LOS COJONES

LOS COJONES

No es término que me guste emplear, es más, yo diría que jamás lo he empleado en este lugar ni en ningún otro, pero al ser palabra que la derecha española —la derechita cobarde del PP y la violenta fascista de Vox— emplean muy a menudo, quiero recordarles el dicho español de que “el dinero y los cojones, para las ocasiones”, y que, en vista de lo que puede ocurrir, la falta de ellos será notable. Porque es palabra que la tienen muy en boca, y los cojones deben estar, en vez de en los labios, en la parte inferior de bajo vientre.

Según parece el Gobierno recién salido del Congreso de los Diputados, de donde deben salir los gobiernos en democracia y legitimidad, ha decidido condonar parte de la deuda que tiene con el Estado Catalunya, pero, al igual hará con las otras comunidades gobernadas por el PP y Vox, ¿Creen alguno de ustedes que renunciarán a esa condonación? Ahí debieran mostrar que tienen cojones, y no aceptar una gracia procedente de un gobierno “separatista, comunista, bolivariano, terrorista y no sé cuántas cosas más”. No lo harán. Y lo que no sé si es por la carencia de cojones y presentar al “perro” Sánchez su oposición y valiente renuncia.

¿Y qué decir de los cachorros del fascismo que a diario se manifiestan ante la sede del PSOE con insultos hacia el presidente del Gobierno? ¿Renunciarán a la gratuidad del transporte público? ¿Estarán tan faltos de cojones que aceptarán una gracia de los terroristas, separatistas, bolivarianos, comunistas que tanto odian? No. Hasta ahí no llegan sus cojones, que una cosa es insultar y berrear, y otras ser hombres y tener la virtud de ser consecuentes con sus ideas. Aceptarán la gratuidad del transporte, porque no hay cojones para despreciarlo; son “muy españoles de bandera” pero no coincidirán sus ideas con el refrán español citado. 

Pues esto es lo que se me ocurre y así lo digo. Es verdad que cada uno es como es, pero yo no aceptaría nada, absolutamente nada, de quien desprecio, por mucho derecho que me asista a recibirlo. Mi dignidad estaría por encima del regalo, donación o merecimiento. Y esa dignidad podría, si se quiere, interpretarse como “por cojones”, pero aunque nunca hago publicidad de los míos, los tengo y los sé usar cuando entiendo que debo. La derecha del PP y Vox, tan españolas ellas, si no renuncian es que carece de ellos por mucho que presuman, y no hacerlo es dejar en mal lugar a la España de los cojones que tanto se vanaglorian. 

Parafraseando a Hamlet: “tener cojones o no tenerlos, esta es la cuestión”.

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