[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]El poeta alicantino Miguel Hernández, muerto en la cárcel de esa ciudad una primaveral mañana de marzo de 1942, víctima del odio que todo conflicto entre hermanos genera, entre otras grandes obras escribió el drama teatral “El labrador de más aire”.
Escrita en 1936 fue publicada un año más tarde y junto a su otra obra “Los hijos de la piedra”, eran claras denuncias de la situación de las gentes de su tiempo, especialmente las gentes campesinas que, Hernández, como cabrero en su juventud, tanto conocía.
Miguel Hernández, afiliado al Partido Comunista de España, fue encarcelado por la dictadura franquista acabada la contienda, y dejado morir en la lúgubre cárcel al caer enfermo terminal sin un mínimo de misericordia humana.
Estas dos obras de denuncia pudo verlas publicadas antes de su encarcelamiento, y de las dos, “El labrador de más aire”, es la más crítica.
Se da la circunstancia que en esa época, tanto Miguel como otros autores escribían obras con temas similares como el destino trágico y el amor, siendo este el caso de “La casa de Bernarda Alba” de Federico García Lorca. Obras todas ellas de temática localista pero que se han hecho universales, pues universales son las tragedias que el ellas nos narran.
En el mismo año que escribió “El labrador de más aire”, Hernández se alistó al Ejército Popular de la República siendo nombrado Comisario de Cultura. Participó en diversas batallas, actuando más como poeta que como soldado. Durante la guerra hace un paréntesis y se traslada a la ciudad alicantina de Orihuela para casarse con la que fuera su mujer, Josefina Manresa, y aprovecha para publicar sus obras, tales como Viento del pueblo, Poesía en la guerra, Teatro en la guerra y El labrador de más aire
A pesar de que “El labrador de más aire” se publicó en 1937, no se estrenó en los escenarios hasta el otoño de 1972. En esta obra dramática, Miguel expone una temática amorosa con un carácter eminentemente crítico, donde nos describe los graves problemas sociales relacionados con la época del momento que le tocó vivir, tales como el deseo de poder de un líder autoritario y la pobreza de ciudadanos inocentes
Es incuestionable la influencia de Lope de Vega en Miguel Hernández, y compone esta obra teatral, escrita en verso, con un lenguaje fácil de entender, muy entretenida, y edscribiendo temas como el amor campesino, y todo ello enmascarado con una intencionalidad crítica.
No contaré el argumento, porque prefiero que ustedes la lean si tiene la oportunidad, pero sí me permitiré transcribir los versos finales. Encarnación gime ante el cuerpo sin vida de Juan, mientras dice:
[…]
Quiero quitarme esta pena,
y vestirme la mortaja,
y esparcirme como arena,
y aventarme como paja.
Molerme como semilla,
perderme en el polvo vago,
y al borde de tu mejilla
morirme de un sólo trago.
Deja tu boca en mi apoyo,
¡ay, no te la lleves, no!
Que no se la coma el hoyo
y que me la coma yo.
No mereces ser desecho
por el gusano cruel;
¡que hagan un hoyo en mi pecho
y que te entierren en él!
No quiero que hierba sea
tu cuerpo, tu corazón
fundido en una pelea
de un trueno con un león.
De amapola en amapola
iban, y de beso en beso,
tus ojos de carne sola,
tu boca de carne y hueso.
Recogeré tu saliva
espumosa y colmenera,
y la pondré mientras viva
en mi corazón de cera.
Viento que no bebe viento,
nido despoblado, nido
polvoriento, polvoriento,
ido para siempre, ido.
Gime mi garganta, gime…
Ven a mi regazo, ven…
Dime, primo, hermano, dime
quién te ha malherido, quién,
Rebrota en sangre, rebrota
fuerte como el olmo fuerte,
poco a poco, gota a gota,
vida a vida, muerte a muerte.
Puerto has encontrado, puerto,
navío, dulce navío,
muerto ante mis ojos, muerto,
frío para siempre, frío.
Me acomete una desgana
mortal, amor, porque sé
que te buscaré mañana
y ya no te encontraré.
¡Ha muerto Juan, el airoso
de voz y de movimiento,
y al quedar él en reposo
se quedó el aire sin viento!
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No me digan que no es hermoso lo que dice Encarnación, y no me digan que no es dramático el momento y su congoja. Así termina “El labrador de más aire”, y así, dramáticamente, y por la maldad de un dictador, murió un hombre bueno. Tanto si él creía como no, tanto si hay Dios como si no lo hay, que Dios lo tenga en la gloria.
El P©stiguet