Ser una estrella de las pantallas suena atractivo cuando eres un niño –pero pocos logran sobrevivir a sus años (generalmente pocos) de fama. Mara Wilson sobrevivió al estrellato y cuenta algunas de sus dificultades.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Los niños actores son la materia prima de un montón de absurdos reality shows y escándalos, con los cuales el star system parece burlarse de sí mismo burlándose de los demás. Mucha gente lo disfruta e incluso los one hit wonders tratan de poner su mejor rostro cuando se les recuerda esa única canción, esa única película que les dio una fama efímera y algunas historias que contar para la posteridad –una posteridad que es más bien una continua repetición de viejos clips, como si se viviera en un flashback o un perpetuo déja vù.
Aunque este suele ser el caso, no es la situación en que la actriz Mara Wilson se encontró a sí misma después de su rápida carrera en el cine. Su nombre puede no ser Trending Topic en Twitter, pero seguro la recuerdas por películas como Matilda, Mrs. Doubtfire y Miracle on 34th Street. Pero, como suele pasar con los niños, crecen. Esto no parece ser excepción para los niños actores, quienes ven cómo poco a poco su ternura y gracia infantiles van entrando al terreno de la pubertad y los cambios propios de la edad, los cuales deben experimentar bajo el ojo público y que rara vez terminan en historias felices.
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Mara Wilson hizo algunos papeles pequeños y luego estudió historia del arte en la Universidad de Nueva York.
Wilson escribió hace poco sobre algunas de las cosas que un niño actor debe enfrentar, como el hecho de que tus padres controlen tu flujo de efectivo hasta los 18 años o el problema de que tus amigos suban fotos comprometedoras de ti a Facebook. Sin embargo, uno de los consejos más importantes que Wilson destaca es el hecho de que los niños actores dejan de estudiar a muy temprana edad. Esto es para ella lo peor que pudo pasarle, por ejemplo, a Lindsay Lohan, una chica cuya fama superó y dejó muy atrás a su personaje infantil, o Corey Feldman, o Miley Cyrus, o Britney Spears o cualquier persona que se haya dedicado profesionalmente al entretenimiento desde muy temprana edad.
La vida de los niños actores después del estrellato también se da de bruces contra el rechazo. Luego de aparecer en la portada de revistas y recibir el cariño de miles de fans, de pronto se ven relegados a papeles secundarios o haciendo comerciales. En menos de lo que logran darse cuenta siguieron viviendo con el presupuesto de una super estrella de Hollywood pero haciendo mucho menos dinero:
“Un niño actor que ya no es lindo”, dice Wilson, “ya no es sustentable monetariamente y es desechado. Él o ella serán remplazados por alguien más joven y lindo, y los fans, en respuesta, olvidan que el antiguo objeto de su afecto alguna vez existió.”
Esto se explica porque todas las vulnerabilidades de los niños quedan expuestas y como sobre-expuestas cuando se vive con una cámara todo el tiempo y tu vida privada es material para revistas de entretenimiento con malos filtros periodísticos.
A veces tanta exposición puede generar tragedias, como la de la actriz Rebecca Schaeffer, quien fue asesinada por uno de sus stalkers; aunque este fue un caso extremo, Wilson resalta otras desventajas, como cuando se buscó a sí misma en Google a los 12 años, “un error”, en sus propias palabras:
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Macaulay Culkin es otro paradigma del estrellato destructor.
“Una de las cosas que encontré fue un sitio dedicado al fetiche de pies de actrices infantiles. En su momento me pareció divertido. Estaba en secundaria y no podía decir la palabra ‘sexo’ sin reírme; los fetiches estaban muy lejos de mí. Nunca les dije a mis padres porque me parecía una broma, no una amenaza. Luego, hace dos o tres años, estaba hablando con una amiga y casualmente mencioné el asunto del fetiche de pies. Abrió desorbitadamente los ojos. ‘¿Así que básicamente apareciste en un sitio de pornografía infantil?’”.
Tal vez lo peor de ser una joven estrella de cine sea el hecho de que el ambiente en que uno crece no es el más adecuado: Drew Barrymore ha dicho en repetidas ocasiones que empezó a consumir drogas duras en fiestas a las que la invitaban sus coestrellas o representantes, mucho antes de cumplir los 18.
Si Mara Wilson fuese a darle una visión más o menos estándar del futuro a las actrices infantiles tal vez sería muy parecido a la explicación que dio sobre Lindsay Lohan: “Ha estado actuando toda su vida, tiene poca educación y, en su mente, eso es todo lo que sabe hacer. Es muy probable que siga haciéndolo a pesar de que se vuelve a sí misma –y muy probablemente también a la gente que trabaja con ella– miserable.”
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