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Como ya casi todo el mundo sabe, aunque una gran parte mire hacia otro lado, el tan criticado señor Ramón Espinar, no sólo ha dado un pelotazo con la vivienda de protección oficial y una ganancia de 30.000 euros, sino que “como joven sin provenir” ha utilizado a “Podemos” para situarse a nivel de casta.
El único trabajo que se le conoce a este personaje es el de teleoperador, con un sueldo de 600 euros mensuales más o menos, indiscutiblemente una miseria que no debiera permitirse que nadie lo cobrara por un trabajo. Pero el espabiladillo de Espinar, ahora cobra más de 5.000 euros al mes, o sea, que se ha servido bien de la política, y eso que aún no han tocado la caja fuerte.
Bien que utilizó la plataforma del 15-M donde se autodenominaba como “joven sin oportunidades laborales”, pero en este corto tiempo ha elevado sus ingresos en más del 650%, o sea, como todo hijo de vecina en este país.
Antes de entrar en política y ser un tertuliano y articulista, gracias a su amistad con Errejón y Pablo Iglesias, según su declaración de renta cobró 1.641 euros como teleoperador y 6.200 euros como tertuliano. Claro que el lema de “Sí se puede” lo usó en beneficio propio, pues me gustaría saber cuántas personas en situación cercana a la pobreza, ha podido salir de la miseria gracias a las políticas desarrolladas por esta persona. ¡Qué manera de progresar a costa de la política y la nueva casta que se nos avecina!
Al hacerse con un escaño en la Asamblea de Madrid en 2015, comenzó a cobrar 14 pagas de 3.503,46 euros. O sea, 49.048 euros anuales, y si a esto se le añade las indemnizaciones complementarias que son de 869,09 euros mensuales comprobaremos que el pelotazo del señor Espinar es muy considerable. Yo me juego 100 contra uno, que éste no se va de la política ni empujado por las fuerzas de seguridad. Eso sí, hacer algo por los demás, sólo en el papel (materia que todo lo aguanta) pues no se va a jugar el puesto tan sabroso así como así, que 5.000 euros mensuales, para quien no ha dado palo al agua en su vida, es un chollo a tener en cuenta.
¡Ay, la casta, la casta! Y no me refiero a la compañera de Susana de la zarzuela costumbrista. ¡Casta… ñas! y en algunos, asadas y pilongas.
El P©stiguet