Tema: Economía del bien común Miér Ene 17, 2018 12:33 pm
Christian Felber: “No hay que ganar menos dinero, sino consumir menos” Profesor universitario y activista, propone un modelo económico regulado para garantizar “el bien común” [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
A Christian Felber (Salzburgo, 1972) le gusta hacer el pino. En mitad de una conferencia, se pone con los pies en alto para deleitar al público. Ventajas de ser bailarín, además de escritor y divulgador. Tiene estudios de filología hispánica, sociología y políticas, y da clase en la Universidad de Economía y Negocios de Viena. Felber defiende un cambio radical en el modelo económico, la llamada “economía del bien común”. Entre otros postulados, este austriaco defiende la sustitución del Producto Interior Bruto (PIB) como unidad de medida de la riqueza por otro indicador, el Balance del Bien Común, que prima valores como la justicia social, la dignidad humana o la sostenibilidad medioambiental. Otras propuestas de Felber consisten en limitar los ingresos de los individuos y poner límites a la propiedad privada (que un individuo no pueda acumular posesiones por encima de 10-30 millones de euros). En cuanto a la banca, es partidario de limitar el tamaño de las entidades para que, llegado el caso de una crisis, puedan quebrar sin necesidad de ser rescatadas. Y regular sus créditos, para garantizar que vayan a inversiones reales y beneficiosas.
Sus postulados no están exentos de críticas: ¿cómo se mide el bien común? ¿tiene legitimidad un Estado democrático para limitar la capacidad de la gente de ganar dinero? Se le acusa de promover el estatismo y el intervencionismo, y se compara su modelo con una especie de comunismo disfrazado, a lo que Felber responde que su propuesta incluye ideas tanto del comunismo como del capitalismo, pero con límites, y siempre en una “democracia soberana en la que el pueblo marque las pautas”.
Miembro de Greenpeace y confundador de la organización antiglobalización Attac en Austria, es autor de libros como Economía del bien común (Deusto, 2012) o Salvemos el euro (Anaya, 2013). A mediados de octubre participó en un congreso organizado por el Consejo General de Trabajo Social en Mérida, donde tuvo lugar esta entrevista.
PREGUNTA. Aboga por medir el éxito ético en lugar del éxito económico en las empresas. ¿Cómo?
RESPUESTA. El éxito suele medirse de acuerdo con el alcance de los fines y no con la disponibilidad de los medios. Aristóteles diferenciaba dos formas de entender y practicar la economía. En la oikonomía el fin es el bien común, la buena vida para todos, para lo que el dinero solo es un medio. Si el dinero se convierte en el fin, por definición no es economía sino crematística: el arte de enriquecerse. En ese caso el éxito se mide de acuerdo con indicadores financieros y monetarios, como los beneficios y el PIB. En una economía de verdad, donde el objetivo es el bien común, el éxito se mide según el alcance del fin: producto del bien común, balance del bien común (para empresas) y examen del bien común (para inversiones). La ciencia económica está completamente equivocada y se ha deslizado hacia el capitalismo.
P. Hace seis años que se puso en marcha su modelo, ¿qué resultados palpables ofrece?
R. Hay 500 empresas que ya aplican el balance del bien común. Pertenecen a todas las ramas y tienen todo tipo de formas legales: entidades privadas, sin ánimo de lucro o públicas de distintos tamaños. Desde la unipersonal a las de varios miles de empleados. Se han implicado 50 municipios en Europa, algunos más en Chile; unas 200 universidades están elaborando proyectos de investigación y enseñanza. Ya se ha creado la primera cátedra en la Universidad de Valencia; y hay tres escuelas técnicas superiores en Austria y Alemania que han realizado el balance del bien común, al igual que la Universidad de Barcelona. En España hay varias empresas que siguen el modelo, como Can Cet, la Fundación Guttman y la Agencia de la Juventud, en Barcelona. Además de cuatro regiones europeas: la Comunidad Valenciana, Salzburgo (Austria), Baden-Wüttemberg (Alemania) y Tirol del Sur (Italia).
P. ¿Qué resultados ofrecen las empresas que lo han puesto en marcha?
R. Hay hoteles que empiezan a reducir la oferta de carne en el menú, muchas empresas reemplazan coches de gasolina por eléctricos. Hubo un bufete de abogados que aumentó el salario de la secretaria al darse cuenta de la diferencia que había con respecto al del director. En varias empresas se ha aumentado la participación de la plantilla en las decisiones estratégicas e introducido un mayor grado de democracia interna. Hay otras en las que se han duplicado las solicitudes de empleo, por ejemplo en Alemania, porque los trabajadores quieren trabajar en este tipo de empresas a pesar de que no tengan bonificaciones económicas.
P. ¿Por qué prefieren ganar menos?
R. Porque la remuneración que más cuenta para los trabajadores es la ética. Encontrar un sentido a lo que hacen, no causar daños medioambientales, primar las relaciones dentro de la empresa y con el entorno. Esto contribuye a la felicidad. Los trabajadores se sienten más apreciados porque pueden participar en las decisiones.
P. ¿Hay ejemplos en España?
R. En la Comunidad Valenciana se preparan dos leyes que buscan crear un registro con las empresas que sigan estas reglas más éticas, fomentar inversiones que primen la transformación ética, dar incentivos legales a quienes sigan estos criterios. Por ejemplo, dándoles prioridad en la contratación pública o reduciendo los impuestos que gravan sus productos para que sean más competitivas. En Cataluña, son entidades y organizaciones tan diferentes como una empresa de inserción laboral y el distrito de Horta-Guinardó en Barcelona.
P. Defiende que las empresas que no sigan el modelo sean penalizadas.
R. El objetivo es que se invierta la tendencia actual y que los productos éticos sean más económicos, conseguir un mercado inteligente y ético en lugar de uno capitalista. Que se prime a estas empresas para la contratación pública, con condiciones crediticias en los bancos del bien común, libre comercio para las empresas más justas y prioridad en proyectos de investigación científica. Es el sueño de Adam Smith. El éxito de la empresa es el éxito de la sociedad, y no hay que medirlo con criterios financieros sino en términos de dignidad, de solidaridad, de justicia, de democracia. Es decir, solo cuando una empresa contribuye al éxito de la sociedad puede ser exitosa, lo que significa que no puede duplicar beneficios a costa de recortar plantilla, discriminar a las mujeres, destrozar el medioambiente o corromper la política.
P. Si se hiciera un reparto más equitativo de la riqueza, probablemente europeos como usted deberían ganar menos.
R. No sé si todas las culturas quieren ganar más. En Bután, según las estadísticas del Banco Mundial, viven en pobreza extrema pero les va bien. Cuando se les pregunta ‘¿Quién te va a ayudar si necesitas algo’, la respuesta es: ‘Todo el mundo’. Eso es una seguridad social total. Lo que sí está claro es que los europeos tenemos que reducir nuestro consumo medioambiental. Si tú o yo consumimos cinco veces más recursos medioambientales de los que el planeta aporta por persona, vivimos a costa de la libertad de los butaneses. No tendríamos que ganar menos, sino consumir menos.
El llobu V.I.P.
Mensajes : 48226 Edad : 63 Localización : La llobera (aquí si estás dentro, allí si estás fuera)
Tema: Re: Economía del bien común Miér Ene 17, 2018 1:24 pm
Más que interesante. Si el modelo actual no se cambia por éste modelo u otro similar, el desastre planetario estará garantizado.
Salud y República.
Pur V.I.P.
Mensajes : 42595 Localización : remota
Tema: Re: Economía del bien común Miér Ene 17, 2018 3:20 pm
Excelente, y tan claro como aplicable... a ver qué opinan los que dicen que las cosas son como son porque así son, o ese otro que propone utopías francamente imposibles para que nada cambie, más que la sensación de desesperanza y las ganas súbitas de tirarse por un acantilado
Lo que no entendí bien de la entrevista fue lo que dijo de los butaneses:
"En Bután, según las estadísticas del Banco Mundial, viven en pobreza extrema pero les va bien. Cuando se les pregunta ‘¿Quién te va a ayudar si necesitas algo’, la respuesta es: ‘Todo el mundo’. Eso es una seguridad social total. "
Qué le pachó ahí?.. tan bien que venía razonando...
el.loco.lucas Administrador
Mensajes : 38979
Tema: Re: Economía del bien común Jue Ene 18, 2018 11:38 am
Pur escribió:
Excelente, y tan claro como aplicable... a ver qué opinan los que dicen que las cosas son como son porque así son, o ese otro que propone utopías francamente imposibles para que nada cambie, más que la sensación de desesperanza y las ganas súbitas de tirarse por un acantilado
Lo que no entendí bien de la entrevista fue lo que dijo de los butaneses:
"En Bután, según las estadísticas del Banco Mundial, viven en pobreza extrema pero les va bien. Cuando se les pregunta ‘¿Quién te va a ayudar si necesitas algo’, la respuesta es: ‘Todo el mundo’. Eso es una seguridad social total. "
Qué le pachó ahí?.. tan bien que venía razonando...
Quizá se le ha ido un poco la mano con la comparación... pero viene a ilustrar una idea suya de que no es la riqueza el principal indicador de la calidad de vida. Hay otros valores, como vivir en una sociedad solidaria, que pueden ser más importantes.
Pur V.I.P.
Mensajes : 42595 Localización : remota
Tema: Re: Economía del bien común Vie Ene 19, 2018 3:12 pm
jajajajajaj si, o quizás es de los que ve el vaso demasiado lleno cuando está medio lleno
athenea V.I.P.
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Tema: Re: Economía del bien común Vie Ene 19, 2018 7:24 pm
Vivimos en el mundo de "tanto tienes, tanto eres" Quizás y de una vez cambiarlo por un "tanto eres...tanto tienes"
¿Verdad?
Pur V.I.P.
Mensajes : 42595 Localización : remota
Tema: Re: Economía del bien común Vie Ene 19, 2018 9:02 pm
me repite la consigna?
Creo que de lo que va el asunto es de quitar el "tienes" o al menos hacer prevalecer el bien común por sobre los bienes privados.
tiramisu Experto/a
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Tema: Re: Economía del bien común Sáb Ene 20, 2018 7:54 pm
Este cantautor tiene muy buenas letras, he encontrado esta canción traducida que creo acompañara bien este hilo, "las primeras notas de una marcha"
athenea V.I.P.
Mensajes : 7651 Localización : Buenos Aires
Tema: Re: Economía del bien común Sáb Ene 20, 2018 8:43 pm
Pur escribió:
me repite la consigna?
Creo que de lo que va el asunto es de quitar el "tienes" o al menos hacer prevalecer el bien común por sobre los bienes privados.
Era un juego de palabras. Trato de decir que lo intrínseco y genuino [en cuanto a valores] sea determinante y no como en nuestro mundo capitalista donde se torna accesorio frente a posiciones, bienes materiales, status...
Pur V.I.P.
Mensajes : 42595 Localización : remota
Tema: Re: Economía del bien común Sáb Ene 20, 2018 11:34 pm
athenea escribió:
Pur escribió:
me repite la consigna?
Creo que de lo que va el asunto es de quitar el "tienes" o al menos hacer prevalecer el bien común por sobre los bienes privados.
Era un juego de palabras. Trato de decir que lo intrínseco y genuino [en cuanto a valores] sea determinante y no como en nuestro mundo capitalista donde se torna accesorio frente a posiciones, bienes materiales, status...
Si, entendí, por eso, creo que hay que eliminar el "tienes", no cambiarlo de lugar en la frase (porque en este caso el orden de los factores no altera el producto... bruto interno )
marapez V.I.P.
Mensajes : 46422
Tema: Re: Economía del bien común Mar Oct 12, 2021 12:03 pm
Cuando la lupa del Nobel David Card desmintió que subir el salario mínimo reducía el empleo
El aumento del salario mínimo no siempre reduce el empleo. Y, cuando lo hace, parece tener efectos bastante limitados. Esta primera conclusión, a la que llegaron los economistas David Card y Alan Krueger en una investigación de 1994, hizo tambalear la doctrina económica que se quería imponer y que algunos sectores económicos siguen empeñados en mantener. Hasta ese momento, los estudios aseveraban que los aumentos del salario mínimo provocaban una merma sustancial del empleo. Ellos demostraron que no era así. El premio Nobel de Economía ha reconocido este año a David Card por esta y otras investigaciones, así como a otros dos economistas: Joshua D. Angrist y Guido W. Imbens. El galardón no se dirige a esta pionera conclusión sobre el salario mínimo, sino a la metodología que ha "revolucionado la investigación empírica", celebra la academia sueca.
El jurado del Nobel de Economía ha premiado una mirada, una forma de hacer ciencia económica a través de lo que se conocen como "experimentos naturales". Mediante situaciones reales "en las que sucesos fortuitos o cambios políticos hacen que grupos de personas sean tratados de forma diferente", explica la célebre academia, los investigadores pueden distinguir varios grupos poblacionales y aislar determinados elementos para alcanzar conclusiones de causa-efecto. La prueba científica de que en economía se podía llegar a estas relaciones de causa-efecto, y cómo hacerlo, es lo que ha valido a David Card, Joshua D. Angrist y Guido W. Imbens el prestigioso Nobel. Los tres investigadores, con trabajos complementarios a los que también contribuyó Alan Krueger (ya fallecido), supusieron "una revolución", destaca el tribunal del galardón. Porque hasta el momento había bastantes estudios que caían en lo que se podría llamar 'brocha gorda'. El economista australiano Justin Wolfers destaca en un hilo de Twitter cómo muchas investigaciones previas partían de multitud de datos correlacionados para llegar a conclusiones causa-efecto que no estaban realmente fundamentadas. Los tres premiados dieron un paso para poder sostener conclusiones, mediante "un conjunto de herramientas y de enfoques ayudar a hacer afirmaciones causales creíbles", apunta. Un terreno poco amigo de los gurús y los sesgos ideológicos y que trata de que la economía gane credibilidad como ciencia empírica.
Card, un economista que tumbó dogmas
El método premiado de "experimentos naturales" en ocasiones rompió esquemas que parecían pilares. Un ejemplo claro son las investigaciones de David Card, al que la academia sueca reconoce su rol como "pionero" en desmontar la visión convencional económica en varias cuestiones relacionadas con el mercado de trabajo. Desde los supuestos efectos negativos de la inmigración para los trabajadores nativos y del aumento del salario mínimo en el empleo, así como sobre la repercusión de una mayor inversión en la educación para el futuro laboral. En el salario mínimo, tras su trabajo y el de muchos otros, ahora la teoría económica reconoce de forma mayoritaria que "los efectos negativos del aumento del salario mínimo son pequeños y significativamente menores de lo que se creía hace 30 años", recuerda la academia. El trabajo de Card (y Krueger) sobre el salario mínimo se ha llevado gran parte de la atención en España, donde existe un intenso –en ocasiones acalorado– debate sobre las consecuencias de aumentar el SMI en el empleo. Sobre todo, a raíz del gran aumento del salario mínimo de 2019, del 22%. Una investigación de David Card y Alan Krueger en 1994 puso la lupa en un experimento natural en este tema. Analizó dos estados vecinos de Estados Unidos (Nueva Jersey y el este de Pensilvania), con características laborales similares, pero que se diferenciaban por el aumento del salario mínimo solo en el primero. Card y Krueger miraron al sector de la comida rápida, de salarios bajos y por tanto más afectada por el salario mínimo, y estudiaron si el incremento del salario mínimo había tenido un efecto negativo en el empleo, como decía constantemente la doctrina económica. El resultado fue rotundo. No había "ninguna evidencia" de efectos negativos y, de hecho, aumentó el empleo en Nueva Jersey y se redujo en Pensilvania. En el caso de los efectos de la inmigración para los trabajadores nacionales, David Card también destaca por un pionero estudio basado en otro experimento natural: la autorización que dio el régimen cubano en abril de 1980 para que todos los cubanos que quisieran abandonaran el país hacia Miami. Entre mayo y septiembre, unos 125.000 cubanos emigraron a EEUU. Muchos se quedaron en Miami, lo que supuso un gran aumento de la mano de obra en la zona. Card comparó entonces las tendencias salariales y de empleo en Miami con cuatro ciudades comparables y llegó a otra conclusión sorprendente en esa fecha: tampoco se apreciaban efectos negativos en el empleo destacables debido a la llegada de migrantes.
Avanzar desde la economía como ciencia
Las conclusiones de Card y Krueger del 94 tumbaron los "dogmas" de muchos sobre el salario mínimo, como también ocurrió con su estudio sobre la inmigración y otras temáticas. Y, lo más importante, que celebra la academia sueca: se reabrió la investigación al respecto. "Los resultados de estos estudios desafiaron la sabiduría convencional y dieron lugar a nuevas investigaciones, a las que Card ha seguido haciendo importantes contribuciones. En general, ahora entendemos mucho mejor el funcionamiento del mercado laboral que hace 30 años", destaca la academia. La economista española Libertad González, profesora de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, destaca la influencia de los tres premiados para su carrera como investigadora y la de muchos otros compañeros y compañeras de profesión. "Nos han dado unas gafas a los economistas empíricos, que ya no nos podemos quitar y vemos posibles experimentos naturales continuamente", dice González entre risas. El anuncio de una ayuda, de un cambio normativo o de una nueva política pública hace saltar las alertas de los economistas dedicados a la investigación, que ven cómo se dispara una oportunidad para ampliar conocimiento. Libertad González, por ejemplo, utilizó esta metodología en estudios que aprovecharon la puesta en marcha del llamado 'cheque bebé' de Zapatero. Un cambio repentino que hacía que, como si fuera por azar, familias que tenían bebés con días de diferencia se beneficiaban o no de esta política pública, lo que permitía analizar el efecto concreto de estas últimas en varias cuestiones. González celebra el galardón para los tres investigadores por su enorme trascendencia, que también denomina como "revolución". Una revolución que ha llevado "a primera línea de la investigación científica" el análisis empírico y que desplaza los estudios contaminados por sesgos ideológicos y aquellos demasiado técnicos que no conseguían repercusión. "Estos economistas analizan muchos temas relevantes socialmente, como el mercado laboral, de los que logran conclusiones muy creíbles, un conocimiento muy avanzado", destaca la profesora española. El tribunal del Nobel de Economía así lo ha estimado y recuerda que, como apunta González, hay muchos experimentos naturales en nuestro día a día que pueden abrir las puertas a conocer mejor la economía. Como explicaba en esta entrevista la galardonada Mónica Martínez-Bravo, entre los investigadores se extiende cada vez más un grupo de "fontaneros" que quieren ser útiles a la sociedad y acercar la economía a los problemas cotidianos. Los tres especialistas premiados han compartido con el mundo unas "gafas" para analizar nuestro entorno desde la ciencia, para hacer avanzar a la sociedad de la mano del conocimiento.
Tema: Re: Economía del bien común Jue Nov 09, 2023 12:00 am
Condonar deuda a Cataluña y al resto de comunidades es pertinente y de justicia
Tras conocerse el pacto entre PSOE y ERC sobre la condonación parcial de la deuda de Cataluña (y del resto de comunidades autónomas del Régimen Común, aunque la derecha intente omitir esta información para desacreditar el pacto), se ha generado un debate en torno a si dicha medida sería pertinente y justa. Quienes se posicionan a favor suelen argumentar que la deuda de las comunidades autónomas es demasiado elevada por motivos ajenos, ya sea por el ciclo económico (que afecta asimétricamente a las regiones) o por falta de recursos debido al sistema de financiación autonómico; reducir la carga de la deuda permitiría pagar menos por intereses y también posicionar mejor a los gobiernos autonómicos de cara al mercado de deuda. Quienes se posicionan en contra suelen argumentar que se generarían incentivos perversos a seguir endeudándose (a sabiendas de que el gobierno central podría volver a reducir su carga en el futuro) y que la condonación de deuda afectaría asimétricamente (positiva e incluso negativamente) a las comunidades y/o a los ciudadanos que residen en ellas. A continuación voy a explicar por qué estas últimas posiciones no tienen fundamentos sólidos. Antes de nada es imprescindible entender bien cómo funciona el conjunto del sistema de gasto y financiación de las comunidades autónomas, algo que parece desconocer la mayoría de los críticos a esta propuesta de condonación de deuda. Si uno no tiene toda la información, su juicio estará necesariamente errado. En primer lugar, las comunidades autónomas tienen bastante margen para decidir cuánto dinero público gastan e invierten. Esto conlleva que algunas lo hagan en mayor cantidad que otras. Por ejemplo, en educación, sanidad y servicios sociales (que son las competencias más importantes de las autonomías), Extremadura dedicó 3.463 euros por persona en 2022, mientras que Madrid lo hizo en 2.684 euros. Esto es un punto de partida muy importante de cara al asunto de condonación de deuda porque, manteniendo todo lo demás constante, las comunidades que más gastan tendrán peores números en sus cuentas públicas y, por tanto, más deuda. En segundo lugar, las comunidades autónomas tienen cierto margen para decidir cuánto dinero ingresan a través de sus tributos. Por un lado, tienen competencias para aumentar o disminuir la recaudación de los impuestos que les ha cedido el Estado, como el 50% del IRPF, el Impuesto de Patrimonio o el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, entre otros. Y es bien conocido que las regiones gobernadas por el Partido Popular, con Madrid a la cabeza, han reducido notablemente sus ingresos por este tipo de impuestos. Por otro lado, las comunidades autónomas tienen la posibilidad de crear nuevos impuestos propios, de forma que unas pueden crear más que otras. De hecho, en un extremo nos encontramos a Madrid, que actualmente no tiene ningún impuesto propio, y en el otro a Cataluña, que actualmente tiene once. De nuevo, el nivel de recaudación elegido a través de estos tributos influirá sobre el nivel de deuda pública, aunque en este caso no mucho por lo que veremos en el siguiente punto. En tercer lugar, desde 2009 nuestro Estado cuenta con un complejísimo sistema de financiación autonómica que, a través de la entrega –por parte de las comunidades– del 75% de la recaudación de los tributos cedidos por el Estado y del cobro de numerosas transferencias, persigue equilibrar la prestación de servicios públicos de todas las comunidades autónomas así como su nivel de desarrollo económico. Es bien sabido que no todas las regiones están igualmente desarrolladas, y de ahí que este sistema intente que las más afortunadas contribuyan más para favorecer solidariamente a las menos afortunadas. Pero resulta que el diseño del sistema es tan confuso, opaco y complejo –así como condicionado por cuestiones políticas–, que no está nada claro que logre su objetivo. La falta de resultados claros, la opacidad del sistema y las distintas interpretaciones que puede recibir, sumado a los dos puntos anteriores de flexibilidad de gasto e ingresos propios, conllevan que prácticamente ninguna comunidad autónoma está contenta: unas creen que aportan demasiado al sistema y otras creen que reciben demasiado poco. Y con esos peliagudos y confusos mimbres se llegó a la crisis económica iniciada en 2008, cuyos efectos se hicieron notar en las cuentas públicas a partir de 2012 (precisamente por el retraso en la ejecución del sistema de financiación que justamente nació en 2009). El hundimiento de los ingresos tributarios derivados de la burbuja inmobiliaria provocó un notable déficit que se tuvo que cubrir con deuda. Pero como financiarse en el mercado salía muy caro (recordemos los problemas que tenía España entonces con su prima de riesgo), el gobierno del Partido Popular aprobó en 2012 varios mecanismos para que la Administración Central prestara dinero a las comunidades. Uno de ellos fue el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), del que tanto se habla hoy porque la deuda que generó es la que se pretende condonar parcialmente ahora. Por cierto, nótese la abismal diferencia con la política adoptada por el gobierno de PSOE y Unidas Podemos durante la crisis económica de 2020: frente a una también acuciante necesidad de ingresos, en vez de endeudar a las comunidades, simplemente se les otorgó transferencias extraordinarias. ¡Cuántas polémicas nos estaríamos ahorrando ahora si el gobierno de Rajoy hubiese hecho lo mismo! El caso es que todo este resumen de los hechos pasados nos ayuda a posicionarnos con más información y solvencia frente al debate de la condonación de la deuda. En primer lugar, no tiene sentido preocuparse por los incentivos a que las comunidades sigan endeudándose porque, si el Estado quisiese, podría mejorar el sistema de financiación autonómico o incrementar las transferencias extraordinarias para que las comunidades no tuviesen que seguir contrayendo tanta deuda. Esto último ya se ha estado haciendo desde 2020 tras la pandemia y no ha habido ningún problema ni polémica en ello. En segundo lugar, quienes dicen que la condonación de parte de la deuda del FLA favorecería más a las comunidades que más deuda tienen de ese tipo (pues no todas tienen el mismo volumen, incluso algunas no tienen nada) no entienden que las vías de financiación de las autonomías son variadas y que el Estado tiene mil formas de compensar a las comunidades sin necesidad de modificar su deuda debido al FLA. Por ejemplo, que Madrid no tenga deuda derivada del FLA no impide que la Administración Central pueda beneficiarla de otra forma. En tercer y último lugar, quienes dicen que la condonación de la deuda de las comunidades alivia la carga fiscal de los ciudadanos de esas comunidades pero que empeora la carga fiscal de todos los ciudadanos del país simplemente no entienden que, si se beneficia a todas las comunidades más o menos por igual, el impacto neto en el conjunto del país sería nulo. Trasladar deuda de las administraciones territoriales a la administración central es básicamente un apunte contable que no tiene impacto económico ninguno. Es como si una persona se pasara el dinero de un bolsillo del pantalón a su monedero: las cuentas de esa persona ni mejorarían ni empeorarían, se quedarían exactamente igual. Además, no olvidemos que quienes pagan los impuestos no son las comunidades autónomas, sino las familias y las empresas de todo el país. Mientras se mantenga un sistema impositivo progresivo que haga que sean los agentes económicos más adinerados los que paguen proporcionalmente más, la redistribución de la renta será siempre desde abajo a arriba, no desde un territorio a otro. Claro está que hay territorios en los que hay más familias y empresas adineradas, y por eso puede dar la sensación de que el dinero sale de ese territorio para ir a otro. Pero eso es una ilusión; en realidad el sentido de la renta es vertical, no horizontal.
Por último, quiero dejar claro que no estoy proponiendo que las comunidades autónomas tengan vía libre para gastar y/o endeudarse todo lo que quieran. La responsabilidad en la utilización del gasto por parte de las comunidades es un tema serio sobre el que hay que actuar para evitar despilfarros e ineficiencias, pero debería ser abordado con mejores controles democráticos y de evaluación de políticas públicas; no con límites arbitrarios a la financiación o al endeudamiento. En definitiva, condonar deuda a Cataluña y al resto de comunidades autónomas es pertinente, de justicia, y no acarrearía ningún coste económico.