Como el cuerpo de un hombre derrotado en la nieve, con ese mismo invierno que hiela las canciones cuando la tarde cae en la radio de un coche, como los telegramas, como la voz herida que cruza los teléfonos nocturnos igual que un faro cruza por la melancolía de las barcas en tierra, como las dudas y las certidumbres, como mi silueta en la ventana, así duele una noche, con ese mismo invierno de cuando tú me faltas, con esa misma nieve que me ha dejado en blanco, pues todo se me olvida si tengo que aprender a recordarte. Luis García Montero Hasta siempre Almudena
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marapez V.I.P.
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Tema: Re: fallece Almudena Grandes. Dom Nov 28, 2021 11:26 am
Una gran pérdida... afortunadamente nos quedará siempre su obra.
Que la terra et siga lleu.
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Batty V.I.P.
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Tema: Re: fallece Almudena Grandes. Dom Nov 28, 2021 12:07 pm
Demasiado joven para morir. DEP, Almudena.
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Tinajas Moderador
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Tema: Re: fallece Almudena Grandes. Dom Nov 28, 2021 12:29 pm
Z V.I.P.
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Tema: Re: fallece Almudena Grandes. Dom Nov 28, 2021 12:39 pm
Tinajas escribió:
Que iba a decir esta señora?
Lo que creo que lo mejor que le pasó en vida fué cuando una hija suya se afilió a Falange...
RIP
Nolocreo V.I.P.
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Tema: Re: fallece Almudena Grandes. Dom Nov 28, 2021 2:51 pm
¿Era falangista su hija..?
marapez V.I.P.
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Tema: Re: fallece Almudena Grandes. Dom Nov 28, 2021 2:53 pm
Almudena Grandes, la escritora que se negó a olvidar
“Porque escribir siempre es una tradición”. Habíamos quedado en un local tranquilo para hablar sobre Ana María Matute, a la que acababan de conceder el Premio Cervantes. La charla sirvió para enmendar un reconocimiento tardío a una generación ignorada: los de su edad no leían a los narradores españoles cuando entraban a la universidad. Contaba Almudena Grandes que preferían a los del boom, que todo el mundo quería ser Andy Warhol y romper, escapar, salir, modernizarse y experimentar, que nada de volver a las heridas de la guerra y la dictadura. También dijo ese día de hace once años, dándose un poco de tregua, que un país no reacciona cuando quiere, sino cuando puede. Y sí, que fruto de ese “prejuicio brutal”, así lo nombró, leyó tarde a Matute, pero también a Aldecoa, García Hortelano y a Marsé. Una vez hizo las paces con esa generación encontró su motivo, hasta que no los leyó no sabía de qué iba a escribir. Entonces dijo eso de que escribir es siempre una tradición. Así es como Almudena Grandes, que acaba de fallecer a los 61 años, pasó del experimento a la memoria. Lo hizo público en 2007, cuando publicó la monumental “El corazón helado”. Antes, con “Los aires difíciles” (2002) había dejado asomar una nueva perspectiva en su narrativa, más política. Pero fue cinco años después cuando actuará de forma contundente al hacer un repaso histórico de la España del siglo XX, ya libre de complejos, entregada al viejo dilema de dos enamorados con familias irreconciliables: los de él, falangistas y los de ella, republicanos. Ya no le interesaba tanto impresionar con la forma como con el fondo. Cuando llegó la memoria a su escritura ya no dejó espacio para más. Siempre a la sombra de Benito Pérez Galdós y su apego a cada gesto de la realidad, de Matute se quedó con una mirada ajustada a lo real y profundamente honesta. De ella le gustaba mucho “Los hijos muertos”. Decía que era la mejor novela sobre la posguerra y que si no se publicaba más era por lo dura que es. Almudena Grandes era más piadosa con la cotidianidad de la Guerra Civil que Ana María Matute. Porque sus protagonistas siempre fueron las víctimas, sin victimismos ni heroísmos, sin romantizar ni rebajar la brutalidad de los hechos. Luego llegarían “Los besos en el pan” (2015) y se entregaría a la fórmula galdosiana con cinco capítulos de los “Episodios de una guerra interminable”, compuestos por seis novelas: “Inés y la alegría” (2010), “El lector de Julio Verne” (2012), “Las tres bodas de Manolita” (2014), “Los pacientes del doctor García” (2017) y “La madre de Frankenstein” (2020). Falta la última.
Más memoria, es la guerra
Recuperó la memoria y la ejecutó con una escritura atenta a los milímetros de la vida menos extraordinaria que había aprendido en el mundo galdosiano. Fue un julio en la casa de su abuelo, en Guadarrama. Debía tener quince años. El padre del padre de Almudena Grandes tenía de todo en su biblioteca. También las obras completas de Galdós, publicadas por Aguilar: una edición para los muy fieles, con doble columna y papel Biblia. Agarró la primera que encontró. “Tormento” (1884), una casualidad que le llevó a leer el acoso de un cura a una huérfana desamparada. “Fue para mí el veneno de la novela”, dijo sobre Galdós en otro encuentro, en verano, en su casa del Puerto de Santa María. Y bebía mucho té rojo. “Galdós ha acabado sufriendo el absurdo desprestigio en España, él que fue la conciencia pública de la izquierda española de entonces ha pasado como un escritor conservador, reaccionario y casposo”, señaló aquel día. Lo consideraba una injusticia. Ese verano se cumplían dos años de la publicación de “El corazón helado”, un volumen que se aproximó peligrosamente a las mil páginas, y Almudena Grandes iba a publicar, a la vuelta de las vacaciones y con Tusquets, la primera entrega de sus “Episodios Nacionales”. Para entonces ya tenía escrita las dos primeras novelas. “Es una pena porque Galdós ennobleció esa palabra y Franco se la cargó”, dijo sobre el término “nacional” con toda esa sorna y desparpajo atronador tan propio de ella. “Una putada, qué le vamos a hacer”. Almudena Grandes reaccionó con rabia contra esa España desmemoriada, de nuevos ricos e insensible. Le parecía un país “anormal”, que pasó de ser el más moderno en los treinta primeros años del siglo XX al más antiguo en los siguientes cuarenta. Luego llegaron los mundos de Yupi: la borrachera de la libertad y del pelotazo. Y, claro, de la desorientación. Así puso en marcha la revisión del pasado, para devolver el reflejo del país que es España. Para ella era importante este empeño porque debía quedar claro que la Segunda República fue un experimento democrático que funcionó a pesar de lo que digan los revisionistas ultras. Y lo que era más importante: que esta democracia en la que vivimos nunca se ha querido vincular a aquella democracia republicana.
El pasado sin glorias
Solía contar una anécdota para definir la evolución rota de la sociedad española: su abuela fue con su abuelo a ver bailar a Josephine Baker en Madrid, cuando pasó por la ciudad en 1930 para actuar en el Gran Metropolitano, vestida con la falda de plátanos y los pechos al aire. Se preguntaba qué había pasado para que su abuela fuera más moderna que su madre y que ella. En la documentación y redacción de “El corazón helado”, con la que estuvo encerrada cinco años, quedaron mil y una historias sin contar. Y de aquel caldo salieron muchas más croquetas sabrosas. Ella era una escritora en primera, porque los autores nacen en primera o tercera persona. Ella, en primera. Era un placer escuchar sus reflexiones sobre su oficio. También contaba que echaba de menos la libertad salvaje con la que conducían los narradores como Galdós, ignorando las señales de prohibido y los semáforos en rojo . “Y yo me salto muchos. Lo que me sorprende es que no me pongan más multas”, decía. Escribió Almudena contra lo que le hizo olvidar durante tanto tiempo. La Transición, sí. No era un ataque a esa generación, sino a los padres de aquella que se resisten a rectificarla y se empeñan en impedir su reforma. “En la Transición se crea una versión oficial de los hechos, que yo he procurado cambiar. Aquella generación hizo lo que tenía que hacer como pudo”, decía. Su memoria narrativa era para la gente pequeña, para las personas invisibles en los libros de historia, sobre la imposibilidad de un futuro común para los hijos de los vencidos y los vencedores.
Tema: Re: fallece Almudena Grandes. Dom Nov 28, 2021 2:56 pm
Almudena Grandes, la novelista que admiraba a Galdós y reivindicó a los perdedores del siglo XX
No ha podido Almudena Grandes culminar su monumental proyecto de escribir seis novelas bajo el epígrafe común de Episodios de una guerra interminable. La muerte le ha sobrevenido cuando trabajaba en el último libro de esa portentosa serie que comenzó en 2010 con Inés y la alegría y que pretendía emular a su muy admirado Benito Pérez Galdós y sus Episodios nacionales para convertirse en un friso de la España del siglo XX desde la perspectiva de los humildes, de los perdedores, de hombres y mujeres anónimos que padecieron las calamidades de un país cainita y desmemoriado. La energía desbordante de esta madrileña castiza, buena cocinera y seguidora del Atlético de Madrid le permitió publicar una docena de novelas desde que lograra en 1989, con apenas 29 años, el premio La Sonrisa Vertical con Las edades de Lulú, un relato transgresor que la catapultó a la fama. Todos sus libros están publicados en la editorial Tusquets, patrocinadora de aquel premio y a la que Almudena Grandes ha permanecido fiel. El cineasta Luis García-Berlanga, presidente del jurado de aquel premio, llegó a confesarle a Almudena tiempo después que al principio no creyó que ella hubiera sido capaz de escribir tan joven una novela tan brillante. Pero desde entonces, Almudena Grandes, fallecida a los 61 años, se dedicó en cuerpo y alma a la literatura, su gran pasión desde niña, y aquel éxito inicial tuvo continuidad en novelas como Los años difíciles, Atlas de geografía humana o El corazón helado, que obtuvieron el favor de un público lector cada día más multitudinario que encumbró a esta escritora como una de las más populares de las últimas décadas. Su narrativa torrencial, repleta de una galería inmensa de personajes; sus dotes de observación, su concienzuda investigación histórica y su compromiso en contar las vidas de mucha gente sin voz y sin un lugar en la memoria colectiva ganaron cientos de miles de lectoras y de lectores para los que Almudena Grandes se erigió en un referente no sólo literario, sino también vital y político. Sus narraciones suelen estar vertebradas en torno a un hilo conductor de un trasfondo histórico al que suelen unirse multitud de historias personales y cotidianas, al estilo de muchas novelas de Pérez Galdós. La guerra civil y la larguísima postguerra, que siempre consideró un material literario inestimable, figuraron como uno de los temas favoritos de la escritora y sobre esa etapa histórica giran los cinco libros publicados de Episodios de una guerra interminable: Inés y la alegría (2010), El lector de Julio Verne (2012), Las tres bodas de Manolita (2014), Los pacientes del doctor García (2017), por el que ganó el premio nacional de Narrativa, y La madre de Frankenstein (2020). Las largas colas en las ferias del libro ante las casetas o las elevadas tiradas de sus libros dan fe de la simpatía que le profesaban multitud de aficionados a la literatura. No fue algo casual porque la novelista, llena de vitalidad y de buen humor, solía acudir con frecuencia a talleres literarios, clubes de cultura o coloquios en cualquier punto de España. Almudena Grandes era, sin duda alguna, una activista de la literatura y en su caso la popularidad vino acompañada también del respaldo de la crítica, de innumerables premios que recibió a lo largo de sus tres décadas de carrera y de varias adaptaciones de sus novelas al cine, entre ellas Malena es un nombre de tango o Los aires difíciles, ambas dirigidas por Gerardo Herrero. En estas dos narraciones y en algunas otras de su primera etapa, Grandes retrató los problemas, ilusiones y conflictos de su generación, especialmente de las mujeres. Miembro de la generación de nietos de la Guerra Civil, militante de Izquierda Unida y preocupada siempre por la desmemoria de muchos españoles sobre el pasado reciente, Almudena Grandes no rehuyó nunca abanderar movilizaciones y causas progresistas. Del mismo modo ejerció el periodismo como una forma de intervención cívica y sus combativas columnas publicadas en El País durante años formarían un retrato muy lúcido de la historia reciente. A pesar de que la propia escritora había anunciado hace unos meses que padecía cáncer, la noticia de su fallecimiento ha sido un mazazo para sus seguidores que han podido leer hasta hace apenas unos días las colaboraciones periodísticas de una intelectual que siempre reivindicó con talento y honestidad a los injustos perdedores y fustigó a los déspotas y poderosos. Por todo ello se convirtió en una de las escritoras más queridas de España.
Tema: Re: fallece Almudena Grandes. Dom Nov 28, 2021 3:25 pm
Almudena Grandes, común e irrepetible
Siento que es casi una osadía hablar de la gran Almudena para resumir lo que ha sido para la literatura y para este país en particular. Y hacerlo en pasado cuando leerla y oírla rezuma vida. Ha muerto Almudena Grandes, a los 61 años, a causa de un cáncer que comunicó hace poco más de un mes, aunque fuera diagnosticado un año atrás. La escritora de los perdedores, de las víctimas y de mucho más. Una mujer española por los cuatro costados como se debe ser: independiente, rompedora, provocadora y, al tiempo, como la vecina que te encuentras en el portal. Era una niña gorda y peluda y nunca le eligieron en el colegio para hacer de angelito en la función de Navidad. Así comenzaba la entrevista que Pablo Iglesias le hizo en La Tuerka antes de las aventuras gubernamentales. Antes de tanto y después de mucho más para los dos, para la izquierda española, para cuantos intentan buscar un sitio en el que mover la conciencia de esta sociedad. A continuación aclaró: “Y no se ve la vida de la misma forma cuando eres angelito que cuando haces de árbol, que era el papel que a mí me tocaba”. Casi lo dijo con pena y la verdad es que terminó siendo una encina con sólidas raíces. Nacida en el año 1960, le tocó crecer en esas décadas prodigiosas donde el aire renovador que venía de fuera resultó imparable para quienes quisieran sentirlo. Estudió Historia, “que era una carrera para chicas”, por consejo de su madre. Y tuvo un abuelo decisivo –le contaba a Pablo Iglesias- que le hablaba y, sobre todo, le escuchaba, algo que, Almudena creyó, era lo habitual. Y no, los adultos no escuchan a los niños, y quizás eso tenga la culpa de que no nos escuchemos tampoco de adultos. El abuelo Manolo Grandes le regaló La Odisea en su primera comunión cuando ella quería un tutú azul celeste que no iba a cuadrarle nada. Y fue un libro esencial en su vida. Como todos los libros que te impactan, es cierto, Almudena vivió La Odisea "en plural" siendo Ulises en toda su peripecia. Y, posiblemente, llegó a adquirir esa manera de escribir que te involucra, sobre todo al narrar la serie de los Episodios de una guerra interminable. Ahí era donde contó la historia de los perdedores, de los que tanto cuesta hablar en este país. De los republicanos, de los comunistas, de Dolores Ibárruri y su pasión inspiradora para resaltar lo evidente: que las personas de izquierda no tiene cuernos demoníacos, sienten y aman. Todo empezó antes. Cuando se colocó de escritora de encargo a destajo hasta de pies de foto en un par de editoriales. Cuando aprendió a documentarse, tarea esencial para fundamentar las historias. Y cuando escribió Las edades de Lulú, novela erótica que fue Premio Sonrisa Vertical, escandalizando a la eterna parte puritana de España y haciendo las delicias de la otra. La que en los años 80 ya saltaba incontables tabúes. El tiempo de "vivir el exceso sin sentirse culpables", como dice también en la entrevista con Pablo Iglesias. Aquella España en la que "el pecado era delito y era peor que el delito”, dijo. Su vida cambió con ese libro superventas: llegó el éxito y cuanto conlleva sin que a Almudena se le subiera a la cabeza. Feminista de verdad, de antiguo, de casta. Empoderada antes de que existiera la palabra. Descubrió en la película La hija de Juan Simón a la mujer española previa a la guillotina del golpe y dictadura franquista. La Carmen Amaya que dice: "Mi cuerpo es mío y hago con él lo que quiero". En 1935. Lo mismo que su abuela en los años 20 vio bailar a Josephine Baker desnuda en un teatro de Madrid. Todo pudo ser tan distinto sin esa derecha golpista. "Todos los países esconden bajo sus alfombras cucarachas, pero el nuestro es el único capaz de esconder elefantes blancos sin que nadie quiera notarlo", dijo en la presentación de uno de sus libros sobre la guerra (Las tres bodas de Manolita en 2014), según me reseña su amiga Marta Ávila. Compruebo que hablar de Almudena Grandes, esa brillante hormiga de la literatura y del ser, independiente, luchadora, espontánea, también se hace en plural. En el de las generaciones de mujeres que fueron cambiando este país con un papel fundamental. Su marido, el poeta Luis García Montero, narró esta semana en su columna de Infolibre, al dejar a Almudena ingresada tras su paso por urgencias, cómo “la cortesía de la enfermera, que pregunta y hace indicaciones como quien se dirige a un niño, apaciguaron mi estado de ánimo. La vulnerabilidad tiene mucho de toma de conciencia, pero también de regreso a la infancia”. Infancia feliz del abuelo que escucha, de la niña que no pudo ser angelito pero sí un árbol que se arraiga en el suelo de la España que queremos. Esperaba verla republicana antes de morir. Escritora fecunda, experta, comprometida, capaz de mover resortes en el corazón y la conciencia. Fue un privilegio tener a Almudena entre nosotros. Tan brillante en su literatura, tan cercana en lo personal. De ahí la desolación de sus muchos admiradores. Roja, republicana, y del Atleti. "¿Se puede saber cuándo eres feliz", le preguntaban. Cuando se puede, como todos, como cuantos apuestan por la vida. Con el listón puesto en la realidad: “Los héroes que me interesan son los que tienen miedo, los que tienen contradicciones, los que se equivocan”. No cabe otra: lo demás es cartón piedra. Y aquí no usamos de eso.
La muerte no perdona a nadie ni a los de izquierdas.
Manué V.I.P.
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Tema: Re: fallece Almudena Grandes. Mar Nov 30, 2021 5:55 pm
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Séneca V.I.P.
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Tema: Re: fallece Almudena Grandes. Dom Dic 05, 2021 11:16 am
Por si en la izquierda que tanto lamenta la muerte de una de las suyas no se enteraron, también hace pocos días falleció el filosofo Antonio Escohotado. Dicen que el saber no ocupa lugar.
Tinajas Moderador
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Tema: Re: fallece Almudena Grandes. Dom Dic 05, 2021 11:30 am
Séneca escribió:
Por si en la izquierda que tanto lamenta la muerte de una de las suyas no se enteraron, también hace pocos días falleció el filosofo Antonio Escohotado. Dicen que el saber no ocupa lugar.
Cada cual siente la muerte de unas personas por distintos motivos, lectura de sus libros, aproximación ideológica, pero vamos querer hacer comparaciones me resulta triste por tu parte, podrías haber puesto tu la noticia y seguro que pondría el DEP sin problemas, porque a Escohotado también lo he leído.
Por si en la izquierda que tanto lamenta la muerte de una de las suyas no se enteraron, también hace pocos días falleció el filosofo Antonio Escohotado. Dicen que el saber no ocupa lugar.
Cada cual siente la muerte de unas personas por distintos motivos, lectura de sus libros, aproximación ideológica, pero vamos querer hacer comparaciones me resulta triste por tu parte, podrías haber puesto tu la noticia y seguro que pondría el DEP sin problemas, porque a Escohotado también lo he leído.
Por si en la izquierda que tanto lamenta la muerte de una de las suyas no se enteraron, también hace pocos días falleció el filosofo Antonio Escohotado. Dicen que el saber no ocupa lugar.
Cada cual siente la muerte de unas personas por distintos motivos, lectura de sus libros, aproximación ideológica, pero vamos querer hacer comparaciones me resulta triste por tu parte, podrías haber puesto tu la noticia y seguro que pondría el DEP sin problemas, porque a Escohotado también lo he leído.
Ah!!... Fuiste tu?.
No os metáis con el gran Escohotado que os casco.
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Séneca V.I.P.
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Por si en la izquierda que tanto lamenta la muerte de una de las suyas no se enteraron, también hace pocos días falleció el filosofo Antonio Escohotado. Dicen que el saber no ocupa lugar.
Cada cual siente la muerte de unas personas por distintos motivos, lectura de sus libros, aproximación ideológica, pero vamos querer hacer comparaciones me resulta triste por tu parte, podrías haber puesto tu la noticia y seguro que pondría el DEP sin problemas, porque a Escohotado también lo he leído.
Yo no he comparado, simplemente lo he recordado para quien no lo supiera, que la muerte de alguien no tape las demás muertes.