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Estimada Batty, ante todo desearte que este año que hoy comienza te llegue desbordante de felicidad, salud, amor y bienestar.

Sé que no es día para reflexiones; es más bien día de descanso por si ha habido exceso la noche anterior y la resaca está presente; pero para alguien más proclive a ser abstemio que bebedor, la resaca poco trabajo tiene que hacer en mí. Y en un día tan apacible quiero reflexionar pensando contigo, como mujer joven con un largo porvenir por delante.

Tenemos graves problemas en España, y todos parten del “vil metal”: el dinero. Dinero que se ha malgastado —el que se tenía y el que no— y el fiador ha dicho: ¡basta!, o se me paga y a su debido tiempo o no presto ni un céntimo más.

Dicho lo anterior habría que hacer un gran debate nacional para saber quiénes, cómo y porqué se ha despilfarrado el que había, y se solicitaron créditos para fanfarronadas que no beneficiaban a nadie y que ahora nos tienen hipotecados. En la Comunidad Valencia, sin ir más lejos, el PP ha hipotecado a los nietos de nuestros nietos, y supongo que en otras Comunidades o en el Estado central ha pasado más de lo mismo.

Como mujer sensata que te tengo, en este caso y según tus últimas palabras he de decirte que no las comparto en su totalidad. Las comparto en el aspecto que hay que buscar salidas, pero que hay que juzgar al manirroto, al corrupto y al que metió mano en la caja común, también, y sin demora. Sé de tu gran capacidad de perdón, cualidad que te ennoblece aún más, pero perdonar en casos como llevar a gran parte de la ciudadanía a la miseria, no creo sea lo más justo. Esto último no puede prescribir, pues daría pie a que otros que lleguen de nuevo hagan lo mismo o peor. Si en España no se hace un juicio sumarísimo a los despilfarradores, a los corruptos y ladrones, y después de obligarles a que devuelvan hasta el último céntimo de lo robado no se les inhabilita a perpetuidad para manejar un céntimo público, no hemos hecho nada.

Si esto anterior lo tenemos claro, lo asumimos y compartimos como idea propia y aconsejable, entonces viene la pregunta: ¿Quién le pondrá el cascabel al gato?

¿Don Mariano Rajoy y su PP, quizás?

De risa, Batty, de risa si así piensas, pues este don Mariano, el de la cansina cantinela o jaculatoria benedictina de “la herencia recibida”, parece no acordarse cuando pregonaba con entusiasmo onírico que un tal Camps, que mal gobernó la Comunidad Valenciana durante años, y en donde en su Parlamento toman asiento la mayor cantidad de imputados por corrupción por metro cuadrado, es demencial. Ese era, según Rajoy, el modelo a seguir de cómo se debía gobernar España. ¿Me permites una incorrección ante estas palabras “marianas”?, pues que “una mierda”, y que si tiene dignidad política este señor debiera pedir perdón por la asnada. Uno puede equivocarse, pero no mantener su error... Pero, claro, de quien tanto miente… ¿qué podemos esperar?

Por eso te digo mi querida Batty que hay que hacer un juicio sumarísimo sin más dilación y quitarse de encima a toda la golfería política. Cercenar uno a uno y dejar los servibles, que los habrán, sean del color que sean, que ya los colores importan poco viendo que en todas partes “cuecen habas”. Fijémonos en los honrados, y menos en sigas engañosas.

Es, mi muy estimada, como si para tu casa que quisieras remozar compraras muebles nuevos: sofá, cama, mesas y sillas, cocina y frigorífico, televiso y consola Wii, pero no hubieses tenido la buena resolución de, desechados los muebles viejos, no pasar a fondo la aspiradora y, libre de polvo toda la casa, unas cuantas pasadas de fregona y a conciencia. En España, el polvo, la mugre, la porquería sigue estando incrustada desde años (alguna desde siglos) y así no es posible rejuvenecerla. Lo que pongas nuevo no lucirá y el hedor a corrupción seguirá latente.

Perdona que en este año comience con reflexiones de este tipo, pero las considero necesarias, y, sabiendo que soy hombre optimista, espero de la gente esa resolución de apartar a los golfos de los gobiernos y exigir un juicio rápido y la devolución de todo lo que nos han esquilmado.

Besos,

El Postiguet