La ultraderecha chilena dio un ejemplo al mundo de cómo tumbar un gobierno legítimo con una huelga de transportes que sembró el caos. Una asociación minoritaria en el transporte pero muy activa y organizada inicia una huelga similar en España –prevista de antemano- sin importarle que coincida con una guerra en Europa que provoca ya cierto desabastecimientos y grandes aumentos de precios. El sector del transporte tiene problemas reales pendientes de solucionar, sus representantes mayoritarios negocian con el Gobierno. Ya desconvocaron una huelga en Navidad. Con la de ahora, los medios de la derecha amplificando las consecuencias, el sentido acaparador de determinados ciudadanos, la guerra, se siembran ejemplos varios de responsabilidad ante problemas cruciales. De objetivos. Tras varias de las conductas desestabilizadoras se dice está la ultraderecha. A la oficial, Vox, la encontramos casualmente envalentonada por el gran espaldarazo de haber puesto una pica en Flandes: formar parte del gobierno y presidir el Parlamento de Castilla y León. Gracias al PP y a los electores que lo propiciaron. Son lecciones para aprender que se imparten desde hace mucho tiempo. Vladímir Putin aprendió de la historia más brutal cómo conseguir lo que quiere sin pararse en remilgos. La antropología muestra ya desde los inicios de la especie que la violencia es el método más expeditivo de dirimir cuestiones, si se carece de otros miramientos. Está documentada desde la Prehistoria. Y violencias varias como la trampa y el engaño. Son multitud quienes han seguido y siguen esos ejemplos. Y basta, al parecer, levantar el cierre de una espita para que el fuego erupcione como lava en un volcán. Madrid es otro ejemplo para el mundo. Lo ha dicho su presidenta, Isabel Díaz Ayuso. Fue oírla y reparar en que cuanto ocurre viene en el temario de asignatura común. La que enseña lo mismo por los mismos métodos, con los mismos vicios y altavoces. Su gesto, como perdonavidas de sus opositores desde un profundo desprecio, se cuela por todas las pantallas a diario. Y su voz y su tono con el que refuerza su discurso nos llegan por cualquier vehículo. El Barómetro del CIS de marzo la sitúa en cuarto puesto de las preferencias para presidir el Gobierno de España. Esto, pues, nos atañe a todos, y tiemble el mundo, el que invoca, porque Ayuso no se para ni ahí, salvo que la frenen sus correligionarios, que en eso tienen probada experiencia. Nos atraviesan pandemias, tormentas, crisis varias, guerras, y Ayuso sigue ahí impertérrita mostrando la excelencia en la que cree y el camino a seguir. Es un peón de esa tendencia que infecta distintas sociedades y, sin saberlo, cumple a la perfección el papel con honores de matrícula. Habla y su corifeo aplaude y difunde. Por tantos focos, que termina calando. Un ejemplo para el mundo dice. ¿Vamos teniendo claro el ejemplar método? Su gestión de la pandemia ha sido reconocida “en todo el planeta”, dice. Premios del clan de la ultraderecha internacional, como aquel de Italia y de medios complacientes como el que le diera Diario 16 a su capacidad de diálogo y especial sensibilidad. Entrevistas y ecos en la senda amplificadora del márketing. Sí, Madrid es ejemplo para el mundo. De cómo se puede aumentar la mortalidad más que ninguna otra región europea, incluso más del doble de la media española, haber dejado morir sin asistencia médica a miles de ancianos en los geriátricos, y seguir colando impunemente la farsa de una modélica gestión. Y ejemplo de cómo actúa en España la justicia, dada la la inacción de la Fiscalía a pesar de tantas voces que reclaman una investigación seria. Madrid es también ejemplo mundial de invertir dinero público en un almacén de ladrillos al que llamar hospital, dando negocio a las empresas que siempre colaboran con administraciones del PP en particular, triplicando el presupuesto inicial, mientras seguía precarizando la sanidad pública. Y que haya colado igual. De cómo conseguir usar en provecho político propio una pandemia con miles de muertos y contagiados, y una sociedad afectada y vulnerable. Vender la bolsa sobre la vida, apelando a la libertad de las cañas, los bares y las terrazas. Ocultando datos de los contagios. Todo el PP lo hizo. Ayuso, además, con esos pestilentes contratos que fueron adjudicados a dedo a su hermano por la Comunidad que preside. Es Madrid sin duda ejemplo mundial de una omertá de libro a plena luz del día. En la práctica hemos visto que denunciar –más o menos forzadamente- la sospecha de irregularidad de esos contratos familiares ha acabado con la expulsión sumarísima del denunciante y su equipo –Pablo Casado ha sido echado prácticamente a patadas- y el aparente afianzamiento de la denunciada. Les recuerdo que más de la mitad de los votantes del PP cree las explicaciones de Ayuso. Crecen los pobres en Madrid, hasta un 22%. Lo dice el informe de Cáritas, y el consejero de educación Enrique Ossorio no los ve. Llevan gafas de pizarra para mirarlos. Los tapan. Ayuso rechazó dos millones de euros del Ministerio para alumnos vulnerables. Y destinó solo un 0,5% del fondo COVID-19 a residencias y pobreza. La guerra de Putin también es materia jugosa para ser utilizada por la peculiar derecha española, por Vox y el PP sin duda. Momento más crítico no cabe para añadir desasosiego e indignación. Ayuso también, por supuesto. De repente, la mujer que ha mantenido un discurso xenófobo y cruel, cargado de bulos acusatorios contra la emigración, se ofrece en ayuda a los ucranianos. Propone, además, destinar 20.000 millones del Ministerio de Igualdad, básicamente dedicados a permisos de maternidad y paternidad a “ayudar a las familias españolas”. Demagogia y machismo en el más puro estilo Vox. Madrid ya fue ejemplar pionera en la privatización de la sanidad pública y su acelerado destrozo desde los tiempos de Esperanza Aguirre y el tamayazo. Generalizada ya su absoluta precariedad, los informes fijan u[url=https:// https//www.eldiario.es/sociedad/medicos-familia-huyen-centros-salud_1_8832982.html]n retrato preocupante y un horizonte con mayores mermas aún[/url]. Los médicos de familia huyen de los centros de salud, porque ya no encuentran las condiciones de desarrollar su trabajo. Y va en aumento. Y en Madrid, y no solo en Madrid, en barra libre. ¿Quién querría todo esto en su sano juicio? ¿Quién, además de los que mueven los hilos y lo propician?
La guerra refuerza posiciones conservadoras y quizás lleva a aceptar la tan empecinada vuelta al bipartidismo que ni funcionaba, ni funcionará. Con Vox. La derecha es ya PP y Vox, con la aquiescencia de un PSOE que mira a ese centro en donde se encuentra cómodo y al PP obviando sus inconvenientes. No paran de llegar síntomas de cambios: Sánchez apoya la propuesta de Marruecos para la autonomía del Sáhara. Esperan que no haya represalias de Argelia, justo con su gas. Yolanda Díaz se desmarca del presidente del gobierno y pide se respete la resolución de la ONU. Tomamos aire y seguimos. Ese primer gobierno ultraderechista en España ha inflado a Vox a extremos inquietantes y sigue sin pasar nada.
Una virulenta cerrazón se despliega en armas buscando con ellas la posesión por los métodos más ancestrales y atávicos. Y no solo son unidireccionales. Se instrumentaliza en el nombre de Putin. Y es un rezo casi idéntico al de Vox y su PP adscrito en España. Sin aprender lecciones como otros pueblos que sí lo están haciendo, sin ver los ejemplos del mundo. Los que matan y los que hacen vivir. No se atisba viento que deshaga los nubarrones. No por los caminos iguales que, como es lógico, llevan al mismo destino. Senderos de víctimas se orillan ocultos bajo una densa niebla. El sol está detrás, en el trabajo de muchos. Siempre lo está. Y es ése el ejemplo que atender. Que hay gente que no se para ni aunque le estallen las bombas detrás, ni aunque flaqueen las fuerzas o le duela hasta el alma, ni viendo encumbrados a malignos matones o a quienes echan barro para enturbiar la verdad, que echan una mano a quien lo necesita en lugar de echarla a su cartera. Los ejemplos para el mundo son variados y, como en todos los casos, hay que saber elegir. Porque como poco, reconforta.
Antes de descalificar lo que dice alguien conviene informarse. Y si no se sabe se pregunta. Luego, con la información, ya se puede opinar con conocimiento de causa.
Última edición por el.loco.lucas el Sáb Abr 09, 2022 1:08 pm, editado 2 veces
Antes de descalificar lo que dice alguien conviene informarse. Y si no se sabe se pregunta. Luego, con la información, ya se puede opinar con conocimiento de causa.
Esa "periodista" (con comillas como tu la pones) María Jamardo, si ha aprobado la carrera de periodista, es tan periodista como los periodistas de "el diario", exceptuando su "jefe" Ignacio Escolar del que se dice que no ha acabado la carrera... (se dice)
Por otra parte, yo no veo que "blanquee" nada, pero cada uno lo interpreta a su manera...
Antes de descalificar lo que dice alguien conviene informarse. Y si no se sabe se pregunta. Luego, con la información, ya se puede opinar con conocimiento de causa.
Esa "periodista" (con comillas como tu la pones) María Jamardo, si ha aprobado la carrera de periodista, es tan periodista como los periodistas de "el diario", exceptuando su "jefe" Ignacio Escolar del que se dice que no ha acabado la carrera... (se dice)
Por otra parte, yo no veo que "blanquee" nada, pero cada uno lo interpreta a su manera...
Tu relativismo sobre la verdad te permite cualquier interpretación, incluso vivir casi permanentemente en la mentira.
No ves que "blanquee" nada... ahora sólo queda saber qué entiendes tú por blanquear.
Esa "periodista" (con comillas como tu la pones) María Jamardo, si ha aprobado la carrera de periodista, es tan periodista como los periodistas de "el diario", exceptuando su "jefe" Ignacio Escolar del que se dice que no ha acabado la carrera... (se dice)
Por otra parte, yo no veo que "blanquee" nada, pero cada uno lo interpreta a su manera...
Tu relativismo sobre la verdad te permite cualquier interpretación, incluso vivir casi permanentemente en la mentira.
No ves que "blanquee" nada... ahora sólo queda saber qué entiendes tú por blanquear.
Yo no vivo en la "mentira", es más afirmo que muchos de vosotros vivís en la mentira, cosa de la que no se si sois conscientes...
Explicadme vosotros (pluralizo) que es "blanquear"....
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