Serás la anfitriona de una cena y verdaderamente quieres lucirte. Prepararás una rica pasta, esa receta que luce deliciosa del libro de cocina italiana que compraste. Si quieres que tu platillo no le deba nada a un restaurante de primer nivel, lee estos consejos básicos para preparar una pasta perfecta. ¡Seguro te quedará para chuparse los dedos!
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Compra pasta de buena calidad. En cuestiones de la cocina, ahorrarse dinero comprando ingredientes baratos no siempre es buena idea. Mejor comprar una pasta de buena calidad, elaborada de manera artesanal, que una que se produce en masa y tiene un precio bajo. Gastarás más, pero la diferencia se notará al final.
Usa una olla grande. Si colocas tu pasta en una olla pequeña, es posible que termine por pegarse o no se cueza bien.
Cubre con agua suficiente. Coloca agua hasta cubrir la pasta e incluso un poco más. Ponla a calentar a fuego alto.
Agrega sal. No olvides la sal, mucho mejor si es sal marina triturada: le dará sabor a la pasta.
No agregues aceite. La pasta no es como el arroz: no necesita aceite para cocinarse. De hecho, agregar aceite hace que se vuelva resbalosa e impide que la salsa se impregne bien.
¡No quiebres los espaguetis! Olvídate de quebrar los fideos por la mitad para que quepan en la olla. Colócalos enteros, en un solo manojo, y cuando comiencen a cocerse dóblalos para que entren todos en la olla.
Pon la pasta cuando el agua está hirviendo. No antes, pues la pasta adquirirá una consistencia pegajosa poco agradable al paladar. El momento justo para arrojarla es cuando el agua comience a hervir.
Tapa la olla y bajar el fuego. Puedes dejar una ligera abertura para que, al hervir, la espuma no crezca demasiado y se derrame. Pon el fuego bajo para que se cueza lentamente.
Aprende a distinguir si está “al dente”. Se dice que la pasta está en su punto cuando tiene una consistencia firme por fuera y suave por dentro. La única forma de saber cuándo es momento de sacarla del agua es probarla. Olvídate de aventarla contra el azulejo de tu pared.
Colarla . Usa un colador especial para quitarle toda el agua caliente. No le viertas agua fría, pues le restarás sus propiedades y harás que cambie su textura.
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