El Postiguet V.I.P.
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| Tema: CANCIONCILLAS DE LA ESPAÑA PROFUNDA Jue Dic 08, 2011 7:34 pm | |
| CANCIONCILLAS DE LA ESPAÑA PROFUNDA —Ay, madre, que me lo han roto. —Hija, no digas el qué. —El cantarico en la fuente, madre ¿qué creía usted?
(Coplilla popular)
Hay veces, como en esta coplilla, que unas pocas palabras dicen tantas cosas… y es que la sabiduría popular es muy sabia.
La moza, inocente, se lamenta de la rotura de una vasija, de tosco barro seguramente, que vale bien poco. Pero la madre, y más una madre de aquellas épocas, sabedora del tesoro que para una mujer representaba el virgo, se le crujen las carnes pensado que sea esa rotura lo que la hija lamenta. ¿Qué creía usted? —le responde ésta— y si el quejido de la madre con su pregunta es todo un poema, no lo es menos estas tres palabras de la respuesta.
Hoy, ni una hija se lamentaría de la rotura de un cántaro, porque entre otras cosas no hay quien vaya a la fuente o al río con esas vasijas para esos menesteres, ni una madre se escandalizaría por algo que es tan habitual antes de llegar al matrimonio o la unión, si es que se llega. Pero esa jotilla es de otras épocas, donde la mujer guardaba su preciado tesoro con más cuidado que si de una joya de oro de muchos quilates se tratase. Hoy es un valor en desuso, al menos para la gran mayoría. Es, más o menos, como unas acciones de Bancaja, que como no envuelvas el bocadillo de anchoas con ellas de poco van a servir.
Si repasamos las viejas cancioncillas de épocas pretéritas, nos van indicando a las claras cómo eran aquellas gentes, unas veces inocentes, otras precavidas y otras soberanamente malas. Como aquella mujer, sin corazón, o de corazón como hielo que, alegre como unas castañuelas, cantaba así:
Me casé con un enano pa jartarme de reír. Le puse la cama en alto pa que no pueda subir.
¿Puede haber más maldad en ser humano y ser contado en tan pocas líneas? Porque ya hay que tener maldad para sacrificar su propia vida una persona —eso es a veces algún casamiento— con la finalidad de ver al otro en un eterno sufrimiento.
Por eso, no por lo que dicen, que es muy profundo, sino por la sencillez de las palabras, escasas y muy escogidas, es por lo que traigo estas dos coplillas de la España profunda ya tan lejana —¿o quizás no tan lejana?— que tengo recopiladas.
Probablemente otro día, de sopetón, o bien poco a poco y para analizarlas, traiga aquí otras muchas coplillas, y quién sabe si aunque fueron dichas hace muchos años aún siguen vigentes…
El Postiguet
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