Hola chic@s!
Me presento: soy Mónica y, por mi profesión, estoy muy interesada en conocer las historias que hay detrás del acoso a jóvenes (escolar, por inernet, etc). Soy periodista, y actualmente estoy trabajando en un programa de televisión que tratará sobre éstos temas (entre otros) y de cómo afectan a la gente joven (de 14 a 21 años aprox). Es de la productora Big Bang Media y para la cadena Cuatro.

Me gustaría conocer de primera mano vuestros testimonios sobre el acoso. Si alguien quiere más información acerca del programa y su contenido, puede ponerse en contacto conmigo
llamándome al 699 242 610 o dejándome un email con su teléfono en el correo monica.nion@bigbangmedia.es

Gracias a todos y suerte!

Hombre a mi me acosan aqui todos los dias, pero no entro en esa franja de edad, aun asi a mi el acoso no me produce nada, me es indifrente

Antisozzial escribió: Hombre a mi me acosan aqui todos los dias, pero no entro en esa franja de edad, aun asi a mi el acoso no me produce nada, me es indifrente

jajaj antisocial vete al diario de Patricia

programatelevision escribió:Hola chic@s!
Me presento: soy Mónica y, por mi profesión, estoy muy interesada en conocer las historias que hay detrás del acoso a jóvenes (escolar, por inernet, etc). Soy periodista, y actualmente estoy trabajando en un programa de televisión que tratará sobre éstos temas (entre otros) y de cómo afectan a la gente joven (de 14 a 21 años aprox). Es de la productora Big Bang Media y para la cadena Cuatro.

Me gustaría conocer de primera mano vuestros testimonios sobre el acoso. Si alguien quiere más información acerca del programa y su contenido, puede ponerse en contacto conmigo
llamándome al 699 242 610 o dejándome un email con su teléfono en el correo monica.nion@bigbangmedia.es

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Soy una chica de catorce años y sufro mobbing en el colegio por parte de mi tutora. Por lo menos, lo que me está haciendo esta señora se parece mucho al mobbing que se aplica en el entorno laboral. He terminado 3º de ESO y me considero buena estudiante, aunque en la última evaluación mis notas han bajado un poco, pero es que me está costando mucho estudiar y, además, me siento muy triste por todo lo que me está pasando. A veces solo tengo ganas de llorar.

En el curso somos 37 alumnos y nos sentamos en pupitres de dos en dos. Sin embargo, al final del aula hay dos pupitres individuales, uno en cada extremo de la sala. Adivinad quién ocupa uno de ellos: yo. Si fuera alta todavía lo entendería, pero soy más bien menuda. A veces, las cabezas de mis compañeros (algunos son mucho más altos que yo) no me dejan ver bien la pizarra, pero es que ya no son solo las cabezas, es la distancia. Tuve el valor de preguntarle a la profe por qué me había puesto tan atrás y en un pupitre sola, y aunque lo hice de la mejor manera que supe, mejor hubiera sido que que me hubiese quedado callada. Me respondió de malos modos diciéndome que alguien tenía que estar allí (lógico, teniendo en cuenta que somos un número impar de alumnos), y que como soy una lianta, me había tocado a mí. Lianta. Supongo que me llamó así porque soy habladora, me gusta socializar con los compañeros y no me quedo callada ante una injusticia o alguna otra cosa que no me parece correcta.

Un día empecé a notar que mis compañeros no me hablaban, que pasaban de mí o me respondían con monosílabos cuando les preguntaba algo. A mí esto me dolía mucho y no lo entendía, hasta que una de las delegadas de curso, que es muy buena amiga mía (es la única que conservo), me contó que la profe dijo públicamente un día en el que yo no estaba, que trataran de evitarme, que no me hicieran caso, porque “mi pensamiento no era el normal y el corriente de una niña de mi edad”. Cuando me enteré de lo que había hecho, me dolió tanto que me pasé varios días llorando a escondidas. No sé a qué se referiría con esto, supongo que lo diría porque que voy bastante bien en clase, ya que saco muy buenas notas en todo menos en educación física. O a que, a pesar de que mi colegio es religioso, estoy bastante quemada de la religión, y como ciertos ritos ni los entiendo ni los comparto, hago comentarios negativos o simplemente me escaqueo de practicarlos. Por ejemplo, no me cuadra el hecho de que faltar voluntariamente a misa un domingo sea un pecado mortal, y que, por tanto, tenga el mismo peso que matar a una persona. O lo que me pasó el pasado mes de mayo, que había que ir a misa todos los días porque era el Mes de María y, como yo pasaba de ir, mi tutora me dijo que si no lo hacía me suspendería en religión. ¿No es esto abiertamente un chantaje? A mí estas cosas me hacen dudar y me hacen ver que la religión no pretende a veces otra cosa que mantener a los borregos juntos en su redil. Un día me castigaron por decir en clase que no creía en el cuento de Adán y Eva, que la humanidad descendía del mono y punto. No entiendo cómo alguien hoy en día puede creer en esta historia, ni entiendo tampoco cómo se atreven a contarlo en las escuelas. Pero es que la tutora manda aviso de los castigos a mis padres, y luego me castigan en casa. Mis padres no me entienden. No los censuro, porque son muy mayores y pertenecen a otra época (mi madre tiene 57 años y mi padre 70), pero podrían ser más comprensivos cuando les cuento ciertas cosas o les suplico que me cambien de colegio, que no aguanto más ahí donde estoy. Este vacío que me hacen mis compañeros por la mano negra de mi tutora, me duele en el alma y me está haciendo ir al colegio con mucha desgana y dolor. Siento como un nudo en el estómago todas las mañanas nada más despertarme y saber que tengo que ir a clase. Algunos compañeros, si es que se les puede llamar así, me hablan solamente para decirme sabia, sabihonda y otros improperios de este tipo.

Luego hay otra cosa. A la hora preparar las evaluaciones, como en conocimientos doy la talla porque las cifras cantan por si solas y si saco un 9 en un examen, es un 9, no hay más, mi tutora siempre añade comentarios peyorativos del tipo “no se esfuerza” (comentarios que, por otra parte, son totalmente subjetivos), “no rinde lo suficiente” (como si sacar 9 ó 10 en el 80% de materias no fuera rendir…), “no participa”, “no socializa” (¿?), “no practica las más elementales normas de convivencia” (¿?). Pero lo que puso en una de las últimas evaluaciones, eso sí que colmó por completo el vaso: “Sospechamos trastorno de la personalidad grave o psicopatología, por lo que se recomienda atención psicológica y supervisión cercana”. Es increíble.

Durante el recreo nos obligan a participar en juegos colectivos como si fuéramos todavía unos críos. A mí nunca me ha gustado correr detrás de una pelota, ¿será por eso que dice que no participo? Es que no lo entiendo. Pero como me gusta mucho leer, intento bajarme algún libro al recreo para hacerlo, aunque a los profesores no les gusta y a veces me han pillado y me lo han retenido. Pero es que yo no tengo ganas de jugar, me siento tan triste que de lo único que tengo ganas muchas veces es de llorar. Me gustaría salir pronto de este colegio e independizarme también de mis padres, que mi casa parece una escuela militar. Bueno, en realidad el duro es mi padre, pero aunque con mi madre me comunico bastante bien, le sigue la corriente en todo. No sé si lo hace para evitar peleas o es que le tiene miedo, pero cuando mi padre me castiga o impone alguna de sus normas absurdas, ella no es capaz de discutírselo.

Decía hace un momento que tengo ganas de independizarme, aunque sé que aún me faltan unos años para ello. Mi sueño es estudiar periodismo o algo relacionado con las letras, aunque me han dicho que es un camino duro y mal pagado. La verdad es (bueno, supongo que se nota) que me gusta mucho escribir. También me atrae la idea de hacer medicina porque me gusta ayudar a los demás. Me iría de casa tan pronto tuviera edad para hacerlo y trabajaría en cualquier cosa para pagarme los estudios, la comida y el alquiler de un cuarto, eso haría. No pido más. Y a mi tutora que le den, lo siento por la expresión pero que le den, no sé quien se cree que es.

Perdón por esta carta tan larga, pero la angustia que siento me ha hecho escribir más de la cuenta. Y yo, cuando escribo y cuando hablo, suelo enrollarme mucho. No sé si hay solución para mi caso teniendo en cuenta que en casa no tengo el apoyo de mis padres y tampoco tengo hermanos, pero por lo menos escribir esto me ha servido para desahogarme. Ahora me siento mejor, pero me ha hecho llorar escribir este mensaje porque la soledad no me gusta nada, y el aislamiento que se me está imponiendo en el colegio es totalmente inhumano e injusto.

Besos a todos.

Conforme iba leyéndote iba pensando en decirte que acudieras a tus padres, pero al llegar al punto en el que hablas de ellos, ya no te lo podía decir.

Imagino que en tu colegio habrá algún o alguna pscólogo/a, y director/a claro. ¿has probado a acudir a ellos y exponerles el tema?

Lo de emanciparte está muy dificil hoy en día tal y como anda el trabajo y no creas que eso sería la solución.

Espero que se te solucione el problema lo más pronto posible.

azulete escribió:

programatelevision escribió:Hola chic@s!
Me presento: soy Mónica y, por mi profesión, estoy muy interesada en conocer las historias que hay detrás del acoso a jóvenes (escolar, por inernet, etc). Soy periodista, y actualmente estoy trabajando en un programa de televisión que tratará sobre éstos temas (entre otros) y de cómo afectan a la gente joven (de 14 a 21 años aprox). Es de la productora Big Bang Media y para la cadena Cuatro.

Me gustaría conocer de primera mano vuestros testimonios sobre el acoso. Si alguien quiere más información acerca del programa y su contenido, puede ponerse en contacto conmigo
llamándome al 699 242 610 o dejándome un email con su teléfono en el correo monica.nion@bigbangmedia.es

Gracias a todos y suerte!

Soy una chica de catorce años y sufro mobbing en el colegio por parte de mi tutora. Por lo menos, lo que me está haciendo esta señora se parece mucho al mobbing que se aplica en el entorno laboral. He terminado 3º de ESO y me considero buena estudiante, aunque en la última evaluación mis notas han bajado un poco, pero es que me está costando mucho estudiar y, además, me siento muy triste por todo lo que me está pasando. A veces solo tengo ganas de llorar.

En el curso somos 37 alumnos y nos sentamos en pupitres de dos en dos. Sin embargo, al final del aula hay dos pupitres individuales, uno en cada extremo de la sala. Adivinad quién ocupa uno de ellos: yo. Si fuera alta todavía lo entendería, pero soy más bien menuda. A veces, las cabezas de mis compañeros (algunos son mucho más altos que yo) no me dejan ver bien la pizarra, pero es que ya no son solo las cabezas, es la distancia. Tuve el valor de preguntarle a la profe por qué me había puesto tan atrás y en un pupitre sola, y aunque lo hice de la mejor manera que supe, mejor hubiera sido que que me hubiese quedado callada. Me respondió de malos modos diciéndome que alguien tenía que estar allí (lógico, teniendo en cuenta que somos un número impar de alumnos), y que como soy una lianta, me había tocado a mí. Lianta. Supongo que me llamó así porque soy habladora, me gusta socializar con los compañeros y no me quedo callada ante una injusticia o alguna otra cosa que no me parece correcta.

Un día empecé a notar que mis compañeros no me hablaban, que pasaban de mí o me respondían con monosílabos cuando les preguntaba algo. A mí esto me dolía mucho y no lo entendía, hasta que una de las delegadas de curso, que es muy buena amiga mía (es la única que conservo), me contó que la profe dijo públicamente un día en el que yo no estaba, que trataran de evitarme, que no me hicieran caso, porque “mi pensamiento no era el normal y el corriente de una niña de mi edad”. Cuando me enteré de lo que había hecho, me dolió tanto que me pasé varios días llorando a escondidas. No sé a qué se referiría con esto, supongo que lo diría porque que voy bastante bien en clase, ya que saco muy buenas notas en todo menos en educación física. O a que, a pesar de que mi colegio es religioso, estoy bastante quemada de la religión, y como ciertos ritos ni los entiendo ni los comparto, hago comentarios negativos o simplemente me escaqueo de practicarlos. Por ejemplo, no me cuadra el hecho de que faltar voluntariamente a misa un domingo sea un pecado mortal, y que, por tanto, tenga el mismo peso que matar a una persona. O lo que me pasó el pasado mes de mayo, que había que ir a misa todos los días porque era el Mes de María y, como yo pasaba de ir, mi tutora me dijo que si no lo hacía me suspendería en religión. ¿No es esto abiertamente un chantaje? A mí estas cosas me hacen dudar y me hacen ver que la religión no pretende a veces otra cosa que mantener a los borregos juntos en su redil. Un día me castigaron por decir en clase que no creía en el cuento de Adán y Eva, que la humanidad descendía del mono y punto. No entiendo cómo alguien hoy en día puede creer en esta historia, ni entiendo tampoco cómo se atreven a contarlo en las escuelas. Pero es que la tutora manda aviso de los castigos a mis padres, y luego me castigan en casa. Mis padres no me entienden. No los censuro, porque son muy mayores y pertenecen a otra época (mi madre tiene 57 años y mi padre 70), pero podrían ser más comprensivos cuando les cuento ciertas cosas o les suplico que me cambien de colegio, que no aguanto más ahí donde estoy. Este vacío que me hacen mis compañeros por la mano negra de mi tutora, me duele en el alma y me está haciendo ir al colegio con mucha desgana y dolor. Siento como un nudo en el estómago todas las mañanas nada más despertarme y saber que tengo que ir a clase. Algunos compañeros, si es que se les puede llamar así, me hablan solamente para decirme sabia, sabihonda y otros improperios de este tipo.

Luego hay otra cosa. A la hora preparar las evaluaciones, como en conocimientos doy la talla porque las cifras cantan por si solas y si saco un 9 en un examen, es un 9, no hay más, mi tutora siempre añade comentarios peyorativos del tipo “no se esfuerza” (comentarios que, por otra parte, son totalmente subjetivos), “no rinde lo suficiente” (como si sacar 9 ó 10 en el 80% de materias no fuera rendir…), “no participa”, “no socializa” (¿?), “no practica las más elementales normas de convivencia” (¿?). Pero lo que puso en una de las últimas evaluaciones, eso sí que colmó por completo el vaso: “Sospechamos trastorno de la personalidad grave o psicopatología, por lo que se recomienda atención psicológica y supervisión cercana”. Es increíble.

Durante el recreo nos obligan a participar en juegos colectivos como si fuéramos todavía unos críos. A mí nunca me ha gustado correr detrás de una pelota, ¿será por eso que dice que no participo? Es que no lo entiendo. Pero como me gusta mucho leer, intento bajarme algún libro al recreo para hacerlo, aunque a los profesores no les gusta y a veces me han pillado y me lo han retenido. Pero es que yo no tengo ganas de jugar, me siento tan triste que de lo único que tengo ganas muchas veces es de llorar. Me gustaría salir pronto de este colegio e independizarme también de mis padres, que mi casa parece una escuela militar. Bueno, en realidad el duro es mi padre, pero aunque con mi madre me comunico bastante bien, le sigue la corriente en todo. No sé si lo hace para evitar peleas o es que le tiene miedo, pero cuando mi padre me castiga o impone alguna de sus normas absurdas, ella no es capaz de discutírselo.

Decía hace un momento que tengo ganas de independizarme, aunque sé que aún me faltan unos años para ello. Mi sueño es estudiar periodismo o algo relacionado con las letras, aunque me han dicho que es un camino duro y mal pagado. La verdad es (bueno, supongo que se nota) que me gusta mucho escribir. También me atrae la idea de hacer medicina porque me gusta ayudar a los demás. Me iría de casa tan pronto tuviera edad para hacerlo y trabajaría en cualquier cosa para pagarme los estudios, la comida y el alquiler de un cuarto, eso haría. No pido más. Y a mi tutora que le den, lo siento por la expresión pero que le den, no sé quien se cree que es.

Perdón por esta carta tan larga, pero la angustia que siento me ha hecho escribir más de la cuenta. Y yo, cuando escribo y cuando hablo, suelo enrollarme mucho. No sé si hay solución para mi caso teniendo en cuenta que en casa no tengo el apoyo de mis padres y tampoco tengo hermanos, pero por lo menos escribir esto me ha servido para desahogarme. Ahora me siento mejor, pero me ha hecho llorar escribir este mensaje porque la soledad no me gusta nada, y el aislamiento que se me está imponiendo en el colegio es totalmente inhumano e injusto.

Besos a todos.

No hagas caso se fuerte sigue leyendo y aprendiendo por tu cuenta, se discreta en ese cole, no les des escusas, a veces es mas sabio no decir nada... y cuando salgas del cole ese de curas todo ira mejor..tendras mas libertad para ser como eres.

Pero seguro que tienes 14 años porque escribes bastante bien.

A ver si te llama Patricia jeje

Bueno ahora ya tiene 19 porque eso te pasó hace 5 años no? asi que ya no tendrás problema,por lo menos ese