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 La cara oculta de las canciones

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Tatsumaru
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MensajeTema: La cara oculta de las canciones   La cara oculta de las canciones EmptyJue Jul 24, 2014 2:03 pm

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Barrel of a Gun, Depeche Mode.


Lo que se explica en el artículo se ve fácilmente con el Dave Gahan haciendo de colgado con los ojos postizos esos horrendos y un momento en el que se tocan el pecho que simbolizaría el ataque al corazón, aparte de la letra. Pero eso no les impedía cantar en "Never let me down again" años atrás una especie de himno a la drogaina encubierto (si es que lo interpretas de esa manera, claro Twisted Evil ), con "i.m taking a ride with my best friend", y "We are flying high" Twisted Evil 







Por aquella época, Dave Gahan no era más que un fantasma toxicómano. Un espectro enganchado a una aguja y una cucharilla que poco a poco iba perdiendo el norte: “Pensaba que podía controlarlo, pensaba que podía hacerlo esporádicamente, cuando me apeteciera, celebrar una fiestecita, o varias fiestecitas a lo largo de un mes. Y un mes después, estaba ahí sentado, temblando y preguntándome a mí mismo qué es lo que había pasado”. El subidón de la heroína se convirtió en tal rutina que ya ni siquiera era un subidón y Gahan vivía entre chute y depresión. Incluso tenía su propia habitación, a la que llamaba “la sala azul”, para encerrarse con su destructiva afición: “Recuerdo a Kurt diciendo lo mismo, que tenía un cuartito bajo las escaleras, que tenía espacio suficiente para estar allí con su vela y su cucharilla, y así ocurría todo”. Kurt Cobain no era precisamente el mejor ejemplo para un Gahan que jugaba con fuego. Un vergonzoso episodio buscando droga en las bolsas de basura delante de Jack, el hijo de su primer matrimonio, y de su madre hizo que el cantante considerara acudir a terapia de grupo para desengancharse. Pero aquello tampoco se lo tomó en serio: “Solía acudir a estas reuniones y sentirme más elevado que una cometa entre toda aquella gente sobria. (…) Solía ir al baño a chutarme, y al volver, levantaba la mano y decía: ‘Me he mantenido limpio treinta segundos’. Sí que tomaba el pelo a alguien, pero no a ellos precisamente, sino a mí mismo”. Su drogadicción llegó incluso a costarle su segundo matrimonio: “Poco a poco, Theresa fue hartándose de recogerme del suelo, así que tomó la decisión de separarse”.
Mientras Gahan seguía narcotizado en su mundo, Depeche Mode se transformaba en trío con la salida de Alan Wilder. Pero Martin Gore tenía nuevas canciones y se planteaban el siguiente álbum del grupo. El cantante se reunió con sus compañeros y parecía estar ilusionado con el nuevo proyecto: “Yo quería de verdad hacer las canciones. Mucho del contenido lírico y del sentimiento de las melodías se correspondía con lo que yo estaba sintiendo, y por lo que yo estaba pasando personalmente. Parecía que iba a ser algo bueno para mí hacerlo en aquel momento, ya que suponía una forma de trabajar mis propios problemas personales”. Aunque aquello era otra forma más de engañarse: “Mirando atrás, retrocediendo en el tiempo, yo no estaba listo, y era más importante para mí meterme heroína que estar en la banda”.
Cuando parecía que Dave Gahan no podía caer más bajo, en agosto de 1995, el vocalista cruzó la línea de fuego después de telefonear a su madre: “Yo estaba allí, en medio de aquella llamada de teléfono con mi madre, y le dije que esperara un momento, que volvía en un minuto; me fui al baño y me corté las venas de las muñecas con una máquina de afeitar, me las envolví con unas toallas, volví al teléfono y le dije: ‘Mamá, me tengo que ir, te quiero mucho’”. Justo a continuación, una amiga acudió a visitarle y Gahan intentó aparentar normalidad: “Al principio, yo actuaba como si no ocurriese nada. Bajé los brazos a los lados y podía sentir cómo brotaba la sangre. Los cortes eran muy profundos, hasta el punto de que ya ni sentía los dedos. Mi amiga no tenía ni idea de lo que estaba ocurriendo hasta que se dio cuenta del enorme charco de sangre que se estaba formando en el suelo”. Poco después, el cantante estaba en el suelo, inconsciente, mientras un grupo de ATS le cosían las muñecas sin anestesia; uno de ellos le reconoció inmediatamente y le dedicó un saludo especial: “Oh, no. Idiota cabrón, eres tú otra vez”. A la mañana siguiente, Gahan despertó en un centro psiquiátrico vistiendo una camisa de fuerza y acusado de cometer un delito por intento de suicidio.
Pero después de este otro episodio, el cantante de Depeche Mode no escarmentó: “En cuanto salí volví de nuevo a las andadas con mis antiguas tretas. Me recuperaba un poco, pero de nuevo volvía a consumir. (…) Ya no sabía cuándo parar. Fui de mal en peor”. Cuando la banda se reunió para grabar las nuevas canciones, Gahan era incapaz de mantenerse de pie delante del micrófono, para terror de Martin Gore: “Hubo unas cuantas veces concretas durante la grabación de este disco en las que sentía que no lo íbamos a terminar. Tenía que empezar a pensar en terminarlo como artista en solitario, lo que yo, realmente, no deseaba”. La situación era tan extrema que Dave fue obligado por sus compañeros a acudir a clases de canto, algo que a Daniel Miller le pareció positivo: “Lo vi como un paso adelante, en cierta medida, una forma que él tenía de decir que deseaba recuperarse como cantante, y, de la misma manera, hacer mejoras en su propia vida”.
Sin embargo, el 28 de mayo de 1996, a Gahan todavía le faltaba correrse una última buena juerga y, como consecuencia de una sobredosis de “speedball”, sufrió un ataque cardíaco: “Me aplicaron el tratamiento completo ‘Pulp fiction’ y consiguieron que mi corazón volviera a bombear camino del hospital. Lo primero que recuerdo es un asistente en la parte trasera diciendo: ‘Creo que lo hemos perdido’. Tengo la imagen de que todo estaba muy, muy negro, y era aterrador, y recuerdo también que sentía que aquello no estaba bien. Se supone que no tendría que haber ocurrido. Yo pensaba que podía controlarlo, que yo podía decidir el día en el que iba a morir. Así de jodido estaba mi ego. Cuando quise darme cuenta, estaba esposado por un policía, que me leía mis derechos”. Al salir del hospital, Gahan pasó un par de noches encerrado en una cárcel. Tras salir con una fianza de 10.000 dólares, decidió que era hora de tomarse aquello en serio: “He estado dos veces en rehabilitación y no quiero ser como Kurt (…). Quiero ser un superviviente. Quiero decir que ayer por la noche volví a morir. (…) Mis siete vidas de gato se han agotado. Yo simplemente quiero pedir perdón a todos los fans y demás personas, estoy contento de estar vivo, y pido perdón a mi madre también”.
Dave Gahan acabó en el Centro de Recuperación Exodus, en Marina Del Rey, Los Ángeles, la misma clínica de desintoxicación donde había estado Kurt Cobain.Ya no le quedaba más remedio. Steve Malins, en su biografía sobre el grupo, “Depeche Mode. Mito del rock” (Ediciones Robin Book), describe perfectamente la encrucijada que estaba viviendo el cantante: “Se enfrentaba a dos finales bastante probables si continuaba colocándose: o seguramente moriría o, en el mejor de los casos, pasaría algún tiempo en prisión. Incluso si sobrevivía a la cárcel, su historial criminal le forzaría a dejar Estados Unidos, y era más que probable que ya no pudiera recurrir a Depeche Mode para entonces. En cualquier caso, al grupo le sería extremadamente difícil irse de tour con un drogadicto convicto”. Gahan compareció ante un tribunal en Los Ángeles el 30 de julio de 1996, donde fue informado que se retirarían los cargos si permanecía un año sin consumir drogas.
Después de este calvario, resulta increíble que tanto Gahan como Depeche Mode lograran sobrevivir. Pero lo hicieron. “Ultra”, publicado en 1997, fue el noveno álbum de la banda y el primero sin Alan Wilder. “Existe un fuerte vínculo entre nosotros”, comentó Andrew Fletcher. “Creo que Alan pensó que tras su marcha el grupo iba a separarse, pero el vínculo era más fuerte de lo que él creía”. El primer single del álbum fue un tema oscuro y crudo, ‘Barrel of a gun’ y su videoclip fue dirigido, una vez más, por Anton Corbijn. Aunque, como de costumbre, a Martin Gore no le gusta soltar prenda sobre sus letras, el compositor reconoció la influencia de la caída de Gahan en el tema: “En parte se debe al infierno que ha atravesado Dave. Aunque está escrito desde mi perspectiva… Yo también tengo un problema con la vida”. Gracias a esta canción, Dave Gahan pudo hacerse una autoevaluación: “La letra y la intensidad de la música sintetizan lo que sentía. Al cantarlo y grabarlo, tuve la oportunidad de analizarme. Refleja mis sentimientos, la paranoia, el odio a mí mismo”.
Gracias a este trabajo, Depeche Mode cerraron las bocas de aquellos que vaticinaron que sin Alan Wilder no serían capaces de sobrevivir. Y también se equivocaron quienes pensaban que Dave Gahan correría la misma suerte que Kurt Cobain.
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Tatsumaru
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MensajeTema: Re: La cara oculta de las canciones   La cara oculta de las canciones EmptyJue Jul 24, 2014 2:13 pm

Baba O´riley-The Who


Cómo hacer  un proyecto sin pies ni cabeza muy alucinado ...  Smile 






A quick one’, incluido en el álbum homónimo (1966), fue el primer flirteo de los Who con la ópera rock. Con “Tommy” (1969), la banda ganó la reputación de ser los padres de este nuevo género, aunque en realidad fueron los Pretty Things los autores de la primera ópera rock: “S. F. Sorrow” (1969). Para el siguiente trabajo de los Who, Pete Townshend tenía en mente un proyecto tan ambicioso que haría pequeña la historia del niño sordo, ciego y mudo que resulta ser un as del pinball y un nuevo mesías. Townshend lo tituló “Lifehouse” y su argumento no era fácil de entender. El proyecto pretendía ser una obra de ciencia ficción con dosis de política en un futuro apocalíptico mezclada con los conciertos de los Who. La trama, de manera resumida, sería algo así: en un futuro indefinido, la Tierra se ha convertido en un lugar inhabitable debido a que la industrialización solo ha traído polución y contaminación. Todo es artificial. El oxígeno, la luz del sol, los alimentos… Todo está creado de manera electrónica o química y la población experimenta placeres y sentimientos virtuales. La sociedad está controlada por una red mundial de comunicaciones llamada Grid que, a su vez, está controlada por un dictador llamado Jumbo. Dentro de esta sociedad irreal y alienada, surge un revolucionario, Bobby, dispuesto a llevar la contraria al gobierno imperante realizando conciertos de rock clandestinos en un lugar subterráneo, similar a las catacumbas, llamado The Lifehouse. Durante estas celebraciones, parece que los asistentes mueren; sin embargo, lo que sucede es que, a través de la música, logran abandonar el mundo virtual y llegan a un mundo real, donde los alimentos son puros y no hay contaminación. Para representar esta parte de la historia, Townshend pretendía que durante las actuaciones en directo de los Who, la gente del público subiera al escenario y que, a través de su fecha de nacimiento y otros datos personales, un sintetizador creara una canción única y personal.
Más allá de esta rareza para los directos, el final de la historia quedaba abierto, ya que para Townshend, este podía tener muchas interpretaciones y no quería que se encasillara como un argumento con un orden clásico: “La historia tampoco podía tener una estructura cerrada como una obra de teatro o un guión de cine convencional. Es decir, la primera cualidad revolucionaria de ‘Lifehouse’ era ser revolucionaria en sí misma, es decir, no tener un argumento con planteamiento, nudo y desenlace convencional. Por tanto, esa transformación de la gente que acude a The Lifehouse en la historia bien puede ser la muerte entendida como liberación, el paso de una dimensión a otra, el despertar de una pesadilla… En definitiva, una metamorfosis, un cambio, en el sentido más abierto del término”. Aunque el guitarrista lo veía todo claro en su cabeza, sus compañeros no lo veían igual de bien. Aunque a Roger Daltrey le gustaba el concepto, no creía que el argumento fuera redondo: “Tal y como nos explicó Pete lo que quería hacer, al menos yo tuve la impresión de que la historia tenía en ese momento aún muchos cabos sueltos, que no parecía acabada de la misma manera que cerró el círculo argumental de ‘Tommy’”.
El proyecto “Lifehouse” comenzó a crecer y convirtieron el teatro Young Vic en su Lifehouse particular. El teatro será el escenario donde los Who ensayarán el proyecto con las puertas abiertas para que el público pueda entrar y participar en la experiencia. El 13 de enero de 1971, Pete Townshend da una rueda de prensa para presentar lo que pretende con su obra:“Vamos a intentar producir una ficción, o un juego, o una ópera, si queréis considerarlo así, y con ello, desarrollar un concepto de puesta en escena musical completamente distinta de lo que se ha hecho en el mundo del rock hasta ahora. Estamos escribiendo una historia y creemos que se podrá representar y llevar a la realidad desde el primer día en que empecemos a actuar regularmente en este teatro. Tenemos idea de utilizar sonido cuadrafónico, cintas pregrabadas con efectos, y de que la máxima capacidad del teatro, cuatrocientas personas, se llene en cada representación de gente que haga suya la música que vamos a tocar y que formen parte de ella”. La soberbia actitud de Townshend y sus declaraciones solo consiguieron que los medios de comunicación salieran más confundidos que cuando entraron.
La bola de nieve de “Lifehouse” seguía haciéndose más grande. La productora de cine Universal se interesó por el proyecto y quiso rodar una película experimental que además incorporara las actuaciones de la banda en el teatro Young Vic. Esto hizo que comenzaran a surgir diferencias entre Pete Townshend y Kit Lambert, el representante de los Who. Lambert se reunía a escondidas con los trabajadores de Universal para tirar por tierra los borradores de Townshend e insistía en que sus guiones, más convencionales que los del guitarrista, eran mucho mejores para la película. Por supuesto, en cuanto el líder de los Who descubrió esta estrategia tan rastrera, discutió con su representante y le retiró la palabra. La película finalmente no se realizó. Por otro lado, los conciertos en el Young Vic no tuvieron el éxito deseado: el número de asistentes no fue tan grande como esperaban y los que acudían no conocían las nuevas canciones.
Después de otras intentonas para que saliera adelante, “Lifehouse” se acabó deshinchando. El bajista, John Entwistle, sabía de sobra cuál fue el motivo del fracaso: “El problema fundamental es que nadie entendía realmente qué es lo que Pete quería hacer, qué es lo que quería comunicar. ‘Lifehouse’, al ser algo mucho más complejo que ‘Tommy’, se complicó demasiado para todos, Pete incluido. Por otro lado, nos equivocamos al pensar que la gente se identificaría con un proyecto así. No entendieron que no era un mero concierto de los Who, sino que pretendía ser una experiencia colectiva, el germen de un movimiento, y tras varios conciertos en el teatro Young Vic en los que vimos que la gente no se identificaba con lo que intentábamos hacer, empezamos a pensar en abandonar la idea, al menos, en su primera concepción”.
Pete Townshend quedó tocado, como recordó el otro representante de los Who, Chris Stamp: “La situación en mayo de 1971 era muy delicada, porque Pete, tanto por su fracaso al intentar desarrollar el proyecto ‘Lifehouse’ como por su fractura en la relación con Kit Lambert,estaba muy deprimido y muy desanimado. Su mujer llegó a decirme que estaba pensando incluso en deshacer el grupo, en no continuar con los Who y preparar otro tipo de proyecto musical. No se daba cuenta de que a pesar de que la gente no entendiera lo que él quería llevar a cabo con ‘Lifehouse’, había escrito muchas y muy buenas canciones, un material que no se debía desaprovechar”. Lo que Stamp propuso fue utilizar ese material y componer un disco sin prisas, que no tuviera nada que ver con películas ni experimentos: “John y Roger especialmente se mostraron entusiasmados con la idea y fueron un apoyo muy importante para que Pete recuperase el optimismo y la confianza en sí mismo
El resultado no pudo ser mejor. “Who’s next”, el quinto disco de los Who, publicado en 1971, no seguía ningún hilo argumental, pero tampoco le hacía falta. ‘Won’t get fooled again’, ‘Behind blue eyes’ y ‘Baba O’Riley’ fueron elegidos como singles del álbum y este último abría el disco. ‘Baba O’Riley’, que en su origen duraba media hora, era uno de esos descartes de “Lifehouse” y, aunque la letra puede parecer confusa, Townshend explicó su significado dentro del proyecto fracasado: “Un grupo familiar autosuficiente que rompe con todo y que viven en una granja en una parte remota de Escocia decide ir al sur para investigar los rumores de un concierto subversivo que promete agitar y despertar a la sociedad británica apática y asustadiza. Ray está casado con Sally y esperan reunirse con su hija Mary, que se escapó de casa para ir al concierto. Viajan a través de las tierras baldías del centro de Inglaterra en una caravana, con un aparato de aire acondicionado que esperan que les proteja de la polución”.

En ningún momento se dice el título de la canción en la letra, por lo que muchas veces se ha llamado de forma errónea ‘Teenage wasteland’. El nombre de la canción está basado en dos personas reales muy importantes para Pete Townshend. Meher Baba [en la foto] fue un gurú indio, líder espiritual de Townshend, cuyas enseñanzas ya le habían servido al músico a la hora de componer “Tommy”: “Meher Baba sostiene la teoría de que los seres humanos vivimos ignorantes de nuestro yo real, de la auténtica realidad, que todo aquello que vivimos, vemos, sentimos, etc. forma parte de un universo soñado por Dios, pero que no es el universo real. Es decir, es como estar en un sueño dentro de otro sueño. Esa concepción me ayudó mucho a definir el personaje de Tommy”. También, la filosofía de Meher Baba sirvió a Bobby McFerrin para componer su tema más famoso: ‘Don’t worry be, happy’ (1988). Por otro lado, Terry Riley es un compositor de música minimalista. La influencia de Riley se vio reflejada en los riffs de teclado y los efectos sonoros empleados en el álbum. El ritmo de ‘Baba O’Riley’ era lo que Townshend imaginaba que sucedería si el espíritu de Meher Baba entrara en un ordenador y se transformara en música. Para el guitarrista, de aquella extraña combinación saldría Baba sonando al estilo de Riley. De este concepto surgió el pegadizo ritmo de sintetizador con el que comienza la canción. El final del violín, interpretado en los directos con una armónica, fue una idea del batería, Keith Moon, y hasta el propio Townshend hizo una breve aportación como vocalista.
Gracias a “Who’s next”, Pete Townshend recuperó las ganas de seguir adelante con los Who y no pudo quedar más satisfecho con el resultado: “Creo que ante la, digamos, ‘derrota’ que a nivel interno supuso el abandono de ‘Lifehouse’, todos nos volcamos en una idea, que podría resumirse en algo así como: ‘Bien, puede que no volvamos a hacer una ópera rock en nuestra vida, pero… ¡ahí tenéis ese puñado de canciones!’”. Los Who no tardaron tanto en recuperar sus ganas por hacer otra ópera rock y en 1973 vio la luz “Quadrophenia”. El resto de canciones de “Lifehouse” no empleadas en “Who’s next” serían reutilizadas tanto en posteriores álbumes de la banda como en trabajos en solitario del guitarrista. El tiempo dedicado a aquel proyecto fallido no fue del todo en balde.
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