Con 17 años, Mustapha Diop, joven senegalés, se lanzó a la aventura de subirse a una patera en la que antes de llegar a tierra española fallecieron varios compañeros. Hoy, después de 10 años desde su llegada, reside en una pequeña población cercana a Alacant, llamada Mutxamel. Aquí trabaja como vigilante nocturno, y es muy querido por toda la población que le llama cariñosamente “Musta”. Salió de su tierra sin decir nada a sus padres y hermanos, a los que no ha visto desde hace diez años.
Vive solo, pero no tanto, ya que muchos domingos y festivos es invitado a compartir mesa y mantel con algunos de sus vecinos. Él siente un gran cariño por todos, por lo mucho que lo han ayudado, y el afecto con que es tratado. Pero siente nostalgia de su familia.
Diez años sin ver a su familia es mucho, y Musta necesita verlos. Sus vecinos de Mutxamel están haciendo una colecta para que estas próximas Navidades pueda viajar hasta Senegal y abrazar a los suyos, pero, como bien dicen sus vecinos, no hacen esa colecta por caridad, sino por amistad y solidaridad. Musta, un inmigrante “ilegal” se ha ganado el corazón de toda una pequeña población alicantina. Pero es que Musta se ha integrado en ella, tanto es así que se le propone como pregonero para las fiestas próximas de “Moros y Cristianos” donde, como un mutxamelero más, está integrado en la misma y participa en ella.
La integración de Musta no cabe duda que tiene dos importantes vertientes: una su disposición a ser uno más en el lugar de acogida, y otra, no menos importante, la calidad de sus vecinos para la acogida; así nadie puede sentirse extraño en una sociedad tan diferente de la que proviene, pero que en realidad no es más que una sociedad humana, como todas.
Cuando oigo comentarios contrarios a los inmigrantes, me duele en el alma; debemos mirarlos como lo que son, seres humanos como nosotros que llegan de lugares inhóspitos para vivir por muchos motivos. No les miremos como enemigos, ni mucho menos como delincuentes; abrámosles las puertas y sólo se las cerraremos a los delincuentes, sean de donde sean, que aquí, por tener, los tenemos hasta en los órganos de gobierno. Seamos solidarios con los hombres y mujeres que nos llegan en busca de la paz de la que disfrutamos y quieren formar parte de ella. Hombres como Musta siempre han de ser bien recibidos.
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marapez V.I.P.
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Tema: Re: INMIGRANTES: ¡FUERA! Vie Sep 20, 2024 11:12 am
La hostilidad a los inmigrantes culmina con una polémica encuesta del CIS
Alberto Núñez Feijóo tiene claro de qué hay que hablar cuando se habla de inmigración. Lo que le preocupa es la seguridad. “Para los que llegan, porque se juegan la vida, pero también para los que estamos, porque los españoles tienen derecho a salir con seguridad a la calle”, dijo en julio como si hubiera una relación causa-efecto. Su portavoz parlamentario, Miguel Tellado, echó en cara a Pedro Sánchez que no estuviera pidiendo deportaciones de extranjeros sin papeles, “mientras Alemania e Italia hablan de deportaciones masivas”, lo que por otro lado tampoco están haciendo. El aumento de las llegadas a Canarias ha convencido al Partido Popular que la inmigración es el mejor asunto para dirigirse a los votantes de Vox y atraer su apoyo. Esta semana, la encuesta del CIS ha vuelto a dar otro empujón a la preocupación que los españoles sienten por el tema. En tres meses, la inmigración ha pasado de ser la novena preocupación a la primera. La suma de quienes la eligen como primer, segundo o tercer problema ha pasado de un 11,2% en junio a un 30,4% en septiembre. Es imposible desligar ese salto de la ofensiva política del PP, de la hostilidad contra el inmigrante que forma parte esencial del ideario de Vox y de la cobertura de los medios de comunicación. En este sentido, hay que ser realistas. Lo raro era que no se hubiera llegado antes a este punto a causa de los poderosos incentivos que sienten algunos actores políticos para enviar el mensaje de que estamos ante una emergencia nacional. Nada como ir de lo general a lo concreto para despertar preocupación entre los ciudadanos. No es tan efectivo apelar a un obstáculo de forma abstracta –de ahí que el PP lleve tanto tiempo hablando de que “España se rompe” sin que eso le haya llevado al poder–, y sí lo es referirse a problemas concretos de la vida cotidiana. Por eso, Feijóo cree que es tan efectivo alentar el temor a salir seguros a la calle, relacionando directamente inmigración y delincuencia. Es una forma de guiñar el ojo al votante para sugerir que cuantos más extranjeros haya en tu barrio o ciudad, más insegura será. Le gustaría hablar más claro, pero tú le entiendes. No quiere que le llamen racista tras hacer una afirmación veladamente racista. La propia encuesta del CIS revela que hay una diferencia entre vender un argumento y que el votante lo sienta en su existencia personal. Por eso, la inmigración cae al quinto lugar cuando se pregunta a los ciudadanos por el problema que les afecta más “personalmente”. Feijóo pensará que aún le queda trabajo por delante. La xenofobia es un tema recurrente en las intervenciones de Santiago Abascal en el Congreso. Preocupado por el descenso de Vox en las encuestas, forzó la ruptura de los gobiernos autonómicos de coalición con el PP, sólo un año después de su formación, utilizando precisamente la inmigración y la asistencia a los menores que llegan solos a España. “Usted destina 98 millones de euros sólo a la alimentación de los ilegales que llegan a Canarias en un año”, dijo a Sánchez en la última sesión de control, como si fuera una opción aceptable dejar a esas personas sin comida y abandonadas a su suerte. Al igual que en las campañas electorales, Vox intenta enfrentar a los españoles con los extranjeros, como si el dinero que se dedica a los segundos se quitara a los primeros. No hay ningún límite que no se pueda desaprovechar en esta cruzada. En el pleno del jueves de la Asamblea de Madrid, la portavoz de Vox, Rocío Monasterio, llevó al extremo su intento de criminalizar a los menores inmigrantes al referirse a “los machetes que compran estos menas” con el dinero que supuestamente les entrega el Gobierno madrileño de Díaz Ayuso. La presidenta pasó por encima de ese detalle y le acusó de “incendiar” el debate migratorio y de mentir. El incremento de las llegadas de cayucos a Canarias es un hecho este año. 37.891 personas han llegado a España por vía marítima hasta el 15 de septiembre, según los últimos datos de ACNUR, lo que supone un incremento del 57% con respecto al año anterior. El aumento se debe a lo que está ocurriendo en el Atlántico. Las llegadas a Canarias desde puertos del oeste de África han sido 26.813, el doble que en 2023. En algunos momentos, la cifra se dispara. Entre la noche del miércoles y la tarde del jueves, Salvamento Marítimo rescató a 589 personas que habían llegado a costa canaria en nueve embarcaciones, entre los que había 35 mujeres, 22 niños y un bebé. Feijóo viajó a Roma el jueves para reunirse con la primera ministra italiana, la ultraderechista Giorgia Meloni, a la que ha presentado en varias ocasiones como un modelo de éxito. Este año, la cifra de llegadas por mar a Italia hasta septiembre (43.804) es superior a la de España (37.891), pero ha conseguido que haya descendido un 66%. La clave de ese descenso está en los acuerdos con Túnez y Libia a cuyos gobiernos se paga con fondos de la Comisión Europea para que controlen sus costas. Después de un 2023 nefasto para sus intereses, con un incremento del 50% de las llegadas hasta alcanzar las 150.000, Meloni presionó a Bruselas para que le ayudara. Tanto ella como Ursula von der Leyen viajaron a Túnez con el dinero en la mano. 105 millones de euros. El precio no se mide sólo en dinero. En el último año y medio, policías tunecinos han violado a centenares de mujeres migrantes subsaharianas, según ONG locales, en la zona cercana a la ciudad de Sfax, en la costa este de Túnez. Los aspirantes a llegar a Europa sufren el acoso constante de policías y de la población local en una región en la que se encuentran miles de ellos. Como ocurrió en Libia, las autoridades europeas son conscientes de estos abusos, pero están dispuestos a ignorarlos para que el acuerdo con Túnez siga en vigor. La otra medida puesta en marcha por Meloni es el acuerdo con Albania para que interne en su territorio a los que pretendan solicitar asilo político. El pacto iba a ponerse en práctica en la primavera de este año, pero obstáculos legales y las reticencias de la población albanesa han hecho que Italia no haya podido aún enviar allí a un solo migrante. Sobre el impacto político de los mensajes de la extrema derecha, no conviene olvidar que hay diferencias profundas entre España e Italia. El partido de Meloni fue el más votado con un 26% en las elecciones de 2022. Desde entonces, suele estar en los sondeos en torno al 30% de apoyos. Vox sacó un 12% en 2023 y aparece en muchas encuestas ahora con el 10%. El gran aumento de la inmigración a España en los últimos quince años no llegó por Canarias o Ceuta y Melilla. Su gran puerto de entrada fue el aeropuerto de Barajas. Pero las imágenes que aparecen en los medios con las llegadas de marroquíes o subsaharianos en embarcaciones rudimentarias son las que dominan la cobertura y centran la atención de la gente. La ultraderecha no deja de emplear la palabra “invasión” para generar sentimientos racistas hacia esas personas. Las imágenes condicionan a todos. También el orden de las preguntas a los encuestados. Paco Camas, director de investigación de Ipsos España, cree que el orden del cuestionario del CIS influye en las respuestas, como ocurrió en junio con el tema de la crisis de la vivienda. Hay cinco preguntas dedicadas a las “desigualdades entre los países pobres y los países ricos” en el comienzo del sondeo. Una de ellas combina ese tema con la inmigración en estos términos: “¿Cree Ud. que las desigualdades existentes entre los países pobres y los países ricos son una de las causas que explican el aumento de la población inmigrante en países como España?” (un 87% dice que sí). Después vienen tres preguntas sobre las guerras de Ucrania y Gaza y el cambio climático, y de inmediato la cuestión sobre la mayor preocupación de los españoles.
El debate sobre inmigración está preñado de sentimientos negativos o que muestran altas dosis de recelo. A largo plazo, eso tiene efectos más graves que una encuesta. Como se vio en el Reino Unido en los veinte años anteriores al Brexit, cuando nadie habla en favor de algo que se ha convertido en un hecho polémico, las expectativas sólo pueden empeorar. Es un enfrentamiento que se pierde por incomparecencia. Hay una defensa de los derechos de los inmigrantes como seres humanos y existe otra más pragmática que destaca los beneficios económicos para todos. Esta última puede sonar egoísta, pero es muy efectiva. En el debate político, también debe haber espacio para puntos de vista que digan que mantener el crecimiento económico, atenuar los efectos del descenso de la natalidad y sostener el Estado del bienestar sólo serán posibles con la aportación de los inmigrantes. De lo contrario, se dejará el campo libre para los que sólo la ven como una invasión.
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marapez V.I.P.
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Tema: Re: INMIGRANTES: ¡FUERA! Lun Sep 23, 2024 11:33 am
Crisis migratoria sin precedentes, ¿seguro?
En 2020, en plena crisis por la COVID 19, Canarias vivió uno de los momentos de mayor tensión migratoria al aumentar casi un 1.000% las llegadas por vía marítima a sus costas con respecto al año anterior (2019). Aquel volumen de llegadas en medio de una pandemia global –más de 23.000, de las que más de 18.000 llegaron en el último cuatrimestre– pusieron a las islas, una vez más, en una situación que las autoridades de aquel entonces calificaron de insostenible. Sin espacios para recibir a las personas migrantes, improvisando soluciones que no reunían condiciones mínimas como macro campamentos, hacinamiento… y cientos de bulos antiinmigración circulando… Mientras las vulneraciones de derechos a las personas que llegaban eran continuas, la sociedad canaria sorteaba la situación apostando, muy mayoritariamente, por la convivencia. Aquella crisis se comparó con la que había tenido lugar en 2005 y 2006, la llamada “crisis de los cayucos”. Dos décadas después, y habiendo pasado por los gobierno autonómicos y centrales partidos de todos los colores, se volvía a constatar –tal y como venían advirtiendo el Defensor del Pueblo y las ONG– que Canarias seguía sin estar preparada, a pesar de que la llegada de personas migrantes a las islas ha sido continua durante todo ese tiempo. Las deficiencias estructurales, de acogida, de atención, de coordinación, de mecanismos de respuesta en situaciones de emergencia… eran flagrantes. Las vulneraciones de los derechos humanos a las infancias, a las mujeres, a las familias y a los hombres migrantes que llegaban escandalosas. En 2020 nada había sido corregido desde la crisis de los cayucos. Nada de lo esencial y lo importante, ni en Canarias, ni en Melilla ni en Ceuta. A pesar de las recomendaciones, de los informes de expertos y ONG, de las visitas institucionales, de las resoluciones judiciales, de las propuestas, de los planes iniciados, de las estrategias perfiladas… es decir, de tener las soluciones encima de las mesas de los despachos políticos (tanto de gobiernos como oposición) y de tener a su disposición toda la colaboración de las organizaciones de infancia y de las de derechos humanos, la improvisación y la descoordinación imperaron, entonces una vez más, y ahora otra vez. En 2024, en medio de una cruzada global de la extrema derecha contra la inmigración y de una instrumentalización geopolítica de la misma para desestabilizar las democracias, encaja como anillo al dedo el oportunismo político de los actores de siempre. Esos que pudieron hacer y no hicieron y que ahora nos muestran una panorámica catastrófica que, esta vez, solo parece que puede solucionarse mandando buques de guerra a las costas canarias, restando derechos humanos en la ya cuestionable Ley de Extranjería y repartiendo niños y adolescentes migrantes por toda España como si fueran folletos de publicidad a meter en los buzones. Esta vez, a diferencia de las anteriores, la crisis migratoria viene acompañada de una crisis de integridad moral y política aderezada de las dosis oportunas de hipocresía. Especialmente por parte de quienes se atreven, desde el gobierno canario, a sugerir y poner en marcha medidas que afectan a la infancia migrante no acompañada aún a sabiendas de que son contrarias a sus derechos. No en vano el El Tribunal Superior de Justicia de Canarias acaba de suspender el protocolo de Clavijo sobre la acogida de niñas y niños migrantes que migran sin referentes adultos. Esta vez, en vez de meter a los niños en un autocar y llevárselos a Marruecos como pasó en Ceuta hace dos veranos cuando se vio desbordada por la presión migratoria (hechos que dieron lugar a una acusación de prevaricación administrativa a las responsables políticas de aquellas actuaciones), el sr. Clavijo propone negarse a atender a las personas menores de edad migrantes para dejarlos bajo custodia policial horas, días y lo que haga falta hasta que él obtenga el acuerdo que le satisfaga. Parece que ninguno de los actores de ahora que estaban ya en la crisis de 2020 ha querido tomar nota de la información que trajo aquella en clave de protección, respeto a los derechos humanos y seguridad humana. En 2020 año cambió la ruta de llegada por vía marítima a España y que hasta entonces habían sido a través de la península, Ceuta y Melilla principalmente. La tendencia de usar la ruta canaria que se apuntaba vino confirmada en 2023, el 70% de las personas migrantes en situación irregular lo hacían a Canarias. El otro dato clave que ofrecía la crisis de 2020 era el incremento de personas que se declaraban menores de edad al llegar, el 10% aproximadamente del total de personas migrantes. Una situación que ponía a prueba el sistema de determinación de la edad y la coordinación entre administraciones para corroborar quienes tenían efectivamente menos de 18 años y quienes no y actuar con celeridad en consecuencia y respetando los derechos de la infancia. Produce sonrojo escuchar que esta, la de 2024, es una crisis sin precedentes cuando la información y los antecedentes de la crisis migratoria de Canarias en 2006 y 2020 ya instaban a la adopción de medidas de Estado que ni el PSOE ni el PP han tomado y que hubieran evitado el oportunismo de Clavijo y el extremismo de Vox. Las soluciones están escritas y descritas desde hace mucho tiempo, incluso en algunas CCCA hay prácticas que deberían ser tenidas en cuenta para trasladar a Canarias, Ceuta y Melilla. Pero claro, son soluciones desde la idea de tratar las migraciones en clave de “seguridad humana” y no de “seguridad nacional” que es la propuesta que lideran Feijoo y Clavijo bajo su piel de cordero. Un enfoque, el de la seguridad nacional, que comparte el PSOE y sus socios de Junts.
Lo que está en crisis no es el modelo migratorio sino el modelo capitalista de explotación a las personas migrantes que llegan y necesitan las economías occidentales. Toda esta demagogia, inacción, discurso de odio, aparente incompetencia lo único que busca es que las personas migrantes tengan cada vez menos derechos y que trabajen más y en peores condiciones y mientras los beneficios se los llevan los de siempre. No olvidemos que España necesitará 24 millones de inmigrantes para mantener la relación entre trabajadores y pensionistas y que, en la actualidad, la inmigración explica el 90% de la fuerza laboral desde 2021, es la que alimenta los buenos resultados económicos de España. No es la inmigración lo que nos debería preocupar, sino los políticos que usan la inmigración como un arma de fuego con la que disparar a su adversario político mientras en las aguas que nos rodean se ahogan cientos de personas que tratan de llegar a nuestro país, mientras se deja en manos de gobiernos extranjeros de políticas crueles la vigilancia del perímetro de nuestras fronteras, mientras se inocula el sentimiento xenófobo en nuestro día a día. La gravedad de la instrumentalización que el Sr. Clavijo está haciendo de la situación de la infancia migrante es tal que de no haber suspendido un tribunal su famoso protocolo, es posible que hubiera tenido que rendir cuentas ante la justicia tarde o temprano. No todo vale, menos cuando están en juego las vidas y la integridad física de chicos y chicas. No basta nombrar la palabra “niños” si no se respetan sus derechos. Quién piense en clave de derechos humanos, de protección y de dignidad humana, lo sabe muy bien. Basta de demagogia, precedentes hay muchos y posibilidades también. Es cuestión de voluntad y de trabajar todos a una, en la misma dirección, en la de la convivencia, una dirección muy diferente y mucho menos peligrosa que la del oportunismo y el racismo.
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marapez V.I.P.
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Tema: Re: INMIGRANTES: ¡FUERA! Miér Oct 30, 2024 6:32 pm
Centros de deportación para fascistas
En la recta final de la campaña estadounidense, Donald Trump vuelve a prometer, entre otras cosas, deportaciones masivas de migrantes, ante públicos enfervorizados que incluyen latinos expulsables que piensan no les afectará precisamente a ellos. Parece ser que ni escuchar en el mitin de Nueva York que Puerto Rico es “una isla flotante de basura en mitad del océano” les ha dado una pista. Estas cosas ocurren más de lo que se cree. El uso espurio de los migrantes es hoy un tema candente en numerosos lugares del mundo. La ultraderecha ha convencido ya a millones de personas de que su problema principal son las personas que llegan de fuera, con los bolsillos tan escasos como lleno llevan todo el cuerpo de valentía y ansias de superación. Vivimos días turbulentos, conviene fijarse en las raíces donde se engarza todo. El racismo no viene nunca solo, está en el ADN del supremacismo que desprecia toda desigualdad que se aparte de su modelo: blanco, masculino, heterosexual y rico. El racista es a menudo machista, desprecia la diversidad sexual y a los pobres, incluso si él mismo lo es. Ese sector que se permite tantos abusos en aras de mantenerse y, si puede, imponerse. Menos mal que lo justo también radica muy adentro. El PP de Feijóo ha votado en el Parlamento europeo a favor de estudiar la creación de centros de deportación para emigrantes fuera de la UE como los de Meloni. Dolors Monserrat, su portavoz en la Eurocámara, llegó a [url=https://share&utm_medium=social&utm_source=twitter /]denunciar el peligro que corremos en España por dejar entrar a gente de fuera[/url]. No millonaria, se entiende. Los racistas han vuelto a conseguir que el Barómetro del CiS de octubre vuelva a situar la emigración como el principal problema de los españoles, dejando en mínimos porcentajes a los medios, teniendo a buen parte de los que sirven a la derecha que inoculan el racismo, el fascismo y todo lo demás. Llegados a este punto, creo necesario buscar soluciones imaginativas. La mejor es lo contrario a la que proponen: centros de deportación para fascistas. Todos ellos racistas y algunas disfunciones más. Es la mejor solución para la plaga que crece, pero verán en el proyecto que expongo y argumento que tendría grandes ventajas para el común de la población, incluidos los miembros de la ideología extremista. Cierto que les gusta obligar a todo el mundo a ser como ellos, pero seguramente –logrados otros objetivos– serán felices y entraremos en una nueva Era para la sociedad hoy desnortada. Al parecer, su rechazo a los migrantes proviene de creer que el país en el que han nacido –o emigrado incluso ilegalmente como Elon Musk, el nuevo asesor de Trump– es suyo. No han mostrado un registro de propiedad. A lo sumo tendrán el padrón por el que están censados en los municipios donde residen. Pero en esa lista figuran todos los que cumplen el requisito de vivir en un determinado país, pongamos ya como ejemplo el nuestro. Extrapolable por supuesto al resto. Evidentemente, ningún documento, ni el DNI siquiera, otorga el título de propiedad de España. De hecho, nadie nos preguntó, nos dio un visado ni nada parecido. Nacimos aquí y eso es todo. Sin duda esa circunstancia conlleva derechos y obligaciones. Y es algo que comparten tanto los oriundos de algún lugar de España como de cualquier otra parte del mundo si moran o habitan –que se diría en otro tiempo– aquí. Y ahí quería llegar. A otro tiempo. Los fascistas y racistas son los que sobran, los que no soportan al diferente. Cuánto mejor que sean ellos los que se vayan a un lugar donde nadie les moleste. Pensemos que los excluyentes son ellos. La historia avisa que, si no, al final terminan echándonos a todos. Lo ideal sería regresar a su siglo, el XX, cuando empezaron a destrozar la convivencia y sembrar la destrucción y la muerte, pero, como no existen los viajes en el tiempo, es preferible que se busquen alguna ubicación –pueden elegirla ellos– y se trasladen allí para darse el gustazo de que todo se haga a su modo, sin oposición, ni molestias. Alguna isla o varias parece lo idóneo, pero son demasiados e igual no caben. Todo es comenzar. Lugares adecuados no faltarán. Y caben los intercambios con fascistas de otros países. Imaginen su nueva vida al despertarse con las soflamas de los líderes de la radio matutina contra el gobierno que dejaron atrás Las tertulias para colmarles de insidias con todos los participantes de extrema derecha. Las portadas de los diarios de papel para envolver la nostalgia o el bocadillo. Charlas entre afines, todos de acuerdo. Corridas de toros en horario de mañana y tarde. Cacerías semanales como poco. Fútbol no puede faltar. Libros pocos, mejor los que glorifican el pasado. Algunas fiestas de trajes para lucir los más patrióticos: los Tercios de Flandes, las conquistas del Imperio, los uniformes dispuestos en esmerada confección con un brazo en alto. Ellas de mantilla y traje de cola o enlutadas según la ocasión. Todos los días de todas las semanas y todos los meses. Por supuesto, no haríamos uso de la crueldad habitual en las deportaciones. Nada de jergones en el suelo, frío y hambre, podrían llevarse todo su dinero y sus lujos. Que no falte de nada para que estén muy cómodos y no se les ocurra volver. Imaginen nuestra vida. Sin ellos, nos libraríamos de muchos parásitos de la sociedad (a todos nos vienen a la memoria unos cuantos de pomposas familias) e incorporaríamos a gente valiosa de otros países llegados en busca de oportunidades. El temor a los okupas que tanto han difundido disminuiría en gran manera, porque los principales tenedores y desahuciadores son muchos de los potenciales emigrados. Hay algunos de familias muy conocidas en política que trabajan para fondos buitre, ya saben, y dudo que no eligieran marcharse al paraíso exterior. A ese sin emigrantes pobres, intelectuales, odiosa gente de izquierda y luchadores por los derechos humanos. Por las violaciones que, según ellos falsamente, practican todos los que llegan de países más desfavorecidos, no deben preocuparse. Porque los datos estadísticos nos demuestran que es mentira en líneas generales, y para violadores notables tienen a muchos miembros de la Iglesia católica o empresarios con poder de los que violentan niñas por dinero y luego se libran de la cárcel. Y todos esos y más también se habrían ido felices. O algo menos sin disfrutar del placer de la humillación. Creo que es una solución a estudiar porque disminuiría en gran medida la siembra de odio y los gritos. Incluso desavenencias habituales de la vida cotidiana, sin la tensión a la que somete la derecha a toda la población verían bajar el clima de ansiedad y violencia. Estoy convencida de que se robaría a los ciudadanos desde el poder algo menos siquiera, porque los grandes expertos en el tema están en la derecha, digan lo que digan al margen de la realidad. Y habría menos concomitancias con la justicia tuerta. Sería como romper el círculo. Los problemas gruesos se trasladarían a la isla o islas de los fascistas. O no.Todos de acuerdo, habría una gran armonía. ¿[url=https:// https//es.wikipedia.org/wiki/Bernard_Madoff]Ustedes recuerdan a Bernard Madoff[/url]? Fue un financiero que practicó una descomunal estafa durante la gran crisis del capitalismo de 2008 que tan duramente azotó a los ciudadanos. Uno de tantos. Pero el único en ser condenado y entrar en prisión, donde murió hace un par de años. La clave decisiva: ser el único en estafar a los ricos. Y eso no se perdona. A los ricos, no.
Un gran avance para todos; que se fueran ellos y dejaran de quejarse y de imponer su voluntad, al vivir a su completo placer. Siempre sobraron. En toda la historia en la que fueron cercenando el progreso y todos los movimientos democratizadores. Sabrán que el primer precedente de federalismo lo estableció la Corona de Aragón, ciertamente selectiva y clasista, pero muy superior a lo que había. Los nobles saludaban al rey con el famoso comienzo: “Nos que somos tanto como vos y juntos más que vos…” y ya seguían. Pensar que ahora gobiernan la histórica comunidad autónoma políticos de ultraderecha (PP incluido) clama. Hasta las ideas de la Revolución francesa tuvieron un precedente en las Españas que como siempre cercenaron “los castizos”. Por dios, si echaron –harto hasta la coronilla– a un rey presentable como Amadeo de Saboya para acabar consolidando a los Borbones. Sería mucho mejor separarnos. De mutuo acuerdo esta vez, sin masacres, ni poner la otra mejilla. Nos quedamos con los emigrantes emprendedores y ellos en otro lugar disfrutando de sus glorias soñadas. Lo peor es que probablemente gran parte de su felicidad se basa en fastidiar al resto del personal. Nos necesitan para eso. Con el tiempo, puede ser cuestión de supervivencia y, al menos, tomar nota de la realidad a la que nos enfrentamos igual consigue alguna mejora. Ya saben, son tiempos duros que precisan algún escape de razonable esperanza.