Todo muda, todo cambia
Todo muda, todo cambia, hemos escuchado desde siempre. Todo muda, todo cambia, canta Mercedes Sosa: “Cambia lo superficial, cambia también lo profundo, cambia el modo de pensar, cambia todo en este mundo .Cambia el clima con los años, cambia el pastor su rebaño y así como todo cambia que yo cambie no es extraño “. Como el agua del río que no está quieta, sino que fluyen hacia el mar, así somos también en la vida.
Todo cambia, pero también todo continúa. Un nuevo día empieza y, si vamos a lo hondo del mismo, es igual que el de ayer. Los dos son iguales: las horas se repiten, las rutinas continúan, las tareas a realizar no son tan diferentes a las de ayer.
No son distintos los días, somos nosotros los que los hacemos distintos y los hacemos diferentes cada día, pero sí que podemos situarnos con mas claridad y serenidad, con otra mirada.
A veces cuando llamamos a alguien nos contesta una voz automatizada que nos dice: “- En este momento estoy ausente, pero puedes dejar algún mensaje y te llamaré cuando vuelvas”.
Un mensaje para aprender lo que no debemos hacer en la vida. Todo cambia, todo muda, pero no para estar ausente, sino para hacer crecer el amor y la fraternidad, para aceptar la soledad si viene al caso, para elegir otro camino, para ejercitar nuestro pensamiento, para que se escuche la señal de nuestra voz,..
Solo así lograremos que el agua del río fluya hacia la mar abierta.