.
Desde Catalunya se está preparando una manifestación popular que se celebrará en Bruselas el día 7 de diciembre. Ciertamente el separatismo no me gustaba, ni me gusta, pero no soy antiseparatista, porque mi sentido democrático me hace respetar toda idea que no conlleve violencia, y el deseo separatista no lo cubría. Tampoco me importa mucho la persona de Puigdemont, pero sí su cargo electo, pero tal cargo, como representativo de una sociedad, no puede estar al capricho de otro, que, como sabemos, representa a una organización que no es trigo limpio, y creo que llamada delictiva por algún Juez.
Pero es que en estos momentos no se trata de separatismo si o no, sino lo que está en juego, lo queramos ver o no ver, es la propia seudo democracia existente, que en vez de avanzar hacia una democracia real, al estilo de las que nos rodean, está reculando en derechos ciudadanos, recortando hasta libertades, que muy poco tienen que ver éstas con la enorme deuda contraída.
Posiblemente a Europa, que lo que le interesa es cobrar los préstamos concedidos, poco le importe el separatismo catalán, o mejor dicho apoye al Estado central para que eso no ocurra, a menos ciudadanos españoles para pagar, deuda que se retrasará o corre el peligro de declararse España en bancarrota, país que más veces se ha declarado en la Historia del mundo. Pero la Democracia es otra cosa, ya que si vamos reculando y reculando, es posible que fuerzas extremistas de la derecha se hagan con el poder o haya enfrentamientos con los extremistas de otro signo, y eso, a Europa y a los acreedores, tampoco interesa.
Defendamos pues esta pobre democracia y luchemos para ir mejorándola. Cuidado, pues... Sí, estaré en Bruselas, si no se nos cierran las fronteras, que ya de nada ni nadie me fío.