La España actual tiene muchos males y defectos: corrupción, falta de valores, cobardía del pueblo, abuso de poder, impuestos indecentes, injusticia, poder sin controles y un largo etcétera, pero quizás el más indecente, insensato y repugnante de todos sean los privilegios desmesurados y obscenos de los políticos, que superan en muchos aspectos a los que disfrutaban los poderosos en la Edad Media y la antigüedad.

Hay en España cientos de ex altos cargos políticos que disfrutan de una vida de lujo sin merecerlo, muchas veces habiendo merecido, por su gestión corrupta e ineficaz, prisión en lugar de premios.

Los políticos españoles se han convertido en los nuevos caciques de España, herederos de aquellos señoritos rurales de los siglos XIX y principios del XX que ejercían pleno dominio sobre los trabajadores, podían condenar al hambre y hasta ejercían en ocasiones un asqueroso derecho de pernada.

Es tan grande el abuso que representan hoy los privilegios desmesurados de la clase político que el pueblo está transformando su rechazo al político en odio, algo que anula la democracia y es letal para la salud de toda nación moderna.
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