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El comunicado de la Embajada USA en España acerca de que el problema España-Catalunya es de orden interno, y por tanto USA no intervendrá al desear una España fuerte y unida, ha hecho sonreír y sacar pecho a don Mariano cuando la cosa no es para tanto. Ni para él, por una parte, ni para el Govern de la Generalitat lo que hayan podido decir en su apoyo un par de congresistas norteamericanos. En realidad que es un problema interno nadie lo debe poner en duda, por lo tanto internamente se ha de solucionar.
El dilema de Rajoy no sé si es que en realidad no quiere, no sabe o no puede dar con la tecla precisa para resolverlo; enrocarse en la Constitución actual, tan necesitada de un profundo cambio para adecuarla a los tiempos presentes, solo nos lleva a dilatar en el tiempo lo que debería ser una prioridad en cuanto a la nueva organización del Estado se refiere, como eliminar algunas CCAA para aligerar el enorme gasto que supone el mantenimiento de tanto político, como esa nulidad de las Diputaciones que en ocasiones duplican las competencias.
A veces dudo si ese empecinamiento de Rajoy es debido a que no ve más allá de sus narices, o que le falta algo o mucho de inteligencia política, porque teniendo las de ganar, hoy por hoy, a todos los niveles frente al problema catalán, sigue auspiciando que gran parte de los catalanes se sientan marginados por el Estado español, no sintiéndose parte del mismo.
Rajoy tiene las de ganar, porque un referendo en Catalunya sobre su continuidad o no dentro del Estado español, saldría en estos momentos —todavía— y según las encuestas, a favor de la continuidad. Una cosa es un mayor autogobierno, o un Gobierno propio dentro de un Estado plurinacional y otra un Estado propio; esto muchos catalanes al parecer lo tiene muy claro.
Otorgando por parte del Gobierno centralista la posibilidad del referendo al Govern, formado actualmente por la antigua CiU, Esquerra y la CUP, y saliendo el NO a la independencia mayoritariamente, daría a entender en resultado como un beneficio para Rajoy, como asimismo un fracaso “del contrario”, y todo fracaso del otro revierte en una ganancia propia. Además, ese referendo, pensando con inteligencia, sólo debiera darse en Catalunya, y mi razón es muy simple; veamos: Si votase toda España, con total seguridad en cualquier rincón ocurriría que el NO sería abrumadoramente mayoritario; no veo en la actualidad, por poner un ejemplo, que en Extremadura se votara a favor de la independencia catalana. Este NO rotundo y masivo, desde Catalunya podría entenderse, más que como un deseo de seguir unidos, como un mazazo no dado al Govern por los propios catalanes, sino por el resto de ciudadanos españoles. Una afrenta más, podrían decir, al decidir otros por ellos. Política e inteligentemente no es aconsejable la cazurra negación del líder pepero; un referendo de estas características debiera darse, únicamente, en la región o nacionalidad que lo solicite, siempre con una base amplia como ocurre en Catalunya, y, ante el resultado, ya positivo, ya negativo, según desde el cual se contemple, aceptarlo por parte de todos como algo normal en Democracia.
El P©stiguet