Dejad que los niños se acerquen a mi

Esta frase, atribuida a un falso Mesías llamado Jesús según los judíos, y falso por dos veces porque ni era el Mesías ni de su existencia se puede dar fe al ser un invento humano. La propia religión que lo inventó en su versión secta católica, ha desvirtuado la frase en miles de ocasiones.

Al parecer dicen que se pronunció como señal de la inocencia de los más pequeños, inocencia indiscutible y que la secta católica ha hecho de ella uso y abuso, la mayor de las veces de manera repugnante como la pederastia cuando no otra, tanto o más execrable, como el asesinato.

Ya durante la Guerra Civil española, y el asalto y quema de algunos santuarios de esta secta, fueron descubiertos muchos cadáveres de niños (también de adultos) emparedados entre sus muros. Nunca llegó a saberse si eran niños ajenos a las instituciones o eran fruto de partos de las propias monjas, siempre horrorizadas públicamente ante el amor carnal, pero dadas a la fornicación entre paredes internas, cuyo fruto —las nuevas criaturas— eran sacrificadas y enterradas en sus propios edificios, muchas veces abortadas deliberadamente. ¡Ay, señor de los ejércitos cuánta hipocresía!

Y ahora, como nuevo escándalo para la secta casi satánica por sus horrorosos crímenes que se van conociendo, cuya sede está sita en la colina romana del Vaticano, aparecen cerca de 800 cadáveres de niños en un convento católico irlandés, la mayoría bebés, amontonados en un depósito de cemento anexo al convento. Este convento ejercía la “benéfica labor” de acoger a madres solteras y “descarriadas” según las monjitas. Los 800 cadáveres infantiles encontrados —“Dejad que los niños se acerquen a mi”—, fueron enterrados en secreto, sin ataúd ni lápida, (¡qué grande es el amor cristiano!), víctimas todos ellos de la precaria condición de vida en esta institución “divina” como en tantos otros lugares regentados por monjas católicas entre los años 1925 y 1961. Hay personas no creyentes que tratan mejor a sus perros…

Como consecuencia de la investigación policial de este horroroso suceso (la Casa de los Horrores llaman a este convento) ha salido a la luz un gran número de restos humanos no identificados en un depósito de agua cercano al mismo centro de acogida, y que según los investigadores podrían pertenecer a niños cuyo internamiento ni siquiera fue registrado.
“¿Dejad que los niños se acerquen a mi?”, como pregunta ¿para asesinarlos como en este caso y los muchos que aparecen en los conventos que se investigan o por diversas causas bélicas son asaltados? o ¿para uso, abuso y disfrute de la pederasta secta de panzudos purpurados amigos de la buena mesa y el mejor vino?

Son ellos gente muy poderosa; durante siglos han explotado a la humanidad, y en especial a los más débiles y crédulos como los ignorantes y simplones campesinos de otros siglos, pero ni su poder terrenal, sus riquezas o tesoros almacenados chupando la sangre de los inocentes creyentes, deben ser obstáculo para que la justicia humana los investigue y les haga pagar por tanto crimen cometido.

No se consideren culpables aquellos creyentes, de hoy mismo, que desconocen sus fechorías, pero tal como éstas se vayan conociendo, ser obediente a sus mandatos los confirma como cómplices, que es tanto o peor… Al tanto pues, amigo o amiga, no sea usted cómplice de tantas canalladas.

Dios no existe, es un invento del hombre para sojuzgar a otros y extorsionarles, pero en el hipotético caso de existir ¿cree usted que permitiría tanto crimen en su nombre? Respóndase usted a esa pregunta, por su propio bien espiritual si aún confía en ellos.

El Postiguet