Como un puente…
“Mi vida es una anarquía. Tarde ha sido pero me he dado cuenta”, comentó mi amigo Ramón.
¿Por qué, hombre?
He contado muchas mentiras, vivo como en un desorden. Pero cuando intento rebobinar y dar marcha atrás para empezar de nuevo, no puedo
.
Tampoco hace falta eso, vive hoy, el pasado ya se fue
.
Pero, ¿a dónde voy? Mira como he quedado. Hasta mi físico es expresión de lo que ha sido mi vida. ¿En que he quedado? ¿ a dónde voy con esta barriga,…si por mucho que lo intento no adelgazo. Igual me pasa con todo mi yo: no voy a cambiar, ya lo dice el adagio aquel de “perro viejo no aprende idiomas”
No es lo físico lo que importa, es tu corazón, es tu nobleza…
¿Y para que me sirve?, concluyó Ramón. He sido buena persona, a pesar de mis mentiras conmigo mismo, he sacado a unos cuantos del hoyo en el que vivían, y, fíjate, llega el año nuevo y ni una felicitación. Solo la tuya. Siento que mi vida ha sido un fracaso. Y que la esperanza en mí mismo, tantas veces como ha existido, otras tantas que ha sufrido estragos.
Se hizo el silencio entre los dos. Caminábamos callados. Y en medio de la luz brillante de aquel día escuchamos unos truenos. Y un rayo bajó del cielo. Una luz se encendió en nuestro camino. Comenzó a llover. Pero seguimos andando bajo la lluvia.
Al cabo de un rato, acabó la lluvia, y también la charla en silencio entre los dos. Aquella agua había refrescado la soledad de mi amigo Ramón: “La lluvia ha clarificado mi mente. Imagínate un río con un gran caudal de agua, en su cauce hay un gran puente. La mayor parte del tiempo está solo. Pero cuántos caminantes que se sentían perdidos en una orilla del río lo han cruzado y han encontrado lo que buscaban. Creo que soy como un puente. No he perdido el tiempo, mi amigo”
Fue entonces, cuando salvado el aguacero, con otro estilo seguimos nuestra marcha, empapados por el agua de aquella lluvia rápida y momentánea, bajo el canto de miles de anécdotas vitales que salían de la mente de Ramón, ya ilusionado, y a quien de vez en cuando le interrumpía para contar algunas de las mías.