Dejad todo lo que estéis haciendo: han abierto un restaurante en Tokio que sirve curry con sabor a mierda. Aunque la verdadera noticia no es esa; lo relevante llegará cuando, dentro de un año, ese restaurante siga abierto y demuestre que había un nicho de mercado donde nadie se esperaba. Y a partir de ahí, el caos.
El restaurante en cuestión se llama Curry Shop Shimizu y, bueno, es de suponer que el propietario habrá experimentado diferentes sabores hasta dar con la receta. El aspecto del plato (servido en una especie de orinal) es el que se puede contemplar cuando se descome un domingo de resaca. Pero resaca en plan tengo que hablar a lo Hodor porque si pronuncio vomito el Jaggermeister.
Pues bien, esa resaca produce un tipo significativo de heces que son exactamente iguales a las del curry de Shimizu. Son mierdas de borrachos; llevan consigo toda la culpabilidad y la vergüenza y ni siquiera se dignan a solidificarse. Y ahora hay que pagar por comérselas. Me gusta el rumbo que está tomando la historia del ser humano.