La miserable conferencia de San Sebastián Cuando Winston Churchill increpó duramente a Chamberlain por su postura ante
Hitler, pronunció una de sus frases históricas: "Vd tuvo para escoger entre la
vergüenza y la guerra; escogió la vergüenza y tendrá la guerra".Algo así está sucediendo ahora con la posición de ciertos políticos y sus
agentes institucionales en relación con ETA. Podría decirse “Usted tuvo que
escoger entre la cobardía y la lucha. Escogió la cobardía y tendrá también la
lucha, porque en realidad usted elegía solamente entre su miedo y la rendición.
Usted se ha rendido a ETA”. No se comprende nada de por qué partidos políticos que han tenido víctimas
entre ellos mismos, que conocen de primera mano lo que es el terror, la mordaza,
el miedo, la falta de libertad, han hecho de la entrega a ETA de toda nuestra
historia y nuestra sangre, la manera de resolver lo que, increíblemente, siguen
llamando “el conflicto”. Sentarse con sus representantes y hacerlo además en un
escenario internacional con jubilados que dicen que vienen a equilibrar no se
sabe qué.El apoyo del Gobierno, como siempre tras bambalinas, y no digamos del “local
government” de López, sigue sorprendiendo a quienes no están curados de espanto.
Vender toda la democracia y el Estado de Derecho por un plato de lentejas
políticas, como son unos votos en las próximas elecciones, sigue causando
estupor.
La sociedad en el País Vasco, está hastiada y amedrentada, con miedo a
hablar, a decir, incluso a pensar. El pensamiento político se ha convertido ahí
en un acto íntimo, esencia de la mismidad, de la introspección. Se piensa
intramuros, seguros de que el cercado colocado frente al exterior no delatará lo
que cavilamos, lo que recapacitamos y lo que soñamos.
Sociedades herméticas por el cinturón de hierro que produce el miedo, ya se
han dado en muchos sitios y lugares, con diferente condición y grado, desde
luego. Es de la esencia del antiguo régimen, Ancien Régime en sentido estricto,
la carencia de derechos individuales frente al poder. Fue propio también de la
Alemania nazi, el silencio cómplice apoyador de la devastación humana que
provocó el partido, el Partido. E igual la Unión Soviética, todo el Stalinismo,
o Pol Pot en Camboya. Cuba, expresa la misma posición de reverencia al poder. Y
así en otros muchos lugares.
Y los intelectuales progresistas — recuérdese a Sartre que como un miserable
calló lo que vio en la URSS- apoyaban, mientras se mecían entre halagos y
pastelillos, entre facturas y lisonjas, la barbarie en nombre del progreso,
consistente éste en masacrar a quienes no bailan permanentemente al son de quien
manda. Y para ello, ninguna mejor excusa que las grandes ideas, como la Paz
universal, eso sí, asentada sobre el sufrimiento concreto y el dolor y el miedo
y la opresión del ciudadano corriente.
Esto es lo que han hecho estos golfos
de la conferencia de pazzz. Quizás apoyados criminalmente por personajes del
poder más alto, algo que es un secreto a voces.
“Pertenece a la condición humana que su vida pudo ser de otra manera”,
escribió Ortega y Gasset. Y pudo ser que efectivamente el Estado de Derecho
hubiera vencido a ETA y sus mariachis. Hubiera bastado con cumplir la palabra
dada, con no traicionar, con mantener la dignidad. Solo habría sido necesario
mantener la madurez, la solvencia de las Instituciones, el cuidado y prudencia
propios de quien tiene visión a largo plazo. Pero nada de eso ha ocurrido. Y si
no lo remedia algún líder nuevo, alguien capaz de comprometerse con la
compasión, con la dignidad, con la verdad, entonces el hermetismo y la
comodidad, de la mano de la cobardía y de la indignidad, triunfarán
definitivamente durante generaciones en este país.
Jose Eugenio Lozano García
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