En algunas cosas sí estoy de acuerdo, pero otras son un tanto vagas.
Comparto la idea de que no es más rico quien más tiene sino quien menos debe. Las deudas asfixian y comprometen la libertad de movimiento. Son un lastre, en la mayoría de las veces innecesario, pero con el que mucha gente carga por mera costumbre social.
Respecto a las ventajas de ser el propio jefe y dueño de tu empresa. Eso es así en un escenario ideal, en el que el sujeto esté capacitado para ejercer ese cargo, tenga la liquidez suficiente como para iniciar la empresa sin ahogarse de por vida y por supuesto, lo más importante, las cosas le vayan bien.
Si alguno de estos requisitos no se cumplen, se avecina el desastre. Y como sean dos o tres los que no se cumplen, el desastre se puede convertir en un pozo económico del que se tarde en salir media vida y al que se puedan incluso arrastrar a familiares o personas cercanas.
Si todo fuera tan fácil, todos seríamos ricos o todos los empresarios serían ricos, al menos. Y para nada es así.