Apaleado, sin medalla y destituido
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Dejan sin condecoración al inspector que acabó el 22-M con 14 grapas en la cabeza. Un día después de los premios, la DGP le comunicó su cese y traslado a Cartagena.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Unos manifestantes atacan un furgón de Policía Municipal el pasado 22 de marzo, en Recoletos. R. CÁRDENAS
PABLO HERRAIZ
Actualizado: 12/10/2014 21:55 horas
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A un inspector de Policía llamado Pedro le ha salido muy cara una desobediencia. Tanto, que además de una docena de grapas en la cabeza, le ha costado el puesto y quedarse sin una medalla que sí le han dado a muchos otros, según varios de sus compañeros.
La culpa la tiene lo ocurrido el pasado 22 de marzo, en la multitudinaria protesta en el centro de Madrid que terminó con reyertas y decenas de heridos (entre ellos 67 policías).
Él estaba al mando de un grupo de la UIP, los agentes antidisturbios. Interior, previendo un día difícil,
dio orden a todos los grupos de la UIP de no moverse de sus puestos. El grupo de Pedro, unos 50 efectivos, estaba destinado en la confluencia de las calles Génova y Recoletos.
Cuando empezaron los problemas ellos avanzaron un poco para contener a la gente. Al principio los seguían más agentes de otros grupos, pero se fueron quedando atrás.
Entonces
unos manifestantes comenzaron a atacar en Recoletos a varios policías municipales de las Uces, las unidades que destina el Ayuntamiento a los lugares donde se juntan masas de gente.
La paliza a los municipales estaba siendo tremenda, con destrozos en sus vehículos y muchos nervios, y entonces el grupo llamado Puma-70, el de Pedro, abandonó definitivamente su esquina de Génova con Recoletos
para socorrer a sus compañeros municipales. Hubo una refriega agónica, cuyas peticiones de ayuda por la emisora se oyeron días después en webs, radios y televisiones.
La Ley 5/64 estima que a cualquier agente herido se le condecorará
«¡Son más de mil, van a matarnos, envíen refuerzos!», eran algunas de las frases que se gritaban por la radio policial. Incluso un agente infiltrado se jugó su anonimato y pidió ayuda al creer que aquello podía acabar con alguna persona muerta.
Cuando el asunto se calmó,
Pedro tenía la cabeza abierta a la altura de la coronilla, sus tres subjefes inmediatos (dos subinspectores y un oficial) también estaban heridos, y gran parte de los 50 miembros del grupo Puma-70 tenían lesiones de más o menos gravedad.
Ya pasado todo, el propio ministro del Interior acudió a la sede de Moratalaz para felicitar en persona a la UIP por su labor en la manifestación. Días más tarde, el director general de la Policía explicó en el Parlamento que
sus agentes habían actuado correctamente, que todos serían condecorados y que nadie había cometido errores. Y una prueba de que creía en aquello es que este inspector nunca fue llamado a la sección de Régimen Disciplinario por su actuación del 22-M, donde le habrían investigado para saber si actuó mal.
Pero no ha debido de considerarse así ahora, meses más tarde. El pasado miércoles, los agentes de la UIP celebraron en el complejo policial de Moratalaz la fiesta del patrón de la Policía, los Santos Ángeles Custodios. Esta semana y la pasada ha habido distintas celebraciones por las comisarías de toda España por ese motivo,
y en muchas se han realizado entregas de condecoraciones.
El miércoles en Moratalaz,
los tres subjefes del grupo Puma-70 fueron condecorados con la medalla roja al mérito policial, que conlleva una pensión vitalicia. Muchos otros policías de la UIP recibieron medallas blancas al mérito policial, que no llevan pensión pero sí ayudan en el currículum.
Sin embargo, al inspector Pedro no le dieron ninguna. Eso no sería noticia de no ser porque la Ley 5/64 y la Resolución del 11 de mayo de 2012 de la Dirección General de la Policía dicen que a
cualquier agente herido en acto de servicio o como consecuencia de él se le dará la medalla roja, siempre que no haya habido «menoscabo del honor, imprudencia, impericia o accidente».
¿Se considera una imprudencia desobedecer y abandonar la esquina asignada para ayudar a unos compañeros?
Habría que preguntar a los policías municipales que estaban recibiendo la paliza.
Y además de la no-medalla del miércoles, al día siguiente le comunicaron que este fin de semana cesaba su servicio en las Unidades de Intervención Policial y que
tiene que reincorporarse inmediatamente a Cartagena, donde está su plaza fija. Todos los agentes reciben un destino cuando salen de la academia y después se van moviendo según ascienden o surgen oportunidades de cambio. Pero en este caso él no ha pedido cambiarse.