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Dos gardenias para ti
con ellas quiero decir
te quiero, te adoro, mi vida
ponles toda tu atención
que serán tu corazón y el mío.

Siempre me he preguntado por qué sólo dos gardenias. Desconozco si el autor de la canción era catalán y pensó en lo de la pela es la pela, o es que pensó que con sólo dos era suficiente para enamorarla. Claro que yo no sé quien era ella, e igual también era ahorradora y un derroche por parte de él lo vería con malos ojos. Pero creo que, en definitiva, se quedó corto.

Dos gardenias para ti
que tendrán todo el calor de un beso
de esos besos que te di
y que jamás te encontraras
en el calor de otro querer

Ahora el hombre nos dice que esas dos gardenias tendrán todo el calor de un beso. Debe ser un novato besando, porque un beso de verdad, como de película lo que el viento se llevó, no tiene calor, tiene fuego, tiene lava brotando a borbotones del cráter. Tacaño por una parte con las dos gardenias ridículas, y ahora besando suavemente como besa la española, que besa de verdad y que no le interesa besar por frivolidad, es de suponer que ella le dijera que nones.

A tu lado vivirán y te hablarán
como cuando estás conmigo
y hasta creerás
que te dirán te quiero.

¡Vaya! Ahora empiezo a entender: tacaño, no sabe besar ni tampoco hablar de amores, y necesita dos flores, por muy gardenias que sean, para que hagan el oficio del correveidile. Si un día me lo tropezara le diría lo ridículo que es, que el amor es cosa de la proximidad, y que para hablar en la lejanía ya tenemos el iphone o el samsumg. Con flores, oiga, tío tonto, actualmente ya ni a María, que madre nuestra es.

Pero si un atardecer
las gardenias de mi amor se mueren
es porque han adivinado
que tu amor me ha atraicionado
porque existe otro querer

¿Cómo no te va a traicionar hombre de pocas luces? Así no se enamora a una mujer, que si florecitas, que si besitos de primo-hermanos, que si conferencias gardenianas… Si es que te tenía que haber dejado antes, o mejor dicho, no hacerte ni puñetero caso. Que eres un inútil, un pardillo, un mequetrefe… Más corto que don Mariano, pero de lelo, pues ¿qué te voy a decir? Como él o algo más, que ya es ser lelo de solemnidad.

El P©stiguet