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    Cuentos Zen (hilo rescatado de Sukubis)

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    Cuentos Zen (hilo rescatado de Sukubis) Empty Cuentos Zen (hilo rescatado de Sukubis)

    Mensaje por tay Vie Sep 23, 2011 5:12 pm

    No era idiota


    Yagyu Tajima no Kami tenía un mono como mascota. Éste asistía a
    menudo a los entrenamientos de los discípulos. Siendo por naturaleza
    extremadamente imitador, este mono aprendió la manera de coger un sable y
    de utilizarlo. Se había convertido en un experto, en su género.


    Un día, un Ronin (Guerrero errante) expresó su deseo amistoso de
    confrontar su habilidad en el manejo de la lanza con Tajima. El Maestro
    le sugirió que combatiera primero con el mono. El visitante se sintió
    amargamente humillado. Pero el encuentro tuvo lugar.


    Armado con su lanza, el Ronin atacó rápidamente al mono que manejaba
    un shinai (sable de bambú). El animal evitó ágilmente los golpes de la
    lanza. Pasando al contraataque, el mono consiguió acercarse a su
    adversario y golpearlo. El Ronin retrocedió y puso su arma en una
    guardia defensiva. Aprovechando la ocasión, el mono saltó sobre el mango
    de la lanza y desarmó al hombre. Cuando el Ronin volvió avergonzado a
    ver a Tajima éste le hizo la siguiente observación:


    - Desde el principio sabía que usted no era capaz de vencer al mono.


    El Ronin dejó de visitar al Maestro desde ese día. Habían pasado
    varios meses cuando apareció de nuevo. Volvió a expresar su deseo de
    combatir con el mono. El Maestro, adivinando que el Ronin se había
    entrenado intensamente, presintió que el mono se negaría a combatir. Por
    lo tanto no aceptó la petición de su visitante.


    Pero éste insistió y el Maestro acabó por ceder.


    En el mismo instante en el que el mono se puso frente al hombre, arrojó su sable y emprendió la huida gritando.


    Tajima no Kami terminó por concluir:


    - ¿No se lo dije? No lo iba a vencer...

    Poco tiempo después, gracias a su recomendación, el Ronin entró al servicio de uno de sus amigos.
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    Mensaje por tay Vie Sep 23, 2011 5:12 pm

    Buscando a Buda


    Un monje partió a un largo peregrinaje para encontrar al Buda.
    Dedicó muchos años a su búsqueda hasta que finalmente alcanzó la tierra
    donde se decía que el Buda vivía. Mientras cruzaba el río a ese país el
    monje miraba alrededor, al tiempo que el barquero remaba. Notó algo
    flotando hacia ellos.


    A medida que se acercaba, se dio cuenta que era el cadáver de una
    persona. Cuando estuvo tan cerca que podía casi tocarlo, reconoció
    repentinamente el cuerpo muerto, ¡era el suyo!. Perdió el control y se
    lamentó al mirarse, inmóvil y sin vida, arrastrado a lo largo de la
    corriente del río.


    Ese momento fue el principio de su liberación.
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    Mensaje por tay Vie Sep 23, 2011 5:13 pm

    Él se iluminó


    Es sabido que Ananda era el más amable y cariñoso de todos los
    discípulos de Buda Gautama, sirvió como su custodio personal por los
    últimos veinte años, o más, que aquél vivió. Él atendía las necesidades
    personales del Buda, en ocasiones lo representaba, memorizaba los
    discursos de Buda y repetía estos discursos en su ausencia, y además, le
    servía como mensajero. Bueno, tenía mucho que hacer, de hecho, no tenía
    tiempo para su propia práctica.


    Así, para la muerte de Buda, Ananda aún no había alcanzado la
    iluminación. Cuando Buda estaba agonizando, Ananda lloró, en vez de
    aceptar lo inevitable con tranquilidad, como las personas iluminadas
    tratan de hacer.


    Después que Buda muriera, Ananda tuvo tiempo para dedicar a su
    propia práctica. En aquella época otros de los principales discípulos de
    Buda, organizaban el Primer Consejo Budista, una reunión de todos los
    monjes budistas para ordenar y consolidar todas las Enseñanzas de Buda.


    Ananda quería alcanzar la iluminación para cuando se efectuara este
    consejo. Así, cada día meditó estrictamente. Pero el día anterior al
    consejo todavía no parecía estar siquiera cerca de su iluminación.


    Esa noche, Ananda lo intentó duramente, pero de todas maneras no
    conseguía llegar a ninguna parte. Ya era muy tarde, y al final se dijo,
    "me relajaré y trabajaré para la iluminación después del consejo. No
    necesito apurarme ahora".


    Pensando así, se acostó para descansar. En el momento que su cabeza tocó la almohada, él se iluminó.
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    Mensaje por tay Vie Sep 23, 2011 5:13 pm

    Luz y oscuridad


    La oscuridad pensó que la luz cada día le estaba robando mayor
    terreno y entonces decidió ponerle un pleito. Así lo hizo y llegó el día
    fijado para el juicio. La luz llegó a la sala antes de que llegara la
    oscuridad. Allí estaba el juez y los respectivos abogados.


    Esperaron y esperaron. La oscuridad estaba fuera de la sala, pero no
    se atrevió a entrar. Simplemente, no podía. Así que, pasado el tiempo,
    el juez falló a favor de la luz.


    La luz es la Consciencia y la Sabiduría oscuridad; inconsciencia y
    error son ausencia de las otras; eso es todo. No tienen luz propia. Si
    desarrollas la consciencia, ¿cómo puede compartir el mismo espacio la
    incosnciencia? No puede, como no pudo la oscuridad entrar donde estaba
    la luz.
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    Mensaje por tay Vie Sep 23, 2011 5:14 pm

    (Bolo)
    precioso hilo Sukubis, te felicito [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]


    Fuego:


    El maestro Zen Mu-nan sabía que no tenía más que un sucesor: su discípulo Shoju.


    Un día le hizo llamar y le dijo:

    - Yo ya soy un viejo, Shoju, y eres tú quien debe proseguir estas
    enseñanzas. Aquí tienes un libro que ha sido transmitido de maestro a
    maestro durante siete generaciones. Yo mismo he añadido al libro algunas
    notas que te serán de utilidad. Aquí lo tienes. Consérvalo como señal
    de que eres mi sucesor.


    - Harías mejor en guardarte el libro, replicó Shoju. Tú me transmitiste el Zen sin necesidad de palabras escritas y seré muy dichoso de conservarlo de este modo.


    - Lo sé, lo sé – dijo con paciencia Mu-nan. Pero aún así el libro ha
    servido a siete generaciones y también puede ser útil para ti. De modo
    que tómalo y consérvalo.


    Se hallaban los dos hablando junto al fuego. En el momento en que
    los dedos de Shoju tocaron el libro, lo arrojó al fuego. No le apetecían
    nada las palabras escritas.


    Mu-nan; a quien nadie había visto jamás enfadado, gritó:

    - ¿Qué disparate estás haciendo?


    Y Shoju le replicó:

    - ¿Qué disparate estás diciendo?


    Maestro: el guru habla con autoridad de lo que él mismo ha experimentado. Nunca cita un libro.
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    Mensaje por tay Vie Sep 23, 2011 5:14 pm

    Gracias Bolito, pensé que me quedaría solita


    Obra maestra


    Un maestro calígrafo estaba escribiendo algunos caracteres sobre un
    pedazo de papel. Uno de sus especialmente perceptivos estudiantes estaba
    mirándolo.


    Cuando el calígrafo hubo terminado, pidió la opinión del estudiante,
    quién inmediatamente le dijo que no estaba nada de bueno. El maestro lo
    intentó de nuevo, sin embargo el estudiante criticó el trabajo de
    nuevo.


    Una y otra vez, el calígrafo cuidadosamente trazaba los mismos caracteres, y cada vez el estudiante los rechazaba.


    Finalmente, cuando el estudiante había desviado su atención a algo
    más y no estaba mirando, el maestro aprovechó la oportunidad de hacer
    rápidamente los caracteres.


    "¡Listo! ¿Cómo está ese?", le preguntó al estudiante. El estudiante
    se dio vuelta a mirar. "¡ESA... es una obra maestra!" exclamó.
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    Mensaje por tay Vie Sep 23, 2011 5:15 pm

    (lovelypepa)

    que bonitos
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    Mensaje por tay Vie Sep 23, 2011 5:19 pm

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    El Maravilloso arte de una gata


    Como el arte de la arquería,

    el "Arte Maravilloso de una Gata"

    (Instrucciones para el ejercicio de una escuela

    de esgrima del siglo XVII)

    fue transmitido secretamente

    de maestro a maestro.

    Se ha convertido

    en una fuente inagotable

    de antigua sabiduría oriental

    y señalan el camino hacia el cambio

    y la madurez interior.



    En la casa de un maestro de esgrima llamado Shoken se había
    instalado una gran rata que estaba causando estragos. Corría de acá para
    allá aun a plena luz. Un día, el maestro la encerró en su habitación y
    ordenó a su gata que la cazara, pero la rata le saltó a la cara y la
    mordió de tal manera que la gata huyó maullando. El maestro decidió
    traer algunas gatas con fama de buenas cazadoras en el vecindario y las
    introdujo en su habitación. Pero la rata, acurrucada en un rincón,
    saltaba encima de cada gata que se acercaba, la mordía y la hacía huir.
    Era tan feroz que las gatas renunciaban a volver a acercarse. El maestro
    se enfureció y comenzó a perseguir a la rata con su espada. La corrió
    rompiendo puertas, shojis y tatamis mientras la rata se desplazaba como
    un rayo escapando a todos sus avances, hasta que, finalmente, le saltó a
    la cara y lo mordió.


    Bañado en sudor, el maestro ordenó a su sirviente:


    He oído decir que a seis o siete aldeas de aquí vive una gata que es la mejor cazadora del mundo; tráela.


    El sirviente así lo hizo. Era una gata vieja, que aparentemente no
    se distinguía de las demás. No parecía especialmente inteligente ni
    peligrosa. El maestro no creyó que fuera capaz de nada especial pero
    entreabrió la puerta y la dejo entrar en la habitación. La gata avanzó,
    tranquila y lentamente, como si no esperara nada extraordinario. La rata
    se estremeció y quedó inmóvil. La gata se le acercó despacio y
    simplemente la tomó entre sus dientes y la sacó de la casa.



    Esa noche se reunieron en la casa de Shoken las gatas derrotadas y
    respetuosamente invitaron a la vieja gata a ocupar el sitio de honor. Se
    inclinaron ante ella y dijeron con modestia:


    Todas nosotras tenemos fama de hábiles cazadoras, somos diestras en
    esta ocupación y hemos afilado nuestras garras para poder vencer a
    cualquier rata. Pero nunca imaginamos que existiera una rata tan fuerte.
    ¿Cómo fue que la venciste tan fácilmente?. Cuéntanos tu secreto.


    La vieja gata sonrió y dijo:


    -Ustedes, gatas jóvenes, serán muy diestras pero no conocen el
    verdadero camino; por eso fracasan cuando algo inesperado les ocurre.
    Pero primero, cuéntenme cuál ha sido su entrenamiento.


    Una gata negra se adelantó y dijo:


    -provengo de una raza especialmente famosa en la cacería de ratas.
    Puedo saltar paredes de dos metros de altura, puedo pasar por un agujero
    pequeño, por el que sólo pasaría una rata. Desde niña he practicado
    todas las artes acrobáticas. Al despertar, todavía medio dormida, si veo
    pasar una rata por la viga, me levanto de un golpe y la prendo. Pero
    esta rata era más fuerte y he sufrido la derrota más terrible de mi
    vida. Estoy avergonzada.


    Y dijo la vieja gata:


    -tú sólo has entrenado en técnica, un arte puramente físico. Cuando
    los antiguos maestros enseñaban la “técnica”, era para ellos una de las
    formas del Camino. Su técnica era sencilla pero contenía la más alta
    sabiduría. El mundo actual sólo se preocupa por la técnica. Por cierto
    que se inventaron muchas cosas sobre la base del lema: “practicando esto
    o aquello, se obtiene esto o aquello”. Pero, ¿qué se obtiene?. Sólo
    destreza. Dejando de lado el Camino, la competencia se desarrolla
    mediante el intelecto, y nadie avanza más de ahí. Así ocurre siempre que
    se piensa exclusivamente en técnica, cuando sólo se usa el intelecto.
    Es cierto que el intelecto es una función de la mente, pero si sólo
    produce destreza se transforma en semilla de falsía y el resultado es
    peligroso. Entonces vuelve a empezar y, de ahora en más, sigue el camino
    correcto.



    Luego, se aproximo una gran gata de piel atigrada y dijo:


    -En el arte del guerrero es sólo la mente la que cuenta. Por eso,
    desde el principio, busqué desarrollar este poder. Ahora, mi espíritu es
    fuerte como el acero y libre, pleno de energía que llena cielo y
    tierra. Tan pronto como percibo al enemigo, lo fascino con esta mente
    poderosa y la victoria es mía. Sólo entonces me aproximo, sin pensar,
    tal como la situación lo pide. Ejerzo sobre la rata el hechizo de mi
    poder, anticipo cada uno de sus movimientos. En cuanto a la técnica per
    se, no podría preocuparme menos. Todo se produce por sí mismo. Una rata
    corre misteriosa por la viga: sólo necesito mirarla fijamente y es mía.
    Pero hoy, esta rata misteriosa apareció sin forma y desapareció sin
    dejar huella. ¿Qué es? No lo sé.


    La vieja gata contestó:


    -Lo que has estado persiguiendo no es más que una fuerza psíquica y
    no surge del bien que merece llamarse bien. Que seas tan consciente del
    poder que usas para ganar es suficiente para que se vuelva en contra de
    tu victoria. Tu ego entra en juego. Pero ¿qué sucede cuando el ego del
    otro es más fuerte que el tuyo? Si buscas superar al enemigo con tus
    poderes superiores, él se opondrá a ti con los suyos.


    ¿Acaso imaginas que la única fuerte eres tú, que todos los demás son
    débiles? Supongamos que existe algo que no puedes vencer con la fuerza
    de la voluntad más potente, con tu propia fuerza, aunque fuera superior.
    ¿Qué harías entonces? Ésa es una buena pregunta.


    La fuerza espiritual que sientes en ti, como el acero, libre y que
    llena cielo y tierra, no es la Fuerza suprema sino su reflejo. Tu mente
    no es más que una sombra de la gran Mente. Parece ser el Poder supremo
    pero, en realidad, es completamente diferente. La verdadera Mente es
    poderosa porque está constantemente iluminada por una visión clara. Pero
    tu mente sólo roza ese poder bajo ciertas condiciones. Tu fuerza y la
    gran Fuerza tienen origen distinto y, por lo tanto, tienen efectos
    diferentes. Es la diferencia que existe entre la corriente eterna del
    río Yang Tse y una crecida repentina. Pero, ¿cuál es la actitud
    necesaria para confrontarse con algo que ninguna fuerza espiritual puede
    vencer? Un proverbio dice: “Una rata, al verse atrapada, muerde hasta a
    la gata”. Un enemigo que enfrenta la muerte no depende de nada, olvida
    su vida misma, olvida sus necesidades, se olvida de sí mismo; es libre.
    Su voluntad es como el acero. ¿Cómo podrías vencerlo con una energía
    espiritual pretendidamente propia?.



    Entonces se acercó una gata gris aún más vieja, inclino su cabeza y dijo:


    -Sí, es verdad. Es tal como lo dices. No importa cuán grande sea la
    energía psíquica, siempre adopta una forma. Por ello, durante mucho
    tiempo busqué desarrollar el poder del corazón. No soy Yo quien ejercita
    este poder para derrotar espiritualmente a los demás (el “ego” de los
    otros gatos. Como la primera gata, he dejado de pelear, me reconcilio
    con el adversario, me hago uno con él y no me opongo a él en modo
    alguno. Cuando es más fuerte que yo, cedo, me someto, por así decirlo, a
    su voluntad. Si una rata desea atacarme, por más fuerte que sea, no
    halla sitio que atacar. Pero la rata de hoy no se guiaba por las reglas.
    Apareció y desapareció, inapresable como un fantasma. Nunca había visto
    algo igual.


    La vieja gata respondió:


    -Lo que llamas reconciliación no procede del Ser, de la Gran
    Naturaleza. Es una conciliación artificial, caprichosa: un truco. Buscas
    conscientemente evitar la agresividad del enemigo pero, si piensas en
    él, por más furtivo que tu pensamiento sea, él percibe tu intención. Y
    entonces, aunque te muestres conciliatoria, tu mente está lista para el
    ataque, está preocupada; tu percepción y tus acciones se hallan
    profundamente perturbadas. Todo lo que emprendes con una intención
    consciente obstaculiza la vibración original de la Gran Naturaleza,
    impide el fluir de su fuente secreta y perturba el curso de su
    movimiento espontáneo. La única manera de adquirir una forma inapresable
    es no pensar en nada, no desear nada, no hacer nada, abandonarse, en
    los movimientos, a las vibraciones del Ser. Nada surge entonces como
    forma oponente, por lo tanto no existe adversario que pueda resistir.


    No significa que todo los que han tratado de ejercitar carezca de
    valor. Cada cosa que han dicho podría ser una manera de seguir el
    Camino. Técnica y Corazón pueden ser idénticos. Y cuando esto sucede, la
    Gran Naturaleza, el “principio activo”, se integra a la técnica y
    manifiesta en la acción del cuerpo. La fuerza del gran Ch’i se pone al
    servicio de uno. El que posee un Ch’i libre sabe cómo encarar cada cosa
    de manera correcta, con infinita libertad. En la batalla, su mente, en
    estado de reconciliación, sin usar fuerza, no cede ante oro ni piedra.
    Sólo una cosa cuenta: que no entre en juego ni un vestigio de
    autoconciencia. De lo contrario, todo está perdido. Si se piensa en la
    meta, aunque fugazmente, todo se torna artificial. Ya no surge del Ser,
    de la vibración original del Bloque no tallado, y el enemigo deja de
    estar a tu merced y te resiste.


    Entonces, ¿qué procedimiento, qué arte, debemos usar? Sólo cuando
    eres libre de todo vestigio de autoconciencia (un estado sin mente),
    sólo cuando “actúas sin actuar”, sin intención, sin artificio, en
    armonía con la Gran Naturaleza, sólo entonces estás en el Verdadero
    Camino. Abandona todas tus intenciones, ejercita la no-intencionalidad y
    deja que el Ser sea. Este Camino no tiene fin y es inextinguible.


    Y la vieja gata agregó algo aun más sorprendente:


    -No crean que lo que acabo de decir es la verdad última. No hace
    mucho tiempo, conocí a un gato que vivía en una aldea vecina. Día tras
    día no hacía otra cosa más que dormir. Nada en él daba indicios de algo
    parecido a una fuerza espiritual. Allí estaba, recostado como un trozo
    de madera. Nunca nadie lo había visto cazando una rata. Pero donde él
    vivía, y en los alrededores, no había ninguna rata.


    Donde él iba, las ratas desaparecían. Un día lo visite y le pedí que
    me explicara el misterio. No me contestó. Tres veces repetí la
    pregunta. Permaneció en silencio.


    No era que deseaba responder sino más bien que no sabía que decir.
    Entonces comprendí que el que sabe algo no lo sabe. Ese gato se había
    olvidado de sí mismo y, por lo tanto, había olvidado todo lo que lo
    rodeaba. Se había transformado en “nada”, llegando al grado más elevado
    de no-intencionalidad. Podemos decir que había hallado el Camino divino
    del guerrero: prevalecer sin matar. Este gato en mucho me aventaja.


    Shoken, que escuchaba todo esto como en sueños, se acercó y saludando a la vieja gata, dijo:


    -Desde hace mucho tiempo practico el arte de la espada pero no he
    alcanzado la maestría. Escuchando tus comentarios creo haber comprendido
    la dirección que debo seguir. Pero verdaderamente deseo que me digas
    algo más acerca de tus conocimientos.


    La gata preguntó:


    -¿Cómo podría serte de utilidad? No soy más que un animal y me
    alimento de ratas. ¿Qué sé yo de cuestiones humanas? Lo único que sé es
    que el significado del arte de la espada no reside en vencer al
    adversario. Y que en este Camino es posible llegar a ver las cosas desde
    la luz que está más allá de la ilusión de vida y muerte.


    Un verdadero guerrero, a través de sus ejercicios, debe dedicarse al
    entrenamiento espiritual en busca de esta visión clara. Para ello, debe
    ante todo explorar las doctrinas básicas de Ser, de la vida, de la
    muerte y del principio de la muerte. Pero sólo aquel que se ha liberado
    de todo lo que lo aparte del Camino, especialmente de los pensamientos
    que lo atan y limitan, puede alcanzar la gran claridad. Libre de
    perturbaciones, confiando en sí mismo, liberado de su ego y de todo lo
    demás, el Ser y sus movimientos se manifestarán a través suyo en
    completa libertad tal como es necesario. Pero si existe apego en su
    corazón, por más tenue que sea, el Ser se ve obstaculizado y atascado. Y
    cuando hay un “atascado en sí mismo”, siempre aparece otro “atascado en
    sí mismo” que se opone al primero. Entonces, dos fuerzas se oponen y
    luchan por existir y las mejores funciones del Ser, capaces de producir
    cualquier cambio, quedan inhibidas. Luego, si aparece la muerte, la
    claridad propia del Ser está perdida. En ese estado, ¿cómo puede uno
    confrontar al enemigo de manera correcta y contemplar con calma la
    victoria o la derrota?.


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    Aun cuando uno salga victorioso, sólo será una victoria ciega que no
    tiene nada que ver con el verdadero sentido del arte de la espada. El
    Ser en sí está más allá de las formas. Y no acumula propiedades. Por
    eso, si uno se aferra al más mínimo objeto, la gran Fuerza queda allí
    atrapada y el equilibrio original está perdido.


    Cuando el Ser se apega a algo, ya no es libre de moverse y de fluir
    en su abundancia plena. Si se altera el equilibrio del Ser, su fuerza
    desborda por donde puede.


    Libertad significa que si uno no acumula nada, si se apoya en la
    nada, si no se atasca con nada, no hay fuerza ni fuerza-que-se-oponga,
    no hay yo ni yo-que-se-oponga. Entonces, si sucede algo, el encuentro es
    como si fuera inconsciente y no deja huellas. En el I’Ching se dice:
    “Sin pensar, sin actuar, sin movimiento, en silencio total; sólo así es
    posible la presencia interior, totalmente inconsciente, del Ser y de la
    Ley de las cosas y, finalmente, hacerse uno con el cielo y tierra”.


    El que practica el arte de la espada de este modo, y vive de acuerdo con ello, está cerca de la Verdad del Camino.



    Al oír esto, Shoken preguntó:


    -¿Qué quiere decir que no hay yo ni yo-que-se-oponga, ni sujeto ni objeto?


    La vieja gata respondió:


    -Cuando existe un yo, existe un enemigo. Si no nos manifestamos como
    Yo, ya no habrá un adversario. Lo que llamamos “adversario” no es más
    que otro nombre para “oposición”. Mientras haya una forma, siempre habrá
    la forma opuesta. Cada vez que algo se fija, aparece una forma
    característica. Si no concibo mi Ser en términos de una forma en
    particular, ya no existe la forma que se opone. Cuando no hay oposición,
    no existe nada que esté en contra. Es decir que si no hay un yo ni un
    yo-que-se-opone, si uno se abandona completamente y se libera de todas
    las cosas, uno está en armonía con el universo, se unifica con todas las
    cosas, en la gran Soledad. Aun cuando desaparece la forma del enemigo,
    uno no lo nota. No es que no lo perciba, sino que no se detiene en ello;
    la mente se mueve constantemente libre desde la profundidad del Ser.


    Si la mente está libre de toda atadura, el mundo, tal como es, nos
    pertenece por completo y es un mundo único que nos incluye. Se lo
    percibe más allá de bien y mal, simpatía o antipatía. Ya nada ni nadie
    puede molestarnos, porque no hay apego. Todo par de opuestos, ganancia y
    perdida, bien y mal, alegría y sufrimiento, se origina en nosotros
    mismos.


    Por esta razón, en toda la extensión de cielo y tierra no hay nada
    más valioso que nuestro propio Ser. Un poeta antiguo dijo: “Si ya no te
    aferras a nada, la cuna más estrecha es espacio suficiente; pero si en
    tus ojos hay una partícula de polvo, el universo entero te resultará
    estrecho”.


    Porque si en tu ojo hay una partícula de polvo, no puedes abrirlo y,
    por lo tanto, no tienes clara visión, esa visión que sólo es posible
    cuando el ojo está vacío. Esto puede servir como analogía para el Ser,
    que es luminoso, libre en sí de toda forma.


    Otro poeta dijo”: Rodeado de enemigos, aunque soy
    extraordinariamente fuerte, sería aplastado si solo fuera forma. Pero el
    Ser mora en mí y ningún enemigo puede comprender su profundidad”.


    Confucio dijo: “el Ser, aun el de un hombre simple, no puede ser arrebatado.


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    Pero si la mente se perturba, el Ser se vuelve en contra de
    nosotros. Es todo lo que puedo decirles. Recójanse y busquen dentro de
    sí”.


    Un maestro sólo puede informar a su discípulo y ofrecerle una
    explicación. Pero el único que puede reconocer la verdad e integrarla es
    uno mismo. Esto es lo que se llama integración del Ser. La transmisión
    se hace de corazón a corazón. Está más allá de toda doctrina y
    erudición. Esto no significa contradecir al maestro.


    Simplemente quiere decir que aun un maestro puede ser incapaz de transmitir la verdad. La verdad no es exclusividad del zen.


    En toda enseñanza y en todo arte, la integración del Ser siempre ha
    sido el hilo central, y esto sólo se puede transmitir de corazón a
    corazón. La “enseñanza” se limita a indicar, nos orienta hacia eso que
    ya está dentro de nosotros sin que lo sepamos. No hay secretos que el
    maestro pueda “transmitir” al discípulo. Es fácil enseñar y es fácil
    escuchar. Lo difícil es hacerse consciente de eso que hay en uno,
    encontrarlo y tomar verdadera posesión de ello. Esto se llama “Observar
    la propia naturaleza, observar la gran naturaleza”.


    Cuando esto se produce, experimentamos el Satori, el gran Despertar
    del sueño y de todas las ilusiones. Despertar, ver dentro del propio
    Ser, percibir la Verdad de Uno Mismo: distintos nombres para la misma
    cosa.


    Última edición por tay el Vie Sep 23, 2011 5:25 pm, editado 1 vez
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    Mensaje por tay Vie Sep 23, 2011 5:23 pm

    Hola Suku,


    Están bien estos mondos, a ver, es casí es un micro-relato:


    "No llaméis palo a esto; si lo hacéis afirmáis. Tampoco neguéis que es un palo; si lo hacéis, negáis.


    Aparte de la afirmación y la negación, ¡hablad, hablad!."


    Sólo un monje salió de entre la concurrencia y, quitándole el palo al maestro, lo arrojó al suelo.



    Besos


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    Mensaje por tay Vie Sep 23, 2011 5:28 pm

    (SiraFer)
    ¡Hola, Sukubis!


    ¿Qué tal? Acabo de descubrir tu hilo y quiero decirte que me ha
    encantado. ¿Has escrito tú esos relatos? Si es así, permíteme
    felicitarte. Son muy originales y están muy bien escritos. Un saludo.
    Sira. [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
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    Mensaje por tay Vie Sep 23, 2011 5:28 pm

    (Gloria)
    Me encanta el hilo, Sukubis, no lo había visto hasta ahora, tengo ahora muy poco tiempo para el foro. Los cuentos Zen siempre nos enseñan cosas importantes. Gracias por compartirlos. Cuando tenga más tiempo podré algunos en el hilo. [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
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    Mensaje por tay Vie Sep 23, 2011 5:29 pm

    (Sukubis)
    Gracias por la visita, Sirafer.


    No, yo no escribo relatos de este tipo, estos son sacados de un libro llamado Nada Sagrado que recopila cuentos Zen de diferentes maestros budistas.


    Un saludo para ti. Y gracias por leer.
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    Mensaje por tay Vie Sep 23, 2011 5:30 pm

    Gloria escribió:
    Me encanta el hilo, Sukubis, no lo había visto hasta ahora, tengo ahora muy poco tiempo para el foro. Los cuentos Zen siempre nos enseñan cosas importantes. Gracias por compartirlos. Cuando tenga más tiempo podré algunos en el hilo. [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
    Gracias, Gloria, sabes que serán bienvenidos.
    tay
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    Mensaje por tay Vie Sep 23, 2011 5:35 pm

    (Gloria)
    Sukubis, aquí te dejo este cuento, a ver si te gusta. [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]


    Ansiedad


    Muchas veces el aspirante procede respecto a la verdad tan
    ignorantemente como el hombre de esta historia. No conocía la madera de
    sándalo, pero había escuchado mucho sobre sus excelencias. Nació así en
    él un fuerte deseo por conocer esa clase de madera tan ponderada y
    entonces decidió escribir a sus mejores amigos para pedirles un pedazo
    de esa clase de madera.


    De este modo, escribió numerosas cartas a sus amigos y en todas
    ellas hacía la misma petición: «Por favor, enviadme madera de sándalo.»


    Y un día, de repente, descubrió que el lápiz con el que llevaba
    meses escribiendo aquellas cartas era precisamente de olorosa madera de
    sándalo. El ser humano busca la felicidad fuera de él, cuando la
    verdadera y estable felicidad se halla en su interior.


    Pide lo que ya tiene, busca lo que nunca ha perdido.
    tay
    tay
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    Mensaje por tay Vie Sep 23, 2011 5:35 pm

    ARREPENTIMENTO SINCERO


    Un profesor solía agredir al monje Chu Lai, pues no creía en nada de
    lo que éste decía. Sin embargo, la mujer del profesor era seguidora de
    Chu Lai, y le exigió a su marido que fuese a pedirle disculpas al sabio.


    Disgustado, pero sin valor para contrariar a su mujer, el hombre se
    acercó hasta el templo y murmuró algunas palabras de arrepentimiento.

    -Yo no te perdono – dijo Chu Lai – Vuelve a tu trabajo.

    La mujer se quedó horrorizada.

    -Mi marido se humilló, y usted, que se dice sabio, ¡no fue generoso!

    Respondió Chu Lai:

    -Dentro de mi alma no hay ningún rencor. Pero, si él no está
    arrepentido, es preferible que reconozca que me tiene rabia. Si yo
    hubiese aceptado su perdón, estaríamos creando una falsa situación de
    armonía, lo que aumentaría más aún la rabia de su marido.
    tay
    tay
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    Mensaje por tay Vie Sep 23, 2011 5:36 pm

    Gloria escribió:
    Sukubis, aquí te dejo este cuento, a ver si te gusta. [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]


    Ansiedad


    Muchas veces el aspirante procede respecto a la verdad tan
    ignorantemente como el hombre de esta historia. No conocía la madera de
    sándalo, pero había escuchado mucho sobre sus excelencias. Nació así en
    él un fuerte deseo por conocer esa clase de madera tan ponderada y
    entonces decidió escribir a sus mejores amigos para pedirles un pedazo
    de esa clase de madera.


    De este modo, escribió numerosas cartas a sus amigos y en todas
    ellas hacía la misma petición: «Por favor, enviadme madera de sándalo.»


    Y un día, de repente, descubrió que el lápiz con el que llevaba
    meses escribiendo aquellas cartas era precisamente de olorosa madera de
    sándalo. El ser humano busca la felicidad fuera de él, cuando la
    verdadera y estable felicidad se halla en su interior.


    Pide lo que ya tiene, busca lo que nunca ha perdido.


    Este me recuerda el de un monje que encuentra a su discípulo
    agachado fuera de la tienda, como buscando algo que ha perdido. Cuando
    el maestro pregunta: ¿qué hace? le responde, busco mis llaves. El
    maestro, casi presto a ayudarle en la búsqueda le pregunta: ¿Las
    perdiste por aquí?

    - No, las perdí dentro, pero aquí hay más luz.

    El maestro se puso de pié y con su cayado le asestó un golpe.


    No podemos buscar fuera lo que está dentro.


    Gracias Gloria.
    tay
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    Mensaje por tay Vie Sep 23, 2011 5:37 pm

    Quasitor escribió:
    Hola Suku,


    Están bien estos mondos, a ver, es casí es un micro-relato:


    "No llaméis palo a esto; si lo hacéis afirmáis. Tampoco neguéis que es un palo; si lo hacéis, negáis.


    Aparte de la afirmación y la negación, ¡hablad, hablad!."


    Sólo un monje salió de entre la concurrencia y, quitándole el palo al maestro, lo arrojó al suelo.



    Besos


    [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]


    Es una historia rara, sólo puedo decir que todo es relativo y que lo
    percibimos y definimos en función de la relación que tenemos con el
    objeto. Al perder contacto con el objeto, carece de importancia cómo lo
    definamos.


    Besos, Quasi.


    Te dejo un cuento clásico... seguro te recordará aquello que estabas discutiendo sobre el apego al conocimiento


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    Mensaje por tay Vie Sep 23, 2011 5:38 pm

    Un hombre santo


    La voz se propagó a través de la campiña, sobre el sabio hombre
    santo que vivía en una casa pequeña encima de la montaña. Un hombre de
    la aldea decidió hacer el largo y difícil viaje para visitarlo. Cuando
    llegó a la casa, vio a un viejo criado al interior, que lo saludó en la
    puerta. "Quisiera ver al sabio hombre santo", le dijo al criado. El
    sirviente sonrió y lo condujo adentro.


    Mientras caminaban a través de la casa, el hombre de la aldea miró
    con impaciencia por todos lados en la casa, anticipando su encuentro con
    el hombre santo. Antes de saberlo, había sido conducido a la puerta
    trasera y escoltado afuera. Se detuvo y giró hacia el criado, "¡Pero
    quiero ver al hombre santo!"


    "Usted ya lo ha visto", dijo el viejo. "A todos a los que usted
    pueda conocer en la vida, aunque parezcan simples e insignificantes...
    véalos a cada uno como un sabio hombre santo. Si hace esto, entonces
    cualquier problema que usted haya traído hoy aquí, estará resuelto".
    tay
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    Mensaje por tay Vie Sep 23, 2011 5:38 pm

    Pa mi Quasi, hablando de la necesidad de Dios


    Buscando a Dios


    Un ermitaño meditaba junto a un río cuando un joven lo interrumpió.
    “Maestro, deseo convertirme en su discípulo”, dijo el muchacho. “¿Por
    qué?”, contestó el ermitaño. El joven pensó por un momento. “Porque
    quiero encontrar a Dios”.


    El maestro se puso de pie de un salto, lo agarró del pescuezo, lo
    arrastró hasta el río, y sumergió su cabeza en el agua. Después de
    mantenerlo allí por un minuto, con él pateando y forcejeando por
    liberarse, el maestro finalmente lo sacó del agua.


    El joven tosía agua y jadeaba para recuperar su aliento. Cuando se
    aquietó, el maestro habló. “Cuénteme, qué era lo que usted más deseaba
    cuando estaba debajo del agua”. “¡Aire!”, contestó el muchacho.


    “Muy bien”, dijo el maestro, “váyase a casa y vuelva a mí cuando usted desee a Dios tanto como lo que acaba de desear aire”
    tay
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    Mensaje por tay Vie Sep 23, 2011 5:39 pm

    El YO verdadero


    Un loco se acercó al maestro de Zen. “Por
    favor, maestro, me siento perdido, desesperado. No sé quien soy. Por
    favor, muéstreme mi yo verdadero”. Pero el profesor sólo desvió la
    mirada sin responder. El hombre comenzó a suplicar, pero aún así el
    maestro no le dio respuesta. Finalmente rindiéndose en frustración, el
    hombre se dio vuelta para marchar. En ese momento el maestro lo llamó
    por su nombre en voz alta. “¡Si!” dijo el hombre mientras se giraba.
    “¡Allí está!”, exclamó el maestro.
    tay
    tay
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    Mensaje por tay Vie Sep 23, 2011 5:39 pm

    Una vida INUTIL



    Un granjero se puso tan viejo que no ya podría trabajar los campos.
    Así que pasaría el día sentado en el pórtico. Su hijo, aún trabajando la
    granja, levantaba la vista de vez en cuando y veía a su padre sentado
    allí. “Ya no es útil”, pensaba el hijo para sí, “¡no hace nada!”. Un día
    el hijo se frustró tanto por esto, que construyó un ataúd de madera, lo
    arrastró hasta el pórtico, y le dijo a su padre que se metiera dentro.


    Sin decir nada, el padre se metió. Después de cerrar la tapa, el
    hijo arrastró el ataúd al borde de la granja donde había un elevado
    acantilado. Mientras se acercaba a la pendiente, oyó un débil golpeteo
    en la tapa desde adentro del ataúd.


    Lo abrió. Aún tendido allí, pacíficamente el padre mirada hacia
    arriba a su hijo. “Sé que usted va a lanzarme al acantilado, pero antes
    de que lo haga, ¿puedo sugerir algo?”, “¿Qué?” contestó el hijo,
    “Arrójeme desde el acantilado, si usted quiere”, dijo a padre, “pero
    guarde este buen ataúd de madera. Sus niños pudieran necesitar usarlo”.
    tay
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    Mensaje por tay Vie Sep 23, 2011 5:40 pm

    (sanchopanza)

    paseaba por un camino, y al atardecer sentose en una piedra para
    observar el ocaso, en eso, llegaron dos tipos vestidos de verde, con
    tricornio y fusil, - muchacho donde va este camino, le preguntaron, el
    joven respondió, - el camino no va, el camino lleva, graciosillo el
    muchacho, contesto uno de ellos, ¿como te llamas? le pregunto,el mas
    alto, yo, señor, no me llamo, a mi me llaman, la pareja de la
    benemérita se marcho, lo dejaron por loco.

    el muchacho vio ocultarse el sol y volvió a su casa.
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    Mensaje por tay Vie Sep 23, 2011 5:42 pm

    Suku...chst...chst... mi jamón, por favor... [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
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    Mensaje por Sukubis Vie Sep 30, 2011 4:01 pm

    Gracias mil Tay...

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    Cuentos Zen (hilo rescatado de Sukubis) Empty Re: Cuentos Zen (hilo rescatado de Sukubis)

    Mensaje por tay Vie Sep 30, 2011 4:06 pm

    Sukubis escribió:Gracias mil Tay...

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    ¡¡uyyyyyy... ya te lo iba a pedir!!!
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    De nada, traer hilos como éste es un verdadero placer I love you

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