Desde que veo compulsivamente Life en Netflix cuando voy fumada, me considero profundamente conocedora de los instintos de los animales, pero en lo referente a la diversidad de la flora y la fauna que habitan en esta roca imposible que llamamos Tierra siempre quedan cosas por ver, como por ejemplo las tendencias necrófilas homosexuales de las aves. En 2014, unos investigadores japoneses descubrieron a tres aviones zapadores en el acto de aparearse con el cadáver de otro avión zapador macho, pero no revelaron este descubrimiento hasta hace poco, en la publicación Ornithological Science.
"Observamos a tres Riparia riparia o aviones zapadores tratando repetidamente de copular con un pájaro muerto que yacía boca abajo sobre el suelo, con las alas extendidas. Uno de los tres permanecía sobre el suelo junto al ave muerta y la protegía de los intentos de apareamiento de los otros dos pájaros. A continuación, el pájaro guardián intentó copular también con el ave muerta", escribieron los autores del estudio, Naoki Tomita y Yasuko Iwam. "Tras una disección posterior se identificó al ave muerta como un macho adulto".
Aquí está el vídeo de una de las muchas maravillas de la naturaleza:
Aunque la necrofilia entre humanos es explícitamente tabú, en otras parte del reino animal existen diversas especies que con frecuencia han sido observadas mientras se apareaban con un miembro fallecido de su tribu (¿recordáis a aquel "afligido" canguro que en realidad estaba intentando follarse a su esposa muerta?). A diferencia de lo que pasa con los humanos, no obstante, el sexo entre animales y sus camaradas muertos no está necesariamente motivado por un macabro fetichismo. "Basándonos en nuestras observaciones proponemos que la necrofilia homosexual observada puede explicarse en parte por la ausencia de dimorfismo sexual en esta especie y en la posición del avión zapador muerto", explicaron los investigadores. El desafortunado avión zapador casualmente murió en una posición de apareamiento que supone un "activador importante del impulso sexual de los machos".
Según New Scientist, se han registrado 30 casos de necrofilia entre diversas aves, algunos más inocentes que otros. El investigador holandés Kees Moeliker fue el primero en documentar la necrofilia homosexual entre aves en 1995, cuando fue testigo de la muerte de un ánade real macho que chocó con la ventana del Museo de Historia Natural de Rotterdam, donde trabaja. Entonces observó cómo "otro ánade real macho violaba el cadáver casi continuadamente durante 75 minutos". Moeliker bautizó afectuosamente al pato fallecido con el nombre de "NMR 9997- 00232".
Moeliker no vio lo que sucedió antes de que NMR 9997- 00232 muriera, pero "cree firmemente" que estaba sufriendo la persecución del que sería su atacante antes de chocar con la ventana. En su informe publicado en 2001 sobre este evento, Moliker indica que los ánades reales macho con frecuencia "persiguen a una hembra por el aire, con la idea de forzarla y violarla". Este comportamiento se conoce como "vuelo de intento de violación" y también puede suceder entre dos machos de esa misma especie, aunque es menos frecuente.
El hecho de que el intento de cópula continuara después de la muerte del pato fue un descubrimiento excepcional. "Se conocen casos de necrofilia entre ánades, pero solo entre 'parejas' heterosexuales", escribe. "Por lo que yo sé, este caso es el primero que se describe sobre necrofilia homosexual entre ánades".
(Los ornitólogos con los que contacté declinaron hacer comentarios —aduciendo que este tema no se encontraba dentro de su área de especialización— pero uno de ellos nos remitió a unos poéticos versos).
Otros animales también han sido cazados en postura romántica con cadáveres (como el canguro viral). El año pasado Ivan Suzima, un zoólogo brasileño, se topó en el parque con un lagarto en pleno acto necrofílico. Según National Geographic, Sazima vio un lagarto macho conocido como tegu blanquinegro apareándose con el cuerpo muerto de una hembra. Regresó al día siguiente y, aunque el cuerpo de la hembra estaba en avanzado estado de descomposición, vio a otro macho tratando de copular con él.
Sazima contó a la publicación que, debido a la temperatura corporal y a las persistentes feromonas, es posible que los machos no se dieran cuenta de que el lagarto que trataban de cortejar era un putrefacto montón de carne. Se han observado comportamientos similares en otros tipos de lagarto y enranas.
Los pingüinos y los leones marinos, aunque ambos son ampliamente conocidos por ser de lo más monos, también han sido observados copulando con los muertos.