[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]Otra locura nacionalista: dejemos el horario “espanyol” para “aumentar las natalidad”on MIÉRCOLES, 27 DE JULIO DE 2016 • ( 2 ) El nacionalismo nos quiere decir por ley a qué hora tenemos que comer.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]¿Conocen a alguien que quiera comer a una hora y no pueda? Seguramente no. Aquí hacemos lo que queremos, y quien quiere comer a las 12 y cenar a las 19 lo hace y punto. Ens agrada com vivim, ve de lluny i ens permet gaudir del temps millor que al nord d’Europa; només cal veure els holandesos i danesos aquest estiu cómo se lo pasan cenando paella a las 22h. La flexibilidad del sur de Europa es envidiable y a la gente le encanta; además es lo normal en todo el mundo, desde Rusia hasta Tailandia, pasando por México. Y el que quiere comer o cenar antes o después así lo hace, como en tantos hogares españoles. No es asunto de los políticos decirnos cuándo nos sentamos a la mesa.
Pero para el nacionalismo no se trata de eso: es una cuestión de “fet diferencial”. Resulta que en Milán se cena a las 19h, y en Nápoles a las 21h, pero en Sevilla y Barcelona vamos todos a una. I no pot ser que fem com a Andalusia o Múrcia: somunanació diferent. Así que la Generalitat quiere obligarnos por ley a comer cuando digan los políticos nacionalistas.
¿Y por qué ahora comemos a las 14 y cenamos a las 20? Diu la Gene que por culpa de “la herencia espanyola”, escolti. Y más en concreto “del desarrollismo franquista”, porque Francu también gobernaba de Roma hasta Sicilia. Parece que en la Generalitat nadie sabe lo que recordaba Carmelo López Ariasen Razón Española el mes pasado: que España siempre ha ajustado su huso horario al francés por interés de las comunicaciones ferroviarias. Alucinante.
Con estas trolas el separatismo ha fundamentado la“Iniciativa per a la reforma horària”, un chiringuito nacionalista impulsado “bajo los auspicios de la Generalitat” (no, no sale del pueblo) y pagado por todos:130.000€ que regalan la Generalitat, el ayuntamiento de Barcelona y la Diputación (¿hay algún tenderete nacionalista que no paguemos todos los catalanes?) para alterar “las políticas del tiempo”, “cambiar la cotidianeidad”, conseguir “un nuevo paradigma de los horarios en Cataluña” para “la Cataluña que viene” (diferente al de “espanya”, és clar) e “impulsar la nova fase de construcció nacional”. Hasta el tiempo es estructuradestat para estos fanáticos.
¿Cómo se hace? Como todo en el nacionalismo: con propaganda (“generar un estat d’opinió pública favorable”) y mangoneo político (“creació d’una Comissió d’Estudi al Parlament”). Pura ingeniería social.
El chiringo tiene el mismo lema que la ANC: “Ara és l’hora”.Y una hoja de ruta, que incluye “mociones municipales a favor de la reforma horaria”, un “Consell Assessor” en la Generalitat y hasta una “Comisión legislativa” en el Parlament que este año se propone decretar a qué hora tenemos que comer los catalanes mediante una “Ley del tiempo” (sic) que nos obligue a comer a las 13 y cenar a las 20h.
¿Quién lidera este lavado de cerebro? Entre otros (¿no ves que te utilizan, Nuria Chinchilla?) Salvador Cardús, el eterno llepasubvens y fanático nacionalista. ¿Y qué nos prometen a cambio? “Incrementar el nivel cultural”, “éxito escolar”, “bajar la siniestralidad”, “mejorar la calidad de vida” y nada menos que“aumentar la natalidad”. Es la Catadisney descendida, escolti.
Pues ya lo ven: el nacionalismo tiene un problema con la realidad y con la libertad. La obsesión nacionalista por el “fet diferencial” nos quiere imponer hasta la hora de la comida. Si este verano ven algún friqui comiendo a las 12 en la playa ya lo saben: és un pobre separatista practicant la“reforma horària”.
Dolça i esbojarrada Catalunya…
COMENTARIO A LA NOTICIA
Aunque estamos acostumbrados a las charloteadas de estos del 3% cada vez se superan mas en hacer el ridículo, y en toda Europa se tienen que reír de cada parida como se inventan. Lo peor de todo esto es que cada cuento que s inventan, nos cuentan un montón de millones, pues Todo se lo gastan en tonterías en vez de mejorar la sanidad, o de proveer de fondos las farmacias. por ejemplo.
Saludos