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El Tribunal Europeo de Derechos Humanos condena a España por la injerencia en la libertad de expresión de unos jóvenes catalanes, Enric Stern y Jaume Roura,  que quemaron una foto del rey, acto considerado por el Gobierno español como injurias a la Corona.
 
La condena —otra más— supone le sean devueltos a cada uno los 2.700 euros que debieron abonar para evitar la condena a 15 meses de cárcel, y, además, el pago de otros 9.000 euros a cada uno en concepto de gastos y honorarios invertidos durante el proceso que consideran injusto. La sentencia puede ser recurrida por el Gobierno de Rajoy en el plazo de tres meses para pedir que se vuelva a analizar la causa.
 
El ridículo (otro más) del Gobierno de Rajoy, el más corrupto de Europa, el aficionado a los sobres marrones, y el que tantas veces infringe la Constitución por sus propios intereses, es demencial. La marca España la va dejando al nivel del betún, y (se lo recuerdo a don Pablo Iglesias) aún sigue gobernando.
 
Esos 9.000 euros más los 2.700 que debieron abonar los jóvenes catalanes, puede que sean la diezmillonésima parte de mis impuestos, pero, que yo no debo pagar para bravuconadas ni chulerías, sino para otros menesteres, por lo tanto, esa devolución y esa condena, que la paguen de su bolsillo los que la han ocasionado, ya que si se paga de los impuestos de los ciudadanos, será un robo, pues meterán la mano en el cajón para evitar su sonrojo. Antes es preferible darlos a cualquier ONG que trabaje en pro de los más necesitados, y no para pagar sus errores.

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