El Postiguet escribió:

Los 20 de noviembre en Alacant

Este día era el más triste del calendario. Alacant tuvo, para el gobierno fascista, el “deshonor” de juzgar, condenar y fusilar al pistolero falangista José Antonio Primo de Rivera, y nunca se le perdonó; como tampoco que fuera la única ciudad importante de España que no se rindiera ante las tropas franquistas, no ondeando la bandera blanca de la rendición el lo más alto del monte Benacantil, donde a su llegada ondeaba la bandera de la legítima República Española que la ciudadanía había elegido mediante sufragio universal.

Siempre fue un día gris, donde se suprimieron toda clase de espectáculos, cine, teatro, e, incluso, las mujeres que en su trabajo doméstico cantaban, eran multadas. No había escuela, pero los niños no salíamos a jugar a la calle; el alboroto natural nuestro, se contemplaba como un desacato hacia el dolor que había que sentir por la muerte del pistolero. En casa y encerrados, así se pasaba el día. Pero había más.

La ciudad, en los primeros años, se llenaba de falangistas de toda España, principalmente de Castilla, los que con pistolones y correajes, camisas azules y banderas fascistoides, llenaban calles y plazas, con porte marcial y la prepotencia del vencedor. El miedo que la gente sentía, se traducía en no salir a la calle. Las emisoras de radio locales sólo transmitían música sacra o himnos patrioteros.

No obstante, Alacant, como ciudad marítima, contaba, cercanos al puerto, con diversos prostíbulos que, los valientes falangistas, llenaban con gritos y vítores a su facciosa organización, borrachos como cubas, insolentes y metiéndose con todo civil que pasara por su lado sin alzar el brazo fascista en señal de respeto a la Falange. De ahí que, salvo los trabajadores, obligados a rendir tributo al pistolero, llevando una corona de flores al cementerio, nadie salía a la calle.

Eso era, para los alicantinos, los 20 de noviembre, que años después, al coincidir, o hacerlo coincidir, con la muerte del déspota y asesino Franco, de un día triste se convirtiera en un día glorioso, y el cava (como así sigue en nuestra familia) se descorche mañana con felicidad. Aunque, por desgracia, en España no podamos decir que muerto el perro se acabó la rabia, ya que el perro está bien muerto, pero la rabia en forma de odio de sus monaguillos, trompeteros y palmeros, sigue vigente. Este país, aún llamado España, es un FRACASO como sociedad, cuando al mayor asesino que ha nacido en ella, se le rinden honores y su bastardo nombre ocupa plazas, calles y avenidas... y hasta pueblos.


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Z escribió:

El Postiguet escribió:

Los 20 de noviembre en Alacant

Este día era el más triste del calendario. Alacant tuvo, para el gobierno fascista, el “deshonor” de juzgar, condenar y fusilar al pistolero falangista José Antonio Primo de Rivera, y nunca se le perdonó; como tampoco que fuera la única ciudad importante de España que no se rindiera ante las tropas franquistas, no ondeando la bandera blanca de la rendición el lo más alto del monte Benacantil, donde a su llegada ondeaba la bandera de la legítima República Española que la ciudadanía había elegido mediante sufragio universal.

Siempre fue un día gris, donde se suprimieron toda clase de espectáculos, cine, teatro, e, incluso, las mujeres que en su trabajo doméstico cantaban, eran multadas. No había escuela, pero los niños no salíamos a jugar a la calle; el alboroto natural nuestro, se contemplaba como un desacato hacia el dolor que había que sentir por la muerte del pistolero. En casa y encerrados, así se pasaba el día. Pero había más.

La ciudad, en los primeros años, se llenaba de falangistas de toda España, principalmente de Castilla, los que con pistolones y correajes, camisas azules y banderas fascistoides, llenaban calles y plazas, con porte marcial y la prepotencia del vencedor. El miedo que la gente sentía, se traducía en no salir a la calle. Las emisoras de radio locales sólo transmitían música sacra o himnos patrioteros.

No obstante, Alacant, como ciudad marítima, contaba, cercanos al puerto, con diversos prostíbulos que, los valientes falangistas, llenaban con gritos y vítores a su facciosa organización, borrachos como cubas, insolentes y metiéndose con todo civil que pasara por su lado sin alzar el brazo fascista en señal de respeto a la Falange. De ahí que, salvo los trabajadores, obligados a rendir tributo al pistolero, llevando una corona de flores al cementerio, nadie salía a la calle.

Eso era, para los alicantinos, los 20 de noviembre, que años después, al coincidir, o hacerlo coincidir, con la muerte del déspota y asesino Franco, de un día triste se convirtiera en un día glorioso, y el cava (como así sigue en nuestra familia) se descorche mañana con felicidad. Aunque, por desgracia, en España no podamos decir que muerto el perro se acabó la rabia, ya que el perro está bien muerto, pero la rabia en forma de odio de sus monaguillos, trompeteros y palmeros, sigue vigente. Este país, aún llamado España, es un FRACASO como sociedad, cuando al mayor asesino que ha nacido en ella, se le rinden honores y su bastardo nombre ocupa plazas, calles y avenidas... y hasta pueblos.


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EDITADO POR LA MODERACIÓN

Z escribió:'

El "juicio" a José Antonio fué una farsa EDITADO POR LA MODERACIÓN