[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Esta pregunta, que vemos en varias encuestas, en realidad es difícil de responder. Mejor es pensar, ¿qué vemos en el otro?. “¿Qué es lo primero que las mujeres ven en un hombre?” Es un título que -por lo menos una vez- hemos visto mientras navegamos por la web.
Si la curiosidad pudo con nosotros, inmediatamente hacemos clic sobre el enlace para ver qué dicen los artículos que siempre van acompañados de algún estudio, realizado por alguna entidad prestigiosa, en el mejor de los casos, que busca validar lo que dicen.
Por ejemplo: uno realizado hace un par de años por la Universidad de Saint Andrews (Escocia) y por la Universidad de Durham (Inglaterra) indica que las mujeres dirigen toda su atención al rostro del hombre.
Luego, una investigación de la Universidad de Nuevo México arrojó el “Top 3” de las preferencias femeninas: la cara, los ojos y los labios.
En el caso de los hombres, tanto los estudios de la Universidad de Wellington (Nueva Zelanda) y los realizados por la clínica Androsex (Chile) llegan a la conclusión de que lo primero que capta la atención de los muchachos son los pechos y las caderas de la mujer.
Claro, estos son sólo algunos de los análisis que existen y cada uno de ellos indica sólo una muestra de la realidad. No todos tenemos los mismos gustos, por eso no podemos encasillarnos en ningún tipo de estudio o investigación.
Sin embargo, una de las conclusiones a las que sí podemos llegar sin problemas es que, tanto hombres como mujeres, otorgamos el mismo valor al cuerpo, sólo que hacemos foco en distintas partes.
La licenciada Johana Anglada (MP 3050) afirma que esto se debe a que el cerebro del hombre es diferente al de la mujer. “Ésa es la explicación racional. No obstante, todos los seres humanos somos diferentes. Estamos atravesados por una historia personal que nos acompaña en cada una de nuestras elecciones. No podemos desprendernos de ella y por eso es importante tener en cuenta la influencia que ejerce cuando miramos al otro”, dice la psicóloga.
–¿Será que en realidad todos miramos lo mismo, pero las mujeres “mentimos”?
–Creo que tanto hombres como mujeres al mirar al otro nos fijamos en aquello que captó nuestra atención en un primer momento. A partir de allí analizamos si eso que vemos nos agrada o no. La mujer, al igual que el hombre, es un ser sexual. Es decir, también le importa lo físico, sólo que al hombre le cuesta disimularlo más.
–Durante mucho tiempo se encasilló a la mujer dentro de un estereotipo “romántico” y al hombre, como “superficial”.
–Esto tiene más que ver con un pensamiento y estilo social y cultural en el que la mujer es más de lo romántico y lo sensible, mientras que al hombre se lo asocia con lo salvaje. En realidad esto no tiene que ver con el género sino con las particularidades de cada sujeto. Así, un hombre puede ser “romántico” mientras que lo salvaje puede ser propio de una mujer.
-Con el paso del tiempo, ¿la mujer se comenzó a interesar más en lo estético?
–A las mujeres siempre les ha interesado lo estético. Sólo que el contexto social y la época en la que la mujer se encontraba condicionó esta actitud. Hace mucho tiempo, la mujer no tenía posibilidad de elegir a su compañero. Era un mandato: si no le gustaba su aspecto físico o su personalidad debía quedarse callada y aceptarlo porque era lo que tocaba. En cambio hoy puede hacerlo, no en su totalidad o como quisiéramos, pero puede.
–¿Qué quiere decir que no puede elegir “en su totalidad”?
–Aún la mujer no es libre al cien por ciento. Actualmente, los estereotipos sociales y culturales no lo permiten.
–Sin embargo, más allá de todo lo que sucede “a primera vista”, para terminar de conocer a la persona se necesita de un trabajo más amplio.
–Por supuesto que sí: conocer la subjetividad y la personalidad de cada uno como hombre y mujer es indispensable. El género no universaliza actitudes, conductas ni pensamientos. Puede dar tendencias, pero siempre la persona está atravesada por la subjetividad. Es la historia personal de cada individuo la que lo lleva a elegir a otro para el objetivo que sea. Y aquí se incluyen valores, gustos, pensamientos... Siempre lo que muestran los estudios dependerá de lo qué están midiendo, sus objetivos y qué instrumentos se usaron.
–¿Cuál es la característica que más valora un hombre y una mujer dentro de la personalidad del otro?
–La pregunta es muy amplia. Creo que justamente la valoración es una de las características más subjetivas de una persona. Por lo tanto no podría responderla sin generalizar.
–¿Creés en estos estudios?
–Siempre hay que analizar quién está al frente de las investigaciones. Es decir, dependerá de quién los realiza, con qué instrumentos, de cuánto es la muestra y si están avalados por alguna revista científica. En función de estos detalles está la credibilidad empírica del estudio. Si no es científico, simplemente pierde todo valor. Los estudios científicos presentan muestras, no generalizaciones. Y yo, en temas tan delicados como género, no generalizo.
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