antartida Profesional
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| Tema: Los 5 Experimentos Sexuales más Espeluznantes de la Historia Miér Ago 10, 2016 9:08 pm | |
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- [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]: El estudio del Comercio en Salas de Té.
¿Qué harías si quisieras estudiar una conducta sexual que era tan despreciada por el público general que aquellos que participan en esta sólo podían hacerlo en secreto, anónimamente y en constante temor de palizas (o peor)? ¿Ponerte a conocer la comunidad y ganarte su confianza? ¿O espiarlos por años, pretendiendo ser un pervertido voyerista que se sentaría tranquilamente en la esquina, viendo cada mete-saca? Sólo mirando y sudando.
Y tomando notas.
Si tu respuesta es la anterior, claramente estás tan loco como preparado para la investigación sociológica en la década de 1960. Pues, al menos según Laud Humphreys, el autor del estudio del Comercio en Salas de Té. Por 3 años a finales de la década de 1960, Humphreys frecuentó “salas de té” (léase, baños públicos donde los hombres iban a ararse entre sí sus parcelas de calabazas) de una ciudad estadounidense sin revelar. Humphreys tomó el papel de la “reina mirona”: el voyeur/vigía que se aseguraba que los chicos en la caseta no fuesen sorprendidos en el acto. Recolectó toda la información de los aficionados al té y su sexualidad que pudo, ocasionalmente al revelar su verdadera identidad, pero en general simplemente abusando de su confianza. Hasta rastrearía sus direcciones por las placas de sus autos y se aparecería en sus puertas disfrazado como un encuestador.
¿Eran sus métodos éticos? ¡Claro que no! No le importaba una mierda el consentimiento de sus sujetos. No obstante, aquí está la parte más loca del estudio de Humphreys: funcionó. No en un modo “le ganó al carnal montones de subvenciones y premios”: aunque el estudio del Comercio en Salas de Té permanece como un hito científico, eso es principalmente porque es un ejemplo de manual de la investigación social antiética. No, el estudio realmente proporcionó resultados positivos para la comunidad gay.
Antes del estudio de Humphreys, la opinión pública sobre los hombres participando en cosas gay públicas sostenía que eran peligrosos pervertidos sociales y sexuales. El estudio revelaba que en su mayoría eran tipos normales y ciudadanos respetables. De hecho, la mayoría de ellos eran hombres de familia normales quienes, debido a las actitudes de la era, no tenían otra salida para este lado de su sexualidad. Aunque esto presumiblemente abrió toda una nueva lata de gusanos de la naturaleza “espera, me dijiste que estabas trabajando horas extra”, la comunidad gay en general le dio la bienvenida al estudio. Demonios, hasta la policía de la década de 1960 se encontró poniendo un pie en el vagón “los gays son gente, también” (algo así), pues muchos precintos se dieron cuenta que el comercio en salas de té era un “crimen” sin víctimas y dejaron de activamente pisotear a la gente que lo practicaba, en su lugar enfocándose en ser la organización tolerante y justa que conocemos hoy.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]: La Operación Midnight Climax.
Si has pasado cualquier cantidad de tiempo en el internet, probablemente sabes lo que es el Proyecto MKUltra: un capítulo particularmente manchado con caca en la historia de la CIA en las décadas de 1950 y 1960 donde olvidaron la parte de “inteligencia” en su nombre y comenzaron a meneársela por el control mental.
La Operación Midnight Climax era un proyecto secundario con tema sexual de MKUltra que era considerado demasiado tonto para siquiera encajar bajo el denominador principal de sus programas más estúpidos y siniestros. Este es el tipo que lo dirigió:
Su nombre era George White y era un notable agente de narcóticos federal y “asesor” de la CIA que de algún modo terminó con una reputación respetable. En algún punto en 1953, la CIA puso a White a cargo de Midnight Climax, una operación ilícita y apenas controlada que sembraría el caos hasta que la Agencia espabiló en 1964. Por más de 11 años, White actuó como un extraño Batman al revés. Durante el día, era un chingón agente de la Oficina Federal de Narcóticos. Cuando el sol se ponía, se ponía sus pijamas de seda y comenzaba a supervisar Midnight Climax, en el que él y sus secuaces adulteraron las bebidas de miles de desprevenidos hombres de San Francisco y Nueva York con LSD, atrayéndolos a burdeles patrocinados por la agencia sólo para ver qué sucedería. Sí, el gobierno creó una División Bill Cosby.
En medio de los pósteres cochinos, cortinas de terciopelo y aluviones de desnudez, los agentes miraban a través de espejos de un solo sentido y grababan todo con cámaras escondidas y micrófonos. En mitad de todo se sentaba George White, un semidiós borracho de poder y tetas, y presumiblemente también la jarra de Martini que tenía a su lado a cualquier hora. De nuevo, no fue la decisión más sabia en la historia de la CIA.
Técnicamente, el programa era sobre descubrir si el LSD tenía aplicación militares y/o de espionaje. En la práctica, las cosas pronto degeneraron en “¡tetastetastetastetas cerveza!” No obstante, fueron capaces de descubrir muchas cosas prácticas: técnicas de vigilancia, junto con la inexplicable experiencia en el chantaje sexual, porque claro. Quizá más interesante, se dice que el viejo adagio de que el receso del cigarrillo postcoital es el momento óptimo para que un hombre revele sus secretos viene de este estudio. Porque a veces, un buen cliché vale la tortura mental de miles.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]: El experimento del puente de suspensión de Capilano.
Digamos que estás deambulando por un bosque, cuando repentinamente te cruzas con un profundo y ancho abismo. Cruzándola está un aterrador y antiguo puente de suspensión que no luce diferente del que Indiana Jones fue forzado a cortar al final de El Templo de la Perdición. Al lado del puente se para un anciano. Te da una búsqueda: tienes que atravesar este peligroso y aterrador puente. Entonces, una vez que llegas al otro lado, buscas a una dama bonita cerca y tienes una conversación sexualmente sugerente con ella.
¿Qué putas, no? ¿Ahora eres un personaje en el peor videojuego del mundo? ¿Algún extraño remake políticamente correcto de Custer’s Revenge con la desnudez pixelada y el racismo reemplazados con la incomodidad y la simple estupidez?
¡No! No sólo lo que acabo de describir fue un experimento científico real de 1974 conocido como el experimento del puente de suspensión de Capilano, sino que ni siquiera jugaron limpio y reclutaron voluntarios: simplemente holgazanearon al lado de un puente de suspensión aterrador del culo y pegarse cualquier héroe de acción/completo idiota que se atreviera a cruzarlo.
El puente, como ven arriba, era una maldita pesadilla: una cosa desvencijada de 5 pies de ancho y 450 pies de largo de tablas de madera y cables que era famosa por “inclinarse, tambalearse y temblar” y estaba equipada con barandillas de cable extremadamente bajas que le sumaban al efecto “puta, voy a caerme y morir” aparentemente buscado en el diseño. Durante el experimento, los hombres que se atrevían a cruzar el puente eran recibidos del otro lado por una dama atractiva, que saltaba encima de los tipos llenos de adrenalina y terror. Decía que estaba realizando un estudio y los hacía llenar un cuestionario diseñado específicamente. Después que terminaran, ella les haría conversación y finalizaría las cosas al ofrecer al sujeto su número telefónico “en caso que quisieran discutir los resultados”. Después repetían el experimento con un entrevistador varón y traían un grupo de control que cruzó un puente cercano que era mucho más sólido y estaba mucho más cerca del suelo.
Aunque en realidad a nadie le importó una mierda el entrevistador varón, la mujer recibió muchas más llamadas. A propósito, el mismo grupo también salpicó sus cuestionarios con un imaginario mucho más sexual que los otros. Y así, amigos, es como los investigadores descubrieron que el miedo y el deseo sexual están relacionados a través de la atribución errónea de la excitación, usando el plan más mierda disponible para la ciencia.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]: El experimento de la camiseta olorosa.
Cuando eras un niñito, ¿alguna vez hiciste eso con tus amigos donde se desafiaban entre sí a oler cosas asquerosas? Seguro que lo hiciste. Todos atraviesan alguna variación de esto y puedes considerarte afortunado si simplemente te quedaste en la etapa de los olores y no te graduaste con los aperitivos, dejándote cargando la etiqueta “niño que una vez comió mierda de perro” bien entrada la adultez, aunque sólo sucedió una vez y claramente había pedazos de vegetales reales en esta.
Claro, algunos de nosotros nunca logramos sacudirnos del todo esa etapa de nuestras vidas. De hecho, algunas personas toman esa actitud y forjan su reputación profesional entera con esta. Tomen a Claus Wedekind, el investigador suizo detrás del experimento de la camiseta olorosa.
Wedekind tomó 6 camisetas sudadas de hombres, las metió en cajas idénticas, hizo que un montón de estudiantes femeninas las olieran y les preguntó cuales las excitaban más. Cuando intento ese truco, me golpean en el estómago. Wedekind, con su mierda de “análisis de resultados” y “rating de compatibilidad”, se hizo un nombre al determinar la dependencia del olor en la preferencia de parejas humanas. Un grupo de cromosomas llamado CMH (complejo mayor de histocompatibilidad) juega una gran parte en quien te atrae. Lo detectas vía tus sentidos del gusto y el olfato y, porque el Universo siempre está listo para darte una rápida patada en la entrepierna, cuando una mujer toma la píldora, las cualidades de CMH que busca en un chico se invierten completamente.
Todo eso es ciencia legítima y respetable. Es sólo que hasta un descubrimiento científico importante adquiere un tono muy diferente cuando descubres que todo fue orquestado por un carnal entregándose a una espeluznante versión sexual de un juego asqueroso que hacías cuando tenías 5.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]: El experimento para obligar a la gente a enamorarse.
En 1997, el psicólogo Arthur Aron tenía una teoría: los humanos, si se les daba un empujoncito del modo correcto, podían ser forzados a formar un vínculo estrecho. Lo que es más, esta creación experimental de cercanía podía ser lograda en unos meros 45 minutos, al hacer que los sujetos de prueba atravesaran una lista de preguntas cada vez más personales.
Asumiendo que podía forzar a la gente a enamorarse, puso su teoría a prueba. Los varones y mujeres entrarían en el laboratorio a través de puertas separadas, se sentarían en frente el uno del otro y comenzarían a atravesar 3 sets de 12 preguntas. Estas preguntas iban desde la conversación ordinaria (“¿Qué constituiría un día ‘perfecto’ para ti?”) hasta las bromas pseudo-intelectuales (“Si pudieses escoger a cualquiera en el mundo, ¿a quién querrías como invitado para cenar?”) hasta cosas embarazosas que te dejarían rascándote la cabeza (“Si fueses a morir esta noche sin una oportunidad de comunicarte con nadie, ¿a quién lamentarías más no haberle dicho algo? ¿Por qué no se lo has dicho aun?”).
Poco a poco, las preguntas se volverían menos sobre las vidas personales de los sujetos y más sobre su relación. Finalmente, toda la cosa era culminada con los sujetos mirándose los unos a los otros a los ojos por 4 sólidos minutos. (Esta es una parte importante del proceso y no podía ser saltada o acortada. Aparentemente, 2 minutos sólo te incomodan, pero 4 realmente te llevarán a alguna parte).
¿Y esto fracasó miserablemente? 2 participantes que eran completos extraños antes del experimento se enamoraron totalmente y se casaron unos meros 6 meses después. Pues, mierda. Empaca tus bolsas, humanidad. Aparentemente sólo somos sacos de carne y hueso programables y el código para programarnos está disponible online.
Fuente:
Creepy, Out-Of-The-Box Sex Studies That Were Maybe Illegal | Cracked.com | |
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