La elección de Arnaldo y Espejel provoca la mayor indisciplina de voto desde la investidura de Rajoy
No existen precedentes conocidos en la historia reciente del parlamentarismo español de una votación secreta como la que tuvo lugar este jueves en el Congreso de los Diputados en la que se produjeran tantas rupturas de la disciplina de voto. Menos aún de que esas rupturas se dieran en las filas de los mismos grupos que habían logrado un pacto para renovar órganos constitucionales como el Tribunal Constitucional o el Defensor del Pueblo, tras tres años de bloqueo, y del Tribunal de Cuentas, en situación de interinidad desde julio.
Los partidos involucrados en el acuerdo, PSOE (120 diputados), PP (con 88, más uno de Foro) y Unidas Podemos (con 34, a falta de que se sustituya a Alberto Rodríguez), suman 243 escaños en la Cámara Baja. Pero el candidato más polémico, Enrique Arnaldo, propuesto para magistrado del Constitucional por los populares y cuestionado desde la izquierda precisamente por sus múltiples vinculaciones con el partido de Pablo Casado, obtuvo 232 votos, once menos de los esperados. La otra candidata del PP, Concepción Espejel, para ese mismo tribunal –y que también ha sido polémica por su afinidad con los populares– logró 237 (seis menos de los previstos), y los propuestos por el PSOE, Inmaculada Montalbán y Juan Ramón Sáez Valcárcel, 240, tres menos. Esos cuatro nombramientos, el del nuevo Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, y el de los seis nuevos miembros del Tribunal de Cuentas, lograron en todo caso superar el umbral de tres quintos de los votos –210 diputados de 350– exigidos para este tipo de elecciones. Los diputados tuvieron que escribir sus nombres a través de la intranet del Congreso, ya que por acuerdo de la Mesa todas las votaciones fueron telemáticas. Pero tras conocer el resultado en boca de la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, en torno a las 16.30 horas de este jueves, en el patio y en los pasillos del hemiciclo todos los comentarios de diputados y periodistas fueron de sorpresa ante esas indisciplinas que en ningún momento se esperaron las direcciones de PSOE, PP y Unidas Podemos pese a las polémicas que rodearon especialmente a Arnaldo y Espejel desde que se conocieron sus respectivas candidaturas a magistrados del Constitucional.
El precedente de la investidura de Rajoy
El precedente más cercano de una fuga de votos semejante se dio en la votación de la investidura de Mariano Rajoy, en octubre de 2016, en la que 15 diputados socialistas rompieron la disciplina de voto del grupo y evitaron abstenerse como mandató la dirección del PSOE pilotado entonces por una gestora. Pero el contexto de esa votación, con un PSOE abierto en canal tras la polémica expulsión del hoy presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por su insistente "no es no" a permitir a Rajoy llegar a la Moncloa, lo hace incomparable con el escenario de este jueves. Más recientemente, en 2018, dos supuestos errores en una votación y dos ausencias –lejos también, por tanto, de las indisciplinas del Pleno de esta semana– tumbaron la renovación del Consejo de Administración interino de RTVE forzando a la elección de Rosa María Mateo como administradora única. El PSOE contabilizó, oficialmente, tres diputados que se saltaron la disciplina de voto en los nombramientos de los órganos constitucionales. A pesar de que la votación de nombramientos es secreta, la dirección pudo conocer qué había votado cada parlamentario porque envían el justificante del voto una vez emitido cuando se realiza de forma telemática. Odón Elorza no votó a Enrique Arnaldo, según dijo en Twitter, "en defensa del prestigio y la dignidad de las instituciones del Tribunal Constitucional y del Congreso". Sí apoyó al resto de candidatos, pero el PSOE emitió un comunicado adelantando que "estudiará en los próximos días" una posible sanción al diputado. El exministro José Luis Ábalos confesó haberse equivocado y votó en blanco en todos los nombramientos y, según fuentes socialistas, los votos del diputado Mariano Sánchez fueron nulos por un error en el orden de los nombres. Nada se ha podido confirmar acerca de la identidad de los otros ocho parlamentarios rebeldes que no apoyaron a Arnaldo o de los seis que evitaron votar a Espejel. Fuentes de Unidas Podemos y, también del PP, insisten en que la dirección del grupo no tiene forma de conocer si hubo alguien en sus filas que rompió la disciplina de voto porque la votación fue secreta y, a diferencia del PSOE, la formación confederal y la de los populares no exigieron a sus diputados que dijeran qué habían votado. La mayor sospecha está en las diputadas de Unidas Podemos Meri Pita y Gloria Elizo, que el miércoles publicaron un duro artículo en El Periódico de España en contra de los nombramientos. Pero ni ellas ni el grupo confederal quisieron confirmar a este diario que habían roto la disciplina de voto. Sí es conocido, en cualquier caso, que el diputado de Compromís, Joan Baldoví, apoyó a los candidatos propuestos por el PSOE para el Constitucional y a Ángel Gabilondo, pero no a Arnaldo y Espejel.
El malestar en la coalición y entre sus socios
La votación llegó tras varias semanas de polémica por los perfiles de estos dos candidatos del PP. Las múltiples vinculaciones con el PP de Arnaldo, que colaboró con la Fundación FAES, llegó a estar vinculado a algunas de las causas por corrupción en las que se ha visto implicado el partido en los últimos años, como Palma Arena –causa en la que llegó a estar imputado– o Lezo, y hacía negocios con cargos populares o trataba de influir en los nombramientos judiciales, generaron un fuerte malestar entre los socios parlamentarios del Gobierno, pero también en sectores del PSOE y en Unidas Podemos. Espejel, por su parte, estuvo recusada en el caso Gürtel y fue apartada de varios juicios por haber sido en el pasado vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) con los votos favorables del PP en el Senado. Entonces la sala rechazó expresamente que tuviera que ser recusada porque la exsecretaria general de los populares, María Dolores de Cospedal, se refiriese a ella como "querida Concha" en un acto público en 2014, algo que se le reprocha ahora por parte de la izquierda. Todo ese malestar se reflejó en el debate previo a conocer el resultado de la votación de este jueves. Socios habituales del Gobierno como el PNV o ERC y EH Bildu directamente se negaron a participar en lo que, en una rueda de prensa improvisada fuera del hemiciclo, calificaron como "una infamia" por el "reparto" de puestos entre PP y PSOE y por los perfiles de Arnaldo y Espejel. Dentro de la Cámara Baja, se escucharon reproches similares. "Han entrado en las malas prácticas del bipartidismo", denunciaba Edmundo Bal, portavoz de Ciudadanos. "Se les tiene que caer la cara de vergüenza. No se suban nunca más a dar lecciones", insistía, dirigiéndose a la bancada de PSOE y PP. "Hoy el Congreso huele a amaño, huele a obscenidad, huele a escándalo, por eso muchos diputados han necesitado esta pinza para votar", añadía, por su parte, el portavoz de Compromís, Joan Baldoví, enseñando una pinza en el atril del Congreso. "Posiblemente el señor Arnaldo sirva para hacer negocios pero no sirve para estar en el Constitucional", concluía. "Hoy se van a votar candidatos que no son idóneos por diputados que saben que Espejel no es idónea y que Arnaldo no es idóneo", agregaba después Íñigo Errejón, de Más País.
El PSOE se justifica sosteniendo que "acordar es la esencia de la democracia"
"Hoy [por este jueves] tenemos una votación difícil", reconocía el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Antón Gómez-Reino. A su juicio, Espejel y Arnaldo "nunca debían haber sido propuestos por el PP", porque "implícitamente son dirigentes del PP sin carné". No obstante, justificó el apoyo de su grupo a su nombramiento para desbloquear la renovación de las instituciones. "Solo había dos opciones, un acuerdo mejor o peor de tres quintas partes de la Cámara o continuar el bloqueo de las instituciones", añadía. "Nuestro voto nunca va a ser un voto a favor de Arnaldo o Espejel, es en contra del secuestro de las instituciones por parte del PP", matizaba. Los diputados de Vox se pusieron en pie al finalizar su intervención al grito de "sí se puede" a modo de mofa. El portavoz de Justicia del PSOE, Francisco Aranda, defendía, por su parte, que era necesario avalar el pacto, incluyendo a Arnaldo, para recuperar el "normal funcionamiento de las instituciones" y respetar la Constitución, sobre todo frente a los "lobos de la ultraderecha", que están "al acecho de la democracia". También reivindicó que su grupo sí ha cumplido con el principio de proponer candidatos con "conductas ejemplares", y defendió que "acordar es la esencia misma de la democracia". Con todo, Aranda justificó que, pese a los "palos en las ruedas", la votación de este jueves suponía "fortalecer" la democracia, al acabar con la interinidad de varios órganos constitucionales. El PP, en cambio, habló del "prestigio" de los candidatos y reafirmó su apuesta por "instituciones fuertes". A juicio de Vicente Tirado, el diputado popular encargado de participar en el debate, su acuerdo con el PSOE "responde al compromiso de elegir a profesionales de conocido prestigio" y remarcó el "sentido de Estado" de su partido. Para el PSOE el pacto con el PP "es la responsabilidad de gobierno por encima de los intereses de partido".
Bite the bullet es una expresión inglesa que define la acción de hacer algo desagradable y que tiene su origen en la Segunda Guerra Mundial, cuando los soldados heridos eran intervenidos sin anestesia y se veían obligados a morder una bala para soportar el dolor. Tan intenso, al parecer, como el que padecieron muchos de los diputados del PSOE y de Unidas Podemos este jueves al emitir su voto favorable en el Congreso a la candidatura del cuestionado Enrique Arnaldo como miembro del Constitucional. Ninguno quería, pero todos dijeron sí, a excepción de 11 diputados que votaron en conciencia. Fuera sapo o fuera cocodrilo, el resto aceptó el trágala. Y eso que no existe mandato legal que obligue a un parlamentario a cumplir con la disciplina de voto dictada por un partido. De hecho, la Constitución dice todo lo contrario y salvaguarda jurídicamente el voto en conciencia con el artículo 67.2, donde se puede leer que los "miembros de las Cortes Generales no estarán ligados por mandato imperativo". El 79.3 añade además que el voto de senadores y diputados "es personal e indelegable". Bien que lo sabían, en octubre de 2016, los 15 diputados del PSOE que votaron contra la investidura de Mariano Rajoy, en señal de protesta por lo decidido en el Comité Federal de su partido, entonces dirigido por una gestora que presidía el asturiano Javier Fernández. ¿Recuerdan? El 'no es no', el voto en conciencia, los principios por delante de las consignas, las convicciones más profundas, la altura moral... Aquellos, los de entonces, los de aquel PSOE que se rebeló contra la disciplina de voto por una cuestión de principios han exigido ahora a sus diputados el certificado de voto para comprobar que no hubiera díscolos, a pesar de que se trataba de una votación secreta. Una decisión de la dirección del Grupo Parlamentario de dudosa constitucionalidad y que no emularon, eso sí, los morados. De ahí que en buena medida se pueda colegir que el principal foco de las fugas registradas durante la votación -se registraron 232 síes frente a los 240 esperados de la suma de PSOE, PP y los morados- procediera de sus filas. Hoy es más necesario que nunca interpelar a la conciencia de los representantes socialistas y de Unidas Podemos que, en privado, se muestran escandalizados por el beneplácito de sus partidos a un candidato que no es idóneo ni imparcial para el cargo de garante de la Carta Magna. Y no por su afinidad ideológica sino por su estrecho vínculo con los populares; por su incumplimiento de la Ley de Universidades al simultanear la docencia en un centro público con otro privado; por sus negocios con las administraciones gobernadas por el PP y por su bochornosa conversación en 2016 con el inefable y entonces investigado por la Justicia Ignacio González, en la que se le escuchó decir al ex presidente madrileño que se estaba moviendo para colocarle "un fiscal bueno". Sobraban razones para decir no a Arnaldo y votar en conciencia. Pero entre tragarse el sapo o perpetuar el bloqueo que el PP mantenía a la renovación de los órganos constitucionales, eligieron lo primero. A costa de sus principios, de su coherencia y de la pureza de una superioridad moral que queda en entredicho. El ejercicio de cinismo es superlativo. La conciencia ni se compra ni se vende… ni se somete a los dictados partidistas. Si uno está en contra, vota en consecuencia y asume el resultado de su congruencia, que en este caso sería pagar una multa por romper con la disciplina o marcharse a su casa y renunciar al escaño. El único que ha confesado públicamente que no votó a favor de Arnaldo ha sido el socialista Odón Elorza, que sí lo había hecho con anterioridad en la Comisión de Nombramientos. La imagen que deja el Parlamento es poco edificante para la ya tan malhadada independencia de la Justicia y no digamos para la política. Unidas Podemos se ha sumado a una insólita y vergonzante alianza de PP y PSOE que, de no haber estado en el Gobierno, jamás hubiera suscrito. Los que venían a regenerar la política han avalado con su voto a un candidato del que sobran los motivos para impedir que se siente en el Constitucional. Los que se forjaron en las instituciones como herederos del 15-M al grito de "sí se puede" han mordido la bala para evitar el dolor y la humillación de saberse partícipes de un sistema de elección que ellos mismos cuestionaron tanto por el procedimiento en sí como por los adulterados criterios que manejaba el viejo bipartidismo en cada renovación. Tan cierto es que permitir que persistiera el bloqueo hubiera supuesto blindar el control de los populares sobre la cúpula de la Justicia como que todos aquellos que han confesado que votaron con la "nariz tapada" -y han sido unos cuantos- han quedado señalados por jalear su malestar en los medios de comunicación y no en los órganos internos de sus respectivos partidos pero, sobre todo, por sumarse con su voto a una mayoría que avala la presencia en el Constitucional de personajes con la trayectoria de un Enrique Arnaldo que ni es imparcial ni es en absoluto idóneo para el cargo.
Beronio escribió:Podemos ser mas demócratas si aumentamos el número de parlamentarios.
Aunque a mi me parece que sería mas democrático y mas barato, aumentar el número de votantes.
Falso... creo que no hace falta que lo desarrolle.
Exacto, pero la creencia sobre la falta de necesidad del desarrollo de la cuestión planteada por la pececina nada tiene que ver con la capacidad de comprensión de quienes deberían entenderlo.
marapez escribió: Falso... creo que no hace falta que lo desarrolle.
Claro que hace falta que lo desarrolles.
A no ser que consideres que eso es asi porque lo dices tú.
Mayor numero de parlamentarios no hará más democrático el parlamento si se sigue manteniendo la proporcionalidad entre las fuerzas... 1/3 = 2/6 = 3/9 = 4/12.... . Creo que es de cajón y alguien que piense no debería tener problemas para entenderlo, por eso dije que no hacia falta la explicación. En cuanto al número de votantes, como no consideres que se debe bajar la edad de sufragio no entiendo como puede ser más democrático... quizá haciendo como en otros paises en los que el voto es obligatorio?, Lo haria eso más decmocrático, o saldrían los de siempre a decir que vulnera la libertad de los que no quieren ir a votar?. Lo has entendido ya, o hace falta ahora un esquema?
A Batty, El llobu y a Odra les gusta esta publicaciòn
Pues no lo hará mas democrático, pero si mas económico, que era la otra posibilidad.
Y respecto al mayor número de votantes, se puede lograr disminuyendo la abstención y ésta aumentando la credibiliidad de los parlamentarios, pero esta es una labor de ellos, que ahora parece que estén en la tasca, en lugar de en una cámara de representación.
Ahora, si quieres, puedes hacerme el famoso esquema.
Beronio escribió:Muy bien. Ahora rellena las casillas.
En este subforo es obligada la cortesía dialéctica, no para andar con impertinencias.
Estaba más que claro que no hacía falta que la pececina desarrollara absolutamente nada, porque resulta exageradamente evidente que con más parlamentarios no se es más demócrata. La afirmación de la pececina es retórica. No quedaste contento, sino que ante algo insultantemente evidente le dices que lo tiene que desarrollar porque si no es que considera que es así porque lo dice ella. La pregunta de la pececina sobre si te hace un esquema también es retórica, pero como tampoco te has quedado contento le pides que haga el esquema, que por cierto tiene rellenadas las casillas, y aún así le pides que rellene las casillas porque evidentemente no has entendido nada. Sólo te falta pedirle a la pececina que lo entienda todo por ti.
Por cierto tú no has desarrollado, en absoluto, tus afirmaciones. Igual es que consideras que es así porque lo dices tú:
Beronio escribió:Podemos ser mas demócratas si aumentamos el número de parlamentarios.
Aunque a mi me parece que sería mas democrático y mas barato, aumentar el número de votantes.
Cuando lo desarrolles no te olvides del esquema y de rellenar las casillas.
Beronio escribió:La "pececina" como usted la llama, dice que mi discurso e muy democrático y digno de mi.
Aplique usted lo de la cortesía dialéctica a esa intervención o cállese.
O me banea.
Tiene otra opción; argumentar el motivo por el que la disciplina de voto es el paradigma de la democracia.
Y razón no le falta cuando se refiere a una afirmación como ésta:
Beronio escribió:Si existe la disciplina de voto, sobran diputados.
Y sobran los discursos en el Parlamento.
MNos ahorrariamos mucho dinero
No sobran diputados aunque haya disciplina de voto, y mucho menos sobran discursos en el Parlamento, haya disciplina de voto o no la haya. Y andar en comentarios sobre ahorrarnos diputados y discursos en el Parlamento, aunque ahorrase mucho dinero, no es un discurso muy democrático, básicamente porque el Parlamento es el órgano del Estado en el que verdaderamente se expresa la voluntad del pueblo, puesto que es el único que elegimos con nuestros votos, por ello bien merece la pena lo que cuesta.
Lo que no hará el llobu es confundir la cortesía dialéctica con la legítima crítica a un escrito como ha hecho la pececina con tu muy poco democrático mensaje.
Lo que evidentemente no es cortesía dialéctica es mandar callar a un miembro del foro como acabas de hacer con el llobu, por cierto sin conseguirlo, faltaría más, por lo que el llobu te volverá a recordar que la cortesía dialéctica sigue siendo obligada en este subforo.
Por cierto: el llobu no es nadie para banear a ningún miembro del foro, básicamente porque ni es moderador ni administrador de este foro. Deberías guardarte ese tipo de gracias, si es que pretendes seguir utilizándolas, para los moderadores y el administrador.
En cuanto a tu planteamiento de "otra opción de la pececina", nadie, excepto tú, ha dicho que la disciplina de voto sea el paradigma de la democracia, por ello nadie debe argumentar absolutamente nada en ese sentido.
Beronio escribió:Si existe la disciplina de voto, sobran diputados.
Y sobran los discursos en el Parlamento.
MNos ahorrariamos mucho dinero
Este era el discusrso poco democrático al que me he referido. Según tu sobran diputados y sobran los discursos. Y en ningú sitio he dicho que la disciplina de voto sea más democrática... eso te lo has inventado.
beronio escribió:Y ahora, lo que procede es que "la pececina" y usted, argumenten cuales son las razones por las que la disciplina de voto es democrática.
Asi que por favor, disculpese, con esquema o sin él.
Bite the bullet es una expresión inglesa que define la acción de hacer algo desagradable y que tiene su origen en la Segunda Guerra Mundial, cuando los soldados heridos eran intervenidos sin anestesia y se veían obligados a morder una bala para soportar el dolor. Tan intenso, al parecer, como el que padecieron muchos de los diputados del PSOE y de Unidas Podemos este jueves al emitir su voto favorable en el Congreso a la candidatura del cuestionado Enrique Arnaldo como miembro del Constitucional. Ninguno quería, pero todos dijeron sí, a excepción de 11 diputados que votaron en conciencia. Fuera sapo o fuera cocodrilo, el resto aceptó el trágala. Y eso que no existe mandato legal que obligue a un parlamentario a cumplir con la disciplina de voto dictada por un partido. De hecho, la Constitución dice todo lo contrario y salvaguarda jurídicamente el voto en conciencia con el artículo 67.2, donde se puede leer que los "miembros de las Cortes Generales no estarán ligados por mandato imperativo". El 79.3 añade además que el voto de senadores y diputados "es personal e indelegable". Bien que lo sabían, en octubre de 2016, los 15 diputados del PSOE que votaron contra la investidura de Mariano Rajoy, en señal de protesta por lo decidido en el Comité Federal de su partido, entonces dirigido por una gestora que presidía el asturiano Javier Fernández. ¿Recuerdan? El 'no es no', el voto en conciencia, los principios por delante de las consignas, las convicciones más profundas, la altura moral... Aquellos, los de entonces, los de aquel PSOE que se rebeló contra la disciplina de voto por una cuestión de principios han exigido ahora a sus diputados el certificado de voto para comprobar que no hubiera díscolos, a pesar de que se trataba de una votación secreta. Una decisión de la dirección del Grupo Parlamentario de dudosa constitucionalidad y que no emularon, eso sí, los morados. De ahí que en buena medida se pueda colegir que el principal foco de las fugas registradas durante la votación -se registraron 232 síes frente a los 240 esperados de la suma de PSOE, PP y los morados- procediera de sus filas. Hoy es más necesario que nunca interpelar a la conciencia de los representantes socialistas y de Unidas Podemos que, en privado, se muestran escandalizados por el beneplácito de sus partidos a un candidato que no es idóneo ni imparcial para el cargo de garante de la Carta Magna. Y no por su afinidad ideológica sino por su estrecho vínculo con los populares; por su incumplimiento de la Ley de Universidades al simultanear la docencia en un centro público con otro privado; por sus negocios con las administraciones gobernadas por el PP y por su bochornosa conversación en 2016 con el inefable y entonces investigado por la Justicia Ignacio González, en la que se le escuchó decir al ex presidente madrileño que se estaba moviendo para colocarle "un fiscal bueno". Sobraban razones para decir no a Arnaldo y votar en conciencia. Pero entre tragarse el sapo o perpetuar el bloqueo que el PP mantenía a la renovación de los órganos constitucionales, eligieron lo primero. A costa de sus principios, de su coherencia y de la pureza de una superioridad moral que queda en entredicho. El ejercicio de cinismo es superlativo. La conciencia ni se compra ni se vende… ni se somete a los dictados partidistas. Si uno está en contra, vota en consecuencia y asume el resultado de su congruencia, que en este caso sería pagar una multa por romper con la disciplina o marcharse a su casa y renunciar al escaño. El único que ha confesado públicamente que no votó a favor de Arnaldo ha sido el socialista Odón Elorza, que sí lo había hecho con anterioridad en la Comisión de Nombramientos. La imagen que deja el Parlamento es poco edificante para la ya tan malhadada independencia de la Justicia y no digamos para la política. Unidas Podemos se ha sumado a una insólita y vergonzante alianza de PP y PSOE que, de no haber estado en el Gobierno, jamás hubiera suscrito. Los que venían a regenerar la política han avalado con su voto a un candidato del que sobran los motivos para impedir que se siente en el Constitucional. Los que se forjaron en las instituciones como herederos del 15-M al grito de "sí se puede" han mordido la bala para evitar el dolor y la humillación de saberse partícipes de un sistema de elección que ellos mismos cuestionaron tanto por el procedimiento en sí como por los adulterados criterios que manejaba el viejo bipartidismo en cada renovación. Tan cierto es que permitir que persistiera el bloqueo hubiera supuesto blindar el control de los populares sobre la cúpula de la Justicia como que todos aquellos que han confesado que votaron con la "nariz tapada" -y han sido unos cuantos- han quedado señalados por jalear su malestar en los medios de comunicación y no en los órganos internos de sus respectivos partidos pero, sobre todo, por sumarse con su voto a una mayoría que avala la presencia en el Constitucional de personajes con la trayectoria de un Enrique Arnaldo que ni es imparcial ni es en absoluto idóneo para el cargo.
marapez escribió:La elección de Arnaldo y Espejel provoca la mayor indisciplina de voto desde la investidura de Rajoy
No existen precedentes conocidos en la historia reciente del parlamentarismo español de una votación secreta como la que tuvo lugar este jueves en el Congreso de los Diputados en la que se produjeran tantas rupturas de la disciplina de voto. Menos aún de que esas rupturas se dieran en las filas de los mismos grupos que habían logrado un pacto para renovar órganos constitucionales como el Tribunal Constitucional o el Defensor del Pueblo, tras tres años de bloqueo, y del Tribunal de Cuentas, en situación de interinidad desde julio.
Los partidos involucrados en el acuerdo, PSOE (120 diputados), PP (con 88, más uno de Foro) y Unidas Podemos (con 34, a falta de que se sustituya a Alberto Rodríguez), suman 243 escaños en la Cámara Baja. Pero el candidato más polémico, Enrique Arnaldo, propuesto para magistrado del Constitucional por los populares y cuestionado desde la izquierda precisamente por sus múltiples vinculaciones con el partido de Pablo Casado, obtuvo 232 votos, once menos de los esperados. La otra candidata del PP, Concepción Espejel, para ese mismo tribunal –y que también ha sido polémica por su afinidad con los populares– logró 237 (seis menos de los previstos), y los propuestos por el PSOE, Inmaculada Montalbán y Juan Ramón Sáez Valcárcel, 240, tres menos. Esos cuatro nombramientos, el del nuevo Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, y el de los seis nuevos miembros del Tribunal de Cuentas, lograron en todo caso superar el umbral de tres quintos de los votos –210 diputados de 350– exigidos para este tipo de elecciones. Los diputados tuvieron que escribir sus nombres a través de la intranet del Congreso, ya que por acuerdo de la Mesa todas las votaciones fueron telemáticas. Pero tras conocer el resultado en boca de la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, en torno a las 16.30 horas de este jueves, en el patio y en los pasillos del hemiciclo todos los comentarios de diputados y periodistas fueron de sorpresa ante esas indisciplinas que en ningún momento se esperaron las direcciones de PSOE, PP y Unidas Podemos pese a las polémicas que rodearon especialmente a Arnaldo y Espejel desde que se conocieron sus respectivas candidaturas a magistrados del Constitucional.
El precedente de la investidura de Rajoy
El precedente más cercano de una fuga de votos semejante se dio en la votación de la investidura de Mariano Rajoy, en octubre de 2016, en la que 15 diputados socialistas rompieron la disciplina de voto del grupo y evitaron abstenerse como mandató la dirección del PSOE pilotado entonces por una gestora. Pero el contexto de esa votación, con un PSOE abierto en canal tras la polémica expulsión del hoy presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por su insistente "no es no" a permitir a Rajoy llegar a la Moncloa, lo hace incomparable con el escenario de este jueves. Más recientemente, en 2018, dos supuestos errores en una votación y dos ausencias –lejos también, por tanto, de las indisciplinas del Pleno de esta semana– tumbaron la renovación del Consejo de Administración interino de RTVE forzando a la elección de Rosa María Mateo como administradora única. El PSOE contabilizó, oficialmente, tres diputados que se saltaron la disciplina de voto en los nombramientos de los órganos constitucionales. A pesar de que la votación de nombramientos es secreta, la dirección pudo conocer qué había votado cada parlamentario porque envían el justificante del voto una vez emitido cuando se realiza de forma telemática. Odón Elorza no votó a Enrique Arnaldo, según dijo en Twitter, "en defensa del prestigio y la dignidad de las instituciones del Tribunal Constitucional y del Congreso". Sí apoyó al resto de candidatos, pero el PSOE emitió un comunicado adelantando que "estudiará en los próximos días" una posible sanción al diputado. El exministro José Luis Ábalos confesó haberse equivocado y votó en blanco en todos los nombramientos y, según fuentes socialistas, los votos del diputado Mariano Sánchez fueron nulos por un error en el orden de los nombres. Nada se ha podido confirmar acerca de la identidad de los otros ocho parlamentarios rebeldes que no apoyaron a Arnaldo o de los seis que evitaron votar a Espejel. Fuentes de Unidas Podemos y, también del PP, insisten en que la dirección del grupo no tiene forma de conocer si hubo alguien en sus filas que rompió la disciplina de voto porque la votación fue secreta y, a diferencia del PSOE, la formación confederal y la de los populares no exigieron a sus diputados que dijeran qué habían votado. La mayor sospecha está en las diputadas de Unidas Podemos Meri Pita y Gloria Elizo, que el miércoles publicaron un duro artículo en El Periódico de España en contra de los nombramientos. Pero ni ellas ni el grupo confederal quisieron confirmar a este diario que habían roto la disciplina de voto. Sí es conocido, en cualquier caso, que el diputado de Compromís, Joan Baldoví, apoyó a los candidatos propuestos por el PSOE para el Constitucional y a Ángel Gabilondo, pero no a Arnaldo y Espejel.
El malestar en la coalición y entre sus socios
La votación llegó tras varias semanas de polémica por los perfiles de estos dos candidatos del PP. Las múltiples vinculaciones con el PP de Arnaldo, que colaboró con la Fundación FAES, llegó a estar vinculado a algunas de las causas por corrupción en las que se ha visto implicado el partido en los últimos años, como Palma Arena –causa en la que llegó a estar imputado– o Lezo, y hacía negocios con cargos populares o trataba de influir en los nombramientos judiciales, generaron un fuerte malestar entre los socios parlamentarios del Gobierno, pero también en sectores del PSOE y en Unidas Podemos. Espejel, por su parte, estuvo recusada en el caso Gürtel y fue apartada de varios juicios por haber sido en el pasado vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) con los votos favorables del PP en el Senado. Entonces la sala rechazó expresamente que tuviera que ser recusada porque la exsecretaria general de los populares, María Dolores de Cospedal, se refiriese a ella como "querida Concha" en un acto público en 2014, algo que se le reprocha ahora por parte de la izquierda. Todo ese malestar se reflejó en el debate previo a conocer el resultado de la votación de este jueves. Socios habituales del Gobierno como el PNV o ERC y EH Bildu directamente se negaron a participar en lo que, en una rueda de prensa improvisada fuera del hemiciclo, calificaron como "una infamia" por el "reparto" de puestos entre PP y PSOE y por los perfiles de Arnaldo y Espejel. Dentro de la Cámara Baja, se escucharon reproches similares. "Han entrado en las malas prácticas del bipartidismo", denunciaba Edmundo Bal, portavoz de Ciudadanos. "Se les tiene que caer la cara de vergüenza. No se suban nunca más a dar lecciones", insistía, dirigiéndose a la bancada de PSOE y PP. "Hoy el Congreso huele a amaño, huele a obscenidad, huele a escándalo, por eso muchos diputados han necesitado esta pinza para votar", añadía, por su parte, el portavoz de Compromís, Joan Baldoví, enseñando una pinza en el atril del Congreso. "Posiblemente el señor Arnaldo sirva para hacer negocios pero no sirve para estar en el Constitucional", concluía. "Hoy se van a votar candidatos que no son idóneos por diputados que saben que Espejel no es idónea y que Arnaldo no es idóneo", agregaba después Íñigo Errejón, de Más País.
El PSOE se justifica sosteniendo que "acordar es la esencia de la democracia"
"Hoy [por este jueves] tenemos una votación difícil", reconocía el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Antón Gómez-Reino. A su juicio, Espejel y Arnaldo "nunca debían haber sido propuestos por el PP", porque "implícitamente son dirigentes del PP sin carné". No obstante, justificó el apoyo de su grupo a su nombramiento para desbloquear la renovación de las instituciones. "Solo había dos opciones, un acuerdo mejor o peor de tres quintas partes de la Cámara o continuar el bloqueo de las instituciones", añadía. "Nuestro voto nunca va a ser un voto a favor de Arnaldo o Espejel, es en contra del secuestro de las instituciones por parte del PP", matizaba. Los diputados de Vox se pusieron en pie al finalizar su intervención al grito de "sí se puede" a modo de mofa. El portavoz de Justicia del PSOE, Francisco Aranda, defendía, por su parte, que era necesario avalar el pacto, incluyendo a Arnaldo, para recuperar el "normal funcionamiento de las instituciones" y respetar la Constitución, sobre todo frente a los "lobos de la ultraderecha", que están "al acecho de la democracia". También reivindicó que su grupo sí ha cumplido con el principio de proponer candidatos con "conductas ejemplares", y defendió que "acordar es la esencia misma de la democracia". Con todo, Aranda justificó que, pese a los "palos en las ruedas", la votación de este jueves suponía "fortalecer" la democracia, al acabar con la interinidad de varios órganos constitucionales. El PP, en cambio, habló del "prestigio" de los candidatos y reafirmó su apuesta por "instituciones fuertes". A juicio de Vicente Tirado, el diputado popular encargado de participar en el debate, su acuerdo con el PSOE "responde al compromiso de elegir a profesionales de conocido prestigio" y remarcó el "sentido de Estado" de su partido. Para el PSOE el pacto con el PP "es la responsabilidad de gobierno por encima de los intereses de partido".
Beronio escribió:Si sobran diputados si hay disciplina de voto (por cierto... es anticonstitucional sancionar a los que incumplen la disciplina de voto),
Si sobran los discursos, si no es posible convencer a ningún opositor.
Es democrático expresar opiniones.
El Llobu confunde la cortesia con el amiguismo.
Y ahora, lo que procede es que "la pececina" y usted, argumenten cuales son las razones por las que la disciplina de voto es democrática.
A mi, el que alguien ordene que todos deben votar si (o no) me parece dictatorial. Si a usted le parece que no, razónelo.
No, no sobran diputados porque haya disciplina de voto: los diputados de un grupo tienen la facultad colectiva de decidir que haya disciplina de voto lo mismo que pueden decidir que no la haya, el número de diputados es importante porque decide las votaciones, y por ello no sobra ningún diputado, y sancionar a quienes incumplen una disciplina de voto, independientemente que sea inconstitucional o no, no argumenta ninguna reducción del número de diputados.
No sobran los discursos independientemente que se convenza a algún opositor, puesto que los discursos del parlamento también sirven para que quienes quieran seguir la actividad parlamentaria se enteren de todo lo que opinan en sede parlamentaria todos los partidos, y no sólo en las campañas de propaganda preelectoral.
Es democrático expresar opiniones pero no es democrático expresar opiniones no democráticas y que pretendan minorar la democracia, como todas las alusiones al dinero que nos cuesta, que sigue siendo un dinero mejor que bien pagado.
Y lo que procede, puesto que esto sigue siendo el Café Gijón, sigue siendo que abandones la descortesía dialéctica que supone pretender dar órdenes al resto de miembros que participen en este hilo diciéndoles qué tienen que decir, qué tienen que argumentar, si tienen que callarse, si te tienen que banear, o como en éste caso haciendo del llobu el tema de conversación acusándolo de amiguismo. El llobu ya ha demostrado tu falta de cortesía dialéctica en un subforo en el que es obligada por lo que no volverá a incidir en tus descortesías dialécticas pasadas, y por supuesto opinar sobre la falta de carácter democrático de un mensaje y de quien lo dice no es falta de cortesía dialéctica.
La disciplina de voto no tiene por qué ordenarla alguien en concreto, puede estar consensuada por los miembros de cualquier grupo parlamentario. Y, en todo caso, nadie la está defendiendo, por lo que resulta muy absurdo y descortés dialécticamente hablando que exijas argumentos sobre lo que nadie ha dicho ni defendido. Por ello, y como con muy buen criterio ha hecho la pececina, retomamos el tema:
marapez escribió:La elección de Arnaldo y Espejel provoca la mayor indisciplina de voto desde la investidura de Rajoy
No existen precedentes conocidos en la historia reciente del parlamentarismo español de una votación secreta como la que tuvo lugar este jueves en el Congreso de los Diputados en la que se produjeran tantas rupturas de la disciplina de voto. Menos aún de que esas rupturas se dieran en las filas de los mismos grupos que habían logrado un pacto para renovar órganos constitucionales como el Tribunal Constitucional o el Defensor del Pueblo, tras tres años de bloqueo, y del Tribunal de Cuentas, en situación de interinidad desde julio.
Los partidos involucrados en el acuerdo, PSOE (120 diputados), PP (con 88, más uno de Foro) y Unidas Podemos (con 34, a falta de que se sustituya a Alberto Rodríguez), suman 243 escaños en la Cámara Baja. Pero el candidato más polémico, Enrique Arnaldo, propuesto para magistrado del Constitucional por los populares y cuestionado desde la izquierda precisamente por sus múltiples vinculaciones con el partido de Pablo Casado, obtuvo 232 votos, once menos de los esperados. La otra candidata del PP, Concepción Espejel, para ese mismo tribunal –y que también ha sido polémica por su afinidad con los populares– logró 237 (seis menos de los previstos), y los propuestos por el PSOE, Inmaculada Montalbán y Juan Ramón Sáez Valcárcel, 240, tres menos. Esos cuatro nombramientos, el del nuevo Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, y el de los seis nuevos miembros del Tribunal de Cuentas, lograron en todo caso superar el umbral de tres quintos de los votos –210 diputados de 350– exigidos para este tipo de elecciones. Los diputados tuvieron que escribir sus nombres a través de la intranet del Congreso, ya que por acuerdo de la Mesa todas las votaciones fueron telemáticas. Pero tras conocer el resultado en boca de la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, en torno a las 16.30 horas de este jueves, en el patio y en los pasillos del hemiciclo todos los comentarios de diputados y periodistas fueron de sorpresa ante esas indisciplinas que en ningún momento se esperaron las direcciones de PSOE, PP y Unidas Podemos pese a las polémicas que rodearon especialmente a Arnaldo y Espejel desde que se conocieron sus respectivas candidaturas a magistrados del Constitucional.
El precedente de la investidura de Rajoy
El precedente más cercano de una fuga de votos semejante se dio en la votación de la investidura de Mariano Rajoy, en octubre de 2016, en la que 15 diputados socialistas rompieron la disciplina de voto del grupo y evitaron abstenerse como mandató la dirección del PSOE pilotado entonces por una gestora. Pero el contexto de esa votación, con un PSOE abierto en canal tras la polémica expulsión del hoy presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por su insistente "no es no" a permitir a Rajoy llegar a la Moncloa, lo hace incomparable con el escenario de este jueves. Más recientemente, en 2018, dos supuestos errores en una votación y dos ausencias –lejos también, por tanto, de las indisciplinas del Pleno de esta semana– tumbaron la renovación del Consejo de Administración interino de RTVE forzando a la elección de Rosa María Mateo como administradora única. El PSOE contabilizó, oficialmente, tres diputados que se saltaron la disciplina de voto en los nombramientos de los órganos constitucionales. A pesar de que la votación de nombramientos es secreta, la dirección pudo conocer qué había votado cada parlamentario porque envían el justificante del voto una vez emitido cuando se realiza de forma telemática. Odón Elorza no votó a Enrique Arnaldo, según dijo en Twitter, "en defensa del prestigio y la dignidad de las instituciones del Tribunal Constitucional y del Congreso". Sí apoyó al resto de candidatos, pero el PSOE emitió un comunicado adelantando que "estudiará en los próximos días" una posible sanción al diputado. El exministro José Luis Ábalos confesó haberse equivocado y votó en blanco en todos los nombramientos y, según fuentes socialistas, los votos del diputado Mariano Sánchez fueron nulos por un error en el orden de los nombres. Nada se ha podido confirmar acerca de la identidad de los otros ocho parlamentarios rebeldes que no apoyaron a Arnaldo o de los seis que evitaron votar a Espejel. Fuentes de Unidas Podemos y, también del PP, insisten en que la dirección del grupo no tiene forma de conocer si hubo alguien en sus filas que rompió la disciplina de voto porque la votación fue secreta y, a diferencia del PSOE, la formación confederal y la de los populares no exigieron a sus diputados que dijeran qué habían votado. La mayor sospecha está en las diputadas de Unidas Podemos Meri Pita y Gloria Elizo, que el miércoles publicaron un duro artículo en El Periódico de España en contra de los nombramientos. Pero ni ellas ni el grupo confederal quisieron confirmar a este diario que habían roto la disciplina de voto. Sí es conocido, en cualquier caso, que el diputado de Compromís, Joan Baldoví, apoyó a los candidatos propuestos por el PSOE para el Constitucional y a Ángel Gabilondo, pero no a Arnaldo y Espejel.
El malestar en la coalición y entre sus socios
La votación llegó tras varias semanas de polémica por los perfiles de estos dos candidatos del PP. Las múltiples vinculaciones con el PP de Arnaldo, que colaboró con la Fundación FAES, llegó a estar vinculado a algunas de las causas por corrupción en las que se ha visto implicado el partido en los últimos años, como Palma Arena –causa en la que llegó a estar imputado– o Lezo, y hacía negocios con cargos populares o trataba de influir en los nombramientos judiciales, generaron un fuerte malestar entre los socios parlamentarios del Gobierno, pero también en sectores del PSOE y en Unidas Podemos. Espejel, por su parte, estuvo recusada en el caso Gürtel y fue apartada de varios juicios por haber sido en el pasado vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) con los votos favorables del PP en el Senado. Entonces la sala rechazó expresamente que tuviera que ser recusada porque la exsecretaria general de los populares, María Dolores de Cospedal, se refiriese a ella como "querida Concha" en un acto público en 2014, algo que se le reprocha ahora por parte de la izquierda. Todo ese malestar se reflejó en el debate previo a conocer el resultado de la votación de este jueves. Socios habituales del Gobierno como el PNV o ERC y EH Bildu directamente se negaron a participar en lo que, en una rueda de prensa improvisada fuera del hemiciclo, calificaron como "una infamia" por el "reparto" de puestos entre PP y PSOE y por los perfiles de Arnaldo y Espejel. Dentro de la Cámara Baja, se escucharon reproches similares. "Han entrado en las malas prácticas del bipartidismo", denunciaba Edmundo Bal, portavoz de Ciudadanos. "Se les tiene que caer la cara de vergüenza. No se suban nunca más a dar lecciones", insistía, dirigiéndose a la bancada de PSOE y PP. "Hoy el Congreso huele a amaño, huele a obscenidad, huele a escándalo, por eso muchos diputados han necesitado esta pinza para votar", añadía, por su parte, el portavoz de Compromís, Joan Baldoví, enseñando una pinza en el atril del Congreso. "Posiblemente el señor Arnaldo sirva para hacer negocios pero no sirve para estar en el Constitucional", concluía. "Hoy se van a votar candidatos que no son idóneos por diputados que saben que Espejel no es idónea y que Arnaldo no es idóneo", agregaba después Íñigo Errejón, de Más País.
El PSOE se justifica sosteniendo que "acordar es la esencia de la democracia"
"Hoy [por este jueves] tenemos una votación difícil", reconocía el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Antón Gómez-Reino. A su juicio, Espejel y Arnaldo "nunca debían haber sido propuestos por el PP", porque "implícitamente son dirigentes del PP sin carné". No obstante, justificó el apoyo de su grupo a su nombramiento para desbloquear la renovación de las instituciones. "Solo había dos opciones, un acuerdo mejor o peor de tres quintas partes de la Cámara o continuar el bloqueo de las instituciones", añadía. "Nuestro voto nunca va a ser un voto a favor de Arnaldo o Espejel, es en contra del secuestro de las instituciones por parte del PP", matizaba. Los diputados de Vox se pusieron en pie al finalizar su intervención al grito de "sí se puede" a modo de mofa. El portavoz de Justicia del PSOE, Francisco Aranda, defendía, por su parte, que era necesario avalar el pacto, incluyendo a Arnaldo, para recuperar el "normal funcionamiento de las instituciones" y respetar la Constitución, sobre todo frente a los "lobos de la ultraderecha", que están "al acecho de la democracia". También reivindicó que su grupo sí ha cumplido con el principio de proponer candidatos con "conductas ejemplares", y defendió que "acordar es la esencia misma de la democracia". Con todo, Aranda justificó que, pese a los "palos en las ruedas", la votación de este jueves suponía "fortalecer" la democracia, al acabar con la interinidad de varios órganos constitucionales. El PP, en cambio, habló del "prestigio" de los candidatos y reafirmó su apuesta por "instituciones fuertes". A juicio de Vicente Tirado, el diputado popular encargado de participar en el debate, su acuerdo con el PSOE "responde al compromiso de elegir a profesionales de conocido prestigio" y remarcó el "sentido de Estado" de su partido. Para el PSOE el pacto con el PP "es la responsabilidad de gobierno por encima de los intereses de partido".
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