¿Logramos desarrollar nuestro cerebro e inteligencia porque comenzamos a consumir carne? Un nuevo estudio lo pone en duda. Si bien existe evidencia arqueológica de que el Homo erectus comía más carne que los humanos anteriores, el vínculo con este factor y la presencia de un cerebro excepcionalmente grande para una criatura de su tamaño, se ha exagerado en exceso, según una investigación llevada a cabo por expertos de la Universidad George Washington (EE.UU.) y que recoge la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
¿Qué importancia tiene el consumo de carne en nuestra historia evolutiva?
El reciente análisis muestra que esta antigua asociación puede ser una ilusión basada en un muestreo sesgado de los yacimientos arqueológicos. La idea de que para conseguir un cerebro de mayor tamaño se requieren proteínas animales viene relacionado, por tanto, en el momento en que el Homo erectus comenzó a comer carne hace dos millones de años. Pero los números no cuadran del todo.
“Generaciones de paleoantropólogos han ido a yacimientos bien conservados en lugares como Olduvai Gorge en busca y encontrando evidencia directa impresionante de humanos primitivos que comían carne, promoviendo este punto de vista de que hubo una explosión del consumo de carne después de hace dos millones de años”, comenta Andrew Barr, profesor asistente de antropología en la Universidad George Washington, EE. UU., y autor principal del artículo. "Sin embargo, cuando sintetizas cuantitativamente los datos de numerosos sitios en el este de África para probar esta hipótesis, como hicimos aquí, la narrativa evolutiva de 'la carne nos hizo humanos' comienza a desmoronarse".
Los investigadores compilaron datos publicados de nueve áreas de investigación importantes en el este de África, incluidos 59 niveles de lugares que datan de hace entre 2,6 y 1,2 millones de años. Utilizaron varias métricas para rastrear al carnívoro de los homínidos, como la cantidad de yacimientos zooarqueológicos que conservan huesos de animales con marcas de corte hechas con herramientas de piedra o el recuento total de huesos de animales con marcas de corte en los yacimientos.
Descubrieron que no hubo un aumento sostenido en la evidencia carnívora después de la aparición del Homo erectus. Es decir, la mayoría de estos sitios muestran evidencia de que la carne formaba parte de la dieta humana en forma de huesos de animales con marcas de corte de piedra, pero esto no necesariamente aumentaba con el tiempo.
Una gran sorpresa.
"Este estudio cambia nuestra comprensión de lo que nos dice el registro zooarqueológico sobre los primeros carnívoros prehistóricos. También muestra cuán importante es que sigamos haciéndonos grandes preguntas sobre nuestra evolución, mientras continuamos descubriendo y analizando nueva evidencia sobre nuestro pasado", explica Briana Pobiner, del Programa de Orígenes Humanos del Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian.
Los investigadores creen que es importante investigar otras explicaciones para las diferencias anatómicas y de comportamiento del Homo erectus, como el desarrollo de fuego controlado para cocinar. Según los expertos, ninguna de las posibles teorías alternativas tiene actualmente una base sólida en el registro arqueológico, por lo que queda mucho trabajo por hacer.
Sarah Romero
Referencia: “No sustained increase in zooarchaeological evidence for carnivory after the appearance of Homo erectus” 24 January 2022, Proceedings of the National Academy of Sciences.
DOI: 10.1073/pnas.2115540119
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