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Los diputados de Amaiur se diferencian de los antiguos de Batasuna en que participan de la vida parlamentaria y siguen los plenos del Congreso desde sus escaños. Por lo demás, su discurso, su lenguaje y sus objetivos políticos son idénticos a los de la formación ilegalizada, y también a los de la banda terrorista ETA, a la que se niegan a condenar y a pedir su disolución. Ayer volvió a comprobarse en la «pregunta» que su portavoz, Xabier Mikel Errekondo, dirigió al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Más que pregunta fue un resumen atropellado del discurso de siempre de la «izquierda abertzale», con sus condiciones y exigencias para poner fin a lo que llaman «conflicto». Rajoy fue tajante al responder que el Gobierno cumplirá la legislación vigente, y al animar a Amaiur a que utilice su influencia sobre ETA para que la banda se disuelva cuanto antes.

El presidente del Gobierno no elude la discusión con Amaiur. Ya lo demostró en el debate de investidura, y lo volvió a hacer ayer. Su tono fue moderado, casi pedagógico. «El Gobierno va a asegurar el cumplimiento de la ley y a proteger a los ciudadanos», comenzó. «No comparto su planteamiento. Por lo que atañe a este Gobierno, el único conflicto sin resolver en el País Vasco es el de una banda terrorista que ha anunciado el cese de sus crímenes pero que no se ha disuelto», explicó despacio a Errekondo. Rajoy añadió que su obligación es utilizar todos los instrumentos legales para asegurar la total desaparición de la banda y hacer que sus componentes respondan individualmente ante la Justicia.


Una pérdida de tiempo, a mi parecer, porque es algo que esos terrorirstas no van a hacer y que tarde o temprano se quitaran la piel de cordero que se pusieron para engañar al que se dejó y volveran a ser los asesinos que llevan dentro.