Gente feliz que de repente siente interés por los trastornos de la personalidad (antes no existían o los locos, ya sabes, mejor tenerlos lejos) y que se informan hasta de la medicación para soltar juicios de valor tan simples como " estaba deprimida, pobre". A pastar, oye. Cada uno tiene un diagnóstico, una moraleja, un consejo a toro pasado a la familia...Yo tengo clara una cosa: la familia ha estado obviando el tema que sufría Blanca Fernández Ochoa presentándola de "fuerte" y de "animada" en sus declaraciones cuando aún no se sabía qué había ocurrido porque no querían reconocer lo que padecía, que avergüenza reconocer entre la gente feliz que ahora se interesa. Y no ocurre nada, ¿llevas gafas? Pues ya tienes un defecto, mejor esconderlo, ¿no?. Igual que las enfermedades de este tipo. Sentir verguenza es sólo el síntoma de cómo lo llevamos y no hay razón para tenerla. Tampoco miedo ante el que está enfermo.