Hitskin.com
.
Nuestro buen Nerocaesar, hace meses, marchó a la India, y me contó lo siguiente, que —puesto que no me lo contó de manera secreta— yo lo reproduzco aquí para general conocimiento.
Una mañana, al salir del hotel con el fin de hacer una visita a un museo cercano, comprobó atónito que una vaca caminaba, sola, por la vereda de un río, sin que cercano a ella hubiese alguien guardándola. Muy próximo de allí vio a un policía, al que se acercó para decirle:
—Mire usted, señor policía, allí hay una vaca perdida. En el caso de no recogerla, pudiera ser que hiciera algo que altercara el orden público.
—Que ella nos guarde, señor forastero —dijo el policía—. Mis manos no son lo suficientemente puras para forzar su voluntad; lo que usted ha de hacer es cambiar su camino y no causarle ninguna molestia.
Nerocaesar, a partir de ese momento, se dio cuenta que habían vacas por todas partes, caminando unas veces solas, otras acompañadas, y que las gentes las trataban con una cortesía de extraordinaria sumisión. Nerocaesar, pues, comenzó como todo el mundo a mostrar un respeto y adoración a toda vaca que veía; como hacía todo el mundo en la India.
Un día, en una floristería cercana al hotel, compró un ramo de bellísimas flores para llevárselas a Destello, que también estaba de viaje en ese país oriental. Al salir de la floristería y ver una de esas vacas, comprobó que se acercaba hacia él. La vaca oliscó las flores que había comprado, y de un brusco giro y con la boca le agarró el ramo comiéndoselo todo entero.
Eso para Nerocaesar era demasiado, y se acercó a la vaca dándole un fuerte manotazo en la cara y recriminado su acción. La vaca, que sabía perfectamente que eso no le estaba permitido a nadie, y menos a un extranjero, puso cara de dolorida y ofendida y lanzó un bramido de tal fuerza que se oyó por todo el barrio.
La gente se arremolinó al costado del Nerocaesar con gestos hostiles y amenazantes por lo que acababa de hacer, mientras nuestro Moderador les decía:
—Yo tengo la razón. Esta vaca ha venido hacia mí, y me ha arrancado el ramo de flores que había comprado para una buena amiga mía, y se las ha comido todas. Yo respeto a las vacas, pero las vacas han de respetarme también a mi. El ramo era mío y estaba destinado a otra cosa.
La multitud se encaró con él, y el mismo policía anterior que se encontraba en la zona se acercó y le dijo de esta manera a Nerocaesar:
—Nadie en la India se atrevería a negar nada a ninguna vaca por mucho que se lo estimara. Si la vaca se ha encaprichado del ramo, usted debió dárselo de muy buena gana y sentirse feliz.
Nerocaesar no tuvo más remedio que callar y volverse por su camino ante la indignación general. Pero, como hombre tozudo, tuvo una idea singular. Se acercó de nuevo a la floristería y encargó dos ramos. Uno de mucha calidad que deberían envolverlo muy bien para que no se vieran sus flores; otro, de menor calidad y solamente envuelto por los tallos.
Al salir de la floristería observó que la misma vaca estaba en el mismo sitio, y allí marchó no sin cierta malicia. El animal alzó la cabeza y vio acercársele a Nerocaesar, y éste, sonriente, levantó la mano ostensiblemente y le ofreció el ramo de flores baratas. La vaca se acercó y se las comió todas.
El policía que con agrado había visto el gesto de Nerocaesar, se acercó para felicitarle. Pero éste le dijo al policía la verdad.
—Esta vez he ganado yo. He comprado dos ramos, uno muy barato con flores casi marchitas, que es el que le he dado; el otro, de flores recién arrancadas de sus plantas, lo tengo aquí como regalo para mi buena amiga Destello. Lo que se ha comida la vaca es un ramo mustio que me ha costado dos centavos nada más.
¿Qué has dicho, Nerocaesar? ¿Qué has dicho? A veces la sinceridad no es aconsejable. El policía se indignó ante sus palabras; el engaño que hizo Nerocaesar a la vaca era un sacrilegio, era algo monstruoso. Lo apresó esposándolo, lo llevó ante un juez, fue juzgado, condenado y sentenciado a seis meses de prisión, “porque había hecho trampas a una vaca sagrada”.
El Postiguet
Cuando Nerocaesar fue de viaje la India
Todo el mundo sabe, más o menos, que los hindúes adoran a los animales, pero lo que muchos ignoran es que esa adoración resulta tremendamente absoluta.Nuestro buen Nerocaesar, hace meses, marchó a la India, y me contó lo siguiente, que —puesto que no me lo contó de manera secreta— yo lo reproduzco aquí para general conocimiento.
Una mañana, al salir del hotel con el fin de hacer una visita a un museo cercano, comprobó atónito que una vaca caminaba, sola, por la vereda de un río, sin que cercano a ella hubiese alguien guardándola. Muy próximo de allí vio a un policía, al que se acercó para decirle:
—Mire usted, señor policía, allí hay una vaca perdida. En el caso de no recogerla, pudiera ser que hiciera algo que altercara el orden público.
—Que ella nos guarde, señor forastero —dijo el policía—. Mis manos no son lo suficientemente puras para forzar su voluntad; lo que usted ha de hacer es cambiar su camino y no causarle ninguna molestia.
Nerocaesar, a partir de ese momento, se dio cuenta que habían vacas por todas partes, caminando unas veces solas, otras acompañadas, y que las gentes las trataban con una cortesía de extraordinaria sumisión. Nerocaesar, pues, comenzó como todo el mundo a mostrar un respeto y adoración a toda vaca que veía; como hacía todo el mundo en la India.
Un día, en una floristería cercana al hotel, compró un ramo de bellísimas flores para llevárselas a Destello, que también estaba de viaje en ese país oriental. Al salir de la floristería y ver una de esas vacas, comprobó que se acercaba hacia él. La vaca oliscó las flores que había comprado, y de un brusco giro y con la boca le agarró el ramo comiéndoselo todo entero.
Eso para Nerocaesar era demasiado, y se acercó a la vaca dándole un fuerte manotazo en la cara y recriminado su acción. La vaca, que sabía perfectamente que eso no le estaba permitido a nadie, y menos a un extranjero, puso cara de dolorida y ofendida y lanzó un bramido de tal fuerza que se oyó por todo el barrio.
La gente se arremolinó al costado del Nerocaesar con gestos hostiles y amenazantes por lo que acababa de hacer, mientras nuestro Moderador les decía:
—Yo tengo la razón. Esta vaca ha venido hacia mí, y me ha arrancado el ramo de flores que había comprado para una buena amiga mía, y se las ha comido todas. Yo respeto a las vacas, pero las vacas han de respetarme también a mi. El ramo era mío y estaba destinado a otra cosa.
La multitud se encaró con él, y el mismo policía anterior que se encontraba en la zona se acercó y le dijo de esta manera a Nerocaesar:
—Nadie en la India se atrevería a negar nada a ninguna vaca por mucho que se lo estimara. Si la vaca se ha encaprichado del ramo, usted debió dárselo de muy buena gana y sentirse feliz.
Nerocaesar no tuvo más remedio que callar y volverse por su camino ante la indignación general. Pero, como hombre tozudo, tuvo una idea singular. Se acercó de nuevo a la floristería y encargó dos ramos. Uno de mucha calidad que deberían envolverlo muy bien para que no se vieran sus flores; otro, de menor calidad y solamente envuelto por los tallos.
Al salir de la floristería observó que la misma vaca estaba en el mismo sitio, y allí marchó no sin cierta malicia. El animal alzó la cabeza y vio acercársele a Nerocaesar, y éste, sonriente, levantó la mano ostensiblemente y le ofreció el ramo de flores baratas. La vaca se acercó y se las comió todas.
El policía que con agrado había visto el gesto de Nerocaesar, se acercó para felicitarle. Pero éste le dijo al policía la verdad.
—Esta vez he ganado yo. He comprado dos ramos, uno muy barato con flores casi marchitas, que es el que le he dado; el otro, de flores recién arrancadas de sus plantas, lo tengo aquí como regalo para mi buena amiga Destello. Lo que se ha comida la vaca es un ramo mustio que me ha costado dos centavos nada más.
¿Qué has dicho, Nerocaesar? ¿Qué has dicho? A veces la sinceridad no es aconsejable. El policía se indignó ante sus palabras; el engaño que hizo Nerocaesar a la vaca era un sacrilegio, era algo monstruoso. Lo apresó esposándolo, lo llevó ante un juez, fue juzgado, condenado y sentenciado a seis meses de prisión, “porque había hecho trampas a una vaca sagrada”.
El Postiguet
» Buenas noches
» VOX: Es lo que hay.
» Como se le ve el plumero a TVE.
» Que ha pasado en el Libano a los terroristas de Hezbola
» Sinónimos múltiples
» Vejez, divino tesoro.
» Feijoo
» Relaciona palabras
» Sustantivos y nombres propios en inglés.
» Sustantivos y nombres propios en francés.
» Bichillos y animalillos en acción
» Un minuto de baile:
» Sustantivos y nombres propios en catalán.
» El teatro de Will. (Videos)
» En directo en TVE: Pedro Sánchez dando la tabarra y sus seguidores aplaudiendo como focas!
» Begoña Gerpe:
» Nuevo intento de asesinato de Trump...
» El humor politico
» Un abogado contra la demagogia. (Videos)
» Música y danza de la India:
» ¿Qué tal el tiempo de hoy?
» El gobierno de España implicado en el golpe de estado en Venezuela
» Chorradas varias
» CNI y Venezuela.
» Yoyomi.
» Ayuso
» Carne Cruda
» ¿Y si gobernaran PP y Vox?
» Los Meconios desatados!