La muerte de Napoleón Hitskin_logo Hitskin.com

Esto es una previsualización de un tema de Hitskin.com
Instalar el estiloVolver a la ficha del tema.

Todos los foros
La muerte de Napoleón Registrate_22_zps9e54cac0
Todos los foros
La muerte de Napoleón Registrate_22_zps9e54cac0



 
ÍndiceNormasÚltimas imágenesRegistrarseConectarse

    La muerte de Napoleón

    Ronaldo512
    Ronaldo512
    V.I.P.


    Mensajes : 100010

    La muerte de Napoleón Empty La muerte de Napoleón

    Mensaje por Ronaldo512 Sáb Mar 09, 2013 4:48 pm


    La muerte de Napoleón 2995890_249px

    Napoleón Bonaparte ¿asesinado?


    5 de mayo de 1821. Isla de Santa Elena. Napoleón Bonaparte fallece a los 51
    años de edad. Pero… ¿fue su muerte, natural? ¿o se trató de un asesinato
    bien organizado para darle una muerte lenta que pasara desapercibida a
    los ojos del mundo? ¿el arsénico que se ha descubierto en el análisis de
    sus restos fue suministrado por alguien o se lo tomó como medio para
    superar su depresión final?

    Cada vez se están reuniendo más pruebas de que Napoleón fue,
    efectivamente, asesinado. La primera de ellas, fue la extraída de un
    mechón de cabellos del emperador, con el que el Laboratorio Forense del
    FBI en Washington y el Laboratorio de Investigación Nuclear de Londres
    han confirmado la presencia de restos de arsénico. Gracias al
    Departamento de Medicina Forense de Glasgow, además, se pudo determinar
    la proporción progresiva en que el arsénico entró en su cuerpo durante
    el mes anterior a su muerte.

    Sin embargo, esa gran cantidad de arsénico en su cuerpo no indica a
    ciencia cierta que alguien se lo suministrara sin su consentimiento,
    pues en aquella época se usaba también, en pequeñas cantidades, como
    droga que daba una sensación irreal de superioridad y fuerza. En
    medicina, además, se tomaba arsénico contra los vómitos, contra el
    estreñimiento y contra la depresión.

    No obstante, el propio Napoleón, en ninguno de sus escritos, hizo
    referencia a que tomara nada, y además, era público su rechazo a las
    drogas de la época. Incluso en el diario de de Louis de Marchand, su
    ayudante de cámara, se puedo leer que el 3 de mayo de 1821 se le
    administraron sin su conocimiento o aprobación diez gramos de colomel.
    Lo normal en la medicina de aquélla época era suministrar una dosis de
    un gramo, o, como mucho, dos gramos en casos extremos.

    También se ha antojado misterioso una petición expresa de Bonaparte en
    el que le indicaba a su médico que “luego de mi muerte, que presiento no
    muy lejana, quiero que abra mi cuerpo… Le recomiendo que lo observe
    todo cuidadosamente durante su examen”.

    Partiendo, por lo tanto, de la base de que efectivamente Napoleón tenía
    arsénico en su cuerpo, y de que es improbable que lo tomara por su
    cuenta, lo que ha disparado el misterio de su muerte, es si detrás de
    todo, hubo una trama intencionada con el fin de deshacerse de él. Y es
    que muchos eran los interesados en que Napoleón no se recuperara.

    La isla de Santa Elena se encuentra situada en el Atlántico Sur, a 1.930
    km. de las costas africanas y a 3.500 de las costas de Brasil, en un
    lugar perdido e inhóspito. Una verdadera cárcel para un incómodo
    huésped. Una isla que vive permanentemente envuelta en la neblina;
    triste, desolada. Allí fue enviado el Emperador, y recluido, junto con
    todo su séquito. Permanentemente vigilado por un oficial inglés, Hudson
    Lowe, el emperador se sentía aislado, depresivo, y con continuos accesos
    de cólera.



    Según los diarios de algunos que le acompañaban, poco a poco Bonaparte
    fue cayendo en la tristeza. El ambiente de la isla era tenso; por un
    lado, el oficial inglés, era implacable y duro; por el otro, su séquito
    que se había visto abocado a vivir desterrado allí por culpa de su
    señor. Sus mejores amigos lo fueron abandonando poco a poco. Los
    informes médicos señalaban el progresivo deterioro de su salud.
    Empezaron a aquejarle enfermedades como el cólera, o la hepatitis.
    Incluso alguno recomendó que lo sacaran de aquel ambiente inhóspito e
    insalubre, como hizo el médico irlandés O’Meary.

    Napoleón estuvo incluso meses sin médico alguno que lo visitara y lo
    cuidara. Sin embargo, todos aquellos informes médicos eran alterados o
    se perdían, e incluso, uno de los médicos que lo trató, John Stokoe, fue
    llevado a un consejo de guerra por haberle diagnosticado una hepatitis
    crónica. Entre terribles dolores que él mismo contaba en sus cartas… “un
    cuchillo clavado que alguien se complace en remover”… Napoleón fue
    acercándose a su fin.

    La autopsia que se practicó al cadáver, por el galeno Antommarchi (su
    último médico) se decantó como motivo de la muerte por un cáncer de
    estómago. Curiosamente, lo primero que debería observarse es que por un
    cáncer de este calibre, la persona que lo padece termina en un estado de
    absoluta delgadez, y Napoleón murió muy gordo, casi hinchado.

    Resumiendo, Napoleón murió enfermo, no sólo por el ambiente de la isla a
    la que llegó, ni por su tristeza ni su soledad. Alguien administró
    arsénico al emperador, y una dosis final que posiblemente fue la que
    provocó aquel acceso final. La mezcla de calomel que le suministraron,
    junto con almendras amargas (sabor del arsénico) eran un cóctel letal
    muy conocido en aquella época. Además, el tártaro emético que le dieron
    para los vómitos, casualmente, contribuía a esconder el sabor y el olor
    de almendras amargas.

    Los primeros responsables fueron sus médicos que, si es que no
    participaron, fueron incapaces de encontrar la razón de su enfermedad.
    Tampoco su séquito podía dejar de ser sospechoso, no sólo por le trato
    tiránico de Bonaparte, sino por haberse visto abocados a vivir en la
    isla, y por las ganas que seguramente todos tenían a volver a Francia,
    cosa que ocurriría en cuanto Napoleón muriera. Algunos, incluso, fueron
    beneficiados por el testamento de Bonaparte. y si esos son motivos más
    que suficientes, también lo son los políticos, pues la monarquía
    francesa no quería dejar la posibilidad de que algún día Napoleón
    Bonaparte pudiera volver al poder. Igualmente, la Corona británica
    estaba muy interesada en la muerte del Emperador, pues su mantenimiento
    en la isla les costaba ocho millones de libras anuales.

    Y como sospechosos materiales, siempre quedarán para la Historia,
    aquéllos que estuvieron en la isla junto a Napoleón desde su llegada a
    Santa Elena y estuvieron con él hasta el final, pues el arsénico debió
    administrarse lentamente y en sus comidas habituales: el general
    Montholon, el mariscal Bertrand, su ayuda de cámara Marchand…

    Pero Bartrand en los últimos años iba y venía al lugar de residencia del
    Emperador, por lo que sus posibilidades eran menores; Marchand, por
    contar, se le consideraba un amigo fiel, e incluso su madre trabajaba
    para la emperatriz María Luisa, por lo que difícilmente se atrevería a
    hacer algo en contra de Bonaparte… queda Montholon, general, gracias al
    rey Luis XVIII (uno de los principales interesados en que Napoleón
    despareciera y así asegurarse la Corona); los celos por las relaciones
    de su esposa con Bonaparte (del que incluso nació una hija a la que
    llamaban “la Bonaparte” porque se pensaba que era hija del Emperador y
    no de Montholon, sus deudas y la fortuna que recibiría del testamento
    del Emperador…

    Para los principales investigadores del caso, Charles-Tristán, conde de
    Montholon, quedará para siempre, como el principal sospechoso del
    asesinato de Napoleón Bonaparte.
    Ronaldo512
    Ronaldo512
    V.I.P.


    Mensajes : 100010

    La muerte de Napoleón Empty Re: La muerte de Napoleón

    Mensaje por Ronaldo512 Lun Mar 11, 2013 11:59 am

    La isla de Santa Elena se encuentra situada en el
    Atlántico Sur, a 1.930 km. de las costas africanas y a 3.500 de las
    costas de Brasil, en un lugar perdido e inhóspito. Una verdadera cárcel
    para un incómodo huésped. Una isla que vive permanentemente envuelta en
    la neblina; triste, desolada. Allí fue enviado el Emperador, y recluido,
    junto con todo su séquito. Permanentemente vigilado por un oficial
    inglés, Hudson Lowe, el emperador se sentía aislado, depresivo, y con continuos accesos de cólera.


    La muerte de Napoleón Napoleon-en-santa-elena

      Fecha y hora actual: Vie Sep 20, 2024 5:34 am