#5: Bobby Dunbar.
En 1912, Bobby Dunbar de 4 años de edad se desvaneció durante un viaje con su adinerada familia al Lago Swayze en Luisiana y la nación enloqueció. Cientos de rescatistas voluntarios peinaron el pantano, diseccionaron aligátores y dinamitaron el agua con la esperanza de descubrir el cuerpo del pequeño Bobby, pero fracasaron en volver con nada. Afortunadamente, 8 meses después, la familia Dunbar recibió unas noticias sorprendentemente buenas: un niño parecido a Bobby había sido encontrado en Mississippi, viajando en compañía de un vagabundo llamado William Cantwell Winters.
Winters afirmó que el niño era su sobrino, Bruce, el hijo de su hermano y una criada de la familia llamada Julia Anderson. No obstante, la familia Dunbar se convenció que Bruce era su Bobby perdido. Tenía una cicatriz de quemadura en su pie izquierdo, al igual que Bobby, así como un lunar similar. Y en serio, ¿no todos nosotros tenemos nada excepto ideas vagas de cómo luce nuestra familia inmediata, salvo por unas pocas marcas distintivas?
Julia Anderson, por su parte, obstinadamente insistió que Bruce era su hijo. Históricamente, las disputas por la paternidad de un niño son resueltas usando evidencia empírica o, tú sabes, probando que uno de los supuestos padres es el realidad un robot ladrón de niños o algo. Pero en el caso de “familia rica y respetada vs. criada soltera”, la corte se saltó todo eso de la “evidencia” y concedió la custodia del niño a los Dunbar.
Winters fue acusado de secuestro y fue a prisión, pero su condena fue pronto revocada por un tecnicismo. Bobby Dunbar fue regresado a casa, donde su familia continuó criándolo Eventualmente tuvo hijos propios y una vida feliz y completa hasta su muerte en 1966.
La cosa es, en realidad no era su vida.
Mientras el siglo XXI entraba, una de las nietas de Bobby decidió investigar el caso y concluyó que algo estaba un poquito mal en toda la cosa. Convenció a su padre, Bobby Dunbar Jr., de hacer una prueba de ADN, los resultados de la cual revelaron que (como puedes adivinar) no tenía conexión genética con la familia Dunbar. “Bobby Dunbar” de hecho era Bruce, el hijo de Julia Anderson, y había vivido las últimas 5 décadas de su vida como la persona equivocada. ¡Ups!
Eso significa que William Winters fue condenado por un crimen inexistente, a Julia Anderson le robaron su hijo verdadero y el destino del Bobby Dunbar real permanecerá como un misterio para siempre. Por el lado amable, aprendimos que hay un lugar llamado “Lago Swayze” en Luisiana. Así que eso es estupendo.
#4: Lawrence Bader.
En 1957, Lawrence Bader, un arquero aficionado y vendedor de utensilios de cocina de Akron, ignoró severas advertencias de tormenta y llevó un bote al Lago Erie. Cuando su bote fue descubierto al día siguiente, dañado, faltándole un remo y sin Bader en este, no se necesitó un genio para imaginar que había sucedido. Claramente, había sido arrojado por la borda en la tormenta (o comido por alguna suerte de monstruo del lago que mora en tormentas). Los rescatadores revisaron el lago pero nunca lo encontraron. Bader dejó atrás 3 hijos y una esposa embarazada, quien recibió 40,000 dólares del seguro de vida: una suma regiamente a cambio de un patriarca muerto en la década de 1950.
8 años después, un amigo de la familia estaba en Chicago cuando encontró a un hombre que lucía escalofriantemente como Lawrence Bader. El doppelganger era John “Fritz” Johnson, una conocida personalidad de la radio y la televisión en Omaha, Nebraska. Algunas de sus notables iniciativas incluían anunciar encuentros de lucha profesional y ganar 13 títulos de arquería, que era el hobby favorito de Bader (la arquería, no los encuentros de lucha).
Fritz Johnson insistía que él no era Bader. Afirmaba que fue criado en un orfanato y sirvió 14 años en la Marina antes de mudarse a Omaha, donde tenía una esposa y 2 hijos. En otras palabras, este carnal estaba convencido que no era Lawrence Bader. Pero aceptó hacer una prueba de huellas digitales para complacer a todos. (No está claro si alguien trató de verificar su servicio militar, lo que pensarías que sería más fácil). Para su propia sorpresa aparente, las huellas digitales de Johnson concordaban perfectamente con las de Bader.
La vida de Johnson se derrumbó casi de inmediato. Su esposa anuló su matrimonio, perdió su trabajo en la televisión y, si esto hubiese tomado lugar hoy en día, casi seguramente habría perdido su cuenta en Twitter.
La reaparición de Bader también causó problemas para su primera esposa. Su recién encontrada existencia significó que la compañía de seguros quería su dinero de regreso. Johnson sostuvo que no tenía recuerdos de su vida anterior como Bader y que tenía un extraño caso de amnesia que, además de dejar su mente limpia de cualquier rastro de Bader, también implantó recuerdos falsos en su cabeza.
Aunque admitimos que es extraño que un hombre se presentase a hacer una prueba de huellas digitales si estaba mintiendo conscientemente sobre su identidad (algo que Johnson argumentó ferozmente), Bader estaba en una enorme cantidad de problemas financieros llevando a su desaparición. Estaba fuertemente endeudado y tenía un puesto en la lista negra del IRS por no pagar sus impuestos por años. Añadan a eso el hecho que tenía una hipoteca y una gran póliza de seguro de vida y es fácil ver porque habría fingido un ahogamiento para abandonar su vida en Akron como un vendedor de utensilios de cocina para convertirse en una popular personalidad de la televisión local.
La familia de Bader creía que había algo mal con él (lo que claramente es cierto), pero astutamente murió de cáncer de hígado antes que los psiquiatras determinaran concluyentemente que le había sucedido.
#3: Connie Franklin.
En 1929, un hombre llamado Connie Franklin entró en St. James, Arkansas y en el corazón de una chica de 17 años llamada Tiller Ruminer. Todo parecía grandioso (o al menos en niveles aceptables de miserable para 1929) hasta la noche que salieron de la ciudad para casarse, cuando Franklin desapareció.
Todos probablemente asumieron que Franklin había cambiado de opinión y huido, pero varios meses después, Ruminer fue donde el sheriff del condado con una historia impactante. Reportó que en su noche de bodas, Franklin y ella fueron atacados por 4 hombres locales que torturaron a Franklin y lo quemaron vivo, después la asaltaron y la intimidaron para que guardara silencio por meses. Una investigación volvió del sitio de la quema con huesos enterrados en la ceniza, así como un testigo que corroboraba, así que los 4 hombres que Ruminer acusó fueron arrestados y acusados de asesinato, lo que tiene todo el sentido. Lo que no tenía sentido fue el testigo estrella de la defensa: Connie Franklin.
Verás, un hombre afirmando ser Connie Franklin se apareció muy vivo después del supuesto asesinato. Dijo que se había emborrachado con su esposa y los 4 acusados la noche de la boda y se había caído de su mula, lo que era una coartada perfectamente aceptable en la Arkansas rural de 1929. La mañana siguiente, Ruminer supuestamente le dijo que ya no quería casarse, así que él dejó el pueblo voluntariamente.
Normalmente, un hombre testificando en el juicio de su asesinato sería evidencia muy fuerte de que todos deberían ser liberados, salvo un escenario tipo Weekend At Bernie’s. Pero esto era 1929, una era antes que el ser humano tuviese un celular lleno de fotografías verificando su identidad y una vida de documentación respaldándolo. Probar que eres quien dices que eres solía ser un proyecto mucho más kafkeano, no diferente de la lucha de Sandra Bullock en The Net. La fiscalía por lo tanto sostuvo que el recién descubierto (y decididamente no asesinado) Connie Franklin era un impostor. Al menos tenían la mitad de la razón.
La corte ordenó una prueba de huellas digitales, que reveló que “Connie Franklin” era en realidad un tipo llamado Marion Franklin Rogers, que había escapado de un hospital mental años antes. Ahora, esto en ningún modo probaba que tampoco era el Connie Franklin en cuestión, pero no probaba que lo fuese, así que el juicio continuó. Como puedes imaginar, esto era demasiado para la gente 50 años antes de Matlock. El jurado no estaba seguro de que hacer con las múltiples afirmaciones sobre quien era o no era el hombre con el que Ruminer no quería casarse y estaban listos para sugerir que el caso fuese reintentado.
No obstante, el Juez S. Marcus Bone (que nombre tan chingón) le dijo al jurado que tenía que llegar a un veredicto, porque el condado no podía pagar que fuesen a juicio de nuevo. En última instancia, el jurado no podía estar seguro que Franklin no fuese Franklin, así que absolvió a los 4 acusados de su asesinato.
Claro, el debate continuó por mucho tiempo sobre si Marion Rogers realmente era Connie Franklin o un mentiroso muy convincente. Probablemente nunca lo sabremos con seguridad, pues Rogers/Franklin murió para bien sólo unos pocos años después (sólo decimos “para bien”, porque ya no tuvo que testificar en ningún otro juicio).
En 1912, Bobby Dunbar de 4 años de edad se desvaneció durante un viaje con su adinerada familia al Lago Swayze en Luisiana y la nación enloqueció. Cientos de rescatistas voluntarios peinaron el pantano, diseccionaron aligátores y dinamitaron el agua con la esperanza de descubrir el cuerpo del pequeño Bobby, pero fracasaron en volver con nada. Afortunadamente, 8 meses después, la familia Dunbar recibió unas noticias sorprendentemente buenas: un niño parecido a Bobby había sido encontrado en Mississippi, viajando en compañía de un vagabundo llamado William Cantwell Winters.
Winters afirmó que el niño era su sobrino, Bruce, el hijo de su hermano y una criada de la familia llamada Julia Anderson. No obstante, la familia Dunbar se convenció que Bruce era su Bobby perdido. Tenía una cicatriz de quemadura en su pie izquierdo, al igual que Bobby, así como un lunar similar. Y en serio, ¿no todos nosotros tenemos nada excepto ideas vagas de cómo luce nuestra familia inmediata, salvo por unas pocas marcas distintivas?
Julia Anderson, por su parte, obstinadamente insistió que Bruce era su hijo. Históricamente, las disputas por la paternidad de un niño son resueltas usando evidencia empírica o, tú sabes, probando que uno de los supuestos padres es el realidad un robot ladrón de niños o algo. Pero en el caso de “familia rica y respetada vs. criada soltera”, la corte se saltó todo eso de la “evidencia” y concedió la custodia del niño a los Dunbar.
Winters fue acusado de secuestro y fue a prisión, pero su condena fue pronto revocada por un tecnicismo. Bobby Dunbar fue regresado a casa, donde su familia continuó criándolo Eventualmente tuvo hijos propios y una vida feliz y completa hasta su muerte en 1966.
La cosa es, en realidad no era su vida.
Mientras el siglo XXI entraba, una de las nietas de Bobby decidió investigar el caso y concluyó que algo estaba un poquito mal en toda la cosa. Convenció a su padre, Bobby Dunbar Jr., de hacer una prueba de ADN, los resultados de la cual revelaron que (como puedes adivinar) no tenía conexión genética con la familia Dunbar. “Bobby Dunbar” de hecho era Bruce, el hijo de Julia Anderson, y había vivido las últimas 5 décadas de su vida como la persona equivocada. ¡Ups!
Eso significa que William Winters fue condenado por un crimen inexistente, a Julia Anderson le robaron su hijo verdadero y el destino del Bobby Dunbar real permanecerá como un misterio para siempre. Por el lado amable, aprendimos que hay un lugar llamado “Lago Swayze” en Luisiana. Así que eso es estupendo.
En 1957, Lawrence Bader, un arquero aficionado y vendedor de utensilios de cocina de Akron, ignoró severas advertencias de tormenta y llevó un bote al Lago Erie. Cuando su bote fue descubierto al día siguiente, dañado, faltándole un remo y sin Bader en este, no se necesitó un genio para imaginar que había sucedido. Claramente, había sido arrojado por la borda en la tormenta (o comido por alguna suerte de monstruo del lago que mora en tormentas). Los rescatadores revisaron el lago pero nunca lo encontraron. Bader dejó atrás 3 hijos y una esposa embarazada, quien recibió 40,000 dólares del seguro de vida: una suma regiamente a cambio de un patriarca muerto en la década de 1950.
8 años después, un amigo de la familia estaba en Chicago cuando encontró a un hombre que lucía escalofriantemente como Lawrence Bader. El doppelganger era John “Fritz” Johnson, una conocida personalidad de la radio y la televisión en Omaha, Nebraska. Algunas de sus notables iniciativas incluían anunciar encuentros de lucha profesional y ganar 13 títulos de arquería, que era el hobby favorito de Bader (la arquería, no los encuentros de lucha).
Fritz Johnson insistía que él no era Bader. Afirmaba que fue criado en un orfanato y sirvió 14 años en la Marina antes de mudarse a Omaha, donde tenía una esposa y 2 hijos. En otras palabras, este carnal estaba convencido que no era Lawrence Bader. Pero aceptó hacer una prueba de huellas digitales para complacer a todos. (No está claro si alguien trató de verificar su servicio militar, lo que pensarías que sería más fácil). Para su propia sorpresa aparente, las huellas digitales de Johnson concordaban perfectamente con las de Bader.
La vida de Johnson se derrumbó casi de inmediato. Su esposa anuló su matrimonio, perdió su trabajo en la televisión y, si esto hubiese tomado lugar hoy en día, casi seguramente habría perdido su cuenta en Twitter.
La reaparición de Bader también causó problemas para su primera esposa. Su recién encontrada existencia significó que la compañía de seguros quería su dinero de regreso. Johnson sostuvo que no tenía recuerdos de su vida anterior como Bader y que tenía un extraño caso de amnesia que, además de dejar su mente limpia de cualquier rastro de Bader, también implantó recuerdos falsos en su cabeza.
Aunque admitimos que es extraño que un hombre se presentase a hacer una prueba de huellas digitales si estaba mintiendo conscientemente sobre su identidad (algo que Johnson argumentó ferozmente), Bader estaba en una enorme cantidad de problemas financieros llevando a su desaparición. Estaba fuertemente endeudado y tenía un puesto en la lista negra del IRS por no pagar sus impuestos por años. Añadan a eso el hecho que tenía una hipoteca y una gran póliza de seguro de vida y es fácil ver porque habría fingido un ahogamiento para abandonar su vida en Akron como un vendedor de utensilios de cocina para convertirse en una popular personalidad de la televisión local.
La familia de Bader creía que había algo mal con él (lo que claramente es cierto), pero astutamente murió de cáncer de hígado antes que los psiquiatras determinaran concluyentemente que le había sucedido.
En 1929, un hombre llamado Connie Franklin entró en St. James, Arkansas y en el corazón de una chica de 17 años llamada Tiller Ruminer. Todo parecía grandioso (o al menos en niveles aceptables de miserable para 1929) hasta la noche que salieron de la ciudad para casarse, cuando Franklin desapareció.
Todos probablemente asumieron que Franklin había cambiado de opinión y huido, pero varios meses después, Ruminer fue donde el sheriff del condado con una historia impactante. Reportó que en su noche de bodas, Franklin y ella fueron atacados por 4 hombres locales que torturaron a Franklin y lo quemaron vivo, después la asaltaron y la intimidaron para que guardara silencio por meses. Una investigación volvió del sitio de la quema con huesos enterrados en la ceniza, así como un testigo que corroboraba, así que los 4 hombres que Ruminer acusó fueron arrestados y acusados de asesinato, lo que tiene todo el sentido. Lo que no tenía sentido fue el testigo estrella de la defensa: Connie Franklin.
Verás, un hombre afirmando ser Connie Franklin se apareció muy vivo después del supuesto asesinato. Dijo que se había emborrachado con su esposa y los 4 acusados la noche de la boda y se había caído de su mula, lo que era una coartada perfectamente aceptable en la Arkansas rural de 1929. La mañana siguiente, Ruminer supuestamente le dijo que ya no quería casarse, así que él dejó el pueblo voluntariamente.
Normalmente, un hombre testificando en el juicio de su asesinato sería evidencia muy fuerte de que todos deberían ser liberados, salvo un escenario tipo Weekend At Bernie’s. Pero esto era 1929, una era antes que el ser humano tuviese un celular lleno de fotografías verificando su identidad y una vida de documentación respaldándolo. Probar que eres quien dices que eres solía ser un proyecto mucho más kafkeano, no diferente de la lucha de Sandra Bullock en The Net. La fiscalía por lo tanto sostuvo que el recién descubierto (y decididamente no asesinado) Connie Franklin era un impostor. Al menos tenían la mitad de la razón.
La corte ordenó una prueba de huellas digitales, que reveló que “Connie Franklin” era en realidad un tipo llamado Marion Franklin Rogers, que había escapado de un hospital mental años antes. Ahora, esto en ningún modo probaba que tampoco era el Connie Franklin en cuestión, pero no probaba que lo fuese, así que el juicio continuó. Como puedes imaginar, esto era demasiado para la gente 50 años antes de Matlock. El jurado no estaba seguro de que hacer con las múltiples afirmaciones sobre quien era o no era el hombre con el que Ruminer no quería casarse y estaban listos para sugerir que el caso fuese reintentado.
No obstante, el Juez S. Marcus Bone (que nombre tan chingón) le dijo al jurado que tenía que llegar a un veredicto, porque el condado no podía pagar que fuesen a juicio de nuevo. En última instancia, el jurado no podía estar seguro que Franklin no fuese Franklin, así que absolvió a los 4 acusados de su asesinato.
Claro, el debate continuó por mucho tiempo sobre si Marion Rogers realmente era Connie Franklin o un mentiroso muy convincente. Probablemente nunca lo sabremos con seguridad, pues Rogers/Franklin murió para bien sólo unos pocos años después (sólo decimos “para bien”, porque ya no tuvo que testificar en ningún otro juicio).
#2: Shelagh McDonald.
Shelagh McDonald fue un éxito casi instantáneo como una cantante de folk (en términos de cantantes de folk, esto significa que sus álbumes fueron comprados por más que su familia inmediata). Pero en 1972, justo cuando su carrera estaba comenzando a despegar, McDonald repentinamente desapareció. No sólo del centro de atención, sino de, tú sabes, todas partes. Hasta los colaboradores y amigos no tenían idea de adonde había ido. Si el internet hubiese existido en ese entonces, rumores de McDonald siendo una viajera en el tiempo o parte de alguna elaborada conspiración habrían sido un tema caliente. Pero esto siendo principios de la década de 1970, McDonald simplemente se desvaneció en una grotesca nota al pie de página histórica.
No obstante, McDonald conservó una fanaticada lo bastante fuerte para que cuando sus álbumes fueron reeditados en CD a mediados de la década del 2000, provocara un cúmulo de artículos nostálgicos preguntándose qué demonios le había sucedido. Uno de tales artículos apareció en The Scottish Daily Mail, que se encontró con una interesante posdata cuando, poco después de la publicación, Shelagh McDonald se apareció en sus oficinas.
Mientras el comprensiblemente sorprendido personal del periódico escuchaba, McDonald explicó la historia tras su repentina desaparición: un vergazo de ácido. Verás, McDonald estaba en una fiesta una noche cuando tomó algo de LSD que la envió en el peor viaje imaginable, dejándola tambaleándose a través de las calles de Londres, batallando terribles alucinaciones que duraron por semanas. Fue tan malo que se metió en un avión de vuelta a Escocia para reunirse con sus padres, todavía jodidamente drogada.
Aun cuando las alucinaciones se calmaron, McDonald descubrió que el viaje había arruinado su voz de cantante. Todo lo que podía producir era un croar estrangulado, como un Muppet muriendo en un túnel de viento. Los padres de McDonald, quienes nunca quisieron que se convirtiera en cantante en primer lugar, la convencieron de que abandonara su carrera musical y terminó casándose con un académico fracasado y pasando las siguientes pocas décadas viviendo como una vagabunda, lo que definitivamente es mucho mejor que ser una cantante folk famosa, Mamá y Papá.
McDonald y su esposo vivían en una tienda cuando vio el artículo sobre ella en The Scottish Daily Mail, que presumiblemente estaban usando como aislamiento. Se sorprendió porque la gente aparentemente todavía estaba interesada en su trabajo tras todos estos años, así que decidió resurgir.
McDonald también comenzó a hacer música de nuevo. Aquí está en 2013, dando su primera actuación musical pública desde que desapareció y se la presumió muerta 4 décadas antes. No podemos esperar el día que Tupac decida regresar y se le una para un dueto.
#1: Natasha Ryan.
En 1998, Natasha Ryan de 14 años de edad se desvaneció sin explicación de su hogar en Rockhampton, Australia. Su desaparición fue eventualmente relacionada con Leonard Fraser, también conocido con el apodo de “El Violador de Rockhampton”, quien estaba cumpliendo tiempo en prisión por el asesinato de una jovencita.
En una conversación grabada en secreto con otro reo, Fraser confesó los asesinatos de 4 chicas, una de las cuales era Natasha Ryan. El cuerpo de Ryan nunca fue encontrado, pero tras faltar por 4 años y tener un asesino convicto confesando su asesinato, nadie tenía ninguna razón para dudar que estaba muerta. Su familia realizó un funeral para ella y Fraser fue a juicio por su asesinato en 2003. Caso cerrado, ¿no?
Pues, como resulta, Fraser no estaba siendo enteramente sincero en su confesión. Lo que es otro modo de decir que Natasha Ryan no estaba muerta. Tras recibir una pista anónima, la policía realizó una redada del hogar del novio de Ryan, Scott Black, a 2 millas y media de la casa donde la familia de Ryan vivía (de la cual ella había desaparecido). Allí, encontraron a la chica muy viva escondida dentro de un guardarropa. Es correcto: había estado escondida en la casa de su novio por media puta década, justo en la misma calle donde no había sido secuestrada, más que feliz de dejar a su familia pensar que había sido secuestrada y asesinada por un violador serial.
No es como que le estuviese yendo genial, tampoco. Tenía que quedarse dentro de la casa todo el tiempo. En 4 años y medio, nunca salió durante el día. Tenía que esconderse dentro del guardarropa cuando sea que los visitantes llegaran. Mientras tanto, su novio continuó llevando una vida social activa y aparentemente hasta salió con la hermana de Ryan en un punto.
Ryan le dijo a la policía que no podía dejarlo porque “la mentira se había vuelto demasiado grande”. Básicamente estaba georgeconstanceando su camino a través del episodio más largo de Seinfeld del mundo. Ya que Black había mentido bajo juramento sobre la desaparición de su novia, pasó un año en prisión por perjurio, pero la pareja contraatacó después al vender las fotos de su boda a una revista por 200,000 dólares. Todavía están juntos hasta el día de hoy, con un hijo y todo. Asumimos que ya no duerme en el guardarropa pero, honestamente, ¿quién puede decirlo?
Fuente:
The 5 Most Insane Twist Endings Of Real Missing Person Cases | Cracked.com
Shelagh McDonald fue un éxito casi instantáneo como una cantante de folk (en términos de cantantes de folk, esto significa que sus álbumes fueron comprados por más que su familia inmediata). Pero en 1972, justo cuando su carrera estaba comenzando a despegar, McDonald repentinamente desapareció. No sólo del centro de atención, sino de, tú sabes, todas partes. Hasta los colaboradores y amigos no tenían idea de adonde había ido. Si el internet hubiese existido en ese entonces, rumores de McDonald siendo una viajera en el tiempo o parte de alguna elaborada conspiración habrían sido un tema caliente. Pero esto siendo principios de la década de 1970, McDonald simplemente se desvaneció en una grotesca nota al pie de página histórica.
No obstante, McDonald conservó una fanaticada lo bastante fuerte para que cuando sus álbumes fueron reeditados en CD a mediados de la década del 2000, provocara un cúmulo de artículos nostálgicos preguntándose qué demonios le había sucedido. Uno de tales artículos apareció en The Scottish Daily Mail, que se encontró con una interesante posdata cuando, poco después de la publicación, Shelagh McDonald se apareció en sus oficinas.
Mientras el comprensiblemente sorprendido personal del periódico escuchaba, McDonald explicó la historia tras su repentina desaparición: un vergazo de ácido. Verás, McDonald estaba en una fiesta una noche cuando tomó algo de LSD que la envió en el peor viaje imaginable, dejándola tambaleándose a través de las calles de Londres, batallando terribles alucinaciones que duraron por semanas. Fue tan malo que se metió en un avión de vuelta a Escocia para reunirse con sus padres, todavía jodidamente drogada.
Aun cuando las alucinaciones se calmaron, McDonald descubrió que el viaje había arruinado su voz de cantante. Todo lo que podía producir era un croar estrangulado, como un Muppet muriendo en un túnel de viento. Los padres de McDonald, quienes nunca quisieron que se convirtiera en cantante en primer lugar, la convencieron de que abandonara su carrera musical y terminó casándose con un académico fracasado y pasando las siguientes pocas décadas viviendo como una vagabunda, lo que definitivamente es mucho mejor que ser una cantante folk famosa, Mamá y Papá.
McDonald y su esposo vivían en una tienda cuando vio el artículo sobre ella en The Scottish Daily Mail, que presumiblemente estaban usando como aislamiento. Se sorprendió porque la gente aparentemente todavía estaba interesada en su trabajo tras todos estos años, así que decidió resurgir.
McDonald también comenzó a hacer música de nuevo. Aquí está en 2013, dando su primera actuación musical pública desde que desapareció y se la presumió muerta 4 décadas antes. No podemos esperar el día que Tupac decida regresar y se le una para un dueto.
#1: Natasha Ryan.
En 1998, Natasha Ryan de 14 años de edad se desvaneció sin explicación de su hogar en Rockhampton, Australia. Su desaparición fue eventualmente relacionada con Leonard Fraser, también conocido con el apodo de “El Violador de Rockhampton”, quien estaba cumpliendo tiempo en prisión por el asesinato de una jovencita.
En una conversación grabada en secreto con otro reo, Fraser confesó los asesinatos de 4 chicas, una de las cuales era Natasha Ryan. El cuerpo de Ryan nunca fue encontrado, pero tras faltar por 4 años y tener un asesino convicto confesando su asesinato, nadie tenía ninguna razón para dudar que estaba muerta. Su familia realizó un funeral para ella y Fraser fue a juicio por su asesinato en 2003. Caso cerrado, ¿no?
Pues, como resulta, Fraser no estaba siendo enteramente sincero en su confesión. Lo que es otro modo de decir que Natasha Ryan no estaba muerta. Tras recibir una pista anónima, la policía realizó una redada del hogar del novio de Ryan, Scott Black, a 2 millas y media de la casa donde la familia de Ryan vivía (de la cual ella había desaparecido). Allí, encontraron a la chica muy viva escondida dentro de un guardarropa. Es correcto: había estado escondida en la casa de su novio por media puta década, justo en la misma calle donde no había sido secuestrada, más que feliz de dejar a su familia pensar que había sido secuestrada y asesinada por un violador serial.
No es como que le estuviese yendo genial, tampoco. Tenía que quedarse dentro de la casa todo el tiempo. En 4 años y medio, nunca salió durante el día. Tenía que esconderse dentro del guardarropa cuando sea que los visitantes llegaran. Mientras tanto, su novio continuó llevando una vida social activa y aparentemente hasta salió con la hermana de Ryan en un punto.
Ryan le dijo a la policía que no podía dejarlo porque “la mentira se había vuelto demasiado grande”. Básicamente estaba georgeconstanceando su camino a través del episodio más largo de Seinfeld del mundo. Ya que Black había mentido bajo juramento sobre la desaparición de su novia, pasó un año en prisión por perjurio, pero la pareja contraatacó después al vender las fotos de su boda a una revista por 200,000 dólares. Todavía están juntos hasta el día de hoy, con un hijo y todo. Asumimos que ya no duerme en el guardarropa pero, honestamente, ¿quién puede decirlo?
Fuente:
The 5 Most Insane Twist Endings Of Real Missing Person Cases | Cracked.com
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