Os recomiendo este vídeo, el tema no es nuevo, pero la exposición lo trata de tal manera que merece la pena verlo y difundirlo (este fragmento dura 5 minutos): http://www.upsocl.com/mundo/5-minutos-de-lo-que-los-medios-de-comunicacion-le-hacen-a-las-mujeres/#

Excelente, me gustó lo que dijo sobre la violencia, es algo que justo escuché hace un par de días referido a la pobreza y el vículo con la delincuencia... para analizar la problemática algunos deshumanizan a un colectivo entero, y esto alimenta la espiral de violencia.

Referido a este asunto concreto del cuerpo de la mujer, verlo como un problema de salud pública es inclusivo, a ver si se toma conciencia a nivel general... porque cada vez que se habla de violencia contra la mujer (que lo es, la objetivación del cuerpo de la mujer es el problema) comienza un debate plagado de tópicos sexistas que desvirtúan el fondo del asunto.

Sí, por eso yo suelo preferir que se enfoque hablando de personas, de hecho esto que expone, hubiera sido muy interesante y muy enriquecedor que hubiera incluido también la cosificación del hombre, que también existe y de hecho está en auge; la tendencia actual no creo que se esperanzadora, lo que el marketing trabaja hoy día es meter también al hombre como objeto de consumo (y al niño, al perro y a todo lo que se le ponga por delante), dando una imagen poco o nada realista.

Si, ya existe una enfermedad en el hombre similar a lo que provoca anorexia y bulimia en la mujer... no recuerdo ahora el nombre, está referido a la musculatura...

Liptuan escribió:Sí, por eso yo suelo preferir que se enfoque hablando de personas, de hecho esto que expone, hubiera sido muy interesante y muy enriquecedor que hubiera incluido también la cosificación del hombre, que también existe y de hecho está en auge; la tendencia actual no creo que se esperanzadora, lo que el marketing trabaja hoy día es meter también al hombre como objeto de consumo (y al niño, al perro y a todo lo que se le ponga por delante), dando una imagen poco o nada realista.

Estoy bastante de acuerdo  con esto.

Alos ojos de este sistema tan bien establecido somos todos objetos de consumo.

 La mujer puede que más, quizás por el deseo que despierta su belleza...pero la tendencia va hacia el hombre con paginas como "adopta un tio" donde con la gracia, banalizamos la cosificación.

Me ha gustado lo que dice al principio..." la publicidad vende mas que productos, vende valores, venden imágenes, venden los conceptos del amor y de la sexualidad (...) nos dicen quienes somos y quienes debemos ser ."

Me gusta porque me recuerda el el hilo sobre sexualidad y mi teoría sobre la identidad comunitaria...porque venden conceptos y nos dicen quienes somos y quienes debemos ser .

Y las modas el marketing se dirige siempre a sectores del mercado a grupos de personas predefinidos...Y para los mercaderes somos objetivos y necesitan tenernos en un "contenedor" para que todo cuadre bien y absorvamos todos bien las ideas que nos venden.

Pur escribió:Si, ya existe una enfermedad en el hombre similar a lo que provoca anorexia y bulimia en la mujer... no recuerdo ahora el nombre, está referido a la musculatura...

Vigorexia.

Tu comentario sirve de introducción al mío.

Y éste es mi pensamiento.

No es del todo cuestión de que nos embutan un concepto de belleza erróneo e insalubre, sino de que nos lo dejemos embutir. Evitar que todo este bombardeo afecte a nuestra autoestima no depende de los medios, ni de la publicidad, sino de nosotros mismos. Los padres deben inculcar esos valores a los adolescentes, hacerles entender que la belleza no obedece a cánones, sino al todo de una persona. Los cerebros de las niñas sí son vulnerables.
Mi primer novio (yo tenía unos 18 años) se obsesionó (de ahí que me lo hayas recordado) con los gimnasios. Era profesor de full contact y se le olvidó dignificar el deporte, para comenzar a obsesionarse con el físico. Yo, por aquella época, comencé a engordar, y él, a reprochármelo. Hasta tal punto llegó, que empezó a avergonzarse de mí, a renegar de mí como pareja en público, y a evitar que nos vieran juntos en lo posible. Si alguna vez tenía que ir a buscarlo al gimnasio, comentarios como "no te muestres excesivamente cariñosa, nadie tiene por qué saber si tengo novia", se convirtieron en algo frecuente.
Se empeñó en que me apuntara yo a un gimnasio, pero claro, no al suyo, no fueran a enterarse de que llevaba años saliendo con una "gordita".
Lejos de acomplejarme y de permitir que me afectaran sus insistencias, decidí cortar la relación.
Sabido es por algunos compañeros de foro que posteriormente llegué a una obesidad extrema, a la que puse remedio por salud, y no porque nadie me impusiera una talla determinada.
Desde mis taytantos años puedo decir y afirmar que, pese a que mi físico sufrió una deformidad enfermiza, nunca me sentí una fracasada sentimental (en el terreno laboral sí, pero ya sabemos lo que hay). He tenido la suerte de fijarme en hombres que supieron valorar otras cosas en mí que las medidas, he podido amar mucho e intensamente,y me he sentido considerada y deseada. Todo ello ha generado que mi propio concepto sea positivo, que no tema al fracaso, y que compadezca, como hago, a las personas que creen que la valía de otra es inversamente proporcional al diámetro de su cintura.

Basta con hacer un repaso mental de los anuncios de perfumes para ver que prácticamente todos parecen el trailer de una peli erótica.

tay escribió:

Pur escribió:Si, ya existe una enfermedad en el hombre similar a lo que provoca anorexia y bulimia en la mujer... no recuerdo ahora el nombre, está referido a la musculatura...

Vigorexia.

Tu comentario sirve de introducción al mío.

Y éste es mi pensamiento.

No es del todo cuestión de que nos embutan un concepto de belleza erróneo e insalubre, sino de que nos lo dejemos embutir. Evitar que todo este bombardeo afecte a nuestra autoestima no depende de los medios, ni de la publicidad, sino de nosotros mismos. Los padres deben inculcar esos valores a los adolescentes, hacerles entender que la belleza no obedece a cánones, sino al todo de una persona. Los cerebros de las niñas sí son vulnerables.
Mi primer novio (yo tenía unos 18 años) se obsesionó (de ahí que me lo hayas recordado) con los gimnasios. Era profesor de full contact y se le olvidó dignificar el deporte, para comenzar a obsesionarse con el físico. Yo, por aquella época, comencé a engordar, y él, a reprochármelo. Hasta tal punto llegó, que  empezó a avergonzarse de mí, a renegar de mí como pareja en público, y a evitar que nos vieran juntos en lo posible. Si alguna vez tenía que ir a buscarlo al gimnasio, comentarios como "no te muestres excesivamente cariñosa, nadie tiene por qué saber si tengo novia", se convirtieron en algo frecuente.
Se empeñó en que me apuntara yo a un gimnasio, pero claro, no al suyo, no fueran a enterarse de que llevaba años saliendo con una "gordita".
Lejos de acomplejarme y de permitir que me afectaran sus insistencias, decidí cortar la relación.
Sabido es por algunos compañeros de foro que posteriormente llegué a una obesidad extrema, a la que puse remedio por salud, y no porque nadie me impusiera una talla determinada.
Desde mis taytantos años puedo decir y afirmar que, pese a que mi físico sufrió una deformidad enfermiza, nunca me sentí una fracasada sentimental (en el terreno laboral sí, pero ya sabemos lo que hay). He tenido la suerte de fijarme en hombres que supieron valorar otras cosas en mí que las medidas, he podido amar mucho e intensamente,y me he sentido considerada y deseada. Todo ello ha generado que mi propio concepto sea positivo, que no tema al fracaso, y que compadezca, como hago, a las personas que creen que la valía de otra es inversamente proporcional al diámetro de su cintura.

Eso Tay, vigorexia, gracias!.

Leerte es genial para mí, es increíble cómo acercan estos relatos escritos en primera persona, desarrollados con tanta claridad y sin vueltas ni pruritos, ayuda a interpelarse una misma; mis propios cánones de belleza; a pensar en profundidad temas que son muy importantes, y que al menos yo no reflexiono detenidamente. Gracias por compartir tu experiencia y lo que pensás Tay!.

Sin menospreciar la experiencia de Tay, creo que no es conveniente que extrapolemos nuestras capacidades personales, experiencias y fortuna (ni infortunia) a fenómenos sociales, ni mucho menos a la masa. Es un hecho objetivo que hay periodos de la vida en el que la persona es más vulnerable (como por ejemplo la infancia y la adolescencia), y que los padres no pueden salvar a sus hijos de todo, ni saben muchas veces cómo hacerlo. No digo que se prohíban las prácticas que muestra esta mujer en su exposición, pero sí me alegraría bastante que el propio estado tuviera campañas dirigidas a combatirlas, por ejemplo. Tampoco conviene olvidar que el marketing basa sus estrategias en principios básicos de psicología que están bien estudiados por ellos y de los que las personas poco sabemos, normalmente, aunque a veces los intuimos.

Yo creo que el comentario de Tay va en esa dirección también, sólo que no deja el análisis librado a un único componente, que es el de la publicidad y el márketing. Seguramente si algún agente (estatal supongamos) pusiera manos a la obra, y se empezaran a modificar estos mensajes publicitarios, lo mismo que el rubro de la moda... la problemática sería menor en un porcentaje elevado, pero no dejaría de existir... porque como bien dice Tay, también es necesario un cambio de valores, y eso lo podemos ir adquiriendo sin esperar que cambien los mensajes publicitarios. La cosificación no es sólo un asunto referido a canones de belleza, es también una consecuencia de cierto estilo de vida imperante donde todo es objeto de compra y venta.... de ahí frases naturalizadas como "todo tiene un precio".

A mí me sirve leerla justamente porque me hace pensar cosas nuevas, aparte de las que pienso siempre que analizo el asunto de la influencia del márketing y la publicidad. Lo mismo la mujer del video, que abre otro ángulo de la situación, como el de la violencia (que también apunta al problema de los valores, en el sentido de que se cosifica a la persona en lugar de humanizarla).

Creo entender con el comentario de Tay, que está diciendo que ese trabajo de humanización se puede efectuar aún existiendo estas publicidades, la misma lectura de su caso particular a mí me lleva por ese camino.

Pur escribió:ese trabajo de humanización se puede efectuar aún existiendo estas publicidades

Creo que se puede, y se debe sip