ópera, son muy de mi agrado.
Entre las numerosas interpretaciones, muy bien llevadas por las sopranos y los tenores que intervinieron, hubo una que si bien siempre me gustó, en esta ocasión puso el tenor tanta alma en el tema, Maitetxu mía, que no creo haberla oído y visto nunca mejor. Los aplausos de la gente que llenaba el local duraron unos cinco o seis minutos, cosa que el intérprete agradeció emocionado.
Pero tras esa emoción dirigió unas palabras al público, y vino a recordar, por el tema de la obra interpretada "El caserío", que España toda, desde el Sur al Norte y de Levante a Poniente, ha sido pueblo de emigrantes, y que ante las tragedias que vemos casi a diario en este nuestro Marenostrum, no podemos volver la mirada hacia otra parte y dejar de prestar toda la ayuda necesaria.
Si la interpretación fue largamente aplaudida, estas palabras no se quedaron cortas, lo que viene a demostrar que la sociedad española está con la inmigración, y que se debe, ante ella, no coto sino soluciones para que las vidas de estos hombres, mujeres y niños, no terminen en el fondo del mar.
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