Supongamos que un día trabajaba en el servicio de limpieza del hospital y que me encuentro "la cosa." Estaba en el lavabo de una habitación y lo ocupaba a unos tres cuartos de su capacidad. Me hice algunas preguntas: ¿de dónde puñetas había salido eso? ¿Era posible que al tratarse de la zona del hospital destinada a personas crónicas en sus problemas el ocupante de la habitación se hubiese puesto de puntillas a descargar o que se subiese de un salto a hacerlo? El punto clave era apartar la mirada porque mira tú por dónde le tengo aversión extrema a la suciedad y las guarradas, sí, es como el pescador que nunca prendió a nadar por tenerle miedo a un mar muy profundo, así que al tema.
-Tres pares de guantes, hecho.
-Tres bolsas de basura pequeñas para que nada se escapase por alguna fuga , hecho.
-Rollo de papel para pescar, dispuesto. La idea de un cucharón de sopa pasó fugaz porque son cosas que no se pueden remediar.
-Interés en hacerlo, poco, pero iba provisto.
Por suerte no olía especialmente mal pero casi cometo el error de pasarme los guantes por la cara para quitarme el sudor de la cara. Hice quieto, parado, ¿qué haces, descerebrado? De haber hecho eso hubiera entrado en shock alli mismo y al suelo teniendo al lado un trozo de rollo de papel que contenía restos del extraño ocupante del lavabo, esa masa blandurria inconsistente. Mejor ni imaginarlo, ni en ese momento ni ahora. Ser el protagonista de esa foto para los anales de la hsitoria no. La retiré y en lugar de salir por patas echando chispas a depositarlo al contenedor me digo que no puedo hacerlo, que hay que borrar la evidencia de que hubiese existido alguna vez, era como si el crimen lo hubiese cometido yo. Tres repasos le metí a la zona del lavabo y al piso alrededor. Al salir d la habitación le echo un vistazo, perfecto, aquello nunca había existido.
Satisfecho cojo la bolsa de basura grande del carro y la envuelvo con otra, al no tener esa zona conexión directa hacia donde estaban los contenedores se iba caminando, parece exagerado pero para mí no lo era ni lo es. La bolsa iba bien lejana del cuerpo, con ritmo rápido pero podía salir mal y mejor frenarse , y personal y residentes que estaban indiferentes a tremendo riesgo biológico. Solucionado, así que pude liberar a mi reacción natural, que andaba bien guardada. Quiere decir: arcadas incontrolables , ojos llorosos y un "puta mierda" muy sentido por fuera del cobertizo donde guardaban los contenedores`para recuperarme al minuto y seguir. Ya era suficiente.
A los compañeros no se lo conté porque iniciar una conversación así me parecía demencial y al ser el nuevo y eventual habría recibido un ¿y a mí que me cuentas si yo he recogido mondongos que ni te puedes imaginar? de lo más merecido. Además no vas contando tus debilidades tan fácilmente y menos en el trabajo en el que por puro azar estábamos reunidos . Si ya tenían la consideración que podía oler de que decían "¿ y este qué pinta aquí si no cuadra? " ir con eso en este microuniverso no tendría mucho respaldo.
Bien, ¿a qué contar esta mierda, pero grande, grande, y que suelto ahora ? Me temo que va la moraleja , si no son aficionados a ellas como yo déjenlo ahora.
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Parece que han tirado pintura al congreso y cierta gente se solidariza con el `personal de limpieza que lo debe retirar. Mejor dicho no con ellos sino en contraposición a los que han lanzado la pìntura y pontifican y sermonean con la palabra "`pobrecitos" rondándoles la cabeza, la llevan escrita en la frente. Han descendido de las alturas para tomarlos en cuenta. Esta postura condescendiente y un apoyo que no sienten me da un asco más profundo que "la cosa". La cosa era sólo algo puramente material de forma repugnante pero momentáneo y subsanable, puede desaparecer y te olvidas quedando como anécdota mierdera.
La cosa era un imprevisto. Parece que tendría que haber dicho que lo desatendía porque ni en una jodida pesadilla se me habría ocurrido tener que estar tan cerca. Y que hubiese acudido a estos que los defienden en lo superficial diciéndoles "mira este imprevisto , me obligan a hacerlo, intolerable."No es una apuesta arriesgada pronosticar que la respuesta sería que era mi puto trabajo y de qué te quejas. Por mi `parte decir que si te pagan por eso a hacerlo, no me gustaba nada pero a quitar monstruosidades y lo que viniese eliminando reticencias. Lo que vino después fue más rutinario en comparación, momentos asquerosos pero llevadero. Y mientras ensuciaban poco o mucho era llegar a casa, ducharse con meticulosidad, y a recibir la compensación por el esfuerzo y dedicación, incluso quitando...lo inesperado. Ahí no recibí supuesto apoyo moral porque ni lo quería ni lo necesitaba y quienes fuesen a darlo les daba igual, como es lo normal.