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[size=42]Feijóo, la Solución de Protágoras.[/size]
No sé si Feijóo lo sabe, sospecho que ni él ni su legión de asesores-lameculos y demás saltimbanquis que bailan al son de su gaita, tampoco. Feijóo se ha convertido, aún sin saberlo, en la Solución de Protágoras que, dicho así, a pelo, puede parecer enaltecedor pero no lo es. Excepto para los tontos que creen que el útero de la verdad está en el vientre de las urnas. Protágoras, padre filosófico de los sofistas, de todos ellos: de los lerdos (en España los más numerosos) y de los venenosamente inteligentes (los más peligrosos) , estableció su Solución, que en democracia (también ideíca de los griegos) funciona con la inexorable precisión de la Ley de la Gravedad, en sentido literal e hiperbólico, pues en situaciones de especial gravedad la Solución de Protágoras es la que más votantes tiene siempre. Siempre. ¡Mira que eran listos estos griegos, coño!
El viejo Protágoras dio con la pócima sociológica y política para convertir a un mediocre, a un tonto o a un donnadie sin más vocación que la de servirse de la Res Pública para vivir sin doblar el lomo en el tajo, en presidente, jefe de gobierno, cónsul, Archipanpano de las Indias, conducator o cualesquiera otros modos de liderazgo y mando en plaza. La Solución de Protágoras consiste en convertir el argumento más débil en el más fuerte; a través del caos, del enredo, de la confusión, del delirio colectivo y de la desesperanza multitudinaria se ofrece una solución sencilla que, en condiciones normales, nadie habría aceptado y que termina por resultar la mayoritariamente preferida. O sea, Alberto Núñez Feijóo.
El viejo Protágoras no pudo gritar Eureka al comprobar el éxito social y político de su Solución. El famoso grito Eureka fue pronunciado doscientos años después por otro griego más listo que la madre que los parió, Arquímedes, al comprobar el empirismo de su célebre Principio, por cierto, también aplicable a Feijóo, pues todo mediocre sumergido en la política experimenta un empuje hacia arriba equivalente al volúmen del desastre que desaloja su antecesor. O sea, Pedro Sánchez. ¡Pero que listos eran estos griegos y que gilipollas seguimos siendo sus descendientes, coño! Sobre todo los españoles.
Feijóo, la Solución de Protágoras. Por Eduardo García Serrano – ÑTV España (ntvespana.com)
[size=42]Feijóo, la Solución de Protágoras.[/size]
No sé si Feijóo lo sabe, sospecho que ni él ni su legión de asesores-lameculos y demás saltimbanquis que bailan al son de su gaita, tampoco. Feijóo se ha convertido, aún sin saberlo, en la Solución de Protágoras que, dicho así, a pelo, puede parecer enaltecedor pero no lo es. Excepto para los tontos que creen que el útero de la verdad está en el vientre de las urnas. Protágoras, padre filosófico de los sofistas, de todos ellos: de los lerdos (en España los más numerosos) y de los venenosamente inteligentes (los más peligrosos) , estableció su Solución, que en democracia (también ideíca de los griegos) funciona con la inexorable precisión de la Ley de la Gravedad, en sentido literal e hiperbólico, pues en situaciones de especial gravedad la Solución de Protágoras es la que más votantes tiene siempre. Siempre. ¡Mira que eran listos estos griegos, coño!
El viejo Protágoras dio con la pócima sociológica y política para convertir a un mediocre, a un tonto o a un donnadie sin más vocación que la de servirse de la Res Pública para vivir sin doblar el lomo en el tajo, en presidente, jefe de gobierno, cónsul, Archipanpano de las Indias, conducator o cualesquiera otros modos de liderazgo y mando en plaza. La Solución de Protágoras consiste en convertir el argumento más débil en el más fuerte; a través del caos, del enredo, de la confusión, del delirio colectivo y de la desesperanza multitudinaria se ofrece una solución sencilla que, en condiciones normales, nadie habría aceptado y que termina por resultar la mayoritariamente preferida. O sea, Alberto Núñez Feijóo.
El viejo Protágoras no pudo gritar Eureka al comprobar el éxito social y político de su Solución. El famoso grito Eureka fue pronunciado doscientos años después por otro griego más listo que la madre que los parió, Arquímedes, al comprobar el empirismo de su célebre Principio, por cierto, también aplicable a Feijóo, pues todo mediocre sumergido en la política experimenta un empuje hacia arriba equivalente al volúmen del desastre que desaloja su antecesor. O sea, Pedro Sánchez. ¡Pero que listos eran estos griegos y que gilipollas seguimos siendo sus descendientes, coño! Sobre todo los españoles.
Feijóo, la Solución de Protágoras. Por Eduardo García Serrano – ÑTV España (ntvespana.com)
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