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Poco, por no decir nada de nada, me gusta la hipocresía humana, y en España y en política esta condición se da en abundancia.
 
Recreémonos en el texto del pasquín difundido en Mallorca. Sobre Catalunya ya lo dice todo, escrita en minúscula para restarle importancia y la presenta como un botín de guerra, ya que con las armas fue ganada PARA España.
 
Cuando más abajo se dice de Menorca, la cosa no puede estar más clara de cual es la idea del centralismo nacionalista españolista: la posesión. Menorca —se dice‑ es ya DE España. No es que sea España, es que ES YA una posesión. Otra más.
 
El Imperialismo Español, ya fenecido hace siglos, todavía está muy presente en la idea del centralismo nacionalista españolista y de las JONS —¿Verdad señor Riverita?— y aunque en el mundo pinta menos que los leones de las cortes, está en muchas cabezas, y, como no hay Imperio sin posesiones, para los nacionalistas españolistas y centralistas Catalunya es hoy esa posesión, ganada con las armas, que no se desea perder por nada del mundo.
 
Sí, ya sé, unos me dirán que no se así, que Catalunya ES España, y Mallorca, y Menorca también, pero yo me fijo en este comentario en la idea del nacionalismo españolista, y Catalunya es mejor para ellos considerarla como una posesión, quizás la última, que todo Imperio debe tener o deja de ser Imperio.
 
Si la grandeza de España, es considerarla dueña de Catalunya, señor Riverita, posesionarse en su televisión pública al estilo Tejero, implantar el 155 de por vida o suprimir la autonomía, bombardearla y llevar el ejército por la Vía Laietana, y rebautizarla como Gran Vía de José Antonio, o mejor aún, Gran Vía Albertín Riverita I, créame que es deprimente el sentido retrógrado y casposo que tiene ustedes de España. Pero tal como s e les va conociendo, de otra manera no puede ser. Que san Francisco Franco los bendiga desde el cielo.

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