Adelgazar, esa obsesión
Años después de auténticas comilonas, poco ejercicio, poco caminar y mucho sillón, quizás más alcohol del que se debiera y algunos dulces para terminar, cuando la línea se va perdiendo llegan las madres mías y todo el mundo, o parte de él, quiere adelgazar a toda costa y como sea, que el verano está a la puerta de la esquina y con bañador se asoman los kilos que no queremos enseñar.
¿Dietas? Las que quieran, existen de todos los colores y tamaños; algunas muy simpáticas y otras menos; unas muy caras y algunas muy baratas, como beber y beber agua todo el día hasta el aburrimiento…
Pero Richard Smith, nos propone algo insólito y muy placentero en su libro “Cómo adelgazar follando”. Como follar todo el mundo que se lo propone sabe —otra cosa es alcanzarlo o que el celibato te lo prohíba— sería cosa de probarlo aquellas personas que entre la dieta de la alcachofa, del perejil, del pimiento asado, del tomar un diente ajo a las 6 de la mañana, etc., siguen mostrándose tipo michelín en la playa, la piscina o donde sea.
Follar es barato. La crisis no ha podido con él. Es placentero y al ser cosa de dos, como mínimo, es entretenido. Si es en grupo, y el pudor no nos deja el rostro como la amapola, puede considerase como la hostia puta placentera. Los hay que intercambian parejas como cuando niño cambiaban la estampa de Ramallests por la del delantero centro del At. de Bilbao; los hay que no remiran la entrepierna de la pareja, y si es igual a la suya pues a follar también que la vida son cuatro días…
Pues adelgacen ustedes leyendo este libro, y practicando sus enseñanzas, si están con algunos kilos de más. Sabrán lo que se adelgaza con un buen polvo de 15 minutos, y no digo más. El libro lo encontrarán gratis en formato PDF en la red, o sea, que encima hay ahorro monetario… ¡Una ganga! Y pregunto ¿se puede ofrecer más y tan sabrosa receta por tan poco dinero?
Los santurrones sigan con la alcachofa, la zanahoria cortada en juliana o el perejil hervido puesto a la serena la noche anterior, pero los no castos a follar, a adelgazar hasta que todos parezcamos la Barby. Saquemos esas prendas que teníamos en el ropero porque los botones ya no llegaban al ojal, o la cremallera protestaba cuando intentábamos subirla. Ahora, tras unas buenas folladas, tendremos un tipazo que ni los/las modelos de las revistas de las grandes firmas internacionales.
El Postiguet