150 días de guerra entre el Gobierno y las eléctricas: plantes, amenazas y miles de millones en juego
Sigue el pulso entre Gobierno y grandes eléctricas, en especial Iberdrola, por los recortes del Ejecutivo a su retribución, en paralelo a la histórica escalada del mercado mayorista de electricidad por la estratosférica subida del gas. Este lunes se cumplen 150 días desde que el 28 de mayo se abrieron las hostilidades al trascender la intención del Ejecutivo de recortar los denominados beneficios caídos del cielo que reciben las empresas por la subida de la cotización del CO2.
Lo que empezó como un enfrentamiento más o menos soterrado ha acabado en guerra abierta, a medida que la espiral de subidas en el famoso pool crecía imparable, y con la primera eléctrica del país, Iberdrola, y su primer ejecutivo, Ignacio Sánchez Galán, como cabeza visible de un desencuentro que ha ido creciendo. En estos casi cinco meses, las grandes del sector han amenazado con un cierre anticipado de las nucleares; se les ha acusado de vaciar embalses para maximizar sus beneficios; han anunciado la paralización de inversiones; se han borrado de la última subasta de renovables o han utilizado las subidas de precios a la industria como moneda de cambio para intentar neutralizar los recortes. El último episodio se vivió el jueves. "Uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras" y "habrá muchas personas que considerarán extremista al señor Galán", decía Teresa Ribera sobre el presidente de Iberdrola en una entrevista en El Periódico de España en la que afirmaba que toca "reclamar a las eléctricas el compromiso social que tanto aparece en sus memorias y en su publicidad". Horas después, la multinacional vasca contraatacaba. En un inusual comunicado, instaba al Gobierno a retirar el Real Decreto-Ley que aprobó hace un mes, ya avalado por el Congreso, para atajar la sobrerretribución que, según el Ejecutivo, reciben las empresas por el efecto de la subida del gas en el mercado mayorista. Iberdrola exige no ya matizar el decreto, como ha prometido Ribera, sino la "retirada" de esa norma que, asegura, contiene "tributos lesivos" y obliga a las compañías a devolver 1.000 millones de euros al mes. Tras los anuncios de paradas de cerca de una decena de fábricas por los altos precios de la energía, la eléctrica vasca ofrece a cambio de que se retire el decreto "no variar los precios eléctricos a la industria para no afectar a la competitividad española". "Todo el mundo se puede equivocar por falta de información y rectificar es de sabios", asegura. El supuesto error del Gobierno al que hace alusión la compañía sería ese drástico recorte de ingresos a hidroeléctrica, nuclear y algunas renovables (las más antiguas) a través de un mecanismo de minoración temporal que estará vigente hasta marzo y que Ribera ha ofrecido matizar si las eléctricas garantizan "precios razonables" a la industria a través de contratos a largo plazo que se salvarían de esa detracción de ingresos.
Escalada de precios que pulveriza previsiones
El decreto persigue cumplir la promesa de Pedro Sánchez de cerrar 2021 con precios de la luz similares a los de 2018, que el propio presidente del Gobierno reiteraba este viernes que se va a cumplir, reduciendo un 96% la parte regulada del recibo que fija el Ejecutivo, los cargos (con mayor peso en los pequeños consumidores), con un recorte que Transición Ecológica cifró en septiembre en 2.600 millones. Pero la propia Ribera ha reconocido que la escalada de la cotización del gas ha pulverizado sus previsiones. Así, si a mediados de septiembre la referencia del mercado ibérico Mibgas rondaba los 63 euros por megavatio hora (MWh), en octubre ha llegado a superar ampliamente los 100 euros. El recorte a las generadoras de electricidad superaría así los 5.000 millones, según las empresas, que temen además que la medida vaya más allá de marzo. Pasado el invierno se espera que la cotización del internacional del gas se relaje. Pero los futuros de la electricidad apuntan a precios muy elevados hasta, como pronto, 2023. Las eléctricas clamaban hace un año contra el destrozo que, aseguraban, estaba provocando para las nucleares el desplome que sufrió el mercado mayorista en 2020 por efecto de la pandemia. Y ahora que el pool está en niveles nunca vistos, aseguran que tienen vendida a plazo el 100% de su producción de base (nuclear y renovable) de 2021 y un porcentaje superior al 75% de la de 2022 desde hace meses, a precios muy inferiores a los actuales, que hace seis meses nadie preveía. Ribera, que ha incidido en la falta de transparencia de esos contratos y en el escaso peso de los acuerdos de suministro a largo plazo en la industria, estudia vías para excluir del mecanismo de minoración a las generadoras con acuerdos bilaterales a precios que necesariamente serán muy inferiores a los más de 200 euros/MWh de lo que, de media, llevamos de octubre. La ministra se abrió a matizar el decreto tras las advertencias del PNV, socio preferente del Gobierno históricamente vinculado a Iberdrola, después de una ronda de contactos previa a su aprobación y en vista de las "manifiestamente incongruentes" propuestas de Bruselas ante la crisis energética. Los líderes de la UE han aplazado las posibles soluciones, como pronto, hasta diciembre, con España liderando la presión para reformular el sistema marginalista de formación de precios, por el que la última central que casa oferta y demanda marca lo que cobra el resto. Las eléctricas europeas han presionado por carta a varios gobiernos europeos para que los recortes aplicados en España no se extiendan a otros países.
Plantón en la subasta
El penúltimo episodio del conflicto ha sido la decisión de Iberdrola y Endesa de no acudir a la subasta de renovables del pasado martes, tras confiar Ribera en que fuera "una buena señal" para la economía española "en complejo contexto". Tras el plante de las dos grandes y "en las circunstancias más complicadas que hemos vivido en los últimos años", según la ministra, por primera vez en una convocatoria de este tipo no se cubrió todo el cupo subastado. Se adjudicó el 95% de la potencia prevista, 3.123 megavatios (MW), a un precio de 30,56 euros/MWh. A años luz de la cotización actual y futura del pool, pero más de un 20% por encima de la anterior subasta de enero. Un peaje "razonable", según Ribera, teniendo en cuenta la actual inflación en la industria de bienes de equipo y las materias primas. En el sector fotovoltaico no ha sorprendido la ausencia de Iberdrola y Endesa. Al otorgar visibilidad de ingresos a largo plazo, estas subastas son especialmente interesantes para operadores que necesitan respaldo financiero a sus proyectos y pueden carecer del músculo de las grandes, que además pueden cerrar contratos a largo plazo a precios superiores. El vacío de Iberdrola y Endesa lo han cubierto operadores como Capital Energy (que ya arrasó en la subasta de enero) y la aragonesa Forestalia, que en convocatorias anteriores fue una de las grandes ganadoras, aunque luego vendió buena parte de su cartera de proyectos. La filial de Enel ya ha señalado en el pasado que no comulga con estas convocatorias pues entiende que no son necesarias. Iberdrola, que ya en septiembre anunció la paralización de inversiones en España, sí ha dejado claro que no ha acudido por la inseguridad jurídica que, afirma, existe por culpa del [en palabras de Galán] "terrorífico intervencionismo" del Gobierno. El día en que se descolgó de la subasta, Iberdrola anunció una inversión de 7.200 millones en eólica marina en Reino Unido y distribuyó una foto de Galán con Boris Johnson, aunque dos días después, su filial Scottish Power cargaba contra los topes de precios que tienen allí las comercializadoras, que aseguraba, van a provocar una "masacre" en el sector si las autoridades británicas no actúan. Mientras se aclara el futuro del polémico decreto-ley, otro frente de esta partida se juega en el Congreso, que tiene sobre la mesa el citado proyecto de ley para minorar el exceso de beneficios por el CO2, aún en fase de enmiendas. El texto busca recortar, en este caso de forma permanente, los ingresos extra a las centrales previas a 2003 (básicamente, hidroeléctricas y nucleares), que se benefician de la subida de los derechos de emisión de carbono, que no soportan, y cuya cotización este año ha llegado a superar los 60 euros por tonelada, el triple que la media de los últimos años. El proyecto de ley fue aprobado a principios de agosto, en vísperas de la polémica por el "escandaloso" desembalse de presas hidroeléctricas gestionadas por Iberdrola, y mientras llovían noticias sobre cómo esta tecnología marcaba las ofertas más caras en el mercado mayorista. Tras abrir la puerta a que una empresa pública gestione las concesiones caducadas, el Gobierno abrió varios expedientes informativos e invitó a las empresas afectadas por el recorte del CO2 a devolver a la Administración las concesiones hidroeléctricas afectadas si entienden que no van a ser rentables.
Vuelve la "expropiación"
Las eléctricas calificaron en junio de "confiscatoria" la propuesta de minorar los beneficios por el CO2. Entonces ya plantearon adelantar el cierre escalonado de las nucleares pactado a partir de 2027, amenaza que repitieron en septiembre, al asegurar que ese proyecto de ley y el decreto del Gobierno abocaban a un cierre "desordenado" de las plantas. Hasta hace unos días, planeaban una parada simultánea de hasta tres reactores en noviembre, cuando muy probablemente se cierre uno de los dos gasoductos que abastecen de gas a España desde Argelia, lo que añadirá aún más presión al precio de la luz. Es casi una tradición que con cada reforma eléctrica de calado, el sector califique las medidas de "expropiación". Esa palabra ya la sacó a colación el primer ejecutivo de Endesa tras la llegada de Podemos al Gobierno para tranquilizar a los inversores: "No nos van a expropiar", dijo entonces José Bogas. Y en 2012, ante la reforma que entonces aprobó el PP de Rajoy, el entonces presidente de la patronal Unesa, Eduardo Montes, ya la utilizó para abroncar en plena vía pública y tras un acto en Madrid al entonces director de Política Energética del Ministerio de Industria, Jaime Suárez. Ahora, han vuelto a aludir a la expropiación directivos de las eléctricas y en público, y el propio Pablo Casado nada más aprobarse el Real Decreto-Ley de septiembre. Con Unesa reconvertida en Aelec, el papel más duro contra el Gobierno lo ha asumido un Galán, que es el responsable de contratar en plena bronca con el Ejecutivo al exconcejal socialista Antonio Miguel Carmona como vicepresidente de su filial española. El salmantino, gran aficionado a la caza, no se ha arredrado tras su imputación en el caso Villarejo poco después de cumplir 20 años como ejecutivo de Iberdrola, y dispara a matar. Las espadas siguen en alto mientras en Bruselas se retrasan las medidas para hacer frente a la mayor crisis energética en medio siglo.
A Tinajas, El llobu y a Odra les gusta esta publicaciòn
marapez V.I.P.
Mensajes : 46437
Tema: Re: Las eléctricas Mar Nov 09, 2021 1:05 pm
Expertos y directivos del sector eléctrico descartan el gran apagón que azuza Vox: "Es imposible"
"Imposible", "terrorismo psicológico" o "un invento de novela de terror". Así reaccionan expertos del sector eléctrico preguntados por la psicosis sobre un gran apagón que se ha instalado en los últimos días. Una hipótesis azuzada por la ultraderecha de Vox y algunos medios. Los directivos del sector lo descartan rotundamente. La mecha ha prendido tras unas declaraciones de la ministra de Defensa de Austria, Klaudia Tanner ("La cuestión no es si habrá un gran apagón, sino cuándo"). Con la población curada de espanto tras lo que parecía imposible (la gran pandemia), la sensibilidad social está a flor de piel por la sucesión de récords del precio de la luz y el gas, en un contexto de crisis energética y de suministros provocada por la rápida recuperación económica tras la gran reclusión. Y el asunto del apagón está en la calle, en grupos de WhatsApp en los que vuelan desde hace días mensajes sobre un colapso eléctrico inminente, mientras se agotan las existencias de camping gas en las ferreterías. Mechero en ristre, Vox lo ha utilizado para recuperar sus proclamas sobre la "soberanía energética" y arremeter contra la Cumbre del Clima de las "élites globalistas". ¿Cuál es el riesgo real de un cero nacional, como se denomina en el argot del sector a una situación de este tipo? "No tenemos ningún indicio objetivo que nos alerte de un problema grave de suministro", dice a elDiario.es Beatriz Corredor, presidenta del operador del sistema, Red Eléctrica (REE), que subraya que "tenemos uno de los sistemas eléctricos más seguros y evolucionados del mundo. Primero, porque nuestra capacidad de producción eléctrica es más del doble que el pico de consumo histórico, que se produjo en 2007 sin que posteriormente se haya superado, ni siquiera durante la tormenta Filomena de este año". Ese máximo data de antes de la anterior crisis financiera y es un 7% superior al último pico, los algo más de 42.200 MWh de la famosa borrasca del pasado enero. Esas cifras no llegan ni a la mitad de los 112 gigavatios que hay instalados en la actualidad en España. "Hay un índice de cobertura muy ancho, seguramente el mayor de toda Europa", resume el consultor y ex director del Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE) Javier García Breva, que cree que "hablar de apagón es un invento de novela de terror. En España sobra energía y hay sobrecapacidad en todas las tecnologías. Y eso no lo pueden decir alemanes, británicos o el país que ha originado esto, Austria". Esta historia "ni en Austria es noticia, pero aquí sí", porque "España es diferente", ironiza el experto Francisco Valverde, de la consultora Menta, que recuerda que Austria (un país sin salida al mar donde un 50% de la generación es hidráulica) depende del gas que le envía Rusia y de las interconexiones con Alemania. Una situación que no tiene nada que ver con la de España. Como señala la presidenta de REE, "disponemos de una gran variedad de fuentes de generación distintas, lo que reduce nuestra dependencia de una tecnología en concreto. Y avanzamos a buen ritmo en la integración de energías limpias, como lo demuestra el hecho de que en lo que llevamos de año, la eólica sea la tecnología que más electricidad ha generado". Esta fuente ha superado a la nuclear este 2021 al cubrir el 22,1% de la demanda hasta octubre. Para Jorge Fabra, expresidente de REE (1988-1997) y ex consejero de la Comisión Nacional de la Energía (CNE) y del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), el escenario del apagón generalizado "es imposible" porque España tiene "una de las redes más potentes y seguras del mundo". Su antecesora, Paulina Beato, lo enmarca en el "terrorismo psicológico". "Tenemos reservas de gas para 40 días", recuerda la ex consejera de Repsol o Campsa, ex consultora del Fondo Monetario Internacional (FMI) y encargada en los años 80 de diseñar el Plan Nacional de Energía con Felipe González. Beato, que fue la primera persona que presidió REE (1985-1988), y durante siete años participó en un grupo de trabajo de interconexiones eléctricas para la UE, señala también que si hubiera problemas, "hay una capacidad bastante grande para traer energía de Portugal, de Francia o de Marruecos, aunque con estos dos últimos países no sea todo lo perfecta que debería". Paradójicamente, varios expertos apuntan que esa escasa conexión con Francia (de apenas el 3%, frente al objetivo del 10% fijado por la UE) puede incluso ser una ventaja si algo falla al otro lado de los Pirineos. Lo señalaba hace unos días la vicepresidenta Teresa Ribera: "Es verdad que Austria distribuyó una información en la que explicaba cómo actuar en caso de gran apagón, pero su situación es distinta. Nosotros somos una casi isla energética, por lo que es difícil que un efecto dominó nos afectase. Los españoles pueden estar tranquilos por muchos motivos: tenemos reservas y un sistema que funciona muy bien". Para el exministro y ex presidente de REE Luis Atienza, el riesgo ni siquiera existe en el caso de Austria. "Es una cosa cogida por los pelos. El hecho de que en los documentos de seguridad nacional se planteen hipótesis, simulacros o escenarios en los que en una situación límite pueda producirse una catástrofe no puede traducirse en que alguien esté preparándose para algo inminente". En opinión de Atienza, "son más importantes los riesgos de ciberseguridad, o los derivados de catástrofes naturales, que los de un apagón por falta de suministro". Estos eventos, recuerda, "se producen más fácilmente en los sistemas eléctricos aislados, las islas, porque son más inestables y ahí cualquier cosa más relevante les desestabiliza". Pero no en un sistema "tan grande como el nuestro". Otra cosa es la posibilidad de "un ciberataque muy importante, o un fallo múltiple de muchas instalaciones por unas circunstancias meteorológicas extremas".
Cierre del gasoducto
La alarma sobre el hipotético apagón ha crecido tras la decisión de Argelia, principal suministrador de gas de España, de cortar uno de los dos gasoductos que unen ambos países como castigo contra Marruecos. Esa tubería cubría un 20% de la demanda y su cierre va a obligar a duplicar las llegadas por barco de este combustible en forma de gas natural licuado (GNL), más caro que por tubería, en un contexto de enorme competencia internacional (en especial, de Asia) por hacerse con esta materia prima. El gas alimenta las centrales eléctricas de ciclo combinado que han cubierto un 15,5% de la demanda de electricidad hasta octubre. Es clave en momentos en que no hay viento ni sol y la demanda más aprieta, como los días más crudos del invierno. El de este año se presenta complicado ante la enorme volatilidad de precios del gas, el bajo nivel de almacenamiento en muchos países europeos, la menor producción de los yacimientos del norte de Europa y un Vladimir Putin jugando al ratón y al gato con los envíos de la estatal Gazprom a la espera del visto bueno al gasoducto Nordstream 2. Con este tubo, Moscú pretende duplicar las exportaciones de gas a Alemania sin tener que pasar por Ucrania. Argelia ha dado garantías de que va a cumplir sus compromisos de suministro a España. Otra cuestión es a qué precio. Ante esta situación, España cuenta con la baza de tener en seis de sus principales puertos la mayor red de regasificadoras de Europa. "Hay muchísimos metaneros circulando, tendrías que poder pujar, aunque sea a precios disparatados. Pero no tenemos problemas de infraestructura ni de capacidad de generación", dice Luis Atienza. "La gran duda no es que haya riesgo de suministro, sino a qué precio", coincide el ex director general de IDAE, que pronostica "una subida descomunal por los buques metaneros" que vamos a pagar los consumidores.
Martín Gallego Málaga, ex secretario de Energía que tuvo que negociar con Argelia a principios de los 80 en un momento de continuas interrupciones del suministro de gas a España desde el país norteafricano, habla de "una psicosis de apagón inducida por razones políticas pero sin ninguna base". Desde el punto de vista del suministro, "podemos estar tranquilos", zanja. A finales de septiembre, Enagás publicó su plan invernal en el que afirmaba que "queda garantizada la cobertura del 100% del mercado gasista en cualquier situación de demanda, siempre que no haya limitaciones en la importación del aprovisionamiento". El día en que Argelia confirmaba el cierre de esa tubería, el gestor de la red gasista recalcaba que "no hay indicios objetivos de una situación de falta de suministro gasista en los próximos meses". Según Enagás, gracias a las medidas de anticipación adoptadas en coordinación con el ministerio, el sistema español "cuenta con unos niveles de capacidad contratada de gas natural superiores a la de inviernos anteriores en la misma fecha, y se encuentra en una situación mejor que la de otros países del entorno".
Estertores del carbón
Como complemento de respaldo al gas está el carbón, que ha reducido a la mitad su potencia instalada en España desde 2018, aunque quedan algo más de 4.000 MW operativos. El exministro Atienza no descarta que esta fuente, la más contaminante, "aporte un respaldo algo mayor del que proporciona en determinadas horas en circunstancias extremas". "Es la energía de transición a la que más corta vida le queda. Pero mientras tanto su función va a ser, más que producir muchos megavatios hora, mucha energía, estar ahí para justo esas horas en las que puede ser necesario que aporte potencia, que aporte capacidad. A mí no me asusta". "No hay que escandalizarse por ello y eso es compatible con la senda de descarbonización trazada". Francisco Valverde cree que más que por situaciones extraordinarias, esa reactivación del carbón podría llegar si llegara a ser rentable para las eléctricas , algo que ocurriría si la cotización del gas se disparase todavía más en los próximos meses (aunque ambas materias primas suelen evolucionar parejas) y lo hace de forma sostenida, dado el alto coste de encender y operar una central térmica. Pero si hay un estertor final del carbón será "no por un tema de escasez de gas, sino de precio".
Instrumentos puntuales
Aun en caso de concurrir "circunstancias cuyas posibilidades son extraordinariamente bajas, tienes forma de gestionarlo de tal forma que eso no se traduzca en un apagón", añade el exministro Atienza. "La operación del sistema tiene instrumentos suficientes como para que, si lo necesitara puntualmente, algunas industrias reduzcan su consumo durante unas horas para resolver un problema de forma que eso no genere un colapso del conjunto del sistema. Estamos hablando de probabilidades tan extremas que solamente el hecho de mencionarlas parece que las convierte en noticia". En este punto Jorge Fabra lamenta que se haya eliminado el antiguo servicio de interrumpibilidad de los grandes consumidores industriales, que aceptaban descuentos en la tarifa a cambio de acceder a cortes puntuales del suministro por necesidades del sistema. "El argumento siempre es uno que no se entiende fuera del sector: que lleva muchos años sin usarse. Es como quitar al guardia de seguridad de un centro comercial porque nunca ha habido un atraco", ilustra. Ese mecanismo desapareció por las dudas de la Comisión Europea sobre su encaje con la normativa europea. En opinión de Fabra, España debería pelear esta cuestión en Bruselas, como está haciendo para intentar buscar una alternativa al sistema marginalista de formación de precios mayoristas de luz y desindexarlos del gas. La UE no parece dispuesta, pero él apuesta por adelantarse. "Se ha dicho que la UE es una especie de monstruo mitológico al que todo el mundo tiene miedo pero nunca han visto; y siempre recurren a él los que tienen intereses en que la gente se allane", critica Fabra, que recuerda que España ya fue pionera en Europa con la creación de REE "y luego nos siguió la Inglaterra de Thatcher".
Hablando de seguridad energética, datos versus catastrofismo
La recuperación económica en todo el mundo está teniendo un denominador común: una altísima volatilidad. En este contexto, conocido por todos, la energía está una vez más en el centro de todas las miradas. Por una parte, porque vivimos una coyuntura de altos precios energéticos que tiene un serio impacto sobre las industrias y los hogares, en definitiva, sobre la vida las personas. Y por otra, y esta es la parte que más sorprende, esta situación de volatilidad en los mercados energéticos ha llevado a que se hable de algo que en pleno siglo XXI considerábamos ya incuestionable en las sociedades desarrolladas y que también es vital para todos: la garantía del suministro energético. ¿Hay riesgo real de un gran apagón en nuestro país? ¿Podría España quedarse sin gas este invierno? Todos hemos leído u oído últimamente preguntas y afirmaciones categóricas sobre este asunto. Como ingeniero, me decanto por el análisis racional y basado en datos. Es lo que pretendo en este post: hacer un repaso de cifras y hechos objetivos que permitan sacar conclusiones. En el ámbito del gas, la red de infraestructuras de nuestro país hace que España sea desde hace décadas un referente europeo por la diversificación de su aprovisionamiento. Contamos con 6 plantas de regasificación operativas, que en 2020 recibieron gas natural licuado (GNL) de 13 orígenes distintos. El GNL representó el año pasado el [url=https://www.enagas.es/stfls/ENAGAS/Documentos/Publicaciones/Informe_El Sistema Gasista Espa%C3%B1ol_2020.pdf]63% del aprovisionamiento de gas de España[/url]. Además, contamos con seis conexiones internacionales de gas: dos con Portugal, dos con Francia, y dos con Argelia a través de los gasoductos de Medgaz y del Magreb. Es este último el que, como es sabido, finalizó el pasado 31 de octubre el contrato por el que Argelia abastecía de gas natural a España vía Marruecos. Argelia ha garantizado que seguirá suministrando el gas que España necesite a través de Mezgaz y, si es necesario, incrementando las entregas de GNL través de buques metaneros. Otro dato a tener en cuenta: un barco procedente de Argelia tarda menos de un día en llegar a las plantas españolas. Argelia durante más de 30 años ha sido un suministrador fiable para España. Más datos: • España ha empezado el mes de noviembre con gas natural almacenado para el equivalente a 40 días de consumo. • Noviembre ha comenzado también con un 65% más de gas natural licuado en las plantas de regasificación del Sistema Gasista español y una capacidad contratada en sus tanques para este mes del 95% -el máximo posible a principio de mes- frente al 57% que se contrató en noviembre de 2020. • Para diciembre, quedando todavía pendiente una subasta, la capacidad contratada es ya del 77,41%, cuando el año pasado fue del 58,71%. • Si nos fijamos en el total de la temporada invernal, de noviembre a marzo, ya hay adjudicados 136 slots para las descargas de buques en las plantas de GNL españolas. En comparación, el invierno pasado descargaron 86 barcos. • En cuanto a los almacenamientos subterráneos, están ya en torno al 82% de su capacidad. A estas cifras han contribuido las medidas excepcionales que, en coordinación con el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, en Enagás hemos adoptado por prudencia y prevención. En concreto, hemos realizado dos subastas extraordinarias de slots para la descarga de barcos metaneros, con el objetivo de poner a disposición de las empresas que traen el gas natural a España la máxima capacidad en las plantas de GNL del país. Esto permitirá qué 45 barcos más de los previstos inicialmente para un año puedan descargar en plantas españolas. Un dato que ayuda a contextualizar estas magnitudes: en el mundo hay un total de 500 metaneros disponibles. En definitiva, y gracias a las medidas de anticipación adoptadas, el Sistema Gasista español cuenta actualmente con unos niveles de capacidad contratada de gas natural superiores a los de inviernos anteriores en la misma fecha. Por tanto, y sin pretender subestimar las problemáticas energéticas y de todo tipo que afectan actualmente a la economía mundial, el análisis de datos apunta a una llamada a la calma frente a las visiones alarmistas o incluso un tanto apocalípticas. La pandemia ha puesto todo patas arriba y también ha puesto de manifiesto que todas nuestras seguridades pueden ser cuestionadas, pero esto no puede llevarnos al catastrofismo como pensamiento permanente e incluso paralizante. Claro que puede haber otra pandemia, y un gran ataque cibernético, y hemos visto un colapso del comercio internacional por un barco que se atasca en el Canal de Suez, pero los alarmismos generalizados y sin base concreta no son justificables salvo que seamos guionistas de cine. Merecemos análisis rigurosos y basados en datos y no dejarnos llevar por el sensacionalismo. Sobre el tema que me ha llevado a escribir este post: con la situación a día hoy, y con las reservas de slots y capacidad ya realizadas por las compañías comercializadoras, no existen indicios objetivos de una falta de suministro gasista en los próximos meses. En cuanto a electricidad, el operador del mercado eléctrico español, Red Eléctrica, con el que en Enagás estamos en permanente coordinación, informaba el domingo 31 de octubre de que la capacidad de generación del sistema eléctrico peninsular español supera los 107 GW de potencia instalada. Esto es más del doble que cualquier pico de demanda que se haya producido hasta el momento en España: el máximo histórico, registrado en diciembre de 2007, alcanzó una potencia instantánea de 45 GW, y el máximo de este año 2021, en enero, superó ligeramente los 42 GW. Entonces ¿un gran apagón es posible? En base a estos datos, la conclusión de REE era clara: "No existe indicio objetivo que haga pensar en un evento de tales características en nuestro país". España está hoy mejor preparada energéticamente para afrontar el invierno que en los últimos tres años, tanto en reservas de capacidad gasista como en potencia eléctrica instalada. Gobierno, operadores y comercializadores estamos haciendo nuestro trabajo y tomando todas las medidas necesarias para contribuir a la seguridad de suministro de España. Esa es la realidad y todo lo demás, basándonos en los datos de los que disponemos hoy, son conjeturas.
Aroca habla del «rojo podemita de Macron» que nacionaliza eléctricas mientras aquí «nos han vendido milongas»
Francia nacionaliza en su totalidad la gigante eléctrica EDF en su apuesta por impulsar la energía nuclear.
Ayer se daba a conocer que Francia pretende nacionalizar en su totalidad la multinacional Electricité de France (EDF) y distribuidora eléctrica en todo el territorio para «garantizar la producción de electricidad frente a las consecuencias de la guerra en Ucrania con su apuesta por la energía nuclear». Lo anunciaba de forma rotunda Elisabeth Borne, en la nueva Asamblea Nacional por las elecciones legislativas de junio. De este modo, el Estado francés tendrá «el 100%» del capital de EDF, aunque anteriormente tenía el 84% del mismo».
Esta drástica decisión se debe a que Emmanuel Macron quiere asumir el coste de poner en servicio seis nuevos reactores nucleares en 2035, de al menos 52.000 millones de euros. Para la primera ministra, este anuncio permitirá a EDF diseñar «proyectos ambiciosos» y generar una «energía descarbonizada, soberana y competitiva» en «la transición energética que pasa por la energía nuclear». También anunció que «queremos ser y seremos la primera gran nación ecológica que abandonará los combustibles fósiles». Al respecto Javier Aroca ha explicado que «aquí el tema es que nos han vendido una serie de milongas energéticas. Durante años nos han dicho que, por ejemplo, no se puede hacer nada, que Europa lo impide todo, que no, porque la libertad del mercado, patatín, patatán, y llega el señor Macron, pues decide nacionalizar EDF, que es la principal empresa de electricidad de Francia… Yo estoy hasta aquí de los rojos y podemitas que nacionalizan las empresas», ironizaba y reflejaba el poco nivel de la derecha española.
Tema: Re: Las eléctricas Vie Jul 08, 2022 10:49 am
España obvia el modelo francés de una eléctrica pública mientras inversores estatales foráneos copan las energéticas
Empresas como Endesa, Iberdrola, Naturgy, Enagás o Cepsa tienen en su capital empresas estatales o fondos soberanos donde las decisiones las toman gobiernos extranjeros
A Tinajas y a Zerg Rush les gusta esta publicaciòn
marapez V.I.P.
Mensajes : 46437
Tema: Re: Las eléctricas Vie Jul 08, 2022 11:32 am
Siempre hay que escuchar todas las voces
Orgasmo a la francesa
No deja de sorprenderme la facilidad con la que en España nos dejamos seducir por todo lo que viene de Francia. La interacción entre la orgullosa “grandeur” francesa y nuestra baja autoestima como sociedad genera una relación patológica La intención del Gobierno francés de aumentar su participación accionarial en la empresa pública energética ha desatado diferentes corrientes de admiración que, a mi juicio, son poco reflexionadas y nada justificadas. A estribor, por lo que, dicen, es un espaldarazo a la energía nuclear. A babor, por lo que algunos presentan como una apuesta por la nacionalización del sector energético. Sinceramente, no termino de entender qué supone de positivo para la sociedad francesa que su Estado pase de controlar el 84% al 100% del capital de la empresa pública. Sobre todo porque no es descartable que el objetivo de la operación sea un rescate camuflado del capital privado, propietario del 16% restante de acciones de una empresa inmersa en un importante endeudamiento. Deberíamos intentar que nuestro papanatismo con relación a todo lo que llega de Francia no acabe perjudicando las estrategias de transición energética puestas en marcha y distorsionando el imprescindible debate social sobre la necesidad de aumentar el papel del Estado como agente económico, especialmente en sectores estratégicos como el de la energía. Esta dependencia emocional no es nueva, viene de lejos. Francia vendió al mundo su revolución, bajo el frontispicio de “egalité, fraternité e liberté”, como un desencadenante de todas las virtudes. Sin menospreciar en absoluto todos los avances de civilización que supuso, tampoco deberíamos obviar que entre sus logros no está precisamente la igualdad social. Nos lo explica con datos Piketty en su libro “Capital e ideología”, cuando documenta cómo la Revolución francesa condujo a una sociedad propietarista extremadamente desigual entre 1800 y 1914, con una concentración de la riqueza durante el siglo XIX mayor de la que había antes de 1789. También lo argumenta magistralmente Gonzalo Pontón en su libro “La lucha por la desigualdad” , en el que identifica la admirada Ilustración como factor ideológico legitimador de la desigualdad social. Este ancestral espejismo francés afecta a todos los sectores sociales e ideologías. A la derecha le seduce la grandeza nacional de la patria francesa. A la izquierda, su supuesto izquierdismo social. Mientras intentaba trabar esta reflexión me han venido a la memoria algunos momentos de nuestra historia reciente que son algo más que episodios aislados. No hace muchos años veíamos a agricultores españoles quejándose justa y amargamente por la quema de sus productos en la frontera, al mismo tiempo que expresaban la admiración por sus colegas franceses y sugerían aplicar las mismas acciones a los productos que llegan a España del Norte de África o de Turquía. Periódicamente, sectores de la izquierda española se prodigan en elogios a las movilizaciones que protagonizan los sindicatos franceses del sector público frente a las reformas de seguridad social. Obviando que las reformas de pensiones impulsadas primero por el socialista Rocard y después por el conservador Balladur, que afectaron fundamentalmente a los trabajadores de empresas privadas, se impusieron sin contestación social. No sé si en España, donde el agravio comparativo parece haber sustituido a la lucha de clases como motor de la historia, aceptaríamos la desigualdad entre diferentes regímenes de seguridad social que soportan los franceses en los requisitos de acceso a la pensión de jubilación. En cambio, en nuestro país se continúa poniendo a Francia como ejemplo. Son también habituales los elogios a las explosiones sociales que se producen periódicamente en Francia, aunque luego no vayan acompañadas de avances. En este caso, la admiración por lo foráneo resulta aún más curiosa porque el fenómeno social de las “bullangas” tiene profundas raíces españolas, más en concreto de Catalunya, donde se ha venido practicando desde comienzos del siglo XIX y han perdurado hasta el mismo siglo XXI. Un territorio en el que los franceses nos venden de manera habitual “gato por liebre” es en el de Europa. Lo vivimos en los debates sobre la Constitución europea. Suelen presentar sus críticas a la UE como si lo fueran por sus insuficiencias sociales y su deriva liberal, cuando en realidad tienen su origen en la defensa de la nación francesa y su motivación en la negativa a ceder soberanía a la Unión Europea. Los ingleses se llevan la fama, pero la lana del soberanismo nacional la cardan los franceses. Esta semana ha vuelto a pasar. La reacción de sectores de la izquierda española ha sido cercana al orgasmo. Una avalancha de elogios al liberal Macron sin pararse a pensar en el verdadero objetivo del gobierno francés. No es casualidad que este anuncio coincida en el tiempo con la decisión del Parlamento Europeo –arduamente impulsada y trabajada por Francia– de incluir la energía nuclear y el gas en la taxonomía –esa palabreja significa acceso a la pasta europea– de las energías verdes europeas. No olvidemos que Francia tiene casi la mitad de sus 56 reactores nucleares parados –que significa mucho más del 50% de su producción– por problemas de obsolescencia y para eso es para lo que utilizará la inclusión de la energía nuclear en la taxonomía verde. La escena ha sido descrita con tanta lucidez como gracia por el amigo Alberto Montero en un tuit: “A ver, nacionalizar una empresa de la que el Estado ya es propietario de un 84%, cargada de deudas y para aumentar la producción de energía nuclear no es como para tirar cohetes. Que leemos nacionalización y salivamos como el perro de Pavlov” Sugiero que aprovechemos esta ola de admiración por las “nacionalizaciones” francesas para impulsar un debate en profundidad sobre el papel que los estados deben jugar como agentes económicos. La mayor intervención del estado en la economía es una propuesta que comienza a abrirse paso a nivel global, como explican Xosé Carlos Arias y Antón Costas en su libro “Laberintos de prosperidad”. Los dogmas económicos de los mercados auto-regulados y el estado liberal mínimo han hecho aguas y hoy se dan las condiciones para hacer emerger otro paradigma. En España es aún más urgente porque partimos de una situación deplorable. A finales del siglo pasado, bajo el impulso de Aznar –con la inestimable cooperación como sherpa de Felipe González– se produjo un proceso de privatización de empresas públicas en sectores estratégicos, algunas de las cuales han acabado siendo propiedad de empresas públicas de otros países. Para que este debate nos permita llegar a conclusiones útiles deberíamos tener presente que ya no se da en un contexto de economías nacionales, sino de profunda globalización. Lo que, de un lado, plantea límites importantes y de otro significa que al hablar del Estado ya no tenemos que referirnos únicamente a los estados nacionales sino también a la UE. En una primera aproximación aparecen al menos tres grandes interrogantes a los que deberíamos dar respuesta. Cuál debe ser el nuevo papel del sector público como agente económico; en qué sectores es posible y conveniente centrar los esfuerzos y la presencia del estado; qué debe entenderse por colaboración público-privada para garantizar resultados de eficiencia y equidad y evitar que bajo este objetivo se camuflen estrategias de parasitación del sector público por el capital privado. El energético es precisamente uno de los sectores que reclaman un nuevo y mayor papel del Estado como agente económico, entre otras cosas porque se trata de la provisión de un bien que es fundamental para garantizar derechos básicos de las personas y al mismo tiempo clave para el funcionamiento del conjunto de la economía. En todo caso no deberíamos obviar la importante función que deben jugar otros agentes públicos que no son el Estado. En la transición energética el papel de las comunidades energéticas puede ser importante de cara a garantizar la soberanía si se apuesta decididamente por ello. En resumiendo, creo que deberíamos aprovechar el estado de “salivación” que nos ha generado la noticia sobre la “nacionalización” de EDF para impulsar un gran debate de país. Aunque si queremos llegar a conclusiones útiles deberíamos renunciar previamente al “orgasmo francés”. https://www.eldiario.es/opinion/zona-critica/orgasmo-francesa_129_9153473.html