- Tinajas escribió:
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El paro, los problemas económicos, los políticos, la corrupción, la sanidad y los Bancos los principales problemas de los españoles.
La inseguridad ciudadana, terrorismo, o la administración de justicia cada vez importa menos a los ciudadanos con lo que esta cayendo en el país.
Es ciertamente una pena que el concepto del político haya llegado a los niveles tan bajos que ha llegado en España, pero ellos se lo han buscado y de manera insistente.
En un hilo aparte comentaba que una gran mayoría de ellos son “políticos profesionales” que llegan a la política con la intención de medrar y engordar sus arcas, y siempre menciono que los encontramos en todos los partidos, porque, además de ser verdad, no quiero que nadie en particular se sienta aludido en sus preferencias.
Esto cambiará un día si tenemos la suerte de que alguien decida que podamos elegir a las personas y no a los partidos en listas cerradas. Los partidos, al menos los mayoritarios, aparentemente son dictaduras en donde el que “se mueva no sale en la foto”, y son colectivos que unos a otros se tapan las desvergüenzas.
Ellos, que han gobernado las Cajas de Ahorro, lugar donde mayor salpica la corrupción, donde más aberraciones se han dado, de donde han sacado el dinero para sus caprichos faraónicos que en vez de generar riqueza o ganancias han servido para arruinarnos más, no podrían imaginarse el poder que se han dado a sí mismos, además de los otros muchos de los que gozan.
Como son tan listos —y aquí la palabra es despectiva—, han sabido sacar mucha tajada de la sandía a la que no han dejado ni la corteza ni las pepitas. Unas veces, sí, con la legalidad en la mano que ellos mismos y sabiamente han legislado, y otras, las menos pero con un gran descaro, ilegalmente.
Veamos un caso muy típico de cómo hacerse con dinero dentro de la legalidad. Unos Consejeros políticos de una Caja de Ahorros, crean dos sociedades. Pongamos que la A y la B.
La A, adquiere unos terrenos rústicos en una zona que se presume será urbanizable por los mismos de su partido y que, curiosamente, pertenecen a la familia de uno de ellos. La compra se hace por 10 millones de euros. Todo aparentemente normal.
La A, vende a la B, que es una Empresa Urbanizadora y necesitada de terrenos, esos terrenos que compró por 10 millones al precio de 200, con lo que la operación que se hace en unos pocos meses crea unas plusvalías de 190 millones. La Empresa B (que son los mismos que en la Empresa A) solicita un préstamo para el pago a la Caja en donde ellos son Consejeros, préstamo que es concedido sin más.
La Empresa A, una vez hecho el “negocio” cierra.
La Empresa B tiene problemas, pues los terrenos no se recalifican con la celeridad que deseaban y la burbuja inmobiliaria ya amenaza con estallas, la oposición se percata del pelotazo y denuncia, la Empresa B no puede pagar a la Caja el préstamo concedido. Al no poder pagar la Caja embarga los terrenos que resulta que no valían ni los 10 millones pagados en un principio. Y así, por mucho que intenten colocar en sus Cuentas de Resultados esos terrenos como valorados en 200 millones, a nadie engañan, no cuela… Y de esta manera (y con otras cosas más por el estilo) se comprende que los pequeños inversores, con esas cuotas participativas engañosas, se hayan quedado con un par de narices y sin un euro, pero ellos, que pertenecían a las dos Empresas y al Consejo por la parte política, sí tienen sus dineros bien almacenados… y colorín colorado. Lo he terminado como si fuera un cuento, porque es el cuento de nunca acabar.