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    LA IGLESIA CATOLICA, QUÉ PILLINA

    El Postiguet
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     LA IGLESIA CATOLICA, QUÉ PILLINA Empty LA IGLESIA CATOLICA, QUÉ PILLINA

    Mensaje por El Postiguet Vie Abr 27, 2018 8:03 pm

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    LA IGLESIA CATOLICA, QUÉ PILLINA
     
    Que la iglesia católica, como toda organización humana en este mundo, es cosa de los humanos, y que los humanos tendemos a engordar nuestra billetera si es posible, se comprende, pero no del modo que lo ha hecho esta organización, engañando a los que ella misma llama sus fieles.
     
    Para nadie es desconocido que Alacant, provincia situada en el sureste peninsular, es lugar donde la lluvia pocas veces la visita, y hay dos momentos en que ésta llega. Una es a la entrada del otoño, cuando las aguas del Mediterráneo, recalentadas por el verano, hacen crecer la temida “gota fría”; una lluvia intensa en muy poco espacio de tiempo, que de poco sirve a la agricultura, pues arrasa con todo lo que a su paso encuentra. Es por tanto una lluvia temida pues en ocasiones se cobra vidas humanas. La otra lluvia suele llegar en la primavera; para esto es necesario que en el Golfo de Cádiz se genere una tormenta que, poco a poco, se desplaza hasta el Mediterráneo dejando en esta zona una lluvia buena al no ser intensa y que la tierra, sedienta, la recoge con cariño.
     
    Ante esa necesidad de los agricultores la iglesia ha jugado como lo hacen los tahúres del Mississippi, con engaños, cartas marcadas y triquiñuelas. Sabedora de esta necesidad, y en los siglos pretéritos donde al campesino poca información le llegaba, pues no como ahora se posee de tanto parte meteorológico, enviaba unos mensajeros a la costa gaditana para, cuando esa tormenta comenzase a generarse, ir de vuelta a anunciarla al Obispo de turno, y éste, comenzar a dar órdenes para hacer procesiones de rogativa reclamando a los cielos, a la virgen local o al santo patrono del pueblo, la necesitada lluvia. En pocos días, y en más o menos cantidad, como sigue ocurriendo hoy en día, esa lluvia llegaba…
     
    ¡Milagro!, ¡milagro!.., sí, y unas puñetas. Señores Obispos cuánto os habéis reído de esa gente campesina, sencilla y noble, para tras ese pretendido milagro, recibir los diezmos y primicias de su gran esfuerzo y llenar vuestras alacenas y finos manteles de las mejores cosechas.
     
    Mayor caradura no cabe, pillines, pero así sois, habéis sido y así seréis.

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