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HOMBRE FRUSTRADO, HOMBRE PELIGROSO
¡Quién no conoce la ranchera donde se canta que en el Rancho Grande había una muchachita que alegremente promete hacer unos calzones con cuero y lana! ¿Todos, verdad? pues ahí tienen el por qué del problema.
Mr. Trump, el rubio de tupé más antiguo que la sopa de ajo, residió algún tiempo en el México lindo y querido que cantaba Jorge Negrete, y mire usted por donde un día topó con el famoso Rancho Grande al quedarse sin gasolina por aquellos parajes.
La gente del rancho, amable como son todas las gentes de las zonas rurales, lo acogieron con simpatía mientras arreglaban su problema, y él, como buen yanqui, algo engreído, creyó que Lupita, la muchachita que para el vaquero mexicano haría unos calzones con lana y cuero, se dejaría feliz agarrar por la almeja no marinera como hace cualquier mujer pasado el Río Grande. Y Lupita, enamorada de su vaquero, católica y apostólica y creyente en la Virgen de Guadalupe, le dijo que nones, que además de ser negativo es lo contrario que pares. O sea, que pares con tus intenciones —le dijo— que mi vaquero es más macho y tiene mejor sarape.
Esto, para un yanqui, y más con pasta gansa, es la peor ofensa que puede recibir, y en vez de agradecer la acogida de los mexicanos y felicitarse de que en este mundo hayan mujeres honestas como la Lupita, cogió un cabreo de padre y muy señor mío, y murmuró: “Si un día soy Presidente, haré un muro para separaros, que ni el de Berlín ni el de las Lamentaciones del rey Salomón”.
Esta es la historia aun desconocida. Ahora ya entenderán algunas cosas hasta este momento inexplicables.
El P©stiguet