La hora

Cuántas veces, mi estimada Luna lunera, cascabelera, allí, en la dehesa, y tras jugarse la vida saltando la verja, ayudaste la chiquillo con tu blanca luz para que la bestia no lo empitonase en la oscuridad. ¡Cuántas veces!

Pero el ser humano, Luna lunera, cascabelera, es desagradecido por naturaleza, y los triunfos, los ramos de claveles rojos lanzados desde la barrera por una guapa moza, su nombre en letras grandes ocupando gran parte del cartel, los aplausos, la salida a hombros por la sevillana Puerta del Príncipe, y tantos agasajos y mimos, hicieron que el chiquillo se olvidara de ti y de tus ayudas desinteresadas.

Pero hoy, plantado en el centro del albero, la plaza de bote en bote, mientras esperaba que el portón se abriera y conocer a su nuevo enemigo, un vago presagio se metió en su corazón, y el clarín, al llamar al alguacil para que abriese el portón, fue para el torero, tu querido chiquillo, como un puñal que se le iba clavando, poco a poco, en sus entrañas.

Y bajo un sol de justicia, agosteño, se puso como loco a buscarte mirando al cielo. Sintió necesitarte como cuando saltaba la verja y tú, Luna lunera, cascabelera, lo acompañabas por los sinuosos senderos hasta el cornúpeta y lo cobijabas.

Ya no está tu chiquillo entre nosotros, la bestia fue directamente hacia él, y por más que te necesitara no pudiste hacerle un quite, y la mortal cornamenta le traspasó el alma.

Se ha hecho ya de noche. El público ya se ha ido de la plaza dolorido por la muerte del chaval, y tú, Luna lunera, cascabelera, te has asomado a la arena, la has visto manchada de claveles de sangre, y llorando te has marchado.

El P©stiguet

En resumidas cuentas: ¿quién cojones le mandaba ponerse delante de un toro que ni siquiera salvaría su vida matando a su pretendido verdugo?

Salud y República.

El llobu escribió:En resumidas cuentas: ¿quién cojones le mandaba ponerse delante de un toro que ni siquiera salvaría su vida matando a su pretendido verdugo?

Salud y República.

He aquí el gran dilema: ¿quién? o ¿por qué? Que todo hay que preguntarlo y nada de lado dejarlo.

¿Ganas de lograr fama y dinero?, bien, pero el arte es lo primero, y no hay arte en la tortura, por mucho que lo defienda Pura en la muerte de un inocente. ¿Creyose por ello valiente? Pues mejor que no lo intente, ¿y en dónde la valentía, decía mi tía María? Quizás buscaba el aplauso del respetable, que dice “viva tu madre” ya en chino, ya en bable; que lanza ramos de rosas, sombreros y alguna otra cosa, mariposa, como algún cigarro puro habano, y yo le aseguro, mi hermano, que son cosas obsoletas, mejor enseñar un teta desde una contrabarrera, que el público entusiasmado, dirá algo alelado, “buena teta nos enseña" mejor que la bicolor, que por mucho rojo y gualda, los hay que le dan la espalda, pero no a la lubina, que esto sí es cosa fina. Fina para el paladar, que, como dice el boxeador, antes de recibir es mejor dar. Dar o no dar, he aquí la cuestión, que si Hamlet no lo dijo, sí el dueño del cortijo, ¿el dueño o quizás el hijo? pues ya no recuerdo tanto pues de la historia me espanto, ya que suele escribirla, el que más mata y acribilla, que para eso es el ganador y luce ante el perdedor. Más, ocurrido lo ocurrido, esto no tiene sentido, mejor dese por no contestado, o en todo caso respondido. Son cosas de mi tontuna, que si no llega a la Luna, esa que es Luna lunera, y a veces cascabelera, si es descomunal, pues a veces mi tontuna suele ser espectacular. Y ¿qué se puede esperar de un tonto? Pues depende si es de Bruselas o Toronto, ya que hay mucha variedad en esto de la necedad. Pero servidor de usted ha de confesarse, que soy el tonto de Alicante. O Alacant en catalán, Akra Leuke para el griego, Lucentum para el romano y Alicante para el cristiano. Y ya, que se hace la hora del yantar, me olvido de bobadas contar.

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