Lince escribió:La enfermedad mental es algo muy frecuente en los individuos aparentemente sanos. La infancia, ese periodo tan importante de los seres humanos, es caldo de cultivo de muchas enfermedades mentales. Unas veces por super protección, otras por abandono, por malos tratos, abusos, accidentes, etc. Por infinidad de causas la personalidad humana emergente se trastorna y surge la enfermedad mental. 

El niño es como una casa en construcción, si los cimientos son buenos, cualquier anomalía que surja en su desarrollo podrá sobrellevarla y superarla. Pero si los cimientos son malos, toda la estructura corre peligro de derrumbarse con el paso del tiempo. 

Las habilidades del niño dependerán en mucho del factor familiar-social, y cuando este falla, por falta de buenos ejemplos de los cuales aprender, el niño se encuentra indefenso ante la realidad existencial del día día. Por eso es tan importante enseñar al niño a reconocer sus emociones, a controlarlas y a reconocerlas, en si mismo y en los demás; para lo cual utilizará las estrategias mentales aprendidas. 

Un niño consciente, capaz de auto analizarse y reconocer la propia realidad personal, tiene la oportunidad de enfrentarse con éxito a las carencias personales y a los propios trastornos de personalidad, y sino curarlos, por lo menos, mantenerlos bajo control para que no le dañen más de lo que ya lo está. 

Aparte de las grandes enfermedades mentales reconocidas, como la esquizofrenia, la paranoia, la manía persecutoria, la demencia, etc, hay un sin fin de enfermedades mentales menores, de las cuales destacaría la hipocondría, la depresión menor, la depresión crónica, y todas aquellas que afectan a los sentimientos y a la emotividad; pues bien, a lo que voy, ante cualquier duda, ante cualquier sospecha, hay que ir al especialista. 

¿Qué porqué digo esto?  Pues, por una sencilla cuestión: porque no es ninguna deshonra estar enfermo. porque el médico especialista te puede ayudar a comprender lo que te sucede;las causas y los efectos. Porque una enfermedad bien comprendida es una enfermedad que se puede controlar. No es baladí el tema de las enfermedades mentales. Como tampoco lo es el tema del reconocimiento y tratamiento de las emociones. 

Os recomiendo leer a Daniel Góleman. A veces nuestras emociones enferman y no los sabemos; y reprimirlas no es la solución. No hay nada más absurdo que tener ganas de llorar y reprimir los lloros, llorar es bueno, pero llorar todo el tiempo no. Conocernos a nosotros mismos, saber cuales son las causas que provocan nuestros cambiantes estados de ánimo, aprender las estrategias mentales necesarias para influir en ellos y cambiarlos a positivo, todo eso puede ser determinante para vivir una experiencia feliz inclusos con enfermedad mental. 

Por mi trabajo, he conocido a personas muy enfermas emocionalmente hablando, personas estas de las que lloran y lloran sin parar, porque creen que su situación no tiene arreglo, algunas ya no están, porque se suicidaron, y cuando estudias sus vidas, cuando ves porque lo hicieron te estremeces, por lo absurdo de su acto. Solo porque, ellas veían la vida de una manera extremadamente negativa que no se correspondía con la auténtica realidad; se suicidaron por nada, por causas insignificantes, pero para ellas, cegadas como estaban por la enfermedad, eran problemas insalvables. ¡Pobrecillos! Y que pena no haberles podido ayudar. 

Disculpadme, no quiero amargaros el día, pero si conocéis alguien así, tened cuidado con lo que le decís, que a veces, queriendo ayudar, podemos producir el efecto contrario; por eso digo que hay que ir a un profesional, nada de curanderos, ni videntes, ni chorradas de esas. Por cierto, yo no soy médico, ni psiquiatra, ni psicólogo. Ojo al dato.